jueves, julio 18, 2019

MUSSOLINI RESPONDE A ERNESTO MILÁ: "EL ESTADO FASCISTA NO ES REACCIONARIO, SINO REVOLUCIONARIO".




















En la "Introducción" a su bodrio editorial Contra Revolución. Análisis y propuestas de la contra-revolución (2017), una obra de humor que no en vano comienza con un lamento sobre "lo que queda de la contrarrevolución" ---o sea, nada---, Ernesto Milá hace pública su profesión de fe contrarrevolucionaria y se declara fiel a la monarquía y a la iglesia. Sostiene, sin sonreír, que el rey es un ser superior. Además, para terminar esta sesión de terapia masturbatoria con el más espantoso bochorno, este "analista político" manifiesta que el enemigo contra el que lucha ---en el sentido que Carl Schmitt da a la dicotomía amigo/enemigo--- es, ¡agárrense!..., la UNESCO. No la oligarquía financiera, no el Pentágono, no el Mossad, ni siquiera el FMI, sino esta "infernal" agencia de la ONU.

Milá es el mismo personaje que afirma desconocer el significado de la palabra "nacional-revolucionario" o asevera, por ejemplo, que Ramiro Ledesma no puede ser considerado un político de izquierda nacional porque era fascista y, por tanto, reaccionario. Al parecer, no se ha enterado Milá del significado de la palabra fascismo, puesto que si desconoce el del género nacional-revolucionario, tiene por fuerza que, como poco, malinterpretar su especie. Para Milá sólo existen dos campos políticos, a saber, el revolucionario y el contra-revolucionario. Entonces, ocurre que los nacional-revolucionarios estarán, por definición, en el campo revolucionario. La divisoria entre unos y otros es la actitud valorativa e ideológica respecto de la revolución de 1789. O, en otros términos, la posición adoptada frente al jacobinismo (=izquierda) define en qué campo está cada uno de los actores. Pues bien, el señor Milá ignora que el fascismo se encuentra en el campo revolucionario. Esta sería, por si fuera poco, una tesis de Julius Evola cuando escribe El fascismo visto desde la derecha,* que es tanto como decir "el fascismo visto desde la contrarrevolución", porque para Evola la verdadera derecha sólo puede ser contrarrevolucionaria. 

Así las cosas, parece que Mussolini, incluso en su etapa más derechista, a saber, la del Ventennio, no está de acuerdo con Milá. Espero que la autoridad del Duce sea suficiente a efectos de determinar el significado de la palabra "fascismo" incluso para alguien tan irracional ---o, digamos, "mágico"--- como el Sr. Ernesto Milá Rodríguez: 
Si quien dice liberalismo dice individuo, quien dice fascismo dice Estado. Pero el Estado fascista es único, y es una creación original. No es reaccionario, sino revolucionario, pues anticipa las soluciones de determinados problemas universales tal como en otros países plantean el fraccionamiento de los partidos en el campo político, la prepotencia del parlamentarismo, la irresponsabilidad de las asambleas, y en el campo económico las funciones sindicales cada vez más numerosas y poderosas así en el sector obrero como en el industrial, sus conflictos y sus acuerdos; y en el campo moral, las necesidades del orden, de la disciplina, de la obediencia a los dictámenes morales de la patria. El fascismo quiere el Estado fuerte, orgánico y a la vez apoyado en la más amplia base popular. El Estado fascista ha reivindicado para sí también el campo de la economía, y, por intermedio de las instituciones corporativas, sociales y educacionales que ha creado, el sentido del Estado llega hasta las últimas ramificaciones, y en el Estado circulan, encuadradas en las respectivas organizaciones, todas las fuerzas políticas, económicas, espirituales de la nación. Un Estado que se funda en millones de individuos que lo reconocen, lo comprenden, dispuestos a servirlo, no es el Estado tiránico del señor medieval. No tiene nada en común con los Estados absolutistas antes o después de 1789 (La doctrina del fascismo, XI. La unidad del Estado y las contradicciones del capitalismo, 1932).
Sin pretender ser exhaustivos, conviene recordar que el libro editado por Milá, cuya función de manifiesto personal onanístico queda clara en la Introducción, afirma cosas tan jugosas como la siguiente: 
Los contrarrevolucionarios son, en cambio, individualistas. Quien haya intentado alguna vez organizarlos, habrá podido observar que estas personas tienden siempre a situar sus intereses personales por encima de cualquier pertenencia a ninguna organización (Contra Revolución, op. cit., p. 95).
Aquí Molnar hace una perfecta descripción del colaborador de las cloacas, cuya "causa" es siempre su propio y mezquino beneficio en forma de sobre sepia todos los días 20 de cada mes. ¿Cómo describe, en cambio, a los revolucionarios?
(...) los grupúsculos revolucionarios, sean cualesquiera los slogans anarquistas que proclamen, terminan siempre vestidos de uniforme, a pesar de que lo lleven para ridiculizarlo como lo hicieron los hippies en los años sesenta. La inspiración colectivista es inseparable de la disciplina, y la disciplina, a su vez, de la jerarquía (ibídem).
Pero luego Milá reivindica, precisamente, la jerarquía. Me ne frego. El revolucionario "es militarista en el fondo", pero "lleva el uniforme para ridiculizarlo": curioso militarista. Creo que Molnar necesita tratamiento de algún tipo porque no comprende que sus frases, a dos líneas vista, son contradictorias. Mas, ¿qué le importa la lógica a un contrarrevolucionario? El libro editado por Milá está repleto de este tipo de aporías, de manera que al final no se sabe en qué consiste ser contrarrevolucionario excepto por el hecho de pensar como un rematado imbécil o como un esquizofrénico con problemas de división de la personalidad. La ideología contrarrevolucionaria es una papilla que disuelve el cerebro de sus correligionarios con el fin de que sus víctimas dejen de razonar y sólo obedezcan órdenes, incluso si no las comprenden ---y, sobre todo, si no las comprenden. El "contrarrevolucionario" de Milá es el perfecto colaborador (lobotomizado) de los servicios de inteligencia occidentales. Nada más. 

