domingo, marzo 31, 2013

Sobre la ideología oligárquica

Leo Strauss, supremo ideólogo de la oligarquía: la mentira sistemática y la ocultación del horror como instrumentos de dominación.















 "Las sociedades deben permanecer “cerradas” en este sentido. Deben permanecer ajenas a su intolerable verdad. La realidad desagradable debe cubrirse con un púdico velo."

Definición metapolítica del "fascista":
 
"La literatura exotérica presupone la existencia de verdades básicas que ningún hombre decente debería pronunciar en público, porque dañarían a muchas personas que, a causa de ello, tenderían naturalmente a dañar a su vez a quien pronuncia tan desagradables verdades" (Strauss, Leo, La persecución y el arte de escribir, 1952, versión castellana, Buenos Aires, 2009, pp. 46-47).

A continuación reproducimos en su integridad el Capítulo XIII del libro La manipulación de los indignados (2012). Antes de continuar conviene leerse los siguientes artículos sobre Leo Strauss:

http://izquierdanacionaltrabajadores.blogspot.com.es/2011/10/leo-strauss-patriarca-neocon.html

Y el Informe Petras, de James Petras, sobre el control sionista de la política estadounidense:

http://izquierdanacionaltrabajadores.blogspot.com.es/2011/01/informe-petras-6-9-2010.html

El texto reproducido en la presente entrada nos permite ilustrar la siguiente afirmación: el capitalismo (Marx), el proyecto de globalización (mundialización) del mercado y el neoliberalismo no son sólo fenómenos económicos, sino ante todo manifestaciones concretas y parciales de la ideología oligárquica amparada por mendaces tecnicismos de una ciencia económica inexistente.

El "capitalismo", pese a los diagramas matemáticos propuestos por los "expertos" en "economía" (los sacerdotes mistéricos de la "sociedad de consumo"), es un irracionalismo de extrema derecha, racista y demencial, que adora a cierto ente imaginario -Yahvé-, dios del pueblo judío inventor del anatema, es decir, del genocidio étnico legitimado mediante conceptos teológicos. En nuestro tiempo, personajes como el (pseudo) filósofo Bernard Henri Lévy se encargarán de borrar las huellas de las clarísimas pistas que conducen de los genocidios modernos a la tradición bíblica. Al amparo de una complicidad sistémica sólo superada en indignidad por la hedionda desfachatez "humanitaria" del típico supremacista hebreo, veremos que Lévy considerará las "Sagradas Escrituras", contra toda evidencia, como el único antídoto contra los "totalitarismos" seculares, de los que, sin pestañear, denuncia su oriudez griega... !Estamos hablando del "pensador" más "importante" de Francia! Por si fuera poco, el Libro -matriz de tantas abyecciones- pasará a convertirse en fundamento teórico último del antifascismo, que Lévy había reivindicado expresamente en la página 12 de su obra El testamento de Dios (1978) como el objeto de su reflexión toda:

El antifascismo es una idea nueva tanto en Occidente como en Oriente: es esta idea, este reto, lo que, modesta pero firmemente, quisiera realzar aquí.
Para legