lunes, agosto 06, 2012

Heidegger: el enemigo filosófico número uno (2)

Este artículo es la continuación de "Heidegger: el enemigo filosófico número uno" (1). Le tomaré la palabra a Santiago Navajas cuando propone combatir a Heidegger sin miedos ni complejos, apelando a la argumentación racional:

"Como el Cid, una vez muerto Heidegger siguió ejerciendo no sólo un magnetismo considerable entre sus huestes y un pavor ilimitado entre sus adversarios. La propuesta de Faye de censurarle para que no corrompa más la conciencia intelectual de Occidente es un triste reconocimiento inconsciente de la fuerza de sus planteamientos. Por el contrario, creo que debemos aceptar el reto heideggeriano y aceptar su invitación al duelo. Pero seamos nosotros los que elijamos las armas filosóficas. Frente a la oscuridad, optemos por la claridad y la distinción en la expresión. Frente a la hermenéutica subjetivista y ambigua, confiemos en el análisis y la síntesis. Frente a la indeterminación semántica, apostemos por el rigor en el concepto". 

Pues bien, en su artículo, la primera referencia directa de Santiago Navajas a Heidegger no se caracteriza precisamente por el respeto a los mencionados valores intelectuales racionalistas, sino más bien por todo lo contrario. Véase:

"Heidegger fue el precursor de una sociedad deconstruida (destruida) para la gente corriente, en la que fuese imposible habitar la cotidianidad. De ahí su compromiso onto-político con el régimen nacional-socialista hitleriano, el que habría de clausurar (desmantelar, aniquilar) definitivamente la época de autonomía del sujeto y de los ideales democráticos de la ilustración liberal, considerada por Heidegger la peor de las mixtificaciones". 
Empecemos por las dos primeras líneas del fragmento anterior.  Si el autor del artículo no aclara qué significa en Heidegger Destruktion (traducido habitalmente, desde Derrida, como deconstrucción), interprétase que el objetivo de Heidegger sería aniquilar la sociedad, cuando el término "deconstrucción" aparece siempre en Heidegger en contextos teóricos de crítica a la tradición metafísica occidental. No sólo eso, Heidegger mismo aclara que Destruktion es en su obra un vocablo técnico, que no tiene nada que ver con la acepción corriente. Destruktion
"(...) no tiene el sentido negativo de un deshacerse de la tradición ontológica. Por el contrario, lo que busca es circunscribirla en lo positivo de sus posibilidades, lo cual implica siempre acotarla en sus límites. (...) La destrucción no se comporta negativamente con respecto al pasado ni pretende sepultarlo en la nada, sino que su crítica afecta al "hoy" y al modo corriente de tratar con la historia" (Heidegger, M., Gesamtausgable, Tomo 63, p. 75; Adrián Escudero, J., El lenguaje de Heidegger, Barcelona, Herder, 2009, p. 68).
Obsérvese la estrategia argumentativa de Navajas. Habla de  sociedad deconstruida; utiliza así la palabra "deconstrucción", traducción de la heideggeriana Destruktion propuesta por Jacques Derrida. Y añade Navajas, entre paréntesis, destruida, luego no cabe duda alguna de que se está refiriendo a la Destruktion heideggeriana, lo que por el contexto parece por lo demás evidente. Coloca Navajas a Heidegger como precursor de esa sociedad destruida en un artículo crítico dedicado a "refutar" la filosofía de Heidegger. Podemos concluir, por tanto, que Navajas juega con el vocablo "destrucción" de la manera más malintencionada. En primer lugar, lo saca de su contexto operativo, que es el de la crítica de la metafísica y de la tradición ontológica y filosófica occidental, aplicándolo sin aclaraciones y como adjetivo a la sociedad; en segundo lugar, engaña al lector ocultándole que se trata de un vocablo técnico cuyo significado hay que explicar a los legos. Así, cuando el no-filósofo lea "sociedad destruida" interpretará "sociedad aniquilada", es decir, la acepción natural, y entenderá que éste es un filosofema de Heidegger. Una vez perpetrada esta manipulación, y contando Navajas con aquello que  el lector ya lleva instalado dentro de sí sobre el "fascismo" en su chip cerebral personal, resultará muy fácil enlazar esta "sociedad destruida" con el "régimen nacional-socialista hitleriano", cuyo proyecto supuestamente equivalente al acto de "desmantelar" y "aniquilar" la "ilustración liberal" remacha el sentido de la acepción natural expresamente denegada por Heidegger. El defraudado lector del artículo de Navajas saldrá en fin de su ilustrada lectura creyéndose literalmente que Destruktion en Heidegger significa algo así como bombardear ciudades, cuando el término no tiene ni la más remota conexión con este asunto. Y si la tuviera, que quizá la tenga (!pero se trataría más bien de las ciudades alemanas!), habría que explicarla. De lo contrario no estamos "ilustrando" a la ciudadanía, sino manipulándola.

