lunes, mayo 13, 2024

ADIÓS, CAMARADAS (2) (Vincenzo Vinciguerra)

«Historia de un engaño: 50 años de hegemonía estadounidense en Italia»

Publicamos hoy aquí, después del Capítulo V, el Prefacio del Autor y el Capítulo I de esta obra crucial de Vincenzo Vinciguerra. No podemos pasar por alto la deuda de gratitud con la página de Resistencia y, en especial, a pesar de las diferencias estratégicas, con los traductores

Camaradas, adiós


«Historia de un engaño, en 50 años de hegemonía estadounidense en Italia»

 PREFACIO DEL AUTOR

 

Volver hacia atrás en el tiempo sería tarea vana si no consiguiéramos localizar en el pasado esa línea de continuidad que lo liga, indisolublemente, al presente que, a su vez resulta válido en la medida en que sirve para construir el futuro.

A más de medio siglo de distancia desde la invasión de Europa no ha cambiado en nosotros, con relación a la batalla librada entonces por los ejércitos europeos contra las hordas estadounidenses, la exigencia de liberar al continente de la opresiva tutela de los Estados Unidos de América.

A menudo, a los vencedores se les permite decir la verdad que los vencidos se obstinan en negar. Así, por ejemplo, el senador Bob Dole ante la pregunta sobre cual sería el valor simbólico de aquellos días de junio de 1944, puede responder tranquilamente: <<En mi opinión señalan y simbolizan el comienzo del liderazgo americano en el mundo>>.

Lo sabíamos, lo habíamos sabido siempre: la segunda guerra mundial fue el conflicto donde se decidió quien debía, Europa o los Estados Unidos, escribir la historia del siglo XXI.

Perdió Europa. Hemos perdido medio siglo en reconocer al enemigo y descubrir que la continuidad con el pasado impone la ruptura con los Estados Unidos, la denuncia del Tratado de paz, la expulsión de la Alianza Atlántica y el desmantelamiento de sus estructuras secretas dentro de nuestro territorio.

La reconstrucción del pasado nos permite señalar y reconocer a los enemigos, y encontrar a los amigos con los cuales proseguir una batalla que solo idealmente ha continuado, porque en la realidad se ha detenido en mayo de 1945.

Entre los enemigos podemos – y debemos – incluir ese neofascismo y sus representantes que continúan, todavía hoy, asumiendo su elección de campo, realizada al día siguiente del final de las hostilidades, colocándose del lado del vencedor.

Un neofascismo que ha sabido hallar motivaciones, políticas, históricas, éticas para reorientar las energías de aquellos que creían en Europa contra un enemigo que representaba una amenaza – por lo demás solo hipotética – únicamente para los Estados Unidos de América.

Hoy el neofascismo, digno heredero de aquel fascismo que reveló su naturaleza el 25 de julio de 1943, saborea el gusto de la victoria, el placer de ser oficialmente reconocido e incluido entre los siervos predilectos del amo.

Nosotros que nos reconocemos en el Fascismo de los Ricci y de los Giani, de los Vezzalini, de los Koch, de los Pavolini, de las Brigadas Negras y no de la Décima Mas; de las SS y no de las Waffen SS, podemos complacernos por el final de un equívoco. (1)

El enemigo que, durante medio siglo, se ha revelado habilísimo en el uso de las armas del engaño y de la traición lo tenemos hoy ante nosotros, abiertamente enfrentado a nosotros sin que tal cosa nos alarme y nos preocupe.

Lo conocemos: es un enemigo de medio pelo.

Reconstruir la historia, denunciar el papel de los Rauti, de los Erra, de los Accame, de los Delle Chiaie no deriva de la sobrevaloración de estos, sino de la exigencia de demostrar – y dar a conocer – la guerra que Norteamérica y la OTAN han dirigido contra Europa en estos cincuenta años.

Guerra necesaria, inevitable, porque la victoria militar no era suficiente; era necesario obtener también la política, ideal, moral. Y han logrado esa segunda victoria con la ayuda de los antifascistas y los neofascistas.

No ha sido una «guerra virtual»: ha tenido sus muertos, sus heridos, sus inválidos, sus prisioneros; ha quebrado hombres y conciencias, cosechado víctimas inocentes, destrozado existencias.

El respetado (por los neofascistas, los primeros) Bill Clinton excluye de la conmemoración de la batalla de Anzio a alemanes e italianos. Para él y para América siguen siendo enemigos y como tales, son considerados medio siglo después.

No es solo una muestra de arrogancia. Solamente los pueblos que tienen memoria y aquellos que saben reconocer su propio pasado tienen un futuro. La orgullosa América no se considera obligada a inclinarse ante los vencidos, a reconocer su valor, a equipararles a sus muertos.

Y tiene razón, porque la guerra no ha terminado todavía.

Tampoco nosotros nos inclinamos ante el recuerdo de esa <<mezcla de razas bastardas y mercenarias>> que nos ha derrotado dos veces en medio siglo.

Tampoco para nosotros la guerra ha terminado. Y para hacerla no nos sirven esperanzas de victoria. Nos basta la memoria y la certeza de que aquello que vuelve a empezar es nuestra guerra, sin otros adjetivos.

Opera, 4 de junio de 1994.

