Del fracaso de la filosofía en general.
El fracaso de la filosofía griega
Cuerpo del texto:
1/ la transición de la religión pagana a la filosofía.
La crisis de la religión pagana. El desarrollo social de la Grecia clásica
desde la comunidad griega tradicional. Aristocracia y burguesía mercantil. Lo rural
y lo urbano. Aparición de la democracia, la filosofía y la ciencia. El surgimiento de la filosofía debe poder explicarse, en parte, como un proceso histórico, social, cultural, político y económico.
·
Social: de la aristocracia a la burguesía.
·
Político: de la monarquía a la democracia.
·
Económico: de una economía agraria a una
economía mercantil.
·
Cultural: de la religión pagana y la educación
épica (homérica) a la filosofía y la literatura heroico-trágica.
El fenómeno cultural entraña el contacto de la burguesía
mercantil griega con diversas culturas y la relativización de la propia
tradición religiosa. Este contraste cognitivo genera dudas, preguntas y el
imperativo de una respuesta racional. La economía monetaria genera hábitos de
cálculo, pautas de conducta racionalizadas, imperativos de objetividad de los
cuales depende la propia supervivencia de la empresa económica. La filosofía es
la consecuencia última de todos estos procesos en el momento en que colisionan
con las creencias legitimadoras de la sociedad tradicional.
Leo Strauss: Atenas versus Jerusalén.
2/ de la filosofía presocrática al platonismo. Los presocráticos. La pregunta
por el arjé (principio) cuestiona la legitimidad del poder y demanda una
respuesta racional a esa cuestión. Tales de Mileto inicia un proceso en el que
las preguntas valen más que las respuestas. Pero con Anaximandro (apeiron) y Heráclito no sólo importan ya
los interrogantes, sino que las respuestas adquieren un sentido filosófico perenne.
Para Anaximandro el ente emerge de un fondo indiferenciado y es castigado por
su culpa con la muerte. Para Heráclito el devenir en cuanto tal equivale al
ser. El filósofo de Éfeso identifica lo ontológico con la temporalidad misma y
marca con ello la culminación del proceso de descomposición de la tradición
pagana. El héroe épico y el heroe trágico no se confunden. Pero Heráclito tampoco concibe el devenir como una ausencia de fundamento,
al contrario, el devenir es logos y armonía de contrarios en la lucha. La
filosofía heraclitiana permite distinguir, por primera vez, entre lo óntico y
lo ontológico, el ente y el ser en perfecta consonancia con el héroe trágico y
la democracia que combate no sólo contra el imperio persa, sino contra Esparta. Pero ya con Platón la experiencia heroico-trágica empieza a ser
vivida en términos nihilistas. No es, insistamos en ello, una respuesta, sino una especie de agujero que debe ser tapado cuanto antes. Sócrates consuma el elemento
crítico de la racionalidad cuestionando los mitos de la polis y provocando su
ejecución judicial. La filosofía se enfrenta a la religión pagana.
El platonismo.
Para Platón la tarea del filósofo consiste en recuperar la estabilidad de la
sociedad tradicional perturbada por los procesos de racionalización
democráticos y culturales. Ser y devenir se oponen ahora. Las cosas finitas
tienen que ser ancladas en un universo paralelo ayuno de caducidad. Lo óntico
pasa a primer plano frente a lo ontológico. No sólo eso, lo ontológico se va a
construir a partir de ese momento tomando como “ente ejemplar” no ya el tiempo y el movimiento heraclitianos,
sino la cosa presente. Esa cosa depurada de elementos temporarios es la “idea”, y la
idea por excelencia es Idea de Bien, Idea de Idea, la estabilidad misma enfrentada al
tiempo en tanto que episteme (="ciencia") versus mera doxa (=apariencia) transitoria. 3/ del platonismo al cristianismo. Esta reflexión de la filosofía pone las bases para “argumentar” la respuesta que, cinco siglos después, la sociedad helenístico-romana dará a los mismos problemas existenciales que Platón pero a escala sociológica masiva. En las inmensas urbes del impero romano tardío, con un individuo que ha roto todos los lazos con las comunidades nacionales y tribales originarias, la experiencia heraclitiana de la finitud se convierte en desesperación. La vieja religión pagana ya no está en condiciones de ofrecer paliativos a las necesidades metafísicas de un individuo desarraigado, hedonista y cobarde. El contexto social genera "demanda de sentido", pero dicha necesidad no se satisface con teorías, sino con ofertas de salvación cuyo rango filosófico y ético se encuentra muy por debajo del alcanzado por los fundadores dela filosofía y, por tanto, del propio Heráclito. El platonismo, convenientemente reelaborado por Plotino y Filón de Alejandría, permitirá que las clases medias, cultas, del imperio romano, puedan armonizar los imperativos soteriológicos de las masas urbanas con una explicación "racional" en la cual la idea platónica ha adquirido rostro y se ha convertido en un sujeto, en un ente supremo capaz de rescatar de la muerte al creyente cristiano.
El retorno de la irracionalidad
Esta versión popular del platonismo y el cristianismo como teología confluyen
en Agustín de Hipona para consumar el primer periplo de la filosofía, la
pregunta por el fundamento, con una abierta renuncia a la racionalidad, un
reconocimiento expreso del absurdo
y la necesidad de deponer o subordinar el logos a los intereses de una
legitimación del poder que las masas puedan
compartir como verdad consoladora ayuna de componentes heroicos y democráticos.
Serán, a la sazón, súbditos adocenados de un tirano. Contingentes de 100.000 germanos dominan poblaciones romanas de millones de habitantes. Los únicos que salen a defender a esas poblaciones son germanos que se han "pasado" al bando romano para disfrutar de las ventajas de la civilización.
Puede observarse que en Roma los procesos sociales acaecidos
en la Grecia presocrática se reproducen, aunque, empero, a la inversa:
·
De la República al Imperio (monarquía absoluta).
·
De una economía mercantil a una economía agraria
basada en la explotación esclavista.
·
De la burguesía republicana a una oligarquía
agraria terrateniente.
·
De una cultura racional de procedencia griega al
dogma religioso cristiano de procedencia judaica.
La última etapa de la historia de Roma es el abandono de las
ciudades, vacías o devastadas por las invasiones bárbaras, y el retorno al
campo.
Pregunta: ¿puede articularse la filosofía trágico-heroica como proyecto político sin retroceder a la etapa mítica ni decaer en una sociedad de fellahs incapaces de defenderse? ¿Qué tiene que ver todo esto con el "fascismo" y la posibilidad de una alternativa a la modernidad hedonista, el anhelo de erigir, en el solar histórico de Europa, otro modelo de modernidad? Jaume Farrerons
Universitat Popular Virtual de la Marca Hispànica
3 de junio de 2014