Jaume Farrerons
Figueres, Marca Hispánica, 19 de julio de 2019.

* El verdadero título de esta obra es Il Fascismo. Saggio di una analisi critica dal punto di vista della destra [Roma, Volpe, 1964]. Quienes lo publican bajo el título "Más allá del fascismo" están manipulando la obra de Evola.

Leer también: 
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2019/07/mussolini-responde-evola-la-doctrina.html


domingo, julio 14, 2019

MUSSOLINI RESPONDE A JULIUS EVOLA: "LA DOCTRINA DEL FASCISMO NO HA ESCOGIDO A DE MAISTRE POR PROFETA".


 

MUSSOLINI RESPONDE A EVOLA: "LA DOCTRINA DEL FASCISMO NO HA ESCOGIDO A DE MAISTRE POR PROFETA". Joseph de Maistre es el ideólogo contrarrevolucionario por excelencia y el maestro espiritual de Julius Evola. Así las cosas, incluso en su etapa más derechista, a saber, cuando traiciona el programa fundacional fascista de 13 de mayo de 1919 y ha pactado con la aristocracia, la iglesia y la monarquía ---instituciones todas ellas que le apuñalarán en 1943 porque eran intrínsecamente derechistas, es decir, antifascistas---, Benito Mussolini deja muy claro que el fascismo no tiene nada que ver con el tradicionalismo reivindicado por Julius Evola. Véase Apartado IX de "La doctrina del fascismo", "El fascismo no retrocede",1934:

El fascismo no retrocede. Las negaciones fascistas del socialismo, de la democracia, del liberalismo, no han de inducir a creer, empero, que el fascismo entienda hacer que el mundo vuelva a ser lo que era antes de 1789, año que se indica como comienzo del siglo democrático-liberal. La doctrina fascista no ha escogido a De Maistre por profeta. El absolutismo monárquico fue, y así toda eclesiolatría. Asimismo fueron los privilegios feudales y la división en castas impenetrables e incomunicantes entre sí [L'assolutismo monarchico fu, e così pure ogni ecclesiolatria. Cosi «furono» i privilegi feudali e la divisione in caste impenetrabili e non comunicabili fra di loro]. El concepto de autoridad fascista no tiene nada que ver con el Estado de la policía. Un partido que gobierna totalitariamente a una nación constituye un hecho nuevo en la historia [Un partito che governa totalitariamente una nazione, è un fatto nuovo nella storia]. No resultan posibles referencias o comparaciones. De los escombros de las doctrinas liberales, socialistas, democráticas, el fascismo extrae aquellos elementos que todavía tengan un valor de vida. Mantiene los que podrían definirse como hechos incorporados a la historia y rechaza todo lo demás (...).

Texto original en italiano:

[Le negazioni fasciste del socialismo, della democrazia, del liberalismo, non devono tuttavia far credere che il fascismo voglia respingere il mondo a quello che esso era prima di quel 1789, che viene indicato come l'anno di apertura del secolo demo-liberale. Non si torna indietro. La dottrina fascista non ha eletto a suo profeta De Maistre. L'assolutismo monarchico fu, e così pure ogni ecclesiolatria. Cosi «furono» i privilegi feudali e la divisione in caste impenetrabili e non comunicabili fra di loro. Il concetto di autorità fascista non ha niente a che vedere con lo stato di polizia. Un partito che governa totalitariamente una nazione, è un fatto nuovo nella storia. Non sono possibili riferimenti e confronti. Il fascismo dalle macerie delle dottrine liberali, socialistiche, democratiche, trae quegli elementi che hanno ancora un valore di vita. Mantiene quelli che si potrebbero dire i fatti acquisiti della storia, respinge tutto il resto].

Con lo dicho queda probado que las tesis de Evola y sus seguidores tradicionalistas Marcos Ghio, Antonio Medrano, Ernesto Milá y demás, es decir, quienes desde la derecha asimilan el fascismo a la contrarrevolución, el legitimismo monárquico-eclesial y la restauración de las instituciones pre-revolucionarias, son puras manipulaciones de escritorzuelos sin método científico y, lo que es peor, sin el más mínimo sentido de la decencia intelectual. Pero, ¿qué podía esperarse de espíritus frívolos e irracionalistas que "creen" en la validez de la magia? 

LAS EXÉGESIS ULTRADERECHISTA Y ULTRAIZQUIERDISTA DEL FASCISMO

Observemos, por si fuera poco, que aquí los ultraderechistas están colaborando obscenamente con los antifascistas de extrema izquierda, para los cuales el fascismo es mera reacción y contrarrevolución  ayuna de todo contenido social. Lo único que varía entre unos y otros es el signo valorativo de la identificación, pero ambos grupos de intérpretes sirven al mismo amo, a saber, la oligarquía, que quiere oír hablar de izquierda o de derecha, de revolución antinacional o de contrarrevolución también antinacional (el nacionalismo es un fenómeno "moderno", Evola dixit), pero no, nunca, de revolución nacional. Eso jamás. Fascismo "de verdad", pro-hi-bi-do.

Ernesto Milá contribuye con su abyecta conducta de pseudo teórico y autoeditor a las tareas ordinarias de las cloacas del Estado, el Pentágono, el Mossad... Júzguese política y moralmente, no sólo intelectualmente, su vergonzante quehacer.

Subrayo que, cuando fue publicada La doctrina del fascismo, transitaban los italianos por la etapa más alevosa y derechizada del fascismo mussoliniano. Pero, incluso entonces, el post-marxista Mussolini advirtió que el fascismo no es tradicionalismo, sino algo completamente nuevo, moderno, una doctrina que conserva los elementos todavía válidos del socialismo, el liberalismo y la democracia (pretensión incompatible con la restauración del Ancien Régime). De manera que, si en el fascismo del Ventennio (1922-1942) puede hablarse de una "derecha" fascista ---lo que no sólo no resultaría descabellado, sino que es un error por el que los nacional-revolucionarios hemos pagado un alto precio de descrédito---, será siempre una derecha moderna, liberal, no la derecha reaccionaria, feudal, el régimen de castas que reclama indecentemente ese cerdo con monóculo llamado Julius Evola.

Ahora bien, si en lugar de a dicho período nos remontásemos ---como haremos más adelante--- al fascismo revolucionario originario o al fascismo de la República Social Italiana, la República de Salò, en la que, tras la traición de los derechistas, Mussolini intenta reconstruir el fascismo como izquierda nacional, las piezas de convicción a nuestro favor serían mucho más contundentes. Hemos hecho referencia únicamente a ésta para que no nos acusen de seleccionarlas de forma arbitraria y de acuerdo con criterios sin fundamento. No hay ninguna afirmación de Mussolini que, antes o después, ponga en solfa la autonomía histórica del fascismo, es decir, su carácter moderno y opuesto a toda forma de regresión contrarrevolucionaria anti-moderna. El fascismo es revolucionario, no apto para derechistas reaccionarios. A la revolución burguesa y a la revolución proletaria añade, en efecto, Mussolini, una tercera, la nacional, conservando los elementos válidos de las otras dos.

