Las ideas reivindicadas en este sitio no se han quedado en meras palabras o textos más o menos teóricos, porque durante treinta años, sin contar con casi ningún apoyo de unos NR completamente intoxicados por el veneno evoliano ----que Ernesto Milá ha les ha inoculado a cuenta de las cloacas del Estado--- y la abierta hostilidad de la extrema derecha, hemos aplicado una agenda cuyo norte era precisamente convertir dichas ideas en realidades políticas y sociales institucionalizadas. Plataforma per Catalunya (PxC), partido político que llegó a obtener 75.000 votos en unas elecciones autonómicas y del que fui secretario de estudios y programas (ideología) y secretario general en su fase fundacional, es un ejemplo de este compromiso. En la actualidad, promuevo la Plataforma Democràtica per Catalunya (PDxC) ---lo único que queda de la PxC tras el sabotaje ultraderechista interno y la postrera traición de su propio presidente Josep Anglada--- y la IZQUIERDA NACIONAL DE LOS TRABAJADORES (INTRA).
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Una consecuencia de lo anterior es que los intentos de restaurar el fascismo a partir de sus programas electorales o documentos tácticos de época están condenados al ridículo político. Y ello por dos razones: ni siquiera son documentos ideológicos, sino discursos adaptados a las necesidades electorales o políticas, coyunturales y locales, de distintos partidos fascistas. En cuanto tales, se trata de documentos cuya obsolescencia de principio sólo puede admitir las excepciones que se argumenten a partir del criterio fundamentado de una ideología, pero esta ideología hay que elaborarla ex novo como rama del árbol de la filosofía.
Otra consecuencia de lo fijado, después de décadas de reflexión y experiencia política práctica, es que ni siquiera podemos agarrarnos a la ideología de alguno de los movimientos fascistas más poderosos, por cuanto en algunos casos no irrelevantes dicha ideología nunca fue publicada, es decir, ha dejado sólo rastros documentales indiciarios. Así las cosas, incluso allí donde sí contamos con documentos ideológicos fragmentarios pero sólidos, como es el caso del fundador Benito Mussolini, se trata de material de alcance limitado ---en la mayor parte de los casos--- a un fascismo nacional y epocal concreto, mientras que, en la actualidad, el fascismo sólo podrá restaurarse como fascismo a escala continental europea y respondiendo a imperativos políticos contemporáneos, es decir, rabiosamente actuales.
Parece evidente que, hoy, ninguna nación europea, ni siquiera Alemania, podría preservar su soberanía ante el ataque de la oligarquía y, mucho menos, representar un papel geoestratégico autónomo contra el bloque formado por EEUU/GB/Israel. Sería doblegada con suma facilidad incluso en un escenario de ciencia-ficción donde Alemania instaurase un IV Reich nacionalsocialista. Ni siquiera está claro que una Europa unida pudiera enfrentarse a la oligarquía si ésta la atacara hogaño con todo su poder económico, financiero, tecnológico y militar. Hablar a estas alturas de nacionalismos alemán o francés ---y ya no digamos español--- para diseñar políticas basadas en el desmantelamiento de las instituciones europeas y el rescate de la soberanía nacional sin explicar cómo podrá luego esta nación neosoberana enfrentarse al enemigo oligárquico, es vivir en un mundo de fantasía, cuando no dedicarse al circo ultra que promueve la fragmentación estatal e incluso étnica de Europa para mayor jolgorio de Sión.
Todo ello nos obliga a dar los siguientes pasos previos antes de desembocar en la refudación del partido fascista, bien entendido que nos referimos a un "partido fascista europeo actual".
En efecto, el partido fascista es europeo, no alemán, francés, italiano o español, de manera que sería más exacto hablar de movimiento fascista europeo, conjunto de partidos subordinados a un proyecto histórico común. (Que el partido o movimiento fascista sea europeo no excluye que puedan fundarse partidos o movimientos fascistas en otros lugares del planeta, bien entendido que el europeo constituye un requisito, sobre todo ideológico, para todos los demás).