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CAPÍTULO I

EL FINAL DE UN EQUÍVOCO

La Europa del odio celebra sus victorias. Fiestas y patíbulos son el contrapunto de la conmemoración del desembarco en las playas de Normandía de las fuerzas de ocupación angloamericanas. Bailes y cantos se acompasan con procesos judiciales y condenas para honrar y servir a los vencedores de ayer y a los amos de siempre.

La pálida Europa de los siervos prohíbe la repatriación del cadáver de León Degrelle, descubre que es delito expresar una opinión discrepante de la «verdad» de los vencedores sobre el «holocausto», inicia la caza de ancianos supervivientes, culpables – dice – de «crímenes contra la humanidad» los cuales, sin embargo, tras medio siglo no había advertido la necesidad de reprimir.

Solo una voz se alza para expresar una discrepancia parcial.. En Francia, a comienzos de los años noventa, el socialista François Mitterrand declara que, en su opinión, << no se puede vivir siempre de recuerdos y de rencores>> – sino que – <<es preciso al contrario olvidar las grandes tragedias nacionales >>.

Le mandan callar y da marcha atrás rápidamente. La Francia victoriosa no puede aún apropiarse de su historia y de su pasado.

La verdad sobre la Francia de Vichy y de Pétain no puede todavía ser revelada.

Una prohibición, ésta, que aparentemente no es válida para la Italia derrotada donde, desde algunos meses, se asiste a la espectacular legitimación, como fuerza política de gobierno, de un partido que se ha proclamado siempre heredero, en el plano histórico e ideal, de la República Social Italiana.

Y sin embargo, la historia de los regímenes colaboracionistas de Vichy y de Salò corre paralela y, mientras que en Francia ninguna fuerza política ha reivindicado nunca la herencia de Petain, en Italia el M.S.I. ha hecho fortuna atribuyéndose abiertamente la de Mussolini.

Los fantasmas de un pasado muerto y sepultado no pueden ser evocados en la Francia que se encamina hacia el año dos mil, porque su impacto sobre el presente sería demasiado destructivo.

Un presunto «neofascismo», vivo y coleante, con su carga de retratos de Mussolini, saludos romanos, estandartes y gallardetes es considerado en Italia tan completamente inofensivo por el poder como para quedar integrado en una coalición de fuerzas políticas de signo antifascista, y gratificado con el desempeño de cargos ministeriales a sus representantes (escrito en 1994, ndr).

Un misterio solo aparente. Francia ha ocultado la historia de Vichy: la ha olvidado y la hecho olvidar sepultándola en los más profundos pliegues de la mala conciencia de sus clases dirigentes que, hoy, habrían de admitir, si se iniciara un proceso de revisión, el haber mentido siempre, de haber falsificado conscientemente la realidad de la obra de Petain que fue tan antialemán como lo fue De Gaulle.

La clase dirigente francesa no quiere reconocer oficialmente, ante su pueblo, que no hubiera existido De Gaulle sin Petain, que no hubiese existido la espada sin el escudo. ¿A quién le interesa rescribir esta historia? ¿A quien beneficiaría narrarla? No a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Es mejor para ellos mantener la aventura de Vichy en la oscuridad de la historia y evitar que la Francia actual descubra haber vivido durante cincuenta años en el más abyecto de los engaños. Y que pueda exigirles, a los vencedores de ayer y a los amos de hoy, cuentas.

Si Francia ha borrado la historia de Vichy, Italia ha falsificado la de Salò con la colaboración entusiástica de los dirigentes neofascistas que, de este modo, se han ganado el derecho de existir políticamente en la Italia democrática y antifascista.

Hemos escrito en otras páginas (1) (que más adelante recordaremos fragmentariamente) la historia de la República del Norte y de sus Fuerzas Armadas. Trazaremos, aquí, brevemente el recorrido de infamia y mentira seguido por los dirigentes del neofascismo italiano desde 1946 hasta hoy.

Lo haremos siguiendo, en parte, al que se ha convertido en el texto oficial de la historia del Movimiento Social Italiano, escrito por un profesor universitario, Piero Ignazi, antifascista, que ya en la elección del título ( «El polo excluido») demuestra cuán fácil le resulta a cualquiera, también a un estudioso, caer en las trampas de una propaganda sabiamente alimentada durante decenios, incluso con el concurso de todos los que sabían la verdad y la han callado.

Alguno, entre estos últimos, interviene para constatar una verdad evidente que, sin embargo, se pierde en el fragor de una campaña publicitaria que, tras la caída de la Democracia Cristiana, debe presentar a la atención de los italianos al M.S.I. como partido «limpio». Y distante ya de una pasado que no ha «traicionado ni renegado».

En respuesta a Gianfranco Fini que, ante la cercanía del aniversario del 8 de septiembre (2), se ha arrogado el derecho de afirmar que, en Italia, << no puede haber espacio para quien especula sobre la guerra civil. Para continuar colocando al margen de la política a millones de hombres cuyos padres realizaron otra elección>>, Lucio Colletti dedica un comentario sarcástico: <<…el MSI – afirma el intelectual antifascista – está en el Parlamento desde hace mucho, a pesar de que una ley (Scelba) prohibió la reconstrucción del partido fascista. Se debe pensar que no existe continuidad entre Msi y fascismo. Por lo tanto – concluye Colletti – el Msi no se identifica con los combatientes de la República Social los cuales, por otra parte, reciben subsidio del Estado>>.

Una verdad evidente, meridiana, que si se hubiera proclamado a tiempo, hace muchos años, habría evitado lutos y tragedias al país entero, porque habría salvado de la instrumentalización por parte del MSI a millares de jóvenes incapaces, no por culpa suya, de captar la profundidad del abismo al cual mediante engaño los dirigentes del MSI les estaban precipitando.

El Movimiento Social Italiano nació con la finalidad de encerrar a la masa de veteranos fascistas, liquidando sus veleidades revolucionarias, en una cárcel desde la cual dirigirlos electoralmente y, si fuera necesario física y militarmente, contra los «bolcheviques sin Dios» de Palmiro Togliatti (3) y del Frente Popular.

El magma incandescente que se desbordaba en mil torrentes del volcán fascista, no apagado aún, fue encauzado en un único río de lava hacia objetivos funcionales al reforzamiento y consolidación del nuevo régimen.

Fautores de esta cínica operación fueron, según Piero Ignazi, <<algunos expertos emprendedores políticos que canalizaron la galaxia de los grupos y de los movimientos espontáneamente surgidos en distintas partes de Italia y, por lo demás, compuestos de poquísimas personas>>.

Entre los «expertos» políticos estaban, por ejemplo, Arturo Michelini, a la sazón subjefe federal de Roma de la que, tras el 8 de septiembre de 1943, no se movió rechazando adherirse a la República de Salò.

El M.S.I. nació, en teoría, en el ánimo de los veteranos fascistas, como una <<orden de creyentes y de combatientes>>, aferrado fielmente a un pasado que, en la época, era todavía presente, con sus ideales, su historia y sus caídos. Pero, en el arco de apenas dos años, constata Ignazi, el partido de Almirante y Michelini circunscribe, sobre el aspecto interno, su <<área de referencia – a una -…derecha conservadora y populista predominantemente meridional>>.


Nuevamente Piero Ignazi señala, después, cómo aun entre fuertes discrepancias, al término del III Congreso nacional desarrollado en L´Aquila, entre el 26 y el 28 de julio de 1952, en política exterior, la dirección del MSI dentro de su 
<<declaración final>>, extendiéndose sobre el peligro de la <<fuerza disolvente del materialismo marxista, que opera a través de la acción de la Rusia bolchevique>>, deja entender aunque de forma bastante velada que, para contrarrestar esta amenaza, Italia debe reintegrase en el acuerdo de las demás naciones del Occidente libre de las cargas impuestas por el Diktat.

Por más indirecta e implícita que sea – reconoce el historiador – <<la elección de campo está ya decidida>>.

Lamentablemente, Piero Ignazi dedica su análisis a la descripción de los debates, siempre vívidos y virulentos, que acompañan las discrepancias entre las distintas corrientes del MSI, pero no logra captar las conexiones, que también se manifiestan con cierta frecuencia, entre la clase dirigente misina y los representantes del poder político, económico, religioso y militar italiano nacido tras el 8 de septiembre de 1943.

Detenerse en lo que aparece en documentos oficiales, registrar solamente lo se ha dicho en campañas y en debates, escrito en la prensa del partido, para uso y consumo de los afiliados y los simpatizantes, como hace Ignazi, equivale a escribir no solo una historia incompleta sino, peor aún, una crónica de acontecimientos y de actitudes que se sitúan a menudo, si no siempre, al lado opuesto de lo que ha sido dicho y decidido en esa penumbra donde se escribió y ejecutó la verdadera política de una fuerza que, como el MSI, debía aparentar ser de «oposición» al gobierno pero ser, en realidad, soporte del poder.

Así pues, el neofascismo no como el «polo excluido» de la vida política italiana, sino como su «polo oculto» desempeñando un papel que, desde los primeros años setenta, será asumido, desde la izquierda, por el partido comunista italiano. Y la prueba fundamental se desprende del examen de las relaciones establecidas entre el MSI y aquellos centros de poder en los cuales, única y exclusivamente, reside la fuerza y la capacidad de decidir los destinos del Estado y del Nación.

De ahí que sea completamente erróneo el análisis que de las relaciones establecidas entre el MSI, única fuerza verdaderamente representativa del neofascismo italiano, y las Fuerzas Armadas, realiza Piero Ignazi.

<<La relación entre Movimiento Social Italiano y militares hasta los años sesenta – escribe el historiador – mantiene la impronta de una especie de despego e indiferencia. Las razones de este comportamiento se remiten a la historia misma del partido. El MSI, de hecho, nació como el partido de los veteranos de la República Social Italiana, de los «combatientes que no habían hecho traición» de los «no colaboradores» de los Fascists´ criminal camps.

Representa, pues – prosigue Ignazi – la (derrota) de un ejército que no había seguido a la monarquía. No por casualidad, el MSI ha sostenido durante los años cincuenta a las asociaciones de excombatientes de la República Social Italiana, desde la Unión Nacional de combatientes de la RSI (presidida por Graziani y posteriormente, tras la muerte de éste, por Borghese) a todas las de Arma. Y ha pedido la aprobación de leyes de previsión social y de jubilación para estos grupos (pensiones de guerra y reconocimiento de servicio).

La fractura – afirma Ignazi – entre los generales «badoglianos» y los partidarios del «Mariscal de Italia» Graziani no podía ser soldada en tan escaso tiempo. Se puede entonces comprender esa mezcla de indiferencia y despego que trasluce el comportamiento misino hacia las Fuerzas Armadas durante los años cincuenta: el MSI se limita a tributar un homenaje de circunstancias al «valor de las Fuerzas Armadas y a su fundamental misión».

Por ejemplo, en la moción congresual de 1956 se afirma que es preciso » restituir a las FF. AA: la consciencia de su propio destino de defensa de la Patria «: pero – concluye – nada más >>.

Sería demasiado largo resumir en estas páginas, todo lo que hemos puesto en evidencia en el libro "Historia secreta de un pueblo traicionado, 1943-45", inédito todavía por la vileza de «amigos» y voluntad de enemigos.

Aquí, solo podemos sintetizar la trayectoria unitaria que, de común acuerdo, recorrieron los altos mandos militares italianos, tanto en el Sur como en el Norte, con la intención de evitar una fractura total, no cicatrizable, dentro en el interior de las Fuerzas Armadas italianas tras el 8 de septiembre de 1943.

Consecuentemente, no existieron enfrentamientos entre militares italianos tanto del ejército regular «apolítico» de Rodolfo Graziani, como de aquél del Sur. No existió, pues, derramamiento de «sangre fraternal», y la tarea desempeñada por muchos oficiales del ejército de Salò puede ser resumida perfectamente como «alistarse para sabotear» que permitió posteriormente, terminada la guerra, a la totalidad de los mandos superiores de las Fuerzas Armadas republicanas conseguir absoluciones sin cargos o condenas irrisorias por parte de los Tribunales de Excepción que los juzgaron por «alta traición» y «colaboración con el invasor alemán».

Si alguna vez existió algún enfrentamiento en el interior de las Fuerzas Armadas tras el 25 de abril, no fue entre «derrotados» y «vencedores», entre dos distintas y contrapuestas concepciones del honor militar, entre «nordistas» y «sudistas», sino más bien entre los partidarios de la «resistencia tricolor» y los seguidores declarados de la causa de las potencias anglo-sajonas, entre dos diferentes modos de concebir y ejecutar la traición.

Es decir, entre los que atribuían a sus propios méritos la «salvación de Italia» de la ira y de la destrucción germánicas, lograda mediante una falsa adhesión al bando del Tercer Reich, y los que, viceversa, reivindicaban para sí mismo la «gloria» de haber obtenido para Italia, con su posicionamiento contra Salò y Berlín, el reconocimiento de nación cobeligerante por parte de los vencedores del conflicto.


Y si bien nadie ha querido, hasta el día de hoy, penetrar en los secretos de este capítulo de nuestra historia para desmentir lo que escribe Piero Ignazi (y afirma la verdad oficial), basta con revelar cuáles fueron, entre los primeros, los ambientes donde de forma fulminante o, en todo caso rapidísima se recompuso cualquier fractura interna, a saber: los militares y los de policía.

Sin lugar a dudas, se remonta a febrero de 1946 la primera llamada a filas por parte del nuevo ejército italiano, con el único límite de doce meses de servicio militar en lugar de 18, para los «antiguos miembros de las fuerzas armadas de la RSI que tuviesen antecedentes penales».

Y, seis años más tarde, el gobierno italiano mediante «la Ley de 23 de febrero de 1952 n. 93 a efectos de hoja de servicios para los oficiales los servicios prestados en las Fuerzas Armadas de la RSI».

Con este gesto, el régimen democristiano y antifascista animado por el respaldo de las potencias aliadas vencedoras, sancionaba como auténtico el papel «resistencial» desempeñado por el Ejército de la República del Norte, bajo las órdenes del Mariscal de Italia Rodolfo Graziani... Dando público y formal reconocimiento a esa «Salò tricolor» en cuyo nombre afirmaban haber combatido los soldados «gris verde» de la Armada Liguria, de la Guardia Nacional Republicana y de las otras formaciones regulares de la República Social Italiana.

No es producto de la casualidad que, en el momento en el cual quedaba ratificada la pacificación en el interior de las Fuerzas Armadas, con el reingreso en la carrera de los oficiales hasta entonces excluidos del reconocimiento de su «patriotismo» y de su fidelidad a la Nación (contrapuesta a la facción), en la presidencia del M.S.I. estuviera Rodolfo Graziani, cuyo puesto será significativamente ocupado, tras su muerte, por el príncipe Junio Valerio Borghese.

Semejante reconocimiento por parte de un régimen que identificaba como suyos los principios y los valores del antifascismo liberal y católico no podía por menos que reflejarse, pues, sobre la fuerza política – el MSI – de la cual los militares, mediante dos de los más prestigiosos representantes de su casta (Graziani y Borghese), se habían convertido en garantes de su definitiva ruptura con la ideología y con la historia del último fascismo.

De este forma, el régimen admitía de modo oficial, mediante la rehabilitación del Ejército regular republicano y de sus figuras más representativas, a las cuales se les reconocía tanto en sede política como judicial la licitud de la opción escogida el 8 de septiembre de 1943, al Movimiento Social Italiano en el nomenclátor de las fuerzas políticas nacionales legitimadas para actuar también dentro del marco constitucional.

