Josep Alsina, visiblemente alterado, predicando la inminente llegada del Apocalipsis.
Alexander Dugin dixit:
"Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos".
"Esa es la Edad Media que defiendo: la Edad Media eterna en la lucha eterna contra la Edad Moderna. Esta es la Cuarta Teoría Política – ni el comunismo, ni el fascismo."
"Sé que hay gente así en los Estados Unidos, principalmente entre los partidarios de Trump. Estoy feliz con eso."
"Entonces, cuando Brandon W. Hawk dice: «En resumen, Dugin cree que «la alternativa a la noción de liberalismo es ‘regresar a la Edad Media’», tiene toda la razón. Sí, creo exactamente eso."
"Estoy de acuerdo con Brandon W. Hawk en la esencia. Amo la Edad Media y odio la modernidad. Para mí, la Ilustración está totalmente equivocada, y la ciencia moderna y la visión mundial “científica” moderna más amplia se basan en una mentira. Creo en Dios, los ángeles y el Espíritu Santo, no en Descartes, F. Bacon o Einstein. Creo que Platón y Aristóteles tenían toda la razón y sus detractores atomistas estaban absolutamente equivocados. Estoy seguro de que los Padres de la Iglesia son portadores de la verdad absoluta y que la filosofía moderna es la radiación de la mente del Ángel caído: Satanás. Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos. Soy tradicionalista y seguidor de los eslavófilos rusos, de Dostoievski, de Soloviev, de varios filósofos y monárquicos religiosos rusos. Aprecio mucho las ideas de René Guénon y Julius Evola. Estoy absolutamente a favor de la antigüedad y la Edad Media y absolutamente en contra de la modernidad en todas sus formas. Así que tengo una visión del mundo anti-moderna y anti-occidental (cuando la modernidad y occidente significan lo mismo), y veo la modernidad como la catástrofe y el declive de occidente. Filosóficamente, estoy de acuerdo con Heidegger en que la modernidad se basa en el olvido del ser, y hago un llamamiento a las personas que piensan para despertar al nuevo descubrimiento del ser. Considero a la Inteligencia Artificial como la personificación final de das Man (o Gestell) y lo considero que es el Anticristo, o una de sus cabezas".
Fuente: https://xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2019/04/26/alexander-dugin-la-polemica-con-the-washington-post/
Alsina suscribe todas las chaladuras de Dugin, pero añade algunas "aportaciones".
La presente entrada es la continuación de la inmediatamemente anterior, con cuyos contenidos debe contrastarse. En primer lugar, reproduciremos literalmente la caracterización ideológica que hace Dugin de sí mismo para que el lector pueda cotejarla con las ideas expuestas en "Disidencia y crítica" o en los documentos ideológicos y normas programáticas de Alternativa Europea o el Movimiento Social Republicano, reivindicadas por Josep Alsina durante décadas. Podrá observarse que son incongruentes: en efecto, mientras que unas, llámemoslas nacional-revolucionarias, reivindican un modelo alternativo de Modernidad, las otras, llamémoslas ultramontanas o reaccionarias o ultraderechistas, reivindican la liquidación de la Modernidad y una restauración ---¡¡¡va en serio!!!--- de la Edad Media. (Si en enlace a la norma programática del MSR desapareciera pueden hallar una reproducción íntegra de la misma en el anexo documental de la Parte I de este artículo).
USURPACIÓN, AMPUTACIÓN Y TERGIVERSACIÓN DE LA DOCTRINA NACIONAL-REVOLUCIONARIAPor supuesto, esta "incongruencia" puede resultarles irrelevante a skin-heads, hooligans o tatuados de variados pelajes que apenas han superado los niveles de lectura de eslóganes o trípticos asaz esquemáticos, pero alguien que se presenta como doctor en filosofía o secretario general de un partido político debería poder responder a cuestiones tan enormes como ésta. Existe, a mi entender, una diferencia fundamental entre criticar la Modernidad liberal ---Heidegger lo hace--- y pretender suprimir toda forma de Modernidad ---¿incluida la Seguridad Social, la educación obligatoria, la sanidad pública....?--- para restaurar la servidumbre de la gleba y el derecho de pernada.
Putin rodeado de rabinos de la secta racista y supremacista judía Chabad, para la cual trabaja Dugin en el proyecto sionista de abolir la Modernidad.
Si uno se presenta a las elecciones con una norma programática donde propone la socialización, la república y el nacionalismo, luego no puede ensalzar, como ideólogo de referencia, a alguien que detesta el nacionalismo y añora la monarquía y el feudalismo. ¿De qué credibilidad pueden beneficiarse políticos e ideólogos que actúan de forma tan, por decirlo suavemente, absurda, fatua e irresponsable? ¿Cómo esperan que los traten cuando se afilían a un sindicato, por ejemplo, la CGT? ¡¡¡Nos persiguen a pesar de que defendemos los derechos de los trabajadores!!! (lloriquean). Sin embargo, ¿debería extrañarles realmente que les acusen de infiltrarse en la organización y de ser ultraderechistas practicando el entrismo en una institución, el sindicato, que pretenden abolir como presunta lacra de la Modernidad? ¿O acaso había sindicatos en la Edad Media? Pues bien, acabo de presentarles al Sr. Alsina ---entre otros personajes de similar jaez---, cuyas pautas de conducta han provocado el más absoluto descrédito de la idea nacional-revolucionaria. Juzguen ustedes mismos. Aquí reproduzco el texto completo de un artículo de Dugin. Añado que, a mi juicio (no me hagan caso: como saben, yo estoy chalado, ellos aseveran ser guerreros evolianos...), Dugin significa lo mismo que Julius Evola, Ernesto Milá, Marcos Ghio y otros energúmenos de la extrema derecha: agentes provocadores en la campaña de usurpación, amputación y tergiversación de la doctrina nacional-revolucionaria. Porque, a la postre, siempre nos topamos con lo mismo: las cloacas del Estado y el sionismo moviendo "desde lo alto" los hilos de estos títeres ---conscientes o no--- del sistema oligárquico.
ALEXANDER DUGIN / La polémica con The Washington Post
26 abril, 2019 Internacional, Sin categoría
Por ALEXANDER DUGIN *
El 6 de abril de 2019, The Washington Post publicó un
artículo titulado, "Por qué los nacionalistas de extrema derecha como Steve
Bannon han abrazado a un ideólogo ruso. Y cómo sus fantasías medievales
distorsionan la historia para su causa", escrito por Brandon W. Hawk y dedicado
enteramente a mí mismo y la influencia que ejercen mis ideas en los círculos
conservadores y de la extrema derecha estadounidenses, incluyendo el principal
ideólogo inconformista, Steve Bannon, y a través de él, el mismo Trump.
Debido a la distorsión total de mis puntos de vista reales,
el bajísimo nivel de polémicas, y la enorme cantidad de mentiras e invectivas
(como de costumbre), al principio decidí dejar que este ataque transcurriera en
silencio, como suelo hacer con muchos otros. Es pura propaganda
liberal-totalitaria, luchando contra las quimeras que crea artificialmente sin
conexión con la realidad.
El liberalismo moderno es una ideología puramente
totalitaria que opera con el estilo y los métodos soviéticos / de Goebbels: Quienquiera
que desafíe la narrativa liberal globalista es «fascista» o «comunista». Yo
desafío realmente la narrativa liberal globalista y, a los ojos de los
propagandistas, no encajo en la imagen comunista (tal vez «neo-estalinista»,
como a menudo me llaman). De aquí que sea etiquetado de «fascista» y todo lo
demás sigue: «racista», antisemita», «imperialista», «hitlerista», etc.
Puede usted construir este discurso mecánicamente:
El Sr. X está en contra del globalismo liberal. No sabemos
nada de él ni de sus ideas.
Pero el mismo hecho de que el Sr. X sea anti-liberal y
anti-globalista significa que debería ser comunista o fascista.
Si el Sr. X menciona repetidamente en sus textos palabras
como «justicia social» y «capitalismo» o los nombres «Che Guevara» o «Marx», es
un comunista, por lo tanto, vamos a atacarlo por medio de Orwell, Solzhenitsyn,
los crímenes del Gulag, y Pol Pot. Él es un comunista sangriento.
Si el Sr. X usa los términos «tradición», «familia»,
«pueblo», «Schmitt» o «Heidegger», es un nazi seguro y personalmente
responsable del holocausto y el asesinato en masa.
Por unas pocas palabras, el Sr. X está acabado, purgado,
condenado y ejecutado. No hay juicio, no hay abogado, no hay defensa legítima,
no hay una indagación adecuada, no hay investigación. Todo está claro. El señor
X está casi muerto. Bienvenidos a la distopía totalitaria liberal. Orwell à
rebours.
El artículo de Brandon W. Hawk es exactamente del mismo
estilo. No muestra ningún conocimiento de mis escritos, ni ningún interés en
ellos en absoluto. Simplemente dice que el Sr. Dugin está en contra del
globalismo liberal (sí, esto es cierto) y que en un sitio al azar (tiene muchos
de ellos, y una gran parte de ellos están hechos y mantenidos por personas
totalmente desconocidas para él, ya sean amigos, trolls o enemigos), hay
imágenes que representan la Edad Media europea, incluyendo Notre-Dame-de-Paris
antes del incendio.
Se menciona la palabra «tradición» (a veces con una «T»
mayúscula) y a menudo se cita a Carl Schmitt y Heidegger. Ya no hay más dudas:
Es un nazi. ¿Él apoya a Putin? Maravilloso – él es el «nazi de Putin».
¿Peligroso? Por supuesto, exactamente como Milo Yiannopoulos, o tal vez mucho
más (armas nucleares incluidas). Brandon W. Hawk casi ha terminado su artículo.
¿Qué más? ¡Ah!: Bannon está de vuelta y Trump está entrando en su segunda
campaña. Que exista entonces la influencia nazi de Putin sobre Bannon y Trump.
Así que son nazis y están en manos de Putin; bueno, el informe de Mueller debe
estar equivocado de alguna manera. Se necesita una nueva investigación. Ahora
todo encaja excelentemente.
The Washington Post imprime con entusiasmo el artículo. El
pequeño y feliz liberal de Goebbels, Brandon W. Hawk, ha hecho bien su trabajo.
La conspiración de la restauración del malvado Imperio Medieval por parte de la
colusión nazi y Dugin-Bannon-Trump de Putin se convierte en un hecho
establecido. El texto, escrito por un idiota, publicado en una revista de, por
y para idiotas, está preparado. Nada personal, solo se está librando una guerra
ideológica. El liberalismo y el globalismo se están defendiendo y atacando a
los «enemigos de la sociedad abierta», tal es la ortodoxia del programa
Popper/Soros. Mentid, mentid, mentid con fuerza y orgullo, y ellos obedecerán
vuestras órdenes autoritarias.
Aquí hay algunas ilustraciones de estas mentiras y mis
respuestas:
«Un analista político ruso y fascista moderno, Dugin».
– Soy más bien un antifascista, y explico por qué en los
cientos de páginas de mi Cuarta Teoría Política, un libro que, al ser
antiliberal, anticomunista y antifascista, está prohibido en Amazon, ¿adivina
por qué? (Le doy una pista: Jeffrey Preston Bezos, propietario de The
Washington Post es al mismo tiempo CEO y presidente de Amazon. Parece que el
servicio postal es un arma ideológica, no menos que la prensa).
«Su ideología eurasianista se basa en un nacionalismo
religioso fundamentalista».
– Soy un antinacionalista convencido porque la nación es una
creación moderna, capitalista, artificial (estoy de acuerdo aquí con Gellner y
Benedict Anderson en la noción de «comunidad imaginada»), y estoy en contra de
la modernidad, la burguesía y el capitalismo (siendo no-marxista y
anticomunista porque son modernos y yo estoy en contra de la modernidad).
«Su sitio web está lleno de imaginería e iconografía
medievales: Abundan las imágenes de iconos de santos, mosaicos bizantinos,
manuscritos y arquitectura de la iglesia».
– Tal vez esto sea así, pero no puedo recordar en cuál de
los muchos sitios, como he explicado. ¿Pero es esto un crimen? ¿Es esta una
razón para llamarme fascista?
«Su visión del Imperio Romano y la Europa medieval exalta
los triunfos del monolítico nacionalismo cristiano blanco».
– Soy antirracista. Esta es mi profunda y fuerte convicción.
Creo que la raza es una creación artificial de la modernidad. El eurasianismo
que realmente defiendo favorece la identidad mixta del pueblo ruso y el papel
positivo de los tártaros y otros grupos étnicos turanos en la sociedad rusa. No
hay palabras sobre «triunfos del monolítico nacionalismo cristiano blanco» en
mis obras. Este puede ser el caso de los movimientos nacionalistas americanos o
europeos, pero no tiene nada que ver con mis propias ideas. Una vez más, estoy
firmemente en contra de todo tipo de nacionalismos: El «nacionalismo cristiano»
me suena totalmente sin sentido.
«Dugin, Bannon y otros fundamentalistas de derecha usan como
silbato para perros (dog-whistle) el término racista «judeo-cristiano».
– Nunca uso el término «judeo-cristiano». Steve Bannon lo
hace. 50.000.000 de los evangélicos estadounidenses también lo hacen. Pero
teóricamente, ¿cómo puede ser «racista» un término religioso que incluye a los
cristianos (sin ningún indicio de etnicidad) y a los judíos? Entonces, la sexta
parte de la población estadounidense que está de acuerdo con esta «lógica», son
«antisemitas»… Extraño.
«Además, hay conexiones entre Dugin y David Duke, Milo
Yiannopoulos, Stephen Miller e incluso el presidente Trump».
– David Duke se me acercó una vez en un museo ruso,
rápidamente se tomó una auto-foto antes de que lo reconociera (no lo conocía
antes) y desapareció de inmediato. No intercambiamos una sola palabra. A menudo
me abordan de esa manera en las calles de diferentes ciudades del mundo.
Supongo que hay miles de auto-fotos de este tipo. Conozco a Milo Yiannopoulos
de Facebook y del programa de televisión de Alex Jones. Él es divertido. Me
gusta su forma de perseguir a los liberales, que se ven perfectamente mudos en
su presencia. ¿El hecho de prestar atención a alguna entrevista de Milo Yiannopoulos
en Internet puede considerarse una «conexión»? En la forma totalitaria de ser,
sí, por supuesto. Gran Hermano te está mirando. Ok entonces.
– Última pregunta: ¿quién es Stephen Miller? Parece que me
he perdido algo importante. «Conexiones» parece ser solo la palabra fuerte del
hombre fuerte, Sr. Brandon W. Hawk, un valiente luchador fascista, el Capitán
América contra el Dr. Mal.
