Aunque la persecución literalmente bestial que sufren los revisionistas no tiene justificación en un Estado de Derecho, negar que el holocausto existió, es decir, que los judíos europeos fueron perseguidos, maltratados y asesinados hasta perecer por millones, resultaría absurdo.
No todos los revisionistas sostienen, empero, las mismas tesis, y la idea de que su postura consiste en la simple negación de la existencia de campos de concentración y crímenes nazis distorsiona mucho su trabajo. Primero hay que conocer lo que dicen, e invito a hacerlo, luego es necesario juzgar sus limitaciones cuando, por poner un ejemplo, los llamados "negacionistas puros" ---que no son los que niegan los Konzentrationsläger, sino la verificabilidad de un plan estatal de exterminio--- no son capaces de responder ante la presunta evidencia de ciertos testimonios, como las Memorias (véase págs. 274-276 del enlace) de Eichmann, redactadas en el exilio argentino, o los Diarios de Goebbels.
En éstos, por ejemplo, tendríamos quizá una prueba de la intención nacionalsocialista de asesinar a buena parte de la población hebrea de Europa:
"El Führer ha vuelto a expresar su determinación de eliminar sin piedad a los judíos de Europa. Debe desaparecer todo sentimentalismo remilgado. Los judíos son los que han provocado la catástrofe que se les avecina. Su destrucción irá unida a la destrucción de nuestros enemigos. Debemos acelerar este proceso sin piedad." Diario de Goebbels, 14 de febrero de 1942.
"El procedimiento es más bien bárbaro, y no lo detallaré aquí. No quedará mucho de los judíos. En cifras generales, se puede decir que alrededor del sesenta por cien de ellos será liquidado, mientras que sólo el cuarenta se salvará para ser utilizado como mano de obra." Diario de Goebbels, 27 de marzo de 1942.
Este diario fue encontrado por David Irving, un revisionista, en los archivos de Moscú después de la caída del comunismo. Los argumentos revisionistas son en este caso un tanto endebles. Tendremos que examinar la versión de Ingrid Weckert.
Conviene subrayar que recabar pruebas incontestables de un proyecto nazi de genocidio de los judíos resulta difícil, y aun hoy la polémica sigue abierta. Por lo que respecta a los Diarios de Goebbels, existe una parte escrita a mano, de credibilidad incuestionable, pero la otra está escrita a máquina, y es en ésta donde aparecen las mencionadas entradas. Sobre la autenticidad de las mismas existen, por tanto, dudas y al parecer ningún historiador se ha pronunciado sobre el tema. Desde el punto de vista jurídico, la carga de la prueba debería recaer sobre quienes afirman que dichos textos deben ser aceptados como piezas de convicción documental inculpatoria, aunque en el caso del nazismo los principios jurídicos no se acostumbran a respetar. Pero si, teniendo en cuenta el odio y los enormes intereses que despierta la cuestión de "Auschwitz", ningún historiador se atreve, después de la "metida de pata" de Trevor-Ropper con los presuntos diarios de Hitler, a pronunciarse sobre los de Goebbels, entonces cabría abrigar serias dudas sobre la validez de las mencionadas "pruebas" (de un proyecto planificado de genocidio).
Por lo demás, no otra es la situación general que caracteriza a los "estudios sobre el Holocausto". Veamos cuál es la tesis del investigador judío norteamericano Daniel Goldhagen:
Conviene subrayar que recabar pruebas incontestables de un proyecto nazi de genocidio de los judíos resulta difícil, y aun hoy la polémica sigue abierta. Por lo que respecta a los Diarios de Goebbels, existe una parte escrita a mano, de credibilidad incuestionable, pero la otra está escrita a máquina, y es en ésta donde aparecen las mencionadas entradas. Sobre la autenticidad de las mismas existen, por tanto, dudas y al parecer ningún historiador se ha pronunciado sobre el tema. Desde el punto de vista jurídico, la carga de la prueba debería recaer sobre quienes afirman que dichos textos deben ser aceptados como piezas de convicción documental inculpatoria, aunque en el caso del nazismo los principios jurídicos no se acostumbran a respetar. Pero si, teniendo en cuenta el odio y los enormes intereses que despierta la cuestión de "Auschwitz", ningún historiador se atreve, después de la "metida de pata" de Trevor-Ropper con los presuntos diarios de Hitler, a pronunciarse sobre los de Goebbels, entonces cabría abrigar serias dudas sobre la validez de las mencionadas "pruebas" (de un proyecto planificado de genocidio).
Por lo demás, no otra es la situación general que caracteriza a los "estudios sobre el Holocausto". Veamos cuál es la tesis del investigador judío norteamericano Daniel Goldhagen:
"suele creerse que los alemanes mataron a los judíos, por lo general, en las cámaras de gas, y que sin éstas, los medios modernos de transporte y una burocracia eficaz, los alemanes no habrían podido matar a millones de judíos. Persiste la creencia de que, de alguna manera, sólo la tecnología posibilitó un horror a semejante escala. (...) Existe una creencia generalizada de que las cámaras de gas, debido a su eficacia (que se exagera mucho), fueron un instrumento necesario para la carnicería genocida, y que los alemanes decidieron construir las cámaras de gas en primer lugar porque necesitaban unos medios más eficaces para matar a los judíos. (...) Todos estos criterios, que configuran básicamente la comprensión del Holocausto, se han sostenido sin discusión, como si fuesen verdades evidentes por sí mismas. Han sido prácticamente artículos de fe, procedentes de fuentes distintas de la investigación histórica, han sustituido el conocimiento fidedigno y han distorsionado el modo de entender este período"(Goldhagen, D., Los verdugos voluntarios de Hitler. Los alemanes corrientes y el Holocausto, Madrid, Taurus, 4ª edición, 2003, págs. 29-39).
Se trata de unas afirmaciones apabullantes en boca de alguien, el autor de Los verdugos voluntarios de Hitler, que no puede ser considerado en serio sospechoso de filofascismo. No obstante, hemos de aceptar el hecho incontestable de la persecución nazi de los judíos.
Las Memorias de Eichmann, ya citadas, han sido convalidadas nada menos que por David Irving, lo que podría a su vez, indirectamente, dar credibilidad a las entradas de los Diarios de Goebbels. La existencia del holocausto estaría pues, en líneas generales, demostrada. Otra cosa es el relato que se ha construido alrededor de ese factum, es decir, la interpretación que se ha dado de los datos fidedignos ---sean cuales fueren--- que podamos aceptar como tales, así como la importancia relativa de los mismos en el contexto histórico general, la historia universal del antisemitismo, la situación de Alemania durante la guerra, etcétera. En suma, sabiendo lo que sabemos hoy ---y seguiremos hablando de ello--- sobre el carácter ultraderechista, racista y criminal de la política de Tel Aviv, se impone la contextualización del holocausto como imperativo moral.
Las Memorias de Eichmann, ya citadas, han sido convalidadas nada menos que por David Irving, lo que podría a su vez, indirectamente, dar credibilidad a las entradas de los Diarios de Goebbels. La existencia del holocausto estaría pues, en líneas generales, demostrada. Otra cosa es el relato que se ha construido alrededor de ese factum, es decir, la interpretación que se ha dado de los datos fidedignos ---sean cuales fueren--- que podamos aceptar como tales, así como la importancia relativa de los mismos en el contexto histórico general, la historia universal del antisemitismo, la situación de Alemania durante la guerra, etcétera. En suma, sabiendo lo que sabemos hoy ---y seguiremos hablando de ello--- sobre el carácter ultraderechista, racista y criminal de la política de Tel Aviv, se impone la contextualización del holocausto como imperativo moral.
La narración de "el Holocausto" (Finkelstein) se ha convertido en la ideología mundial del poder vigente, pero ya hemos visto que dicho discurso political correctness ha servido y sigue sirviendo, en primer lugar, para dejar en la impunidad los genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos por los comunistas y los aliados occidentales; en segundo lugar, dicha "ideología del Holocausto" constituye la patente de corso ética que justifica las actuaciones racistas, supremacistas, colonialistas y genocidas del Estado de Israel en Palestina. Para muchos, ha sido una sorpresa descubrir que los herederos políticos de las víctimas perpetran el mismo tipo de fechorías que las reflejadas en las "películas" que Hollywood ---el centro de propaganda sionista más poderoso del mundo--- pone regularmente en circulación para fomentar las simpatías filosionistas de la opinión pública democrática.
Dicha ideología oligárquica es actualmente, en consecuencia, un instrumento necesario del crimen de Estado y debe ser criticada sin que ello suponga alimentar el antisemitismo ---del que se nutre el sionismo, es decir, la extrema derecha judía, para justificar sus propias atrocidades---, negar las culpas del nazismo ---pero sólo para determinarlas hasta allí donde realmente lleguen--- o legitimar cualquier forma de racismo y de totalitarismo político.
Ante la democracia y los derechos humanos, todas las víctimas de un genocidio deben ser iguales.
Ante la democracia y los derechos humanos, todas las víctimas de un genocidio deben ser iguales.
Revisado tras las aportaciones de los usuarios y especialmente de Jackobs en 25/3/2011.
La Marca Hispánica
30 de marzo de 2009
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