De repente, el mestizo universal ha quedado en evidencia.
No soy, como otros, simpatizante de Putin, ni me merece demasiado respeto el tipo de régimen autoritario que impera en Rusia, pero una cosa hay que reconocerle al déspota: en estos momentos la oligarquía sionista no controla Moscú y ello le permite a la gran nación rusa desarrollar una política soberana en interés propio. Quiero decir: no en interés de Israel, que es como terminan postradas todas las llamadas "democracias liberales" capitalistas, sino en interés del Estado nacional, en este caso ruso.
Esto puede parecer poco para los que no somos rusos, claro, pero es mucho en las circunstancias actuales y un ejemplo que todas las naciones del mundo deben imitar.
Rusia, China, Irán, Venezuela, Siria, Cuba y otros países son, así las cosas, auténticos Estados. España o Alemania, por poner dos ejemplos bien distintos, no lo son. Y quizá Alemania menos todavía que el patético "Reino de España" actual. Los alemanes son un pueblo explotado y oprimido en proceso de extinción demográfica.
Por un camino u otro, las naciones deben recuperar su soberanía, y si la defensa de los intereses nacionales resulta imposible en esta pseudo democracia fagocitada por el poder apátrida del dinero, bienvenido sea, siempre que labore realmente al servicio de la nación, el autoritarismo. Porque un Estado autoritario, siendo un verdadero Estado, siempre podrá democratizarse, pero un pseudo Estado como el nuestro en Europa nunca será democrático porque para empezar no es nacional, sino oligárquico, es decir, depende de un poder exterior inaccesible para los ciudadanos.
En dicho sombrío pero necesario contexto autoritario de excepción, que en su momento fue el del fascismo, Putin ha podido decir la verdad o, como poco, parte de la verdad.
Gran victoria moral de Putin.
Aquello que define a los libres es precisamente que no están forzados a mentir por cobardía. Y esto, que vale para las personas, los grupos o las instituciones, vale también para las naciones, encarnadas por sus Estados. La Rusia soberana, precisamente porque lo es, puede ayudar a causas justas contrapesando la balanza del poder. Puede, verbi gratia, contribuir a que Siria siga siendo un país independiente; y puede, cuando la oligarquía organiza sus criminales campañas mediáticas, romper una lanza en favor de la verdad e impedir que se perpetre impunemente la fechoría.
Esto es exactamente lo que ha hecho Putin y, hasta aquí, hay que reconocérselo. El pueblo sirio debe estar inmensamente agradecido al Estado ruso, porque el ataque oligárquico contra Siria habría tenido consecuencias devastadoras para la gente común que ya sufre lo indecible a causa de una guerra provocada por los mercenarios oligárquicos de Al-Qaeda y otras bandas de asesinos a sueldo denominadas "rebeldes". La simple información veraz, la lógica crítica en boca de un estadista soberano, ha bastado para poner en evidencia los perversos planes de Israel y el lobby judío estadounidense.
Putin, subrayémoslo, no ha hecho grandes revelaciones, sino que se ha limitado a recurrir a la racionalidad más elemental. De hecho, sus declaraciones no añaden casi nada a lo que nosotros, desde este humilde blog, hemos dicho ya. Pero los argumentos de Putin son apabullantes precisamente por este motivo, porque ponen en evidencia la fragilidad y bochornosa chapucería de las imposturas con que los oligarcas occidentales pretendían justificar una nueva guerra. Y aspiraban a hacerlo, una vez más, como han hecho siempre, mediante la mentira y la manipulación mediático-informativa descarada.
Responsabilidades penales por un crimen de guerra
Los razonamientos de Putin son los siguientes:
1/ si los norteamericanos tienen pruebas de que el ataque químico fue obra de Damasco, que aporten esas piezas de convicción ante las Naciones Unidas; y aplíquese la ley. Las excusas de Obama, según las cuales Washington dispone de todas las evidencias necesarias pero no puede mostrarlas debido a su carácter secreto, atentan contra la inteligencia y la decencia del mundo. Con semejante expediente, Estados Unidos e Israel podrían, en efecto, justificar cualquier agresión arbitraria. Obama hace el ridículo al creer que, después del fraude de las armas de destrucción masiva iraquíes, la palabra de un presidente estadounidense vale más que una mierda.
2/ es absurdo e incoherente que el gobierno sirio haya utilizado armas químicas cuando tiene la guerra ganada y no necesita, precisamente, ponerles en bandeja a sus enemigos una justificación para la intervención extranjera contraria a Damasco;
3/ roza lo delirante que Siria haya esperado a que los inspectores de la ONU pisaran el terreno para que, al parecer, tuvieran más a mano las evidencias de una vulneración de la legalidad internacional y el casus belli humanitario tan deseado por los "rebeldes";
4/ los únicos beneficiarios del delito son los terroristas de Al-Qaeda.
Hasta aquí Putin. Pero si Putin tiene razón, y parece que la tiene, se abren muchos interrogantes sobre la responsabilidad de las potencias occidentales y sus aliados en este crimen de guerra.
Pues es evidente que si la autoría no corresponde a Damasco, corresponde entonces, de forma ineluctable, a los mercenarios. Ahora bien, ¿de dónde han sacado estos canallas el armamento químico necesario? En la región, Israel también dispone de artilugios bélicos ilegales. La forma en que tales armas prohibidas hayan llegado a Al-Qaeda (seguramente a través de Arabia Saudí) no exime a Netanyahu y Obama de su culpabilidad criminal.
¿Quién pagará por esto?
Los verdaderos asesinos están, consecuentemente, en Washington y Tel Aviv.
¿Por qué Putin no ha llegado más lejos? La respuesta: Rusia comparte intereses con el antifascismo. Los genocidios impunes del comunismo, convalidados por occidente, atan las manos del Estado ruso mientras éste no ajuste cuentas con su pasado. Rusia sólo podrá ser totalmente libre cuando, como Irán, esté en condiciones de negar el Holocausto.
A continuación reproducimos íntegro un artículo del escritor católico Juan Manuel de Prada publicado nada menos que por ABC. Lo que vale para el Maine, el 11-S o Perl Harbour, vale también para la Shoah.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
31 de agosto de 2013
DOCUMENTOS ANEXOS
CHUSMA
Juan Manuel de Prada
No soy, como otros, simpatizante de Putin, ni me merece demasiado respeto el tipo de régimen autoritario que impera en Rusia, pero una cosa hay que reconocerle al déspota: en estos momentos la oligarquía sionista no controla Moscú y ello le permite a la gran nación rusa desarrollar una política soberana en interés propio. Quiero decir: no en interés de Israel, que es como terminan postradas todas las llamadas "democracias liberales" capitalistas, sino en interés del Estado nacional, en este caso ruso.
Esto puede parecer poco para los que no somos rusos, claro, pero es mucho en las circunstancias actuales y un ejemplo que todas las naciones del mundo deben imitar.
Rusia, China, Irán, Venezuela, Siria, Cuba y otros países son, así las cosas, auténticos Estados. España o Alemania, por poner dos ejemplos bien distintos, no lo son. Y quizá Alemania menos todavía que el patético "Reino de España" actual. Los alemanes son un pueblo explotado y oprimido en proceso de extinción demográfica.
Por un camino u otro, las naciones deben recuperar su soberanía, y si la defensa de los intereses nacionales resulta imposible en esta pseudo democracia fagocitada por el poder apátrida del dinero, bienvenido sea, siempre que labore realmente al servicio de la nación, el autoritarismo. Porque un Estado autoritario, siendo un verdadero Estado, siempre podrá democratizarse, pero un pseudo Estado como el nuestro en Europa nunca será democrático porque para empezar no es nacional, sino oligárquico, es decir, depende de un poder exterior inaccesible para los ciudadanos.
En dicho sombrío pero necesario contexto autoritario de excepción, que en su momento fue el del fascismo, Putin ha podido decir la verdad o, como poco, parte de la verdad.
Gran victoria moral de Putin.
Aquello que define a los libres es precisamente que no están forzados a mentir por cobardía. Y esto, que vale para las personas, los grupos o las instituciones, vale también para las naciones, encarnadas por sus Estados. La Rusia soberana, precisamente porque lo es, puede ayudar a causas justas contrapesando la balanza del poder. Puede, verbi gratia, contribuir a que Siria siga siendo un país independiente; y puede, cuando la oligarquía organiza sus criminales campañas mediáticas, romper una lanza en favor de la verdad e impedir que se perpetre impunemente la fechoría.
Esto es exactamente lo que ha hecho Putin y, hasta aquí, hay que reconocérselo. El pueblo sirio debe estar inmensamente agradecido al Estado ruso, porque el ataque oligárquico contra Siria habría tenido consecuencias devastadoras para la gente común que ya sufre lo indecible a causa de una guerra provocada por los mercenarios oligárquicos de Al-Qaeda y otras bandas de asesinos a sueldo denominadas "rebeldes". La simple información veraz, la lógica crítica en boca de un estadista soberano, ha bastado para poner en evidencia los perversos planes de Israel y el lobby judío estadounidense.
"Al Assad es un asesino."
(John Kerry)
Putin, subrayémoslo, no ha hecho grandes revelaciones, sino que se ha limitado a recurrir a la racionalidad más elemental. De hecho, sus declaraciones no añaden casi nada a lo que nosotros, desde este humilde blog, hemos dicho ya. Pero los argumentos de Putin son apabullantes precisamente por este motivo, porque ponen en evidencia la fragilidad y bochornosa chapucería de las imposturas con que los oligarcas occidentales pretendían justificar una nueva guerra. Y aspiraban a hacerlo, una vez más, como han hecho siempre, mediante la mentira y la manipulación mediático-informativa descarada.
Responsabilidades penales por un crimen de guerra
Los razonamientos de Putin son los siguientes:
1/ si los norteamericanos tienen pruebas de que el ataque químico fue obra de Damasco, que aporten esas piezas de convicción ante las Naciones Unidas; y aplíquese la ley. Las excusas de Obama, según las cuales Washington dispone de todas las evidencias necesarias pero no puede mostrarlas debido a su carácter secreto, atentan contra la inteligencia y la decencia del mundo. Con semejante expediente, Estados Unidos e Israel podrían, en efecto, justificar cualquier agresión arbitraria. Obama hace el ridículo al creer que, después del fraude de las armas de destrucción masiva iraquíes, la palabra de un presidente estadounidense vale más que una mierda.
2/ es absurdo e incoherente que el gobierno sirio haya utilizado armas químicas cuando tiene la guerra ganada y no necesita, precisamente, ponerles en bandeja a sus enemigos una justificación para la intervención extranjera contraria a Damasco;
3/ roza lo delirante que Siria haya esperado a que los inspectores de la ONU pisaran el terreno para que, al parecer, tuvieran más a mano las evidencias de una vulneración de la legalidad internacional y el casus belli humanitario tan deseado por los "rebeldes";
4/ los únicos beneficiarios del delito son los terroristas de Al-Qaeda.
Hasta aquí Putin. Pero si Putin tiene razón, y parece que la tiene, se abren muchos interrogantes sobre la responsabilidad de las potencias occidentales y sus aliados en este crimen de guerra.
Estamos en manos de una chusma dispuesta a todo con tal de mantener su supremacía.
(Juan Manuel de Prada)
Pues es evidente que si la autoría no corresponde a Damasco, corresponde entonces, de forma ineluctable, a los mercenarios. Ahora bien, ¿de dónde han sacado estos canallas el armamento químico necesario? En la región, Israel también dispone de artilugios bélicos ilegales. La forma en que tales armas prohibidas hayan llegado a Al-Qaeda (seguramente a través de Arabia Saudí) no exime a Netanyahu y Obama de su culpabilidad criminal.
¿Quién pagará por esto?
Los verdaderos asesinos están, consecuentemente, en Washington y Tel Aviv.
¿Por qué Putin no ha llegado más lejos? La respuesta: Rusia comparte intereses con el antifascismo. Los genocidios impunes del comunismo, convalidados por occidente, atan las manos del Estado ruso mientras éste no ajuste cuentas con su pasado. Rusia sólo podrá ser totalmente libre cuando, como Irán, esté en condiciones de negar el Holocausto.
A continuación reproducimos íntegro un artículo del escritor católico Juan Manuel de Prada publicado nada menos que por ABC. Lo que vale para el Maine, el 11-S o Perl Harbour, vale también para la Shoah.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
31 de agosto de 2013
DOCUMENTOS ANEXOS
CHUSMA
Juan Manuel de Prada
La intervención en Siria es un subterfugio para desestabilizar aún más la zona y justificar una ofensiva contra Irán
EMPECEMOS por aclarar que en Siria no hay ninguna guerra civil. Los llamados «rebeldes sirios» no reclaman reformas ni acaudillan ninguna «revolución popular». Los llamados «rebeldes sirios» no son sino mercenarios y terroristas reclutados en los parajes más variopintos del atlas, financiados desde Qatar o Arabia Saudita y con frecuencia adiestrados por los propios Estados Unidos, que les llevan prestando apoyo logístico al igual que Israel desde que comenzara el conflicto. Enfrente de ellos se halla un régimen de corte dictatorial que, al igual que ocurría con Sadam Husein en Irak o con Gadafi en Libia, se distingue por ejercer la tolerancia con las comunidades cristianas y por defender los barrios en los que se asientan de los sanguinarios ataques de los «rebeldes», que no pierden ocasión de cometer las atrocidades más espeluznantes contra los cristianos. Si esta chusma no hubiese recibido incesantes refuerzos, financiación y suministros de armas desde el exterior, la guerra en Siria habría sido atajada hace tiempo.
Como los Estados Unidos no pueden proclamar sin ambages que apoyan el terrorismo en Siria justifican ahora su ataque alegando que el régimen de Assad ha utilizado armas químicas. ¿Quién puede tragarse semejante superchería? El ataque con armas químicas ocurrió en Guta, el suburbio oriental de Damasco, donde Assad mantiene reñida disputa contra los terroristas financiados desde el exterior. Resulta muy difícilmente concebible que se empleen armas químicas allá donde se mantienen concentradas tropas; y resulta directamente rocambolesco que, además, se empleen mientras los inspectores de armas de la ONU se hallan en el país. Las armas químicas, evidentemente, han sido empleadas por la chusma a la que apoya Estados Unidos. Y el intento de justificar tan burdamente la intervención se incorpora así al repertorio de engañifas fabricadas por los Estados Unidos en su afán imperialista, iniciado con la voladura del Maine.
La intervención en Siria fue diseñada hace mucho tiempo, a modo de prólogo al ataque a Irán, que es la pieza que en última instancia se pretende abatir. Las razones que se alegaban para justificarla eran, sin embargo, tan inconsistentes y la calaña de la chusma que combate a Assad tan repugnante que tal intervención se había tenido que aplazar. Pero el peligro de colapso inminente del dólar ha exigido urdir ahora esta engañifa tan burda. Por aceptar euros a cambio de petróleo fue derrocado Sadam Husein; por pretender crear una divisa africana fundada en el patrón oro el dinar fue liquidado Gadafi; por pretender desligar las ventas de su petróleo del dólar, Irán se ha convertido en la bicha de los americanos. El problema de fondo es que el dólar, la moneda de reserva mundial desde Bretton-Woods, está cada vez más desprestigiada; con una deuda pública mayor que todos los países de la Unión Europea juntos, cada dólar que imprime Estados Unidos es, a estas alturas, papel mojado. El colapso del dólar sólo se podrá dilatar mientras se mantenga como divisa de las transacciones internacionales de petróleo; en cuanto un grupo de países empezase a comerciar en otra divisa, Estados Unidos iría a la bancarrota. La intervención en Siria es tan sólo un subterfugio para desestabilizar aún más la zona y justificar una ofensiva contra Irán.
«Otra vez millares de víctimas serán sacrificadas sobre el altar de una imaginaria democracia», acaba de denunciar paladinamente el Patriarcado de Moscú. Estamos en manos de una chusma dispuesta a todo con tal de mantener su supremacía.
http://www.infobae.com/2013/08/30/1505382-eeuu-presento-pruebas-siria-y-se-prepara-una-accion-militar-limitada
30-08-2013
EEUU presentó pruebas sobre Siria
El funcionario de Obama presenta el informe sobre el uso de armas químicas
en Damasco elaborado por los servicios de inteligencia. "Tenemos pruebas
contundentes", afirmó. "Al Assad es un asesino"
John Kerry no fue explícito pero sí dejó en claro que todos los resortes
del gobierno de los EEUU están preparados para la acción militar. Repitió en
varias ocasiones que tiene "confianza" en el informe de inteligencia
que prueba el uso de armas químicas por parte del régimen de Al Assad y dijo
que si bien no puede dar información clasificada, conocen detalles
"perturbadores" del ataque en Damasco.
Además, advirtió que el mandato de los expertos de la ONU no es saber quién
atacó al pueblo sirio (el régimen o los rebeldes) sino probar que existió tal
ataque. Así, con el sabido obstruccionismo de Rusia en el Consejo de
Seguridad, el funcionario repasó la lista de aliados para dejar en claro que no
estarán solos a la hora de la acción militar.
"Hace un siglo que unimos nuestros esfuerzos para marcar la línea
roja. Tenemos que trabajar para eliminar las armas químicas", apuntó.
"Obama va a asegurarse de que EEUU se haga cargo de sus responsabilidades
y de asegurar la paz. La historia ha probado que no podemos desviar la vista
y tenemos un presidente que hace lo que dice que va a hacer", expresó
Kerry.
El funcionario, sin embargo, hizo hincapié en que el escenario es bien
distinto al de Irak y Afganistán: "No involucrará al Ejército en el
terreno y no va a tener la responsabilidad de una guerra civil. Tendrá ciertos
límites para evitar que las armas químicas se usen".
Para llevar tranquilidad al pueblo estadounidense, aclaró que sólo el
diálogo político podrá solucionar la situación en Siria."Estamos
comprometidos con tener un proceso diplomático. No hay una solución militar,
esto debe hacerse en la mesa. Esto es lo que sabemos. Esas armas nunca se deben
volver a usar contra un pueblo vulnerable".
Según los datos presentados por el funcionario de los EEUU, el ataque
con armas químicas mató a 1.429 personas en Damasco: "Al Assad es un
asesino".
“Nuestra comunidad de inteligencia ha visto con mucho cuidado y lo ha hecho
recordando lo sucedido en Irak. Sabemos que durante tres días antes del ataque,
el personal de armas químicas estaba allí haciendo preparaciones. Usando
máscaras de gas y tomando precauciones. Fueron instrucciones específicas. Sabemos
a qué hora se lanzaron los cohetes y dónde aterrizaron: hacia zonas controladas
por la oposición”, reveló.
Kerry detalló parte de la información con la que cuenta EEUU y en la que,
según dijo, tiene plena confianza: “Noventa minutos más tarde, hubo reportes de
víctimas con problemas para respirar, espasmos y muertes. Se trataba de sirios
que estaban reportando estos horrores. No había heridas de disparos ni cortes y
las camillas se mostraban sin sangre".
“Vimos a los niños que estaban acostados en los pisos de los hospitales,
muertos. Hay por lo menos 1.400 muertes de personas que, para ayudar a los
niños, se convirtieron ellas mismas en víctimas. Esto es lo que Al Assad hizo
contra su propio pueblo".
Explicó que llamó personalmente el canciller de Siria y le dijo que si su
país no tenía nada que esconder, que dejara entrar a la ONU para ver qué
pasó. "En lugar de eso, dispararon hacia los vecindarios para eliminar
toda evidencia. Y cuando los inspectores por fin tuvieron acceso, fue
restringido”, explicó.
El funcionario explicó que "muchos amigos" están preparados para
"responder al crimen". Kerry habló de la Liga Árabe, de Turquía, de
Francia, de Australia.
"EEUU cree en la ONU y tenemos respeto por los valientes inspectores.
Pero como el mismo secretario general de la organización dijo, no dirán quién
las usó. La ONU, por su mandato, no nos puede decir nada. Y Rusia garantizó su
obstruccionismo".
Ahora, habrá que esperar el informe de los inspectores de la ONU y el
pronunciamiento del propio presidente Barack Obama para saber si se concretará
una acción militar. Mientras, las negociaciones con los aliados se basan en el
cuándo, cómo y por cuánto tiempo se llevará a cabo.