Examinemos los titulares de los periódicos y medios de comunicación todos: elogio casi unánime de los políticos, de los diarios, de las televisiones, de los opinadores, de los "intelectuales", del sistema oligárquico en su conjunto, a coro. Un auténtico bochorno para los indignados: ese clamor sistémico delata precisamente la verdadera calaña del "pensador" (¿?) Hessel. Se ha reconocido incluso, ya abiertamente, que en un momento de profunda crisis institucional, Hessel, el ex-expía, apareció de pronto en el escenario para apuntalar los valores del tambaleante dispositivo de dominación, como si dichos valores nada tuvieran que ver con la crisis misma.
Hessel será un pensador, quizá, pero yo no conozco su obra (quizá la encuentren extraviada entre sus papeles póstumos). El insignificante panfleto !Indignaos! (2010) -o su cansina prolongación en el bodrio !Comprometeos! (2011)- puede ser calificado de cualquier cosa excepto de pensamiento. En fin, este entierro es un verdadero espectáculo donde los idiotas y los sinvergüenzas que pueblan el descompuesto universo occidental se mezclan en alegre charanga, invitados al óbito del personaje para evidenciar, precisamente, la decadencia de los indignados. La indignación quería ser una revolución pacífica, precepto que aplaudimos, pero una revolución pacífica cuyo "ideólogo" termina alabado por los banqueros, por los políticos corruptos y por los testaferros oligárquicos del denominado "mundo de la cultura", no es revolución, sino importura. Reflexionemos un instante: el pacifismo de un movimiento cívico coloca en el plano de las ideas la entera carga de la responsabilidad, del potencial y de la fuerza transformadora que supuestamente pretende, pero si esas ideas se limitan a remachar los valores vigentes y reciben por tal motivo el apoyo entusiasta, clamoroso y mayoritario del poder, ¿cuál puede ser el resultado de semejante "insurgencia"? ¿Qué cabe pensar de su promotor?
Hessel, perfecta caricatura del fraude intelectual y moral denominado "democracia", ha muerto. ¿Indignado o indigno? El régimen que nació de una revolución (burguesa) y ha convertido cierta retórica rebelde de consumo juvenil en una liturgia inocua marcada por el más obsceno conformismo y por una escandalosa mediocridad intelectual, también ha muerto. Pero el hedor del cadáver tardará todavía un poco en ofender nuestras narices.
Hessel, perfecta caricatura del fraude intelectual y moral denominado "democracia", ha muerto. ¿Indignado o indigno? El régimen que nació de una revolución (burguesa) y ha convertido cierta retórica rebelde de consumo juvenil en una liturgia inocua marcada por el más obsceno conformismo y por una escandalosa mediocridad intelectual, también ha muerto. Pero el hedor del cadáver tardará todavía un poco en ofender nuestras narices.
Un indignado contra Hessel
28 de febrero de 2013