– «E incluso el presidente Trump».
Sí, por supuesto. Pregúntele al Sr. Mueller y su informe.
Estas citas ayudan a comprender la calidad del conocimiento
y el nivel de objetividad del autor y The Washington Post. Nada especial.
Decidí responder a este sesgado ataque idiota, propagandístico, y liberal-globalista
(supongo que no tanto contra mí como contra Bannon y Trump) no para defenderme
de falsas acusaciones – Entiendo cuán inútiles son las protestas en el sistema
global totalitario de la mentira liberal establecida que es el discurso en el poder.
La razón es bastante diferente.
La razón es tal: Estoy de acuerdo con Brandon W. Hawk en la
esencia. Amo la Edad Media y odio la modernidad. Para mí, la Ilustración está
totalmente equivocada, y la ciencia moderna y la visión mundial “científica” moderna
más amplia se basan en una mentira. Creo en Dios, los ángeles y el Espíritu
Santo, no en Descartes, F. Bacon o Einstein. Creo que Platón y Aristóteles
tenían toda la razón y sus detractores atomistas estaban absolutamente
equivocados. Estoy seguro de que los Padres de la Iglesia son portadores de la
verdad absoluta y que la filosofía moderna es la radiación de la mente del
Ángel caído: Satanás. Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y
considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la
aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos. Soy tradicionalista y
seguidor de los eslavófilos rusos, de Dostoievski, de Soloviev, de varios
filósofos y monárquicos religiosos rusos. Aprecio mucho las ideas de René
Guénon y Julius Evola. Estoy absolutamente a favor de la antigüedad y la Edad
Media y absolutamente en contra de la modernidad en todas sus formas. Así que
tengo una visión del mundo anti-moderna y anti-occidental (cuando la modernidad
y occidente significan lo mismo), y veo la modernidad como la catástrofe y el
declive de occidente. Filosóficamente, estoy de acuerdo con Heidegger en que la
modernidad se basa en el olvido del ser, y hago un llamamiento a las personas
que piensan para despertar al nuevo descubrimiento del ser. Considero a la
Inteligencia Artificial como la personificación final de das Man (o Gestell) y
lo considero que es el Anticristo, o una de sus cabezas.
Estoy a favor de la restauración del Sacro Imperio: Romano
para Europa y Bizantino para Rusia. Al mismo tiempo, me gusta la idea de los
colectivos rurales autónomos, por lo que el Imperio debería ser policéntrico y
federal de alguna manera, no centralizado y nacionalista. Rechazo la raza y
abrazo la religión como una identidad profunda para ser defendida. Siendo
cristiano ortodoxo, tengo una gran simpatía hacia otras religiones
tradicionales: Islam, hinduismo, budismo, algunas ramas tradicionales
anti-modernas del judaísmo (como Naturei Karta). También soy un admirador de la
civilización sagrada china. Espero que todas estas retornen. Realmente soy un
defensor del Regreso de los Grandes Tiempos, o de la Edad Media; la Edad Media
es el reflejo de la Eternidad, no del pasado. Así que la Edad Media es siempre
posible. No es una cuestión de tiempo, es una cuestión de elección.
En Rusia hay algunas personas, en diferentes segmentos de la
sociedad, que están de acuerdo conmigo. Hay otras, mucho más numerosas, que
están en mi contra. Lo mismo ocurre en países extranjeros. Hay tradicionalistas
en Europa, Estados Unidos, el mundo islámico (sobre todo en Irán y Turquía),
China, India, Iberoamérica y África, que comparten este enfoque. Es obvio que
no suma mayoría absoluta. El hecho de que esto sea así no es extraño. En estos
tiempos, se supone que la mayoría está bajo la hipnosis del Anticristo
(globalismo, liberalismo, ontología orientada a objetos, IA, etc.). Me alegra
que haya personas, movimientos y, a veces, líderes políticos de primer nivel
que comparten la visión tradicionalista, ya sea en parte, de manera pragmática o,
muy raramente, en su totalidad. Sé que hay gente así en los Estados Unidos,
principalmente entre los partidarios de Trump. Estoy feliz con eso. Y debería
ser así: la Última Batalla no puede limitarse a las fronteras nacionales. Es el
acontecimiento de la humanidad, de toda la historia humana. La naturaleza del
Dasein lucha contra das Man (como la forma inauténtica de existencia del
Dasein) para resolver la pregunta «¿Ser o no ser?». Esa es la línea divisoria.
No se trata de viejas ideologías (liberalismo, comunismo o fascismo), ni de una
guerra entre naciones, religiones, «razas» y civilizaciones. Es la eternidad
contra el tiempo. Es el Absoluto contra el Relativo que a su vez pretende ser
absoluto. Platón-Heidegger-Guénon contra Epicuro-Descartes-Popper. Esto es lo
sagrado contra lo profano.