Los dirigentes del MSI, por su parte, habían llevado a cabo desde el principio su abjuración respecto a esa «Salò negra» encarnada por Alessandro Pavolini y por sus Brigadas Negras, haciendo así explícita su opción a favor de la «nación» y contra la «facción»: representada la primera por las Fuerzas Armadas, garantes de la unidad nacional; y la segunda por el fascismo republicano del cual renegaron en lo que respecta a sus ideas, su alternativa y su historia.

Todavía en 1973, Giorgio Almirante, en su autobiografía reafirmaba la validez de esa elección haciendo dimanar su decisión de adherirse a la República de Salò, en octubre de 1943, no del discurso de Benito Mussolini, tras la liberación del Gran Sasso y, mucho menos, del llamamiento de Alessandro Pavolini, sino del discurso pronunciado por Rodolfo Graziani, en Roma, en el Teatro Adriano, a principios de aquel mes de octubre de hace más de cincuenta años.

No debe, pues, provocar estupor el hecho de que, en 1954, Virgilio Spigai, un oficial de la Marina de Guerra, destinado a ascender hasta los grados más altos de las Fuerzas Armadas durante los años 60 y 70, pudiera escribir un libro sobre las empresas militares de la X Flotilla Mas y de su comandante, hasta el 8 de septiembre de 1943, mientras que un ex infante de marina de la división «Decima», Adriano Bolzoni, en una obra autobiográfica, haya querido recordar que, junto a sus camaradas de la «Barbarigo», cantaba una cancioncilla cuyo estribillo repetía: <<Fuego por Dios contra los bárbaros, fuego contra las Brigadas Negras>>.

Resulta, por ello, obvio que de la memoria histórica del ambiente neofascista haya sido literalmente borrada la figura humana y política de Alessandro Pavolini, de forma tan radical que el único en escribir una biografía sobre él, no exenta de expresiones de sincero respeto, fuera un historiador antifascista.(4)

De esta manera, los jefes del neofascismo italiano parlamentario y extraparlamentario, han erradicado de la conciencia de las jóvenes generaciones el recuerdo de la «facción», junto a sus principios y a su patrimonio ideal. En compensación, le han dado la «nación», la misma que, tras medio siglo, gracias también a su determinante colaboración podemos definir como la prostituta Italia.

Con estas premisas, la petición avanzada por Gianfranco Fini por parte del MSI, Giulio Cesco Baghino, por la Unión de Combatientes de la RSI, y Luigi Poli, por la Asociación Nacional de la Guerra de Liberación, en septiembre de 1993 (y obsesivamente repetida hasta hoy), de << confirmar la «pacificación» entre el Ejército del Sur, que permaneció fiel al rey tras el armisticio y el del «Norte», que se unió con Mussolini a Salò>>, se configura como una propia y verdadera estafa histórica y política.

La «pacificación nacional» propuesta por estos tres mercachifles y sus cómplices, deberá en realidad verificarse entre pensionistas y jubilados del mismo Estado, que desde hace medio siglo nada ni nadie separa.

Por lo demás, toda la historia del neofascismo italiano, desde los comienzos hasta hoy, no es otra cosa que el desarrollo de más por cincuenta años de un engaño que todavía no ha sido desenmascarado, simplemente porque hacerlo acarrearía la necesaria violación de demasiados secretos de Estado por parte de un poder que tiene todo el interés en mantenerlos a salvo para garantizarse su propia supervivencia.

Fuentes:

Para el Prefacio: https://resistenciatextos.wordpress.com/2016/08/08/libro-camaradas-adios-de-v-vinciguerra-prefacio-del-autor/

Para el Cap. I: https://resistenciatextos.wordpress.com/2016/08/08/libro-camaradas-adios-de-v-vinciguerra-cap-1o-el-final-de-un-equivoco/

Primera entrada de esta serie de FILOSOFÍA CRÍTICA sobre "Camerati, addio": https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2024/04/adios-camaradas-vincenzo-vinciguerra.html

(Continuará con el Cap. II). 

sábado, mayo 04, 2024

TESIS DE MARZO

Martin Heidegger en su juventud.

El siguiente texto fue publicado en nuestro canal YouTube. Ya ha sido parcialmente publicado aquí pero sin las referencias al tipo de seguidores que esperamos y deseamos como fundamento humano para la fundación del Partido FA/NS. Las consideraciones expuestas también valen para el viejo blog FILOSOFÍA CRÍTICA, fundado en 2007. 

https://www.youtube.com/@JaumeFarrerons/videos

COMUNICADO

Nuestros valores religiosos se secularizaron y han sido, históricamente, los más exitosos: ciencia, filosofia, arte, Estado, derecho, industria, democracia... Instituciones que perdieron, a su vez, la memoria y la conciencia de su origen ario. Y que, en manos de otros valores, extraños, cobardes, falaces, de procedencia judeo-cristiana, han sido pervertidas por la infame oligarquía. Ya no podemos volver al formato religioso, que era como el capullo del que nace la flor, pero sí podemos rememorarlo en el terreno del arte. Nuestra religión es la experiencia de lo sublime que conmemora a los caídos por la nación (Wagner). Sobre todo, tenemos el deber de recuperar la tragedia y la figura del héroe trágico. Sólo así pasaremos de la modernidad masónica decadente, podrida desde dentro por la religión semítica y su capitalismo, a una nueva modernidad, radiante, heroica y digna de nuestros valerosos antepasados. 

Jaume Farrerons 

Aumentar el número de suscriptores no es el principal objetivo de este canal. No tengo siquiera intención de monetizarlo o cosas así. NUNCA cobraré por mi trabajo. Cuantos más suscriptores, mejor, sin duda, pero no "más" a costa de las ideas y principios FA/NS por los que lucho (y lucharé hasta mi muerte) desde hace 40 años. 

TESIS 1: FA/NS A SECAS, SIN ADJETIVOS

Me agradaría que los seguidores del canal fuesen o se convirtieran en verdaderos FA/NS. Pocos, si es necesario, pero selectos y "puros" FA/NS. Resultan difíciles de encontrar, como joyas humanas, y son por ello tanto más valiosos. 

Mi ideal de canal: FA/NS de los pies a la cabeza y sin amalgamas con otras doctrinas o creencias (por ejemplo, los FA/NS cristianos o FA/NS budistas o FA/NS musulmanes...). ¿Lo entienden, verdad? A un liberal no le agradarían demasiado los "liberales nazis", o los "liberales comunistas", ¿por qué a los FA/NS tienen que hacernos gracia unos "FA/NS musulmanes"? O se es FA/NS o se es musulmán. Pues bien, esto tan sencillo no les entra en la cabeza a los "FA/NS cristianos". 

Nacional-REVOLUCIONARIOS. Nacionalistas y SOCIALISTAS, no "ni derechas ni izquierdas, ni izquierdas, ni izquierdas..." (conozco a muchos de estos). La Nación es el PUEBLO (familias, gente, trabajadores...). Aceptado este axioma, todo lo demás se sigue con lógica consecuencia. LAS ÉLITES SE HAN DESNACIONALIZADO. Si existió alguna vez una burguesía nacional, sí, ha fallecido hace décadas. Y si alguna "patria" acarician hoy esas nuevas élites, es Israel. 

ESTATALISTAS, no LIBERALES. La sociedad "de mercado" es nuestra antítesis. Sociedad con mercado, que es como decir cuerpo con estómago (no hay cuerpos sin estómago, como quiere el comunismo: una sociedad sin mercado es como un cuerpo sin estómago, esa "utopía" que siempre termina mal, muy mal). "Con mercado" pues, sí, pero no "DE mercado". Mercado, vale, muy bien, pero en su sitio y con límites: no todo puede entrar en el mercado, no todo es negocio, no estaremos siempre calculando cómo ganar dinero, no todo puede depender de la oferta y la demanda... Ese "tipo humano" que siempre calcula un beneficio económico da ASCO. Resulta muy fácil de entender nuestra idea. Porque tan LOCA es una sociedad sin mercado (comunismo) como una sociedad donde TODO es mercado (liberalismo). 

Ficha policial del revolucionario Mussolini.

Por eso siempre dijimos: ni capitalismo, ni comunismo. No nos creyeron, pero teníamos razón. Y ahora más que nunca se comprende nuestra RAZÓN. Porque el comunismo ya ha fracasado, pero en estos momentos está implosionando el "liberalismo" (EUFEMISMO para "capitalismo" como "inodoro" para "cagadero", con perdón). 

NACIONALISMO, no "patriotismo constitucional anti-nacionalista" o fórmulas derechistas similares. UN "PATRIOTA" QUE SE DECLARA NO-NACIONALISTA (Ciudadanos, PP, Vox...) QUIERE ENGAÑAR, o sea, es un LIBERAL disfrazado que siempre termina traicionando a la patria por el "mercado", léase: en beneficio de la OLIGARQUÍA. Los liberales no tienen patria, excepto quizá Israel, como ya he sugerido, y la palabra "patriotismo" en su boca constituye una blasfemia contra el espíritu nacional.

Los receptores de nuestro mensaje político serán, en un futuro, los TRABAJADORES NACIONALES. Y ello en una lucha DEMOCRÁTICA (= DEMOCRACIA GRIEGA, DEMOCRACIA = PODER DEL PUEBLO, no "democracia LIBERAL" = "elecciones cada 4 años") para derrocar a la OLIGARQUÍA BÍBLICO-SIONISTA PLANETARIA. Uno no puede pretender que defiende los intereses morales y materiales de los trabajadores y, al mismo tiempo, reivindicar la Edad Media (ultraderecha evoliana o duguiniana). Hay "ideas" que no son ideas, sino meros delirios para carne de manicomio. Un ultraderechista NO PUEDE ser FA/NS. Ya Evola escribió su ensayo "El fascismo visto desde la derecha" donde CONFESABA que él no era fascista, sino derechista. Las cosas claras y cada cual en su sitio. 

El nazifascismo no es ultraderecha, ni derecha liberal (ni nada que se le parezca). El FA/NS es una modernidad ALTERNATIVA a la pseudo modernidad masónica actual, a la modernidad caduca que agoniza en estos momentos en tiempo real. El FA/NS tampoco quiere, por tanto, un "retorno" a la Edad Media o a una situación histórica anterior a la Revolución Francesa, antes bien, QUIERE consumar hasta sus últimas consecuencias un proceso de modernización/secularización que la oligarquía judía ha intentado (y logrado) prostituir a toda costa. ¿Por qué? Porque SABE que la secularización inherente a la civilización aria entraña inexorablemente la desaparición de su religión y, por ende, del "pueblo elegido" (que se define por una creencia, no por una raza). 

¿Cómo si no explicar que estemos pasando en tiempo real del progreso al "regreso"? Asistimos a una INVOLUCIÓN GENERALIZADA de las condiciones sociales. Los oligarcas están pudriendo por dentro todas las instituciones modernas (invenciones grecorromanas, arias) mediante el veneno del dinero. Capitalismo contra democracia, ciencia, arte, educación, filosofía, Estado, nación, derecho... TODO SE ESTÁ DERRUMBANDO ANTE NUESTROS OJOS PORQUE SON ELLOS, LA OLIGARQUÍA FINANCIERA, y no nosotros los FA/NS, QUIENES QUIEREN RESTAURAR LA EDAD MEDIA. Pretenden, de hecho, erigir una TEOCRACIA JUDÍA GLOBAL. Y debemos resistirnos a esta inmundicia con todas nuestras fuerzas. 

Mi único "dios" es la NACIÓN, bien lejos de los judíos Yahvé, Cristo y sus discípulos o seguidores agrupados en una Iglesia MUNDIAL. Los FA/NS somos NACIONALISTAS, no los universalistas bíblicos del eslogan "todos hijos de Dios" y "hermanos" o universalistas liberales MASÓNICOS de la "HUMANIDAD" (formulación POLÍTICA de lo mismo: la gran trampa del nacionalismo judío contra los nacionalismos gentiles). Dicho queda. 

Fin.

No engaño, pues, a nadie. 

Les expongo muy resumido el SENTIDO de mi canal y, evidentemente, nada tiene que ver con LA DERECHA liberal y sionista imperante, pero tampoco con la ultraderecha. Para seguidores de Trump, Milei, Abascal, Aznar y demás fraudes pseudo patrióticos hay miles de sitios en la red. Este, no: aquí, insisto en este punto, yo NO promocionaré a la "DERECHA". 

No esperen eso de mí. 

Pero si tú no te sientes FA/NS "puro" o si te sientes de derechas, cristiano, liberal, comunista, anarquista, sionista (lo que sea) y quieres seguirnos, ver, comentar, criticar, cuestionar, etc, no te voy a insultar ni a menospreciar por ello. Debatiremos dentro del respeto. Porque somos personas, no bestias. Sépanlo todos: yo dialogo con todo el mundo, pero, eso sí, dentro de un marco de urbanidad, nivel cultural y racionalidad. NO HABLO CON TROLLS ENMASCARADOS, MENTIROSOS Y DIFAMADORES AUNQUE SE DECLAREN NAZIS Y ENARBOLEN ESVÁSTICAS.  

En este sitio no hay lugar para los Gladio. Éstos, no; yo les ignoraré (como norma). Y serán los únicos a quienes DESPRECIE. Ustedes hagan lo que consideren conveniente con esos perfiles que aparecen aquí de vez en cuando con finalidades claramente intoxicadoras. 

Detención de Mussolini.

TESIS 2: LA IZQUIERDA NACIONAL 

Sobre la IZQUIERDA NACIONAL. El tema de la IZQUIERDA nacional es perfectamente compatible con la idea de SOCIALISMO nacional o nacionalismo REVOLUCIONARIO. Sólo desde que Julius Evola, el ideólogo de los Gladio, sacralizó el término DERECHA (DESTRA), se convirtió la etiqueta "izquierda" en algo equivalente al "mal absoluto" para el área patriótica. Pero el propio Mussolini, fundador del fascismo que, además, tiene en su haber unas obras completas de decenas de tomos doctrinales (la OPERA OMNIA), deja muy claro que el fascismo, como socialismo revolucionario o socialismo nacional que es, pertenece al campo de la izquierda. [Y, añado y subrayo yo, de la izquierda NACIONAL y contra el comunismo y toda IZQUIERDA ANTI-NACIONAL]. Lo dice Mussolini, no yo. ¿El motivo? Los términos izquierda y derecha NO son ideológicos, sino estratégicos y tácticos; y como norte/sur, relativos. Oslo es una ciudad que está al norte de Munich, pero al sur de Narvik. ¿Está Oslo al norte o al sur? Depende. Las etiquetas IZQUIERDA/DERECHA NO comportan o co-implican contenidos DOCTRINALES, sino posiciones TÁCTICAS Y ESTRATÉGICAS respecto al poder/régimen imperante. Cuando una fuerza se opone al poder imperante y se define como revolucionaria es "de izquierdas". Si se identifica con el poder imperante y sirve a ese poder es "de derechas". ¿Nos oponemos o nos identificamos NOSOTROS con el poder imperante (=oligarquía sionista)? Cuando la burguesía desató la Revolución Francesa era de izquierdas respecto de la aristocracia y la monarquía, pero luego, una vez encaramada en la cúspide social, esa misma burguesía devino de derechas respecto de los obreros surgidos como clase tras la revolución industrial. ¿Nos identificamos nosotros con la burguesía (hoy ya oligarquía) o con los trabajadores? Así que el tema "izquierda nacional" NO CONLLEVA NINGUNA CONCESIÓN IDEOLÓGICA al comunismo, si es eso lo que temen ustedes, porque el fascismo es socialista nacional, anti-comunista (por nacional) y anti-capitalista (por socialista). Y sólo los intoxicados por la doctrina Gladio, fabricada expresamente con ese fin, sacralizaron el término DERECHA, una decisión (esta sí) DOCTRINAL para la carne de cañón del poder ocupante, cuyos resultados ya hemos visto y podemos ver en la "neofascista" Giorgia Meloni y en la DESTRA Gladio de la que está surgiendo en todo Occidente la nueva ultraderecha judeo-cristiana: TOTALMENTE VENDIDA AL PODER BÍBLICO-SIONISTA DE LA OLIGARQUÍA. Curiosamente, nunca escucho protestas por la asimilación del fascismo a la ultraderecha. Pero ya me explicarán qué credibilidad pueden tener ante el pueblo trabajador nacional unos nacional-revolucionarios o nacional-SOCIALISTAS que se asimilan sin pestañear al ULTRADERECHISMO más cavernícola (con la idea de restaurar la Edad Media y mamarrachadas semejantes). Así, algunos se declaran nacionalSOCIALISTAS pero su programa consiste en suprimir la seguridad social y re-establecer en Europa el derecho de pernada o la servidumbre de la gleba (entre otras delicatessen medievales). ¿No ven ustedes en todas estas incoherencias la causa de nuestro fracaso absoluto después de 70 años de repetir los mismos errores (en realidad, trampas Gladio) tras la caída de Berlín? ¿Hasta cuándo vamos a picar en el anzuelo de los falsos camaradas Gladio (=matones de la OTAN) a sueldo de las cloacas del Estado vasallo y del poder ocupante? ¿NO ven lo que sucede en Ucrania con los neonazis Gladio sirviendo al judío Zelenski (EEUU/GB/Israel)? Espero que reflexionen ustedes al respecto. Aclaro en este sitio las dudas que me puedan presentar. 

Gracias.

Nietzsche + Marx = fascismo.

TESIS 3: EL LUGAR CENTRAL DEL ARTE 

INSTITUCIONES PAGANAS EN LA EDAD MEDIA CRISTIANA. Sería interesante abundar en ese tema para comprender por qué la edad media ha fascinado a muchos patriotas haciéndoles creer que su fe cristiana era compatible con el nacionalismo. Pero el cristianismo puro es, como he explicado, un "apocalipticismo" que niega toda forma de civilización y "lo mundano" a secas en calidad de mera vanidad transitoria que debe, en breve (¡¡¡en el plazo de una generación como máximo!!!), ser anihilada por la Segunda Venida de Cristo y el Reino de Dios. ¿Qué institución puede, entonces, ser considerada realmente cristiana, aparte de la propia Iglesia (¡¡¡y con inmensas reservas!!!) y el monacato? No, desde el luego, el Estado (gran Leviatán de la paranoia milenarista judeo-cristiana) y, mucho menos, todo lo relacionado con el poder militar, algo esencialmente anti-cristiano a pesar de que éste es, precisamente, el aspecto de la sociedad medieval más admirado por los "patriotas católicos". Así que, dejando al margen la cruz en el escudo y, en general, la simbología, el resto (99.99%) sería pagano en las instituciones militares medievales. Y podría demostrarse que es así entrando al detalle en la historia militar de la época y analizando "ex hypothesi" su transición desde el mundo antiguo al mundo medieval en función de factores puramente internos, es decir, ajenos a la fe.

(Otra respuesta a un seguidor del canal): 

Todo ese enfoque vive de la permanente confusión de unos valores paganos presentados al público con "envoltorio cristiano", situación a la que se presta muy eficazmente la recuperación de la edad media como supuesto mundo ideal o modelo estético-político. Creo que Nietzsche ya dio buena cuenta de ese aspecto de la obra de Wagner que tanto daño ha hecho al nacionalsocialismo abonando el fraude de un NS cristiano (no otro fue el terreno mental explotado, después de la guerra, por la potencia ocupante a la hora de reclutar neonazis o neofascistas Gladio). Pero, incluso así, recordemos que en arquitectura y escultura el NS fue neoclásico, no neomedieval. Hay que tener siempre presente que el NS quería emprender una transición gradual de los valores cristianos (imperantes en el pueblo alemán) a los valores puramente nacionalistas; y hacerlo sin ningún tipo de estridencias o conflictos políticos, arrebatando la educación de las nuevas generaciones a las iglesias para ponerla en manos del Estado nacional. La re-educación del pueblo ya adulto en los principios heroicos, programa cultural de la ópera popular wagneriana, podía empezar adoptando ese "envoltorio" cristiano mientras, de hecho, recuperaba y restauraba los elementos paganos, en este caso germánicos, todavía presentes en la edad media. Así, lo que en el cristiano creyente era contenido se convertía en mera excusa y, a la inversa, la excusa, el caballero, el guerrero, el cruzado, en verdadero contenido.

Jaume Farrerons

Figueres, la Marca Hispànica, 4 de mayo de 2024.