El magistrado del Tribunal Supremo Manuel Colmenero, quien jugó un rol decisivo tanto en la condena del ya ex juez Baltasar Garzón cuanto en la exoneración de las víctimas del montaje político-policial denominado caso Kalki/CEI/ENR.
El tema de esta última entrada de la serie "Retrato del antifascista en Orwell" será la sentencia absolutoria del Tribunal Supremo (12-4-2011), las reacciones que la misma provocó (y que incluyen los insultos del fiscal Aguilar a quienes habían sido declarados inocentes), así como las conclusiones filosóficas y políticas que pueden extraerse de todo el asunto, el cual, lo recordamos, no está todavía definitivamente cerrado sino pendiente del Tribunal Constitucional (por no hablar de los recursos que, en caso de confirmarse la absolución, serán interpuestos sin duda alguna ante los tribunales de la Unión Europea, mucho más represivos en estos temas).
Empecemos por el texto de la resolución que algunos medios de comunicación han olvidado, donde se desautoriza a la Audiencia Provincial de Barcelona por infracción de ley, infracción de precepto constitucional y quebrantamiento de forma, lo que convierte la sentencia condenatoria en poco menos que una boñiga de vaca, enviándola de una patada al lugar de la historia que realmente le corresponde: el de las bochornosas ignominias de los llamados "sistemas democráticos", que haberlas, haylas (y en torrencial abundancia). Léase:
Empecemos por el texto de la resolución que algunos medios de comunicación han olvidado, donde se desautoriza a la Audiencia Provincial de Barcelona por infracción de ley, infracción de precepto constitucional y quebrantamiento de forma, lo que convierte la sentencia condenatoria en poco menos que una boñiga de vaca, enviándola de una patada al lugar de la historia que realmente le corresponde: el de las bochornosas ignominias de los llamados "sistemas democráticos", que haberlas, haylas (y en torrencial abundancia). Léase:
Que debemos DECLARAR y DECLARAMOS HABER LUGAR a los recursos de Casación por infracción de Ley y de precepto Constitucional así como por quebrantamiento de Forma, interpuestos por las representaciones procesales de los acusados JUAN ANTONIO LLOPART SENENT y RAMON BAU FRADERA, así como por la representación procesal de los acusados CARLOS GARCÍA SOLER y OSCAR PANADERO GARCÍA, contra sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección Décima, con fecha 28 de Junio de 2.009, en causa seguida contra los mismos, por delito continuado de difusión de ideas genocidas.
DEBEMOS ABSOLVER Y ABSOLVEMOS a los acusados JUAN ANTONIO LLOPART SENENT, CARLOS GARCÍA SOLER, OSCAR PANADERO GARCÍA y RAMÓN BAU FRADERA de los delitos por los que venían condenados. / Se dejan sin efecto todos los pronunciamientos de la sentencia de instancia. / Declarándose de oficio las costas correspondientes al presente recurso. Comuníquese esta resolución a la mencionada Audiencia a los efectos legales oportunos, con devolución de la causa que en su día remitió interesando acuse de recibo. Así por esta nuestra sentencia que se publicará en la Colección Legislativa, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
Pedro Varela, en libertad desde el 8 de marzo de 2012.
Ha cumplido íntegra toda su condena.
De las acusaciones sin fundamento en que se basaba la condena de la Audiencia Provincial de Barcelona, ya había caído la segunda de ellas, como sabemos por el post anterior, sin tener que esperar a la sentencia del Tribunal Supremo, pues el propio fiscal, viendo que los condenados recurrieran aquélla, y no antes como hubiera sido su deber (de haber actuado de buena fe), había solicitado su anulación. Citamos a continuación el texto literal de Colmenero en este punto:
Como se ha dicho, los recurrentes se quejan de lo que consideran indebida aplicación del artículo 510. El motivo, que ha sido apoyado por el Ministerio Fiscal, debe ser estimado, pues en la relación contenida en el relato fáctico no se contienen actos ejecutados por aquéllos que puedan considerarse como incitaciones directas a la comisión de actos mínimamente concretados, de los que pudiera afirmarse que se caracterizan por su contenido discriminatorio, presididos por el odio o violentos contra los integrantes de los grupos protegidos (STS, 259/2011, Primero, 3).
Todos aquellos personajes, medios de comunicación y demás tropa de "progresistas" de cartón piedra, que citan ciertas frases extraídas de los libros propiedad de los procesados y sugieren o afirman abiertamente a continuación, que se trata de soflamas, deberían explicar dónde y en qué fecha se profirieron esas "soflamas", aportando las correspondientes pruebas, pues ni la policía, ni la fiscalía, ni los magistrados, han conseguido, pese a todos sus esfuerzos, averiguarlo. Siendo así que tales soflamas no existieron nunca como tales, por mucho que se empeñen algunos en sostener y repetir machaconamente lo contrario. !El propio fiscal tuvo que reconocer este punto! Además, deberían saber estos injuriadores que con tal insistencia en hablar de "soflamas" están imputando un delito, el art. 510 del Código Penal, del que los procesados han sido expresamente exonerados. Y la imputación de un delito, con publicidad y temerario desprecio de la verdad, como es el caso, tiene a su vez carácter delictivo, más concretamente, constituye un delito de calumnias graves. Este es, empero, el titular de un artículo de "El Plural" con fecha de 20 de febrero de 2012:
El ponente de la condena de las escuchas toleró soflamas neonazis... y ahora recrimina a Garzón sus prácticas totalitarias. Colmenero no vio delito en llamar al exterminio de los judíos o en decir que los negros son un “cáncer social”.
Los procesados, según "El Plural", llamaron al exterminio de los judíos, o sea, lanzaron soflamas en tal sentido. Una acusación muy grave. Se trata, cierto, de un ataque difamatorio contra Colmenero, pero que, para consumarse, requiere imputar a los procesados un tipo penal en cuya ponderación abunda el texto de la sentencia, con razonamientos jurídicos de patente calado; unos razonamientos que los periodistas simplemente ignoran, lo que, a nuestro entender, acreditaría su mala fe y prístina voluntad de injuriar.
Los procesados, según "El Plural", llamaron al exterminio de los judíos, o sea, lanzaron soflamas en tal sentido. Una acusación muy grave. Se trata, cierto, de un ataque difamatorio contra Colmenero, pero que, para consumarse, requiere imputar a los procesados un tipo penal en cuya ponderación abunda el texto de la sentencia, con razonamientos jurídicos de patente calado; unos razonamientos que los periodistas simplemente ignoran, lo que, a nuestro entender, acreditaría su mala fe y prístina voluntad de injuriar.
¿Quién es aquí un auténtico sinvergüenza?
(...) la superación de los límites de los ámbitos protegidos por las libertades ideológica y de expresión no implica directamente la tipicidad de las conductas. (...) Señala el Tribunal Constitucional, FJ 6º, que "...la literalidad del precepto, en la medida en que castiga la transmisión de ideas en sí misma considerada, sin exigir adicionalmente la lesión de otros bienes constitucionalmente protegidos, viene aparentemente a perseguir una conducta que, en cuanto amparada por el derecho a la libertad de expresión (art. 20.1 CE) e incluso eventualmente por las libertades científica (art. 20.1 b) y de conciencia (art. 16 CE) que se manifiestan a su través (STC 20/1990, de 15 de febrero, FJ5), constituye un límite infranqueable para el legislador penal". (...) nuestro ordenamiento constitucional no permite la tipificación como delito de la mera transmisión de ideas (...).
Dicho esto, Colmenero, quien en cuanto magistrado de segunda instancia debe admitir como hechos probados (!ja, ja, ja!) los que fijara ya la Audiencia a pesar de su dudosa metodología, no vacila a la hora de cuestionar qué clase de procedimientos han permitido erigir como tales esos "Hechos Probados" que provocan vergüenza ajena, y entonces nos vienen a la cabeza los "métodos" probatorios del Tribunal Militar de Nüremberg entorno a cuyas "producciones" propagandísticas gira, en fin de cuentas, esta entera farsa judicial:
De otro lado, en la sentencia se sigue un sistema para la configuración de los hechos probados que puede inducir a confusión. En muchos de los extractos contenidos en el relato no se precisa si la frase recogida es propia del autor del libro o se pone en boca de alguno de los personajes a los que se refiere, cuya existencia histórica, así como su posicionamiento respecto de estas cuestiones, no se puede negar. Resulta evidente que el reflejo de los pensamientos, teorías, ideas o doctrinas de quienes aparecieron históricamente vinculados al nazismo como partícipes activos, sea como ideólogos, como ejecutores o como simples seguidores, especialmente en relación con lo que en algún momento se ha llamado la cuestión judía, incluye expresiones, afirmaciones o consideraciones fuertemente negativas para los judíos, y también para otros grupos, llegando al extremo de justificar su absoluta marginación e incluso, en ocasiones, su exterminio. A la confusión contribuye que entre las obras cuya difusión se considera típica en la sentencia se encuentra incluso una obra atribuida a Francisco de Quevedo (Execración contra los judíos), en la que se vierten juicios negativos sobre aquéllos, y que evidentemente, como otras, responde al espíritu del tiempo (STS, 259/2011, Primero,12).
Y lo más importante, por lo que se refiere a las supuestas "soflamas":
No se describe en los hechos probados, como sería necesario para aplicar el tipo, ningún acto de promoción, publicidad, defensa pública, recomendación, ensalzamiento, incitación o similares imputados a los acusados que vinieran referidos a la bondad de las ideas o doctrinas contenidas en los libros que editaban, distribuían o vendían en razón de su contenido filonazi, discriminatorio o proclive al genocidio o justificativo del mismo, o a la conveniencia de adquirirlos para el desarrollo de aquellas, o que se aconsejaran de alguna forma su puesta en práctica, que pudieran considerarse como actividades de difusión, que tuvieran mayor alcance y fueran distintas del hecho de editar determinadas obras o de disponer de ejemplares a disposición de los eventuales clientes (op. cit., ibidem).
Certificado de libertad de Pedro Varela. Delito: Genocidio.
José María Aznar, el promotor de las leyes por las que ha sido condenado Varela,
es el responsable político de la muerte de centenares
de miles de iraquíes y un auténtico criminal al servicio de Sion.
Pero han encarcelado a un librero...
Sin embargo, se dirá que, al menos, queda claro en la sentencia del Tribunal Supremo que los procesados editaron y distribuyeron dichas obras... Y que el simple hecho de difundir esas frases implica, de alguna manera, compartirlas, aunque sea con la excusa de ejercer de librero. Pues bien, el vicio de instrucción del sumario es tan profundo que, en él:
No se aclara cuáles fueron encontrados en su domicilio y cuáles en su librería (op. cit., ibidem).
La inmensa mayoría de las obras en cuestión, como hemos advertido desde el principio, no fueron editadas por los procesados, pero es que tampoco fueron distribuidas o vendidas, pues todas las que contienen frases de carácter ciertamente reprobable eran propiedad privada particular y no artículos comerciales. No obstante, insisto en que se ha pasado de la posesión privada de un libro a su "soflama" en actos públicos sin prueba o razonamiento jurídico alguno y, a pesar de la sentencia exculpatoria, "El Plural" o el ex fiscal franquista Jiménez Villarejo persisten de manera infamante en dar el salto de una cosa a la otra sin sentirse obligados a argumentar ni demostrar nada. No lo necesitan. El linchamiento de "nazis" es gratis. En efecto, ¿qué diferencia existiría entre la biblioteca personal que un experto en nazismo atesorase en su despacho o domicilio y la señalada propiedad de los acusados? Sólo una: que los inquisidores del pensamiento, desde sus inmundos rincones burocráticos repletos de cólera, sospechaban que aquéllos compartían las ideas contenidas en tales libros y documentos. De ahí que pueda afirmarse, sin exagerar ni un ápice, que hemos asistido a una persecución ideológica, abiertamente confesada por el fiscal Aguilar, o sea, a un acto totalitario e inconstitucional que, sin embargo, cierta prensa insiste en jalear con sádica exaltación, acusando de totalitarismo precisamente a Colmenero por haberlo puesto en evidencia. Se olvidan, estos "progresistas", de aquel otro totalitarismo que representan ellos mismos al apoyar las escuchas ilegales de Garzón o el tormento judicial de ciudadanos disidentes, perseguidos por el simple hecho de poseer ciertos libros o de mostrarse sin temor ante sus compatriotas como notorios desafectos a la oligarquía. Y es que esa convicción, rabiosa, de los antifascistas, consistente en considerarse los depositarios de todos los sueños infantiles relativos a la felicidad humana, constituye, cuando entramos en la esfera política pública (como la historia ha demostrado hasta el hartazgo) un peligro comparable a cualquier idea racista o antisemita. Ese peligro -el antifascismo- no será, empero, nunca tipificado en el código penal porque atentaría contra los valores fundamentales de la society y su putrefacto market hedonista de consumidores insaciables; cuestionaría, en fin, el dogma del paraíso, de la "dicha", del "amor", etc., combustible emocional -o dimensión subjetiva- de esa despiadada maquinaria objetiva de reinversión de "valores de cambio" denominada capitalismo.
Y, AL FINAL, LOS INSULTOS: "AUTÉNTICOS SINVERGÜENZAS"
No vamos a continuar con los comentarios a la sentencia, que se encuentra en la red y cualquiera puede examinar con todo el detalle que el caso merece. Para nosotros, se trataba de identificar un ejemplo vivo, real, relevante y actual de aquéllo que Orwell describe en su novela Subir a por aire como retrato del antifascista. Hemos detectado la encarnación del antifascista en el fiscal Aguilar. Pero, ¿odiaba Aguilar a los procesados? A nuestro entender, todas las trampas del proceso acreditan que Aguilar, como poco, se jugaba en este tema algo más que lo meramente profesional, sin que pueda reducirse el bochornoso desarrollo del procedimiento a un mero rasgo psíquico, pues entonces tanto la policía autonómica catalana cuanto los magistrados de la Audiencia habrían contrapesado la desmedida animadversión que nutría las gestiones acusatorias del fiscal y puesto coto a sus desmanes procesales. Pero no lo hicieron, antes bien, colaboraron dócilmente en un linchamiento que había sido ordenado desde la cúspide del sistema oligárquico. Ese odio aparentemente individual es siempre, en efecto, bajo el corrupto régimen actual, el correlato egoico del imaginario pueril en que se asienta en última instancia el dispositivo oligárquico-transnacional de dominación pública. La otra cara del ya mencionado lado subjetivo del capitalismo en tanto que "esperanza de felicidad" y de todas esas cosas azucaradas -oriundas de la cuna- que hacen del homo sapiens un "humano" con derecho a combatir lo "inhumano", léase: el fascismo, el dolor, la soledad, la muerte... Hay un odio "originario" contra la vida finita (Nietzsche dixit) que ha sabido encontrar siempre sus chivos expiatorios. Otrora, los "judíos". En la actualidad, tales cabezas de turco existenciales y sistémicos son, como sabemos, los "fascistas". La duplicidad del doblepensar muestra así sus hondas raíces, tanto más profundas cuanto más nos alejamos de lo puramente subjetivo, de las emociones humanitarias y su necesaria contraparte -el odio-, para adentrarnos en aquello en que se asienta, desde el punto de vista social, el funcionamiento de la mente: la acumulación del capital, el imperativo de reinversión y crecimiento constantes amparados discursivamente en la búsqueda del "bienestar". Los nuevos productos de consumo que han de traernos por fin el cielo son necesarios sólo porque esa infantilidad perpetua, esa minoría de edad en la adultez que religiones, política y publicidad comercial prolongan al unísono en beneficio de los amos del dinero, no deja de engañarse a sí misma acuñando los presupuestos antropológicos y pre-políticos del doblepensar. Es en este punto en que el odio de Aguilar muestra su verdadero rostro: se trata de una condensación subjetual -ya no, ni siquiera, subjetiva- de todas las instituciones y valores del sistema oligárquico, pero también los axiológicos lodos de esos barros que conformaron el entero proceso histórico de la metafísica occidental desde Platón.
El significativo odio de Aguilar apareció, cometió el error de aparecer al desnudo, por decirlo así, desafiando los imperativos formales de sus atributos como funcionario público, cuando en una conferencia en Terrassa celebrada el 28 de junio de 2011 calificó a Ramon Bau, Juan Antonio Llopart, Oscar Panadero y Carlos García Soler de "auténticos sinvergüenzas". Transcribo directamente la fuente de la noticia:
La LIBRERÍA KALKI le desespera del todo. El que hayan sido absueltos los responsables de esa otra “librería maldita” no lo puede soportar y los califica textualmente de “AUTÉNTICOS SINVERGÜENZAS”, palabras que podrían causarle, si los afectados quisieran, serios problemas. Esas descalificaciones personales dicen muy poco de la objetividad con la que debe presentar su criterio un representante de la ley. Yo nunca había oído insultar en público a un fiscal y encima si lo es de un servicio contra los delitos de odio. Inaudito (Friera, Acacio Luis, "El fiscal Aguilar y el discurso del odio", 30 de junio 2011, blog "Libertad Pedro Varela").
Además, el fiscal Aguilar había fracasado profesionalmente. Se había, en efecto, convertido en el hazmerreír del mundo del derecho al embarcarse en un procedimiento vergonzante que, a la postre, se volvía contra su prestigio, credibilidad y presunción de pericia jurídica, por no hablar de cosas tan básicas como la viril honestidad, cuyo extravío empequeñece a los mentirosos. Tenía Aguilar motivos, pues, profundos, impersonales, pero también meramente individuales y circunstanciales, para odiar a los procesados y urgir la descarga de su despecho, rencor, decepción, etc., por la exculpación del Tribunal Supremo; así lo hizo ante una audiencia mayormente cómplice. Un público de fans sediento de cheka al que Aguilar engañó -porque quería ser engañado, como casi todos los "progres" desean serlo- con imágenes falsificadas sobre la presunta clientela skin de la Librería Europa, confortó al ponente con la cálida recepción de aquellas "injurias oficiales", pobre sucedáneo compensatorio del tremendo daño que les hubiera gustado infligir a los "malvados fascistas" en tanto que responsables, como Hitler in effigie, de "todos los males del mundo" (y, singularmente, de las frustraciones, terrores e impotencias personales típicas de los antifascistas). Pero lo que había aparecido en público, obscenamente, en aquel preciso momento, era algo muy especial y cargado de sentido. Había hecho acto de presencia el alma del sistema. El secreto trasfondo de los discursos humanitarios que justificaron, pongamos por caso, el bombardeo de Bagdad; tal doblesentir, si se me permite la expresión, tiene su "momento" psíquico incluso en aquellos que encarnan las instituciones y se guardan muy bien de expresar dichas emociones.
Volvamos, pues, al principio, al "odio" del "fiscal contra el odio" que devino, sin quererlo y ante un público nada desafecto, el fiscal del odio, para comprender toda la serie "Retrato del antifascista en Orwell":
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2011/07/retrato-del-antifascista-en-orwell.html
Nos falta la conclusión, en la que engarzamos la obra de Orwell y el tema del judaísmo con una afirmación sorprendente del escritor inglés que, hasta ahora, ha sido poco tenida en cuenta (por no decir: en absoluto tenida en cuenta). Y no por casualidad. Esto lo veremos en la próxima, y última, entrada de la serie. Pedimos disculpas a los lectores por la tardanza, pero es que ya estamos sufriendo las represalias del "sistema" por lo dicho en este y otros lugares de la red con un ataque "legal" a la página web de ADECAF (con la que enlazan muchos de los posts de este blog), la cual, como pueden comprobar, se encuentra bloqueada desde el pasado 13 de marzo. Seguiremos informando.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
24 de marzo de 2012
AVISO LEGAL
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2013/11/aviso-legal-20-xi-2013.html
No vamos a continuar con los comentarios a la sentencia, que se encuentra en la red y cualquiera puede examinar con todo el detalle que el caso merece. Para nosotros, se trataba de identificar un ejemplo vivo, real, relevante y actual de aquéllo que Orwell describe en su novela Subir a por aire como retrato del antifascista. Hemos detectado la encarnación del antifascista en el fiscal Aguilar. Pero, ¿odiaba Aguilar a los procesados? A nuestro entender, todas las trampas del proceso acreditan que Aguilar, como poco, se jugaba en este tema algo más que lo meramente profesional, sin que pueda reducirse el bochornoso desarrollo del procedimiento a un mero rasgo psíquico, pues entonces tanto la policía autonómica catalana cuanto los magistrados de la Audiencia habrían contrapesado la desmedida animadversión que nutría las gestiones acusatorias del fiscal y puesto coto a sus desmanes procesales. Pero no lo hicieron, antes bien, colaboraron dócilmente en un linchamiento que había sido ordenado desde la cúspide del sistema oligárquico. Ese odio aparentemente individual es siempre, en efecto, bajo el corrupto régimen actual, el correlato egoico del imaginario pueril en que se asienta en última instancia el dispositivo oligárquico-transnacional de dominación pública. La otra cara del ya mencionado lado subjetivo del capitalismo en tanto que "esperanza de felicidad" y de todas esas cosas azucaradas -oriundas de la cuna- que hacen del homo sapiens un "humano" con derecho a combatir lo "inhumano", léase: el fascismo, el dolor, la soledad, la muerte... Hay un odio "originario" contra la vida finita (Nietzsche dixit) que ha sabido encontrar siempre sus chivos expiatorios. Otrora, los "judíos". En la actualidad, tales cabezas de turco existenciales y sistémicos son, como sabemos, los "fascistas". La duplicidad del doblepensar muestra así sus hondas raíces, tanto más profundas cuanto más nos alejamos de lo puramente subjetivo, de las emociones humanitarias y su necesaria contraparte -el odio-, para adentrarnos en aquello en que se asienta, desde el punto de vista social, el funcionamiento de la mente: la acumulación del capital, el imperativo de reinversión y crecimiento constantes amparados discursivamente en la búsqueda del "bienestar". Los nuevos productos de consumo que han de traernos por fin el cielo son necesarios sólo porque esa infantilidad perpetua, esa minoría de edad en la adultez que religiones, política y publicidad comercial prolongan al unísono en beneficio de los amos del dinero, no deja de engañarse a sí misma acuñando los presupuestos antropológicos y pre-políticos del doblepensar. Es en este punto en que el odio de Aguilar muestra su verdadero rostro: se trata de una condensación subjetual -ya no, ni siquiera, subjetiva- de todas las instituciones y valores del sistema oligárquico, pero también los axiológicos lodos de esos barros que conformaron el entero proceso histórico de la metafísica occidental desde Platón.
El significativo odio de Aguilar apareció, cometió el error de aparecer al desnudo, por decirlo así, desafiando los imperativos formales de sus atributos como funcionario público, cuando en una conferencia en Terrassa celebrada el 28 de junio de 2011 calificó a Ramon Bau, Juan Antonio Llopart, Oscar Panadero y Carlos García Soler de "auténticos sinvergüenzas". Transcribo directamente la fuente de la noticia:
La LIBRERÍA KALKI le desespera del todo. El que hayan sido absueltos los responsables de esa otra “librería maldita” no lo puede soportar y los califica textualmente de “AUTÉNTICOS SINVERGÜENZAS”, palabras que podrían causarle, si los afectados quisieran, serios problemas. Esas descalificaciones personales dicen muy poco de la objetividad con la que debe presentar su criterio un representante de la ley. Yo nunca había oído insultar en público a un fiscal y encima si lo es de un servicio contra los delitos de odio. Inaudito (Friera, Acacio Luis, "El fiscal Aguilar y el discurso del odio", 30 de junio 2011, blog "Libertad Pedro Varela").
Además, el fiscal Aguilar había fracasado profesionalmente. Se había, en efecto, convertido en el hazmerreír del mundo del derecho al embarcarse en un procedimiento vergonzante que, a la postre, se volvía contra su prestigio, credibilidad y presunción de pericia jurídica, por no hablar de cosas tan básicas como la viril honestidad, cuyo extravío empequeñece a los mentirosos. Tenía Aguilar motivos, pues, profundos, impersonales, pero también meramente individuales y circunstanciales, para odiar a los procesados y urgir la descarga de su despecho, rencor, decepción, etc., por la exculpación del Tribunal Supremo; así lo hizo ante una audiencia mayormente cómplice. Un público de fans sediento de cheka al que Aguilar engañó -porque quería ser engañado, como casi todos los "progres" desean serlo- con imágenes falsificadas sobre la presunta clientela skin de la Librería Europa, confortó al ponente con la cálida recepción de aquellas "injurias oficiales", pobre sucedáneo compensatorio del tremendo daño que les hubiera gustado infligir a los "malvados fascistas" en tanto que responsables, como Hitler in effigie, de "todos los males del mundo" (y, singularmente, de las frustraciones, terrores e impotencias personales típicas de los antifascistas). Pero lo que había aparecido en público, obscenamente, en aquel preciso momento, era algo muy especial y cargado de sentido. Había hecho acto de presencia el alma del sistema. El secreto trasfondo de los discursos humanitarios que justificaron, pongamos por caso, el bombardeo de Bagdad; tal doblesentir, si se me permite la expresión, tiene su "momento" psíquico incluso en aquellos que encarnan las instituciones y se guardan muy bien de expresar dichas emociones.
Volvamos, pues, al principio, al "odio" del "fiscal contra el odio" que devino, sin quererlo y ante un público nada desafecto, el fiscal del odio, para comprender toda la serie "Retrato del antifascista en Orwell":
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2011/07/retrato-del-antifascista-en-orwell.html
Nos falta la conclusión, en la que engarzamos la obra de Orwell y el tema del judaísmo con una afirmación sorprendente del escritor inglés que, hasta ahora, ha sido poco tenida en cuenta (por no decir: en absoluto tenida en cuenta). Y no por casualidad. Esto lo veremos en la próxima, y última, entrada de la serie. Pedimos disculpas a los lectores por la tardanza, pero es que ya estamos sufriendo las represalias del "sistema" por lo dicho en este y otros lugares de la red con un ataque "legal" a la página web de ADECAF (con la que enlazan muchos de los posts de este blog), la cual, como pueden comprobar, se encuentra bloqueada desde el pasado 13 de marzo. Seguiremos informando.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
AVISO LEGAL
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2013/11/aviso-legal-20-xi-2013.html
7 comentarios:
Nuevamente debo felicitarte por la calidad de tus textos Jaume, un artículo muy esquemático y esclarecedor. Por un lado me gustaría llamar la atención sobre la victoria de la justicia en nuestro país, pero por el otro no deja de ser una pena q los ciudadanos de bien nos veamos obligados a acudir día tras día a la vía judicial como garante de última instancia ante los diferentes atropellos y cabronadas del poder político. No es extraño hablar de judicialización de la sociedad. Esta circunstancia es particularmente notable en CAT donde resulta a todas luces evidente el comportamiento mafioso y sectario de los diferentes administraciones, justicia incluida, siempre bajo las ordenes de la oligarquía local. La conclusión q extraigo de tu art es q si bien es cierto q el estado de Derecho ha claudicado en CAT en otras partes de Esp aún se mantiene, en particular en el TS. Ello no deja de ser importante pq nos lleva a considerar q no todas las instituciones están podridas como reclaman aquellos q anhelan la venida del hombre fuerte, y q quizá aún es posible una regeneración dentro del sistema.
Esta es una simple exposición de los hechos, lo que no es fácil dada la complejidad del asunto y la necesidad de andar manejando sentencias y un lenguaje jurídico que no es el mío, porque yo soy filósofo y todo lo que conozco del derecho me viene por vía profesional, porque soy funcionario de instituciones penitenciarias. Pero, una vez más, lo importante no es tanto la exposición de los hechos, que será más o menos afortunada, sino su INTERPRETACIÓN y CRÍTICA. Estoy en ello, la cosa todavía no ha terminado. Hemos de llegar a las conclusiones y ver si el instrumental exegético aportado por Orwell da sus frutos. A mi entender, sólo el concepto de "doblepensar" permite explicar la actuación del fiscal y de los magistrados de la Audiencia. Es alarmante que esto haya podido suceder mientras el gobierno indulta a políticos corruptos, banqueros ladrones y policías torturadores. Vivimos en un mundo que se parece cada vez más a la "Oceanía" de Orwell, el papel de los medios es aquí esencial, como se está comprobando en el caso de Siria. Pero tienes razón, Jackobs, cuando dices que si esto fuera un mundo orwelliano, la sentencia del Tribunal Supremo entonces no se explica. En mis conclusiones ya diré que, a mi entender, estamos en tiempos de cambio acelerado, en los que la oligarquía va desmantelando poco a poco el estado de derecho liberal, pero ese estado todavía existe y a veces reacciona como tal y hace justicia. Caso del magistrado Colmenero. El problema es que, a largo plazo, la gente como Aguilar le va a ganar la batalla a los Colmenero, la oligarquía camina hacia un régimen de tipo orwelliano, estamos en una FRASE DE TRANSICIÓN histórica en que lo liberal, usado hasta ahora por lo oligárquico, va a ser devorado por cada vez más desvergonzadamente por los amos del dinero.
Totalitarismo en todos los sentidos, esa minoría que pretende imponer su orden y dominio a expensas incluso de organismos públicos que pagamos todos los contribuyentes, los poderes públicos al servicio de la oligarquía del dinero.
Sin embargo, todavía no lo controlan todo. Estamos en una fase de transición hacia un mundo que no será exactamente como lo describe Orwell, pero que convertirá en papel mojado todas las constituciones liberales, las cuales en parte ya lo son. Se trata de un totalitarismo de nuevo cuño para el cual tenemos que afinar los instrumentos de interpretación.
Puede ser que al final no sea algo exactamente como lo interpretaba Orwell, pero el objetivo y las ansias de control sí que serán impuestas, aunque en numerosas ocasiones no puedan aplicarlo por la naturaleza de la situación y ante la esperanza de que la población intente reaccionar frente a esta barbarie. De momento es difícil ante la pasividad
Igualmente aunque no logren controlarlo todo. el espíritu totalitario que aspira a acabar con todo el que se oponga al nuevo orden será algo generalizado.La clase política que conocemos es y será el instrumento mediante el cual el sionismo impondrá su orden. La esperanza está en revelarse contra esta tiranía, que la inmensa mayoría de la población reaccione frente a esta nueva forma de opresión.
Para ello serán necesarias muchas páginas como esta, en las que se denuncian las ideas y conceptos generales del NOM, pero también las actuaciones concretas de las que tengamos noticia, como esta del proceso Kalki.
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