Esa es la Edad Media que defiendo: la Edad Media eterna en
la lucha eterna contra la Edad Moderna. Esta es la Cuarta Teoría Política – ni
el comunismo, ni el fascismo.
Rechazo enérgicamente aquellas cosas que no reconozco y que
niego formal e informalmente (racismo, nacionalismo, imperialismo,
colonialismo, xenofobia, etc.). Al mismo tiempo, puedo ser reconocido como
defensor y partidario del tradicionalismo, la revolución conservadora y el
retorno de la Edad Media (la «Nueva Edad Media» fue una tesis del filósofo
religioso ruso Nikolai Berdiaev). Dadas estas explicaciones y aclaraciones
mías, puedo aceptar la tesis de Brandon W. Hawk en The Washington Post.
Ahora, ¿Bannon, Trump o Putin comparten la misma actitud
hacia la estructura de la historia humana? ¿Su conservadurismo es del mismo
tipo? ¿Son tradicionalistas? Preguntémosles a ellos mismos. Tal vez si, tal vez
no. Pero lo cierto es que la idea del retorno de los grandes tiempos es ahora
bastante seria. Ese es el punto principal para ser discutido en una de las
principales revistas globalistas. Dejando de lado las acusaciones tontas, el
artículo de Brandon W. Hawk es excelente y correcto al captar la esencia de que
hay dos campos en el mundo: El suyo y el nuestro. La verdadera lucha está
ocurriendo dentro de nuestras sociedades, no entre ellas. Tal vez algunos
estadounidenses serios realmente piensan lo mismo y quieren el Gran Retorno.
Estoy seguro de que hay algunas de tales personas en el Kremlin, en Pekín,
Ankara, Teherán, en las capitales de Europa y en Iberoamérica. A algunos los
conozco, pero a la mayoría no. Pero, sin embargo, estamos en el mismo lado de
la Batalla Final escatológica. ¿Hay tales personas en los Estados Unidos?
Debería haber. Dondequiera que esté el humano, el Dasein está presente. El
Dasein decide, tal vez por última vez en la historia (en la historia
ontológica, Seynsgeschichte), si la elección será incorrecta.
Entonces, cuando Brandon W. Hawk dice: «En resumen, Dugin
cree que «la alternativa a la noción de liberalismo es ‘regresar a la Edad
Media’», tiene toda la razón. Sí, creo exactamente eso.
Brandon W. Hawk continúa: «Tales idealizaciones de la Edad
Media utilizan la idea del pasado, en lugar de su realidad, para servir a sus
proyectos políticos modernos». Pero aquí, Brandon W. Hawk pretende que estoy
tratando solo con «idealizaciones de la Edad Media» y que, de hecho, él conoce
la «realidad». Lo mismo en la siguiente frase: «Sin embargo, sus nociones
tienen poco que ver con la Edad Media real».
El Sr. Brandon W. Hawk pretende saber exactamente qué fue la
«Edad Media real» y niega la cualidad de mis nociones. ¿Alguna discusión? The
Washington Post presenta con orgullo… una vez más un argumento totalitario.
Lo mismo ocurre con: «Dugin idealiza una versión ficticia de
la Edad Media… Dugin está tratando con «ficción», mientras que The Washington
Post conoce la «realidad». Por supuesto…
Y, por último, en cuanto a la observación de que «se adhiere
a mitos construidos desde la mala historia». «Mala historia» es cualquier
versión de la historia que no coincide con el discurso liberal globalista,
obviamente.
Pero estos detalles no tienen importancia. Para ser
publicado en The Washington Post, estás obligado a denunciar a los «nazis», a
los «agentes de Putin» y a los ‘chicos malvados’ que tratan con «mitos
equivocados» y «nociones distorsionadas». No puedes reconocer ninguna
característica positiva en el bando de los «chicos malos» – son horribles y
repugnantes en todos y cada uno de los aspectos. N’est-ce pas, docteur
Goebbels? Esta es la fórmula necesaria.
La esencia está en otra parte, en la idea principal del
artículo. Esta idea es cierta. La modernidad se acerca a su fin. Es hora de una
revisión global de la modernidad en su conjunto. El conservadurismo moderado ya
no es válido. Está agotado. O caemos al abismo, o recordamos cómo se vuela con
las alas del alma. Cualquier compromiso entre el aceleracionismo liberal y el
conservadurismo blando-moderado ha terminado. Sólo quedan soluciones radicales.
Si perpetuamos la lógica de la modernidad y en parte de la posmodernidad,
seremos destruidos y reemplazados por una especie post-humana. En lugar de
decidir frenar o ralentizar, necesitamos revisar toda la dirección en la que
vamos. El problema no es la velocidad. El problema es la dirección.
El proyecto de la Nueva Edad Media afirma firmemente: El
error se cometió en los albores de la modernidad. No podemos salvar la
situación sin una revisión radical de la decisión de Europa occidental de
entrar en la Edad Moderna y la Ilustración. Eso fue un error y la ruptura con
la tradición sagrada. Esta fue la fuente de la crisis del mundo moderno y el
comienzo del reinado de la cantidad (Guénon).
