Oriol Malló en los ya lejanos tiempos de En tierra de fariseos (2000).
El artículo de Oriol Malló "Falangistes taxidermistes" es un ejemplo del lenguaje antifascista que concluye con un llamamiento al exterminio (por supuesto, el exterminio de los presuntos falangistas, es decir, de los "fascistas"). En el "Camp Nou", el actor Joel Joan apareció en medio del estadio y enfocado a placer por las cámaras de televisión con una camiseta que adornaba el siguiente lema: "Club de tir al feixista" (club de tiro al fascista). Toda esta bazofia forma parte de la "cultura" congénita de la sociedad "humanitaria", fundada en el juicio de Nüremberg, cuyo verdadero rostro criminal va saliendo a la luz, poco a poco pero de forma inexorable. Es el "lenguaje" acuñado por Stalin que sigue "funcionando" y hasta se ha institucionalizado, pese a su carácter criminógeno y genocida, en las "democracias occidentales" regidas por el sionismo de Wall Street. Con él pueden seguir explotando, saqueando y exterminando los verdaderos dueños del hemisferio atlántico, cuyo humanismo empezamos ya a conocer por experiencia en carne propia los trabajadores europeos (hasta ahora narcotizados por el consumismo). El comunismo residual permanece preso de sus propias cadenas doctrinales y sueña con Stalingrado, mientras el concepto de "islamofascismo", una de las creaciones tardías de la hedionda matriz filosófica común que unió a Moscú y Washington, justifica los negocios de Balckwater y los niños palestinos son acusados de nazis antes de recibir un tiro en la cabeza a manos de las gloriosas tropas del Tsahal.
Tal es el poder del antifascismo ideológico, que incluso aquéllos que creen estar luchando contra el "sistema" lo reproducen como zombies, impulsados por un automatismo alojado en lo más profundo de sus almas. Este tipo de gente se encuentra muy a menudo en la extrema izquierda comunista y anarquista, pero se dan la mano, sin que sean capaces de explicarlo, con los más reaccionarios engendros de Intereconomía o con filósofos de Israel como el imcomparable Gabriel Albiac. El salto de posiciones trotskystas a neocons en EEUU es cosa ya documentada, pero a veces se olvida que tiene sus clamorosos equivalentes en España. Nos guste o no, la verdad es que dichas oscilaciones extremas y transversales en el eje derechas-izquierdas -que ilustran en lo filosófico el pacto Stalin-Roosevelt-Churchill contra Hitler- sólo pueden entenderse e interpretarse desde posiciones nacional-revolucionarias, es decir, "fascistas".
Por nuestra parte, pensamos que Oriol Malló había percibido, después de unas intervenciones en este blog, a quién sirve realmente la jerga antifascista, pero me equivocaba de cabo a rabo. Del antifascismo no se cura uno nunca, es demasiado goloso eso de poder matar a la gente, descargar el odio que se lleva dentro y encima sentirse "bueno"; el pseudo rebelde que extermina a "fascistas" carece empero de ojos para identificar al auténtico enemigo de todos los pueblos del mundo, una "extrema derecha" colonial, racista y supremacista que ni siquiera disimula ya sus pretensiones.
En cuanto a Ciutadans, también explota dicho código simbólico y califica a los nacionalistas catalanes de "fascistas", a despecho de que entre el independentismo catalán se detecten verdaderos críticos del sionismo sistémico, cosa que en el Madrid de Jiménez Losantos, Pío Moa y tantos otros anticatalanistas (=antifascistas) de pro resultaría impensable. Nada que decir en Libertad Digital sobre el "nazionalismo" de Israel. Para nosotros, la prueba más evidente de que el partido de Albert Rivera es un fraude que no pretende cambiar nada, sino sólo subirse al carro del negocio oligárquico cuando las siglas de las grandes formaciones corruptas y desacreditadas (PPC y PSC) entren en decadencia, es su absoluta conformidad y sumisión al imaginario sionista de Hollywood. Así, Oriol Malló estaba en lo cierto, a pesar de sí mismo, al criticar a Ciutadans, pero por motivos y fundamentos bien distintos de los que él creía tener. Toda la filosofía de Malló procede, en efecto, del chueta mallorquín Alfons Martí Bauçà, autor del libro De la polis a la desaparición (1999) y coautor, con Malló, del ensayo En tierra de fariseos (2000).
En este contexto, reproducimos aquí el artículo que escribiera Jaume Farrerons en 2006, cuando todavía pensaba que Ciutadans podía representar una alternativa a la oligarquía familiar en Cataluña y se quedó literalmente pasmado ante el repentino "cambio de chaqueta" de Oriol Malló, quien se dejó utilizar, en esa ocasión, por Esquerra Republicana de Catalunya como antaño por el pro-yanqui descarado Martí Bauçà. Malló admitió muy posteriormente su error desde México y se interesó por el libro de Farrerons La manipulación de los indignados (2012), a la sazón en la imprenta, pero pocos meses después, y sin esperar a que viera la luz, dio por "bien asesinadas" a las víctimas del estalinismo, gracias a las cuales hemos podido disfrutar de vacaciones pagadas en Europa a lo largo de medio siglo. Nuevo pasmo. Lo dicho: del antifascismo no se sale, opera en las vísceras como un auténtico veneno moral e intelectual de consecuencias espirituales irreversibles.
El artículo de Oriol Malló "Falangistes taxidermistes" es un ejemplo del lenguaje antifascista que concluye con un llamamiento al exterminio (por supuesto, el exterminio de los presuntos falangistas, es decir, de los "fascistas"). En el "Camp Nou", el actor Joel Joan apareció en medio del estadio y enfocado a placer por las cámaras de televisión con una camiseta que adornaba el siguiente lema: "Club de tir al feixista" (club de tiro al fascista). Toda esta bazofia forma parte de la "cultura" congénita de la sociedad "humanitaria", fundada en el juicio de Nüremberg, cuyo verdadero rostro criminal va saliendo a la luz, poco a poco pero de forma inexorable. Es el "lenguaje" acuñado por Stalin que sigue "funcionando" y hasta se ha institucionalizado, pese a su carácter criminógeno y genocida, en las "democracias occidentales" regidas por el sionismo de Wall Street. Con él pueden seguir explotando, saqueando y exterminando los verdaderos dueños del hemisferio atlántico, cuyo humanismo empezamos ya a conocer por experiencia en carne propia los trabajadores europeos (hasta ahora narcotizados por el consumismo). El comunismo residual permanece preso de sus propias cadenas doctrinales y sueña con Stalingrado, mientras el concepto de "islamofascismo", una de las creaciones tardías de la hedionda matriz filosófica común que unió a Moscú y Washington, justifica los negocios de Balckwater y los niños palestinos son acusados de nazis antes de recibir un tiro en la cabeza a manos de las gloriosas tropas del Tsahal.
Tal es el poder del antifascismo ideológico, que incluso aquéllos que creen estar luchando contra el "sistema" lo reproducen como zombies, impulsados por un automatismo alojado en lo más profundo de sus almas. Este tipo de gente se encuentra muy a menudo en la extrema izquierda comunista y anarquista, pero se dan la mano, sin que sean capaces de explicarlo, con los más reaccionarios engendros de Intereconomía o con filósofos de Israel como el imcomparable Gabriel Albiac. El salto de posiciones trotskystas a neocons en EEUU es cosa ya documentada, pero a veces se olvida que tiene sus clamorosos equivalentes en España. Nos guste o no, la verdad es que dichas oscilaciones extremas y transversales en el eje derechas-izquierdas -que ilustran en lo filosófico el pacto Stalin-Roosevelt-Churchill contra Hitler- sólo pueden entenderse e interpretarse desde posiciones nacional-revolucionarias, es decir, "fascistas".
Por nuestra parte, pensamos que Oriol Malló había percibido, después de unas intervenciones en este blog, a quién sirve realmente la jerga antifascista, pero me equivocaba de cabo a rabo. Del antifascismo no se cura uno nunca, es demasiado goloso eso de poder matar a la gente, descargar el odio que se lleva dentro y encima sentirse "bueno"; el pseudo rebelde que extermina a "fascistas" carece empero de ojos para identificar al auténtico enemigo de todos los pueblos del mundo, una "extrema derecha" colonial, racista y supremacista que ni siquiera disimula ya sus pretensiones.
En cuanto a Ciutadans, también explota dicho código simbólico y califica a los nacionalistas catalanes de "fascistas", a despecho de que entre el independentismo catalán se detecten verdaderos críticos del sionismo sistémico, cosa que en el Madrid de Jiménez Losantos, Pío Moa y tantos otros anticatalanistas (=antifascistas) de pro resultaría impensable. Nada que decir en Libertad Digital sobre el "nazionalismo" de Israel. Para nosotros, la prueba más evidente de que el partido de Albert Rivera es un fraude que no pretende cambiar nada, sino sólo subirse al carro del negocio oligárquico cuando las siglas de las grandes formaciones corruptas y desacreditadas (PPC y PSC) entren en decadencia, es su absoluta conformidad y sumisión al imaginario sionista de Hollywood. Así, Oriol Malló estaba en lo cierto, a pesar de sí mismo, al criticar a Ciutadans, pero por motivos y fundamentos bien distintos de los que él creía tener. Toda la filosofía de Malló procede, en efecto, del chueta mallorquín Alfons Martí Bauçà, autor del libro De la polis a la desaparición (1999) y coautor, con Malló, del ensayo En tierra de fariseos (2000).
En este contexto, reproducimos aquí el artículo que escribiera Jaume Farrerons en 2006, cuando todavía pensaba que Ciutadans podía representar una alternativa a la oligarquía familiar en Cataluña y se quedó literalmente pasmado ante el repentino "cambio de chaqueta" de Oriol Malló, quien se dejó utilizar, en esa ocasión, por Esquerra Republicana de Catalunya como antaño por el pro-yanqui descarado Martí Bauçà. Malló admitió muy posteriormente su error desde México y se interesó por el libro de Farrerons La manipulación de los indignados (2012), a la sazón en la imprenta, pero pocos meses después, y sin esperar a que viera la luz, dio por "bien asesinadas" a las víctimas del estalinismo, gracias a las cuales hemos podido disfrutar de vacaciones pagadas en Europa a lo largo de medio siglo. Nuevo pasmo. Lo dicho: del antifascismo no se sale, opera en las vísceras como un auténtico veneno moral e intelectual de consecuencias espirituales irreversibles.
La conclusión parece evidente. Si no "superamos" el antifascismo, hablar de revolución carece de sentido. Sólo hay una "revolución" posible contra la oligarquía y todos sabemos, excepto los lobotomizados por Hollywood (incluidos los neoestalinistas), cuál es.
Siguiendo mi directriz habitual de denunciar, caiga quien caiga, todo lo que se silencia en otros lugares de la muy libérrima Tripartitolandia, voy hacer una breve referencia a la obra de Oriol Malló En tierra de fariseos (2000), publicada en cervantino por la editorial Espasa porque ninguna firma de la ceba quiso promover a casa nostra la llengua de Pompeu Fabra si el inusual requisito y conditio sine qua non era decir la verdad. Pues aquí te publican sólo si fas pinya amb la nació y dices o haces algo útil al servicio de la oligarquía que vive del catalanismo. Un grupito de 200 familias que utiliza la cultura para estabilizar y aumentar su electorado, pero que no pretende, desde luego, enriquecer a su costa el caudal del conocimiento, la decencia ética o quién sabe qué suerte de abstracciones ajenas a la única realidad catalanista: la política y la economía mafiosas.
¿Se acuerdan de Oriol Malló? Sí, es el mismo que hace unos años despotricaba contra el nacionalismo y que unos meses ha vomitó en el AVUI el triste artículo "Falangistes taxidermistes", donde hace un llamamiento al exterminio de los dirigentes de Ciutadans. Algo que quizá tenga relación con la patética trayectoria de una ideología cuyo referente es el héroe nacional Luís Companys, como he argumentado en otro post cuya polémica, me dicen, parece que ha llegado ya a los tribunales.
Pero veamos qué afirma Malló en su más genial trabajo literario: "Es algo evidente de pura obviedad, como es indiscutible que conviene negarlo y nunca, ni bajo tortura, se hallará un sólo catalanista que certificara que él es un jodido racista. Quizá, si me permiten, lo diga yo de mi ardiente juventud independentista" (op. cit., pág. 191). Todo el libro, que no tiene despercidio, es una demostración rigurosa de esta afirmación, pero lo más chocante es que quien articula en letras de molde semejante bomba literaria es hoy por hoy el principal adversario de Ciutadans de Catalunya. Hace cinco años tuve el placer de hablar con Oriol en un café próximo a la barcelonesa fuente de Canaletas. Espero que, a pesar de todo, que entre unos y otros no se pierda la capacidad de diálogo. Pero lo que tengo muy claro es que si ellos, los nacionalistas, no se moderan, por mucho que nosotros hagamos concesiones en nombre del civismo, los "amigos de ETA" (Xirinacs dixit) no lo interpretarán como una muestra de generosidad, sino de cobardía. Hay que pasar al ataque, la estrategia de contención les da, a largo plazo, la victoria segura. Es necesario sentarlos en el banquillo de los acusados para que se les bajen los humos. Sólo entonces, tal vez, se avengan a un auténtico intercambio de ideas.
Más anécdotas.
Después de su reconciliación con el nacionalismo, Malló quiso impartir en Gerona una conferencia -me imagino que sobre el concepto de honestidad y coherencia- en la que iba a explicar su, por decirlo así, filosofía del taxidermismo. Dicha conferencia se anunció en el fòrum de Girona y me tomé la libertad de citar el fragmento de En tierra de fariseos que acabo de transcribir aquí. La respuesta del foro gironí fue eliminar el mensaje, políticamente incorrecto, que reventaba el homenaje público a Malló orquestado por Esquerra Republicana. Llibertat d'expressió.
Esta es la Cataluña que yo conozo. La que ahoga la verdad con alegría y placer, la Catalunya del oasis, de la corrupción, del racismo y de la coacción abierta o solapada. Nuestra tierra.
Jaume Farrerons
24 de febrero de 2006
HIMNO DEL CATALANISTA PROGREPIJO
"Tir al feixista"
I un dia ens va tocar ser olímpics
volguessim o no. No vaig anar a fer de voluntari a xupar-els-hi la polla de franc, doncs estava a l´atur i la situació hagués sigut molt trista, em vaig fer de la Federació Catalana de Tir al Feixista. Mentre seien en poltrones sortint a la tele dient lo bé que va tot aquí uns passats recolliem pedres per obrir-els-hi el cap. APUNTA, DISPARA, TORNA A CARREGAR PRACTICAREM EL TIR AL FEIXISTA FINS QUE NO EN QUEDI CAP. Aquest esport, no fou reconegut pel comité del Samaranch: podia endevinar fins i tot el més ruc que ell hauria estat el primer blanc. És un esport d´allò més barat no hi ha equipament necessari: aquí el que va uniformat no és qui juga sinó l´adversari A diferència d´altres esports ni premis, ni medalles, ni hòsties, ni llagrimetes, ni rams de flors el premi és partida nova. González, Major, Somoza, Aznar, Pujol, Clinton, Batista, Chirac, Zedillo, Zaplana, Pinochet, on hòsties és la diferència? si tots seguiexen un mateix model amb diferent estratègia. |
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