La revolución fascista presupone orgánicamente ---y no sólo cronológicamente--- las revoluciones democrático-liberal y marxista. No es un retroceso, sino una superación de 1798 y 1917 por la izquierda.

El fascismo no retrocede, señores evolianos Ghio, Milá, Medrano y compañía.

¡¡¡Dejen ya de mentir y de engañar a los militantes nacional-revolucionarios!!!

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NOTA. Con este texto inciamos un ciclo de réplicas a escritos de los evolianos que nos afectan como nacional-revolucionarios y que han sido redactados por Marcos Ghio, Ernesto Milá, Antonio Medrano y otros escritorzuelos de la extrema derecha. De hecho, se trata de una continuación de la crítica emprendida hace casi una década con los artículos sobre la usurpación, amputación y manipulación de la doctrina nacional-revolucionaria. Una tarea que, obtenido ya el doctorado con una fundamentación ideológica integral del fascismo, conviene ahora concluir.


sábado, julio 13, 2019

RAMIRO LEDESMA (3). "LA IDEA NACIONAL ES REVOLUCIONARIA Y APARECE CON LOS JACOBINOS FRANCESES".






















Los términos derecha/izquierda surgen con la Revolución Francesa. No hay derecha ni izquierda antes de la Gran Revolución. Hablar de Roma o de Grecia como "derecha" carece de sentido. La democreacia ateniense, ¿era derecha o izquierda? La república romana, ¿era derecha o izquierda? Por tanto, el concepto metafísico de "derecha" acuñado por Julius Evola constituye un anacronismo. En cambio, no cabe duda de que la reivindicación del jacobinismo nos coloca inmediatamente en el terreno de la "izquierda". Jacobinos (izquierda) y girondinos (derecha) son los primeros en ocupar estos espacios funcionales. Júzguese entonces el valor del siguiente fragmento de Ramiro Ledesma a la hora de determinar si el fundador de las JONS puede ser adscrito, o no, a la izquierda nacional

No. En redondo nos oponemos a que si ahora existe coyuntura propicia para enarbolar con eficacia una actitud "nacional", se apoderen de ella otra vez las fuerzas responsables de todas las hecatombes históricas, hoy que están -!y a qué precio!- derruidas y en declive./ (...) El propósito parece claro: volver de nuevo a utilizar lo nacional como escudo y máscara de una mercancía averiadísima, en vías de pudrirse. Ese es el mayor crimen contra la Patria, y si preponderase tal deseo, resultaría de nuevo fallida la gran ocasión que a costa de sangre y esfuerzos está hoy quizá forjándose. Si hay que defender la espiritualidad católica, hágase a cuerpo libre. Y si hay que defender intereses económicos que se creen legítimos, hágase también al descubierto, con razones propias, sin escudarse tras "lo nacional", cosa muy distinta y desde luego la más importante para nosotros como españoles. / El mejor servicio a España y el mejor modo de vigorizarla como nación es procurar henchirla de ideales jugosos y adscribir a su bandera los núcleos más fuertes, más viriles y desinteresados del país. Y el peor servicio el identificar "lo nacional" con toda la impedimenta fracasada y anémica, con todos los privilegios de legitimidad dudosa y de carácter irritante para la mayoría del pueblo. Hasta en el nacionalismo triunfante en algunos países, como Italia y Alemania (...) operan fuerzas y razones muy de acuerdo con lo que venimos expresando en esta nota. (...) Pues la idea nacional, si bien se mira, es una idea revolucionaria, rumbo adelante, y su primera vinculación en la historia universal aparece en los jacobinos franceses de la gran Revolución (Ledesma Ramos, R., 11 de julio de 1936, vid. op. cit., Obras Completas, Volumen IV, p. 494).

Tres son los conceptos que Ramiro vincula aquí: 1/ nación y nacionalismo; 2/ revolución; 3/ jacobinismo (izquierda). Este fragmento constituye la fundación de la izquierda nacional española. Ramiro no puede ser adscrito, por tanto, al campo derechista y contarrevolucionario, como quiere Ernesto Milá. En breve nos ocuparemos de la cuestión con más detalle. 

Jaume Farrerons
Figueres, la Marca Hispànica, 13 de julio de 2019