La modernidad se terminó y en su horizonte interior no hay
nada fuera de este. Estamos invitados a superar este horizonte. Eso significa
el Nuevo Comienzo. El Gran Retorno. Esto ya no es solo una preocupación
filosófica. Este es el principal problema de la política global. Así que
gracias, Brandon W. Hawk. Has tocado el punto esencial. Sigamos adelante con la
Nueva Edad Media.
La fuente del artículo de Dugin es la siguiente: https://xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2019/04/26/alexander-dugin-la-polemica-con-the-washington-post/
AHORA TOCA MANIPULAR A HEIDEGGER
Evola derechizó el fascismo italiano hasta convertir a los fascistas revolucionarios en ultramontanos reaccionarios de la peor calaña y la bola sigue rodando, pero recordemos que Evola despreciaba a Heidegger por considerarlo... demasiado cristiano (¡¡¡como lo oyen, mientras Dugin reivindica el cristianismo!!!), así que la putinada del Rasputín "nacional-bolchevique" (¿?) es algo nuevo. Los anti-heideggerianos evolianos se han vuelto heideggerianos de repente. No detectarán nunca, entre estos personajes de la extrema derecha, ni un solo gramo de coherencia lógica y, por ende, de consecuencia práctica. Pueden ser cualquier cosa ---cuando toque--- precisamente porque no son nada al margen de su función de confusionistas, intoxicadores e idiotizadores de las nuevas generaciones de nacional-revolucionarios. Sin embargo, en algo parecen estar de acuerdo todo el tiempo, a saber, en mentir, intoxicar, engañar y estafar a los destinatarios de las consignas "nacional-revolucionarias" (¿?): sus programas electorales nunca explican lo que realmente se desprende de la "ideología" tradicionalera agazapada tras dichos documentos-trampa. Porque me parece muy "respetable" ---es una forma de hablar, claro--- que estos personajes defiendan sus tonterías mágicas, ocultistas y esotéricas de chalados irrecuperables: si quieren "volver" a la Edad Media tienen todo el derecho a estar como chotas, pero, añado: que lo reconozcan abiertamente ante los electores. No lo hacen. Disimulan. Es demasiado ridículo su pseudo medievalismo como para plasmarlo en un programa electoral. Y luego protestan porque los periodistas, los intelectuales, los políticos, no toman en serio sus defensas histriónicas del "pueblo". ¿Pero qué "pueblo" querría seguirles en su loca restauración de la esclavitud? Tienen, así las cosas, lo que se merecen; y cuando los medios de comunicación les acusan de manipular a la gente, de ser falsos revolucionarios, señoritingos disfrazados de sindicalistas para lavarles el cerebro a los trabajadores ----todo ello al servicio de un ideario rabiosamente anti-obrero de monóculo junker---, los detestados medios de comunicación están diciendo la verdad. De hecho, las presstitutas desempeñan su trabajo con malvada alevosía, consistente en identificar esta mamarrachada ideológica de los payasos ultras con el "fascismo". Por cuanto de eso se trata y para que la noticia aparezca tiene que haber necesariamente un actor, mejor dicho un agente noticiable (y sus cretinos figurantes), normalmente a sueldo de las agencias de (des)información y el fondo de reptiles.
Dugin, según la prensa del sistema, "el filósofo más peligroso del mundo", la oligarquía le hace la propaganda gratis con el tipo de estigmatización que más atraerá a los jóvenes nacional-revolucionarios para envenenarlos acto seguido con el virus Evola.
Ya hablé sobre estas cuestiones aquí:
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/el-programa-politico-del-msr-1997.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/llopart-plagia-farrerons-2010.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/materiales-adicionales-para-la.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/usurpacion-amputacion-y-tergoversacion.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_28.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_02.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/07/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_04.html
Todo lo que vale políticamente para Evola (y sus propaladores Milá o Ghio) vale también para Dugin y sus propaladores. Dugin es un evoliano, en la nueva versión del evolianismo que intenta apropiarse del activo ideológico más importante del nacionalismo revolucionario, a saber, Martin Heidegger. En esta abyecta operación de intoxicación están colaborando, como no podía ser de otra manera, quienes arruinaron el nacionalismo revolucionario en España en el mismo momento en que decían reivindicarlo pero llenaban sus candidaturas de skin heads o sus cursos de formación de pseudo intelectuales evolianos como Ángel Fernández. En la Parte III de este artículo explicaremos por qué la filosofía de Heidegger es incompatible con la ideología política ultramontana de Alexander Dugin.
Jaume Farrerons
La Marca Hispánica, 15 de noviembre de 2021.
ANEXO DOCUMENTAL
¿Quien metió a Dugin en España? Pues nada menos que la cúpula del MSR. Porque Dugin, con la coherencia que cabe esperar de él, fue nacional-bolchevique antes que tradicionalista. La misma trayectoria contradictoria que el MSR y, por ende, que el (de)formador Josep Alsina.
Internacional
Dugin: el nexo entre Putin y la extrema derecha europea
El pensador y analista Aleksandr Dugin, con conexiones con
la extrema derecha global, está considerado como un importante asesor del
presidente de Rusia Vladimir Putin
Aleksandr Dugin durante la 6ª conferencia internacional
International New Horizons. FARS NEWS AGENCY / Licencia CC BY 4.0
Dani Domínguez
28 julio 2021 Una lectura de 8 minutos
“El Rasputín de Putin”. Así han llamado muchos al pensador y
analista Aleksandr Dugin (Moscú, 1962), para algunos uno de los principales
asesores del presidente de Rusia Vladimir Putin. De aspecto desaliñado, Dugin
parece haber acaparado parte del aura mística de Rasputín, quien ejerció una
gran influencia sobre la dinastía Romanov durante sus últimos días. Sin
embargo, no es un personaje muy conocido fuera de Rusia; no para el gran
público.
Hijo de un alto cargo de la inteligencia militar soviética,
siempre mostró un gran interés por el orientalismo, el ocultismo, el
hermetismo, la teología… Aunque finalmente sus pensadores de cabecera fueron el
belga René Guénon y el italiano Julius Évola, considerados como los padres del
neofascismo cultural místico durante la segunda mitad del siglo XX, centrales
en la Nouvelle Droite, es decir, la tercera revolución que vivió la extrema
derecha después de 1945.
El también llamado “cerebro de Putin” apuesta por una
alianza entre los países europeos, ya que considera que “son demasiado débiles
para defender su soberanía por sí solos”, apostando por un populismo total que
acabe con el liberalismo y que se aleje del nacionalismo xenófobo y racista. Un
discurso que ha calado entre la extrema derecha europea, por lo que su
influencia también se ha materializado en otros países, donde han acogido de
buen grado su Cuarta Teoría Política publicada en 2009.
Tal y como se explica en Patriotas indignados (Alianza
Editorial, 2019), las relaciones de este ideólogo han sido fructíferas con el
neofascismo húngaro del Jobbik o con Nikos Michaloliakos, el que fuera líder de
los neonazis de Amanecer Dorado, en Grecia. Los lazos del Kremlin también se han
hecho patentes en Italia, con Silvio Berlusconi, cuya buena relación con
Vladímir Putin permitió grandes negocios de compañías italianas con la rusa
Gazprom; o con la extrema derecha austriaca del FPÖ, los flamencos de Vlaams
Belang y o con el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia. La líder de la
extrema derecha francesa, según El Confidencial, logró en 2014 un préstamo de
una entidad financiera ligada al Kremlin en un momento crítico desde el punto
de vista económico para su partido.
El día que Donald Trump ganó las elecciones, Dugin afirmó
que se trataba de algo “increíblemente bonito” y “uno de los mejores momentos”
de su vida: “Consideramos a Trump como el Putin americano”. Asimismo, también
ha mostrado sus simpatías por la Lega de Matteo Salvini y su admiración por el
pensamiento de Constanzo Preve y Diego Fusaro.
El forjado de una ideología
Dugin realizó en la década de 1990 dos viajes por diferentes
países de Europa como Francia, Italia o España para reunirse con determinados
círculos de extrema derecha, por lo que los autores de Patriotas indignados
–Francisco Veiga, Carlos González-Villa, Steven Forti, Alfredo Sasso, Jelena
Prokopljevic y Ramón Moles– le han denominado “el Ulises de la ultraderecha
rusa”. Según se explica en este trabajo, durante su recorrido conoció a Jean
Thiriart, político belga de ideología fascista, y al también belga León
Degrelle, fundador del Partido Reixista y oficial de las Waffen SS, que logró
escaparse a España tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial. En España,
tuvo contactos con el Club de Español de Amigos de Europa (CEDADE), un grupo
neonazi fundado en 1996, y con el periodista José Javier Esparza, que junto a
Jorge Verstrynge promovió las ideas de la Nouvelle Droite en el país.
Tal y como se explica en el informe De los neocon a los
neonazis, de la Fundación Rosa Luxemburg, el editor ultraderechista Juan
Antonio Llopart ha mantenido durante años “una estrecha relación de amistad”
con Dugin, traduciendo algunas de sus obras al castellano. Pero fue la
publicación de la Cuarta Teoría Política del filósofo ruso lo que hizo que una
parte de la derecha tradicional española se acercara a sus postulados y, por
tanto, a Rusia. “Algunos sectores muy minoritarios en Vox y su órbita flirtean
con esta aproximación”, explica Pep Ginesta, quien firma el capítulo del
mencionado informe dedicado a la conexión de la extrema derecha española con el
Este de Europa.