El partido fascista es contemporáneo, adaptado a las realidades de nuestra época y del marco europeo de actuación, no una fotocopia de ninguno de los partidos fascistas de época, incluido aquí el partido nacionalsocialista de Adolf Hitler. Esto no es oportunismo, sino coherencia ideológica. A tales efectos, antes de fundar cualquier sigla, será menester:
1/ determinar la esencia filosófica del fascismo, que es supralocal y supracoyuntural porque define el fascismo dondequiera y cuandoquiera que exista o pueda existir; 2/ elaborar, desde el referente incontestable fijado por dicha esencia filosófica, el esquema de una "ideología fascista europea" que pueda ser asumida por todos los virtuales fascismos nacionales. Será dicho esquema el que nos permita discriminar los elementos ideológicos de los fascismos históricos que pueden ser recuperados y desechar como obsoletos o improcedentes todos los restantes; 3/ instituir el programa estratégico y táctico de un movimiento fascista europeo con distintos partidos fascistas europeo-nacionales operando de forma coordinada al servicio del mismo "proyecto histórico europeo".
¿Qué meta-institución constituye el correlato institucional del meta-discurso sobre los distintos tipos de discurso y de instituciones NR que se acaba de exponer, es decir, la depositaria del proyecto histórico fascista en cuanto filosofía? Dicha institución, aunque se legalizara como asociación cultural, no puede operar de hecho en tales términos, pero tampoco como un partido político o un sindicato. Su característica fundamental consiste en situarse fuera del activismo de cualquier signo o territorio para determinar ---sin poder alguno pero con la autoridad que su función le confiere---, precisamente qué significa en cada caso y momento un verdadero activismo fascista. ¿Será una asociación religiosa, una suerte de logia (sociedad secreta), una fundación, una sociedad mercantil, una orden? De hecho, tal como expliqué hace décadas sin ser entendido prácticamente por nadie, no existe ni puede existir ninguna fórmula jurídica dentro de la sociedad liberal burguesa que se corresponda con dicha meta-institución. De ahí que optásemos en su día por denominarla Ens (entidad) Potencialista (EnsPo) y nos referimos a ella como la entidad, pero, al mismo tiempo, y advirtiendo sobre la circunstancia expuesta, la legalizamos de forma provisional como asociación cultural. A día de hoy, entendemos que es necesario registrarla con la fórmula que más convenga a efectos organizativos y fijar luego, en un reglamento interno, su funcionamiento real. O renunciar a su legalización, con todas las implicaciones que ello conlleva (sociedad secreta). La tarea de la entidad consiste en preservar y transmitir a otras personas, grupos o instituiciones NR, la esencia del fascismo como sistema de valores incompatible con el judeo-cristianismo (derecha) y el utopismo bíblico secularizado (izquierda), ejerciendo esta función con especial rigor a la hora de permanecer al margen de la política de partidos y del cambiante baile de siglas, líderes, asociaciones, etcétera, que caracteriza todo activismo.
Nada de lo que prevalece ahora en política o ideología dentro de la denominada área patriótica y también aquello que guardaría incluso una remota semejanza con lo expuesto, puede ser calificado de movimiento fascista europeo. El movimiento fascista europeo, sin la entidad, es una ficción periodística. Tanto los periodistas denunciantes cuanto los presuntos "fascistas" saben que no son fascistas. Lo que realmente funciona como tal es así, para los verdaderos fascistas, menos que cero: un conjunto que siglas de extrema derecha cuya principal preocupación consiste en desmantelar las instituciones europeas y cristianizar Europa frente a la presunta invasión islámica.
A día de hoy, hemos renunciado a la pretensión de que alguien, en el área patriótica, llegue a comprender el significado y alcance organizativo de la entidad potencialista (EnsPo) como concepto.
Nos interesa, en esta etapa, el significado, no el significante, de "fascismo". A duras penas hemos logrado arrancar un significado filosóficamente sostenible de entre los cascotes y las ruinas del pasado. A día de hoy podemos afirmar que "el fascismo es la verdad" y, además, demostrarlo, pero a esta tarea hemos tenido que dedicar treinta años. El significante "fascismo" sólo podrá volver a ser reivindicado cuando organizaciones políticas de izquierda nacional dispongan del suficiente poder institucional y social como para (1) promover una veraz investigación y reescritura de la historia reciente de Europa; (2) refutar ante la opinión pública las versiones historiográficas oficiales que la oligarquía ha imbuido en las mentes de los ciudadanos europeos en forma de propaganda y manipulación masivas durante más de medio siglo.
La segunda cuestión es que, en esta temprana fase de refundación del fascismo, no se podrá reivindicar políticamente la palabra "fascismo" y "fascista", que queda reservada a la filosofía. El motivo es obvio: en la actualidad, "fascismo" mienta, para el hablante normal, un sinónimo de ultraderechismo, pero precisamente la etapa refundacional del fascismo pasa de forma necesaria, siempre que hablemos de política real, por un enfrentamiento constante con la extrema derecha. En definitiva, el fascismo, a fin de romper sus letales vínculos con la ultraderecha, debe refundarse políticamente como izquierda nacional europea. En el nivel ideológico, tampoco se utilizará la palabra "fascismo" ---que, repito, queda provisonalmente restringida a la filosofía---, sino nacionalismo revolucionario.
Con lo cual afloran de nuevo los tres niveles autónomos de discurso, a saber:
1/ filosofía: restauración de la esencia del fascismo en el lugar institucional de la entidad.
2/ ideología: elaboración ex novo de la ideología fascista europea como ideología nacional-revolucionaria en el lugar institucional de una asociación cultural orgánicamente dependiente de la entidad.
3/ programa político: elaboración ex novo, sobre la base de los dos niveles anteriores de discurso, de una estrategia y y táctica de acción política en el lugar institucional de un partido o coalición de partidos y sindicatos de izquierda nacional que, con las instituciones de 1/ y 2/ conformen un movimiento NR europeo y rompan definitivamente toda vinculación del "fascismo" con la extrema derecha.
En el nivel 3 podrán afiliarse personas de fe cristiana, porque los partidos de izquierda nacional deberían declararse laicos y neutrales en materia religiosa, pero el movimiento deberá estar controlado siempre por fascistas que, al mismo tiempo, sean miembros de la entidad e impidan que el partido caiga en manos de ultraderechistas y lo destruyan desde dentro, como ya ocurrió con Plataforma X Catalunya (PxC) por culpa de la total incompetencia ideológica y organizativa de Josep Anglada.
Wenn das Dasein vorlaufend den Tod in sich mächtig werden lässt, versteht es sich, frei für ihn, in der eigenen Übermacht seiner endlichen Freiheit, um in dieser, die je nur "ist" im Gewählthaben der Wahl, die Ohnmacht der Überlassenheit an es selbst zu übernehmen und für die Zufälle der erschlossenen Situation hellsichtig zu übernehmen.
Traducido:
Cuando el “ser ahí”, precursando la muerte, permite que ésta se “apodere” de él, se comprende, libre para ella, en la peculiar superpotencia de su libertad finita, para tomar sobre sí en esta, que sólo “es” en el haber hecho la elección del caso, la impotencia del “estado de abandonado” a sí mismo, y para volverse, en esa misma libertad, clarividente para los accidentes de la situación abierta.
El ”estado de resuelto” “precursando” no es ninguna salida inventada para “superar” la muerte, sino el comprender que sigue a la vocación de la conciencia y que da a la muerte la posibilidad de hacerse potencia dominante de la existencia del “ser ahí” y de destruir de raíz toda fuga y encubrimiento de sí mismo.
Para más aclaraciones sobre el significado y alcance de la fundación como institucionalización del fundamento y del fundamento en cuanto abismo, me remito a la presentación de mi ponencia en la Universidad de Salamanca. La Entidad Potencialita es la verdad de la muerte institucionalizada. El texto definitivo de la ponencia se publicará durante los próximos meses y espero que resulte completamente clarificador a todos los efectos.
Jaume Farrerons, la Marca Hispànica, 8 de febrero de 2022.