Siguiendo con nuestra selección de "fragmentos letales" del fundador del nacionalismo revolucionario español que fulminan, entonces tanto como hoy, a las derechas supuestamente patrióticas en todas sus versiones (liberal, conservadora y reaccionaria o extrema derecha), reproducimos a continuación los que corresponden a la postrera etapa de sus publicaciones antes de ser asesinado por los republicanos.
Sobre el gobierno de la derecha liberal-conservadora católica de Gil Robles. Ramiro Ledesma nada tiene, en términos comparativos con el bienio anterior, nada que reprocharle al Frente Popular (lo que en la actualidad sería Podemos respecto del PP):
Nos cuesta poco esfuerzo reconocer la licitud política del gobierno de Casares Quiroga, y también, naturalmente, la del Frente Popular. Y se la otorgamos, no a título de reconocimiento de virtudes, sino por su carácter de sucesores forzosos de una etapa, entre calamitosa y grotesca, donde apareció demostrada la ineptitud de los hombres y la flacidez de los ideales derechistas (O. C., IV, op. cit., p. 481).Semejanzas entre Gil Robles y Rajoy. Hagan volar un poco la imaginación. A Ramiro Ledesma no le preocupa el proceso revolucionario, digamos, Pablo Iglesias, sino que ese proceso sea en realidad poco revolucionario y a tales efectos, como veremos, es capaz incluso de apelar a las críticas de Trotsky contra el Frente Popular:
La sospecha de que el proceso revolucionario en marcha entenebrece sus rutas y quiere ignorar, como uno de sus nortes, el de ser precisamente la revolución nacional que España precisa, es asimismo lo que moviliza hoy nuestras plumas con urgencia. Quisiéramos aclarar el camino de la transformación española, garantizar su futuro y vencer aquéllas orientaciones que encierran en su seno tanto el fracaso de la revolución como el predominio de ideales traidores (op. cit., pp. 481-482).Sobre el gobierno del Frente Popular (digamos, Podemos, Colau y demás):
Nada nos resultaría más grato que advertir en el actual gobierno, y en las fuerzas sobre que se apoya, una voluntad revolucionaria de la misma estirpe que la nuestra. Arrastra demasiada ganga y encierra demasiadas contradicciones el Frente Popular, para extrañarse de que deje incumplida la única misión que podía corresponderle: vigorizar con pulso jacobino la idea nacional de España y resolverse contra los poderes -sean quienes sean- que tienen puesto a nuestro pueblo los grilletes de la pobreza y de la ruina. / Con meras aspiraciones políticas, con ansias puramente formales y episódicas, la revolución española se ahogará en nadería absoluta (ibídem).¿Qué ha sido sino el 15-M, la Spanish Revolution, sino fuego de artificio del multimillonario judío Georg Soros? Ahora como antaño, la misma distribución de fuerzas, similares problemas, en una correspondencia asombrosa donde el único partido que se podría identificar con las JONS ramirianas sería uno de izquierda nacional (el único existente es INTRA). Sigue así:
Todo está desplazado. Nadie ocupa su sitio, y así resulta que la riqueza española, a más de tener ya de suyo grandes límites, queda en gran proporción sin crearse, o va, en inmensa proporción también, a la bolsa de los capitalistas extranjeros (ibídem).
La existencia de cientos y cientos de miles de trabajadores parados y el hecho de que enorme multitud de jóvenes españoles, de todas clases y profesiones, se encuentran sin tarea firme y alegre, es, entre otros, uno de los síntomas que más contribuyen a empavorecer el drama actual de España. / Pues esos parados y esas juventudes de porvenir incierto no lo están en virtud de una crisis transitoria y concreta, sino que son víctimas de todo un sistema de desorganización e insolidaridad. La transformación social que propugnamos busca precisamente la organización y la solidaridad de los españoles (ibídem).Pero la documentación más explosiva viene en el próximo post, con un ataque brutal a la extrema derecha y la defensa abierta y sin complejos del jacobinismo de la Revolución francesa, es decir, de una izquierda nacional. Posición que coloca a Ramiro Ledesma en las antípodas de los evolianos y de la ultra clerical (o "de sacristía"), objeto de burlas desdeñosas y hasta crueles por parte del fundador del fascismo nacional-revolucionario español. Aquí no hay ya lugar, y hablamos del último Ramiro Ledesma sin posibilidad de enmienda, para José Antonio Primo de Rivera.
Jaume Farrerons
Fundador de la Izquierda Nacional de los Trabajadores (INTRA)
La Marca Hispànica, 26 de septiembre de 2017