Todos estos viajes moldearon el discurso de Aleksandr Dugin,
definido como “un camaleónico monstruo de Frankenstein”, construido a base de
retazos que procedían de un lado y de otro, y que componían la chispa de la
nueva ultraderecha rusa. A partir de ese momento, el nuevo Rasputín se
convertiría en un personaje de renombre para el ultranacionalismo en Rusia –con
la resurrección del eurasianismo, que defiende una supuesta legítima expansión
de Rusia a los antiguos territorios de la URSS para ganar la guerra cultural a
Occidente y ser el contrapunto del atlantismo. Dugin, según el trabajo editado
por Alianza Editorial, ha llegado a ser “una de las personalidades de mayor
influencia en el Kremlin como inspirador de la nueva política exterior rusa”,
convirtiendo sus obras en libros de texto para la Academia de Estado Mayor de
Rusia. Sus polémicas –en 2014 aseguró que los rusos debían “matar, matar y
matar a los responsables de las atrocidades" en Ucrania– le han valido para ser
apartado del Departamento de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú o
para que el Kremlin nunca haya presumido de forma ostensible de él.
¿Una internacional (pos)fascista?
La apuesta por una supuesta internacional posfascista
virulentamente antiglobalista ha sido acogida de buen grado por Marion Maréchal
Le Pen, sobrina de Marine Le Pen. Para ello ha fundado el Institut des Sciences
Sociales, Économiques et Politiques (ISSEP), que tiene el objetivo de luchar
contra la “hegemonía cultural” que, según ella, está dominada por la izquierda.
Maréchal Le Pen se ha imaginado “una nueva alianza latina que podría caminar
junto con los países de Visegrado”, compuesto por Eslovaquia, Hungría, Polonia
y la República Checa, países donde el ultranacionalismo gana fuerza.
En España, el ISSEP ha sido impulsado por varias personas
vinculadas a Vox, como Kiko Méndez Monasterio o Gabriel Ariza, hijo de Julio
Ariza, presidente y fundador del Grupo Intereconomía, en cuya televisión –El
Toro TV– ejerce como presentador estrella José Javier Esparza, actual profesor
del ISSEP y uno de los contactos de Dugin en España durante los 90 según
Patriotas indignados.
Vox bebe de los postulados de Dugin principalmente en lo que
respecta a su presunta lucha contra las “élites globalistas”. Unas élites que han sido representadas en un solo personaje: el multimillonario húngaro George
Soros, una especie de ojo-que-todo-lo-ve, un ente corpóreo que lo maneja todo,
desde los medios de comunicación hasta las pateras en las que miles de
inmigrantes se lanzan al agua. Como bien decía Héctor G. Barnés, “usted puede
estar trabajando para George Soros. El charcutero que le vende el fiambre, el
médico que le cura o el barrendero que limpia las calles de su ciudad,
también”. Para la extrema derecha, todo es Soros y todo se mueve porque Soros
quiere que se mueva, principalmente a través de su organización filantrópica, a
Open Society Foundations. El húngaro –y judío– es el centro de la conspiranoia
de la ultraderecha y de él, Dugin ha asegurado que prohibiría su fundación “por
su acción totalitaria”.
Ginesta, si bien considera que la Cuarta Teoría Política de
Dugin es compatible con el espacio que ocupan movimientos tradicionalistas de
los cuales se nutre Vox, remarca que “es demasiado pronto para aventurarse a
afirmar que existe un plan para situar a Vox en la órbita de la CTP”.
Sin embargo, la internacional fascista o posfascista no ha
llegado nunca a cuajar como un proyecto global o transnacional. El nacionalismo
de las extremas derechas hace difícil un entendimiento entre formaciones de
diferentes Estados. Conocidas son las broncas entre algunos de ellos en los
últimos años, como cuando en 2007 el grupo Identidad, Tradición y Soberanía,
que aglutinaba a diferentes partidos de ultraderecha en el Parlamento Europeo,
estuvo a punto de desaparecer. ¿El motivo? Unas declaraciones de la
eurodiputada Alessandra Mussolini, nieta del dictador italiano, en las que
aseguraba que todos los rumanos eran gitanos y por ello “no son bienvenidos en
el país”. Ante esto, los cinco eurodiputados del Partido de la Gran Rumanía
decidieron abandonar el grupo, por lo que tuvo que disolverse al no alcanzar
los 20 parlamentarios. Más recientes han sido las desavenencias entre Abascal y
Salvini a cuenta del apoyo de este último al independentismo catalán.
Como defiende Robert O. Paxton en su Anatomía del fascismo
(Capitán Swing, 2019), “el fascismo, a diferencia de los otros “ismos”, no es
para la exportación: cada movimiento guarda celosamente su propia receta para
el resurgir nacional y los dirigentes fascistas parecen sentir poco parentesco,
o ninguno, con sus primos extranjeros”. Estas peculiaridades nacionales, unidas
a la xenofobia, ha hecho imposible “conseguir que funcionase una
“internacional” fascista”.
Fuente: https://www.lamarea.com/2021/07/28/dugin-nexo-putin-extrema-derecha-europea/