La primera aparición del vocabo Destruktion en la obra de Heidegger, por lo que la edición de las Gesamtausgabe permite afirmar, se remonta al curso de semestre de invierno de 1919-1920 "Problemas fundamentales de la fenomenología" (vid. Adrián Escudero, J., op. cit., p. 67). Pertenece pues a los inicios mismos de la nueva etapa con la que Heidegger hace tabula rasa de su pasado católico, pero no luterano (donde encuentra Heidegger un "precursor" en el empleo de Destruktion... contra Aristóteles). Habla allí Heidegger de "destrucción fenomenológica" y su uso tiene el mismo sentido que Abbau (desmontaje). En las lecciones de 1923-1924 "Introducción a la investigación fenomenológica" desarrolla Heidegger con cierta exhaustividad el concepto de Destruktion. Éste será legado a Ser y Tiempo ya maduro (silenciosamente formado a lo largo de años de preparación) y en forma de aguda piqueta crítica que en lugar de "refutar"  la estructura lógica de las oraciones, erosiona y demole por su base los contextos supuestos pero ocultos en que aparecen los grandes discursos entitativos heredados de la metafísica tradicional, desde el sustancialismo aristotélico a la filosofía de la subjetividad. Los resultados críticos de esta deconstrucción serán literalmente devastadores para la exégesis del pensamiento occidental. En un alarde de superficialidad que ya retrata definitivamente a Navajas, el crítico de "La Ilustración Liberal" resume esta ingente tarea de reinterpretación y recontextualización de los problemas ontológicos con la siguiente frase (literalmente estúpida). Así, Heidegger

proclamaba que toda la metafísica occidental era un dislate en progresión

!Esto es lo que el periodista Navajas tiene que decir del centenar de tomos de las Gesamtausgabe de Heidegger dedicados a la cuidadosa exégesis textual de los grandes filósofos de occidente! Comprendemos que Navajas no tenga tiempo, pero debería abstenerse de abochornar el pensamiento con meros juegos pseudo literarios de escritorzuelo de ocasión.

 Bombardeo liberal de Bagdad en marzo de 2003
El problema de la cotidianeidad inauténtica y la verdad ontológica de la muerte

Ahora bien, ¿realmente ha expuesto Heidegger, en algún lugar de su obra, semejante pretensión delirante? Heidegger nunca ha hablado de deconstruir "la sociedad". Treinta años me he pasado leyendo Ser y Tiempo y afirmo que para cualquier conocedor de esta obra ya la primera frase de Navajas huele a mierda propagandística y no a ilustración, racionalidad y demás estandartes lumínicos, habituales en la secta. Estamos, en fin, ante pura demagogia, máxime cuando el autor posiciónase de forma inmediata y abierta, casi diríase que descarada, en defensa del "liberalismo", es decir, del capitalismo, agente histórico exterminador de sociedades y cotidianeidades que, precisamente en estos momentos, está destruyendo realmente y no "en el concepto" las comunidades, culturas  y etnias del mundo en su totalidad (excepto la judía). Todo ello con la coartada de la globalización y del "mercado mundial"  (del beneficio o acumulación del capital, añadimos nosotros) y de un ideal abstracto, ideológico, criminógeno, que los usureros despiadados de Wall Street celebran como "la humanidad".


Heidegger, afirma Navajas, quería destruir la cotidianeidad. ¿Estaba "loco", pues? Era una especie de Jack el Destripador filosófico universal. Podría haber añadido que vivía obsesionado por exterminar a los judíos (incluido Husserl, su maestro) y borrar todas las sonrisas del mundo desde su oscura cabaña de Todtnauberg: ya tendríamos así un guión de Hollywood. ¿A qué espera Navajas? Para la "filosofía" que hace, mejor que se dedique al cuento. ¿En qué se basa, en fin, semejante aserto? Ni una sola cita acreditativa o explicación de Navajas. ¿Cómo puede, por otro lado, "destruirse" la cotidianeidad? ¿Para qué? No se trata de un objeto físico. O sea que además de falta de fundamento, esta presunta meta de Heidegger antójase absurda a quien reflexione cinco segundos sobre la frase en cuestión en lugar de pasar rápidamente a la siguiente para acabar cuanto antes.  

Santiago Navajas, propagandista
del capitalismo liberal.
Yo pensaba que estábamos en aquello de combatir la oscuridad, de practicar la claridad y distinción en las definiciones, de apelar al rigor en el concepto y al cuidadoso análisis antes de desembocar en la totalizadora síntesis. En lugar de eso, Navajas hace precisamente gala de: a/ oscuridad: no acredita, ni justifica documentalmente su pliego de cargos, sólo afirma a destajo y, puestos a afirmar, puede afirmar cualquier ocurrencia que se le antoje sobre el "nazi" Heidegger, él sabe que nadie le va a pedir cuentas por ello, siendo así que los "fascistas" no tenemos derechos; b/ indeterminación semántica: no define los términos que está utilizando, singularmente todos los relacionados con el núcleo de sus gravísimas imputaciones: Destruktion, deconstrucción, cotidianeidad, primitivismo, sociedad regida por el instinto, dictadura de sabios...; c/ ausencia de claridad y distinción: al no definir los términos técnicos difícilmente pueden ser éstos claros; ni  "distintos" (en el sentido cartesiano) los elementos de su discurso; d/ falta de rigor en el concepto: no sólo abusa de vocablos obscuros, indeterminados, confusos, sino que los enlaces lógicos son deficientes, por ejemplo en el "de ahí que" donde vincula sus dos líneas iniciales sobre la "sociedad destruida", la gente corriente y la cotidianeidad con el compromiso nacional-socialista de Heidegger... ¿Cómo se pasa del tema de la desconstrucción al de la cotidianeidad y de éste al de la militancia política de Heidegger "basándose" en un simple "de ahí que"?  e/ subjetivismo y ambigüedad: se precipita Navajas sobre la síntesis olvidando el arduo deber de analizar, de ahí que la síntesis no sea síntesis de nada, excepto de los propios prejuicios e intereses ideológicos (sionistas) o subjetivos. En realidad, Heidegger ha desarrollado una fenomenología crítica de la existencia cotidiana caída (gefallen), es decir, de aquel "ser en el mundo" que vive de espaldas a la verdad. Pero esta vertiente del tema, la fundamental en Heidegger, cállala Navajas, no sea que el lector empiece a interesarse por el filósofo alemán. Evidentemente, la cotidianeidad banal representa para Heidegger un problema, pero sólo porque, tal como muestra en el análisis fenomenológico de la existencia en la segunda sección de Ser y Tiempo, aquélla entraña una huída ante la muerte. Ahora bien, si una hipotética y metafórica "deconstrucción" política de la cotidianeidad banal, caída o inauténtica -la sociedad de consumo- condujera a algo, no sería a la "destrucción de la sociedad", sino a la construcción de una comunidad nacional fundamentada en vínculos veraces. Heidegger no quiere "acabar con la gente corriente" (de eso ya se encargan los gobiernos liberales en todo el mundo occidental, señor Navajas), sino conquistar una cotidianeidad auténtica. Gracias a dicha Destruktion, que nada tendría que ver con el agente naranja, la gente corriente no podría ser ya manipulada por el consumismo y se cortaría de raíz el ciclo de reproducción del capital, según hemos expuesto en el Manifiesto por una Izquierda Nacional. Para Navajas se trata empero de lo siguiente:

"De diferente modo que Platón los fines heideggerianos apuntan a lo mismo: la Destruktion del ser civilizatorio para preparar la venida de una sociedad regida por el instinto, el primitivismo y la dictadura de los sabios, configurados éstos como miembros de una secta místico-intelectual".

¿Cómo casa la destrucción (¿Destruktion?) de la "vida cotidiana" con un mundo "regido por el instinto"? ¿Y éste con la "dictadura de los sabios"? Navajas no sólo omite definir o aclarar o ilustrar con ejemplos tales conceptos, sino que discurre sin mediación de la cotidianeidad a la "época de autonomía del sujeto y de los ideales democráticos de la ilustración liberal", como si cotidianeidad y modernidad fueran términos coextensivos. ¿No existía una cotidianeidad, pongamos por caso, en el Egipto faraónico? La descripción de la cotidianeidad caída en Heidegger está muy lejos de caracterizarla, por otro lado, como cosa de un sujeto autónomo. Más bien todo lo contrario. Así, una vez más, Navajas da por supuestos demasiados postulados implícitos: 1/ que la crítica de la cotidianeidad inauténtica supone la "destrucción" (¿asesinato?) de la gente corriente y la erradicación de toda cotidianeidad, como si no pudiera existir una cotidianeidad auténtica poblada de gente "corriente" pero veraz; 2/ supone también, siempre postulatoriamente, que la de-construcción de la cotidianeidad equivale a una crítica del liberalismo, dos asuntos bastante alejados entre sí, puesto que cotidianeidad existenciaria y sociedad liberal son magnitudes dispares, aquélla un concepto ontológico que vale para cualquier sociedad o comunidad, por un lado, ésta una noción histórica o sociológica relevante únicamente para una etapa concreta de la evolución humana o para un segmento del ser social moderno (la society); 3/ supone, en fin, que la crítica de la cotidianeidad inauténtica implica, sin más, la del sujeto autónomo, automáticamente convalidada, por decirlo así, cuando el existente descrito bajo el yugo de la inautenticidad es cualquier cosa menos un ser autónomo, como cualquier lector de Ser y Tiempo tiene bastante claro incluso antes de licenciarse: el existente inauténtico o impropio, el "se" o "uno" (das Man, en alemán) no fundamenta nada, no razona, no "decide" de forma responsable, básase, más o menos como Navajas, en lo que "se comenta", en aquello que todo el mundo "sabe" de oídas... ¿Y no es este sordo fluir de la charla (Gerede=habladurías) -precisamente-  aquello que cuestiona Heidegger? 4/ que la crítica del racionalismo y del intelectualismo sólo ofrece como alternativas el irracionalismo, la "mística", la entrega a los "instintos", el "primitivismo" y la "dictadura de los sabios"; batiburrillo de caricaturas, más que de conceptos, cuyo significado, relación mútua y conexión lógica con el tema de la Destruktion no se explica ni define o razona, ni siquiera en forma sumaria u orientando al lector mediante remisiones de notas, en ningún momento a lo largo del artículo todo.

Martin Heidegger, filósofo
y militante nacional-revolucionario.
Navajas concluye el parágrafo que estamos analizando con las siguientes afirmaciones gratuitas:

"Entonces, y sólo entonces, cabría soñar sin cortapisas ni escrúpulos pequeño-burgueses un Orden Nuevo en el que el Ser en toda su plenitud –y no como en sus pobres manifestaciones ónticas (los hechos de andar por casa)– pudiera ser escuchado de nuevo por el Homo heideggerensis, una mezcla entre Heráclito, un campesino de la Selva Negra y un militante de Greenpeace. El Ser, entiéndase, se iguala a Alemania-Unidad-de-Destino-en-lo-Universal (Völkisch). Como se ve, del mismo modo que en el paradigma comunista, en el nacional-socialismo de corte heideggeriano también hay lugar para la utopía redentora".

Aspirar a una sociedad donde la verdad de la muerte no sea rehuída mediante el estruendo del consumo no nos conduce necesariamente a la caricatura que propone Navajas, inspirada en el odio o la rivalidad política. El propio Navajas sabe perfectamente de qué va el asunto, pues su primera cita en el artículo es el fragmento de Pau Celan "la muerte es un maestro de Alemania", donde una vez más se juega con la ambigüedad, la oscuridad, la falta de claridad y distinción, y la más indecente ausencia de rigor en el concepto, de suerte que muerte venga a significar lo mismo que "asesinato" (destrucción). El artículo de Navajas no es obra de un filósofo, sino de un activista propagandista; y lo peor, de un activista que está promoviendo el mundo capitalista, el mundo de los bancos, de la horrenda piara inversora que ha llevado a millones de trabajadores, esa gente corriente que dice hipócritamente preocuparle, al desastre cotidiano del paro, el desaucio, el suicidio incluso... Yo podría entender un activismo,  rigurosamente separado de la filosofía al menos en orden a la argumentación y el concepto, pero es que encima de una pseudo filosofía que va de rigurosa y cae de buenas a primeras en el panfleto, resulta que este panfleto en el fondo babea en favor de los Madoff y de los Goldmann Sachs.

La conclusión de esta primera aproximación exploratoria -sirva la cual como ejemplo del modo de proceder de Navajas: metodología, talante y forma de ejercer la crítica- es que este tipo de discurso liberal está muy lejos de satisfacer los imperativos racionalistas de la ilustración. Al igual que los bombardeos norteamericanos que arrasan Bagdad en nombre de los derechos humanos, Navajas pretende refutar el presunto obscurantismo de Heidegger apelando a la razón, pero en uno y otro caso entre las proclamas y la realidad adviértense incongruencias rayanas en el fraude. El "humanitarismo" se convierte en napalm de la misma manera que el "rigor del concepto" se revela a la postre burda propaganda.

Esto es lo que da de sí el primer parágrafo del artículo de Navajas. Volveremos sobre dicho texto hasta reducirlo a cenizas. Destruktion.

Jaume Farrerons
6 de agosto de 2012


11 comentarios:

Miguel dijo...

Aunque no guarda relación directa con el tema del artículo, me gustaría conocer la opinión del señor Farrerons sobre este libro de tema provocativo

http://www.valdemar.com/product_info.php?cPath=6&products_id=284

ENSPO dijo...

Cuando sea posible le diremos algo.

ENSPO dijo...

Le puedo adelantar que todas estas utilizaciones de Nietzsche olvidan lo fundamental de su pensamiento: la experiencia trágica y el heroísmo existencial ligado a ella. El nietzscheísmo pasado por el filtro antifascista nos ofrece un Nietzsche hedonista que se interpreta reductivamente como culto al cuerpo, pero eso NO ES NIETZSCHE. Saludos.

Anónimo dijo...

deriva populista-marxistoide del MSR:

http://www.tribunadeeuropa.com/?p=11327
http://www.tribunadeeuropa.com/?p=12095
http://www.tribunadeeuropa.com/?p=13110
http://www.tribunadeeuropa.com/?p=13187

visualizando el primer artículo llama la atención el siguiente comentario

´´
NR_autentico En 13 Marzo, 2012 en 0:31

Este articulo es propio de un infiltrado. Así no se llega demasiado lejos, al tiempo ´´



a quien alude es a Carmen Padial que fama tiene bastante de ser confidente y revientagrupos de la escula de Milá. sería pausible que lo que el CNI busque sea hacer de ese partido en declive unos socialdemócratas inofensivos como los trotzkistas españoles y sus miles de sectas a sueldo del PSOE.

Anónimo dijo...

<< seamos nosotros los que elijamos las armas filosóficas. Frente a [lo que el autor erróneamente llama] la oscuridad apostemos por el rigor en el concepto.>>

A Heidegger, como profundo conocedor de Nietzsche, jamás se le habría escapado que "todo concepto" es el resultado de un proceso de abstracción que, irremediablemente, prescinde de las diferencias individuales de aquella realidad a la que se pretende designar y conocer.
Los conceptos "son el humo de la realidad que se evapora".

Navajas es incapaz de percibir que toda la cosmovisión de la cual nutre, o aparenta nutrirse, proviene de un antiquísimo menosprecio por la vida. Para resguardarse de éste mundo los filósofos de la talla de Navajas -esto es, quienes cayeron en el egipticismo de huir de la crudeza y dureza del mundo- inventaron un mundo al que llamaron engañosamente "mundo real", un mundo idealizado en que existe la inmutabilidad, la perfección y la unidad de todo lo viviente.

Navajas pretende volver a aquel momento no tan lejano en que se creía que ese "mundo real" (el salvífico) era un consuelo, una obligación y un imperativo.

Navajas debería hacerse el favor a sí mismo de leer realmente la obra de Heidegger, de manera de no apostar desde el vamos por unas "armas filosóficas" que hace más de 100 años fueron totalmente rebatidas [léase: De cómo el mundo verdadero acabó convirtiéndose en una fábula].

Sin embargo Navajas parece estar revestido de una decidida voluntad de no ver que el propio Heidegger tomó cuenta de la insuficiencia de los "conceptos" (momias conceptuales) y buscó la verdad en la rigurosidad del lenguaje y de esa semántica que él mismo ataca en su evidente y violenta ignorancia.

Anónimo dijo...

En efecto, pero no olvidemos que "ellos" ya han fabricado su versión manipulada de Nietzsche para utilizar a Nietzsche CONTRA Heidegger.

De esto se encarga en España, por ejemplo, Julio Quesada, autor de cosas como "Heidegger de camino al holocausto", pero TAMBIÉN de "Nietzsche. Afirmación y demonio melancólico", "La filosofía y el mal", "Un pensamiento intempestivo. Ontología, estética y política en F. Nietzsche", "Otra historia de la filosofía", "El último filósofo" y "Nietzsche bifronte" (ed. junto a López Castellón).

En suma, "ellos" son muchos y disponen de medios aplastantes, cátedras, editoriales, becas del CSIC.

Nosotros disponemos de... blogs y pequeñas editoriales, pocas y fuera de los canales de distribución.

Y encima, basta una pequeña batallita personal para que un "editor" NR deje de publicar un libro que iba a fundamentar la ideología NR, como le ocurrió a Jaume Farrerons con Juan Antonio Llopart, propietario de ENR y secretario general del MSR.

Así nos va. Muy pocos luchando en serio contra el sistema oligárquico, un dispositivo de poder de alcance planetario.

Anónimo dijo...

No creo que el problema del MSR consista precisamente en su carácter marxistoide. El problema del MSR es que su imagen pública, por múltiples motivos entre los cuales algunos son responsabilidad de sus dirigentes, se confunde con la extrema derecha más "neonazi", más skin-head. Y cuando se llega a este punto, ya no hay vuelta atrás. El MSR se mantiene ya por puros intereses personales de algunos de sus dirigentes, por la editorial y por otras cuestiones quizá inconfesables. En fin, el MSR es un obstáculo para la lucha nacional-revolucionaria. Se ha convertido en la jaula donde el sistema tiene encerrados y controlados a quienes quiere tener encerrados y controlados. Saber eso y no hacer nada es COLABORAR abiertamente con la policía y la fiscalía, aunque sea POR OMISIÓN...

Anónimo dijo...

para aquellos que quieren oponer Ortega frente a Heidegger:

http://www.heideggeriana.com.ar/textos/ortega_y_gasset.htm

Anónimo dijo...

quisiera destacar un enlace para los lectores de heidegger, para los constantes, los ocasionales y también aquellos que quisieran comenzar su lectura de heidegger, es:

http://www.heideggeriana.com.ar/hermeneutica/intro_redondo1.htm

en la introducción se desenmarañan algunas nociones fundamentales y las dificultades semánticas (ideas-fuerza intraducibles del alemán al español, tal como sucede a veces por ejemplo del griego al alemán) con las cuales autores ocultistas como vidal o irigoyen pretenden acusar al filósofo de 'esquizofénico' (reduciendo su obra a un divagar).


en mi opinión, está claro que la misión de estos intelectuales del poder es sembrar discordia, odio e ignorancia a su paso. pero corrobórelo el lector mismo.

Juan Carlos Zamora dijo...

Estoy fascinado con la seriedad y la valentía de este autor al que no conozco. Gracias

ENSPO dijo...

Si se refiere a Heidegger, estamos hablando de la cima del pensamiento filosófico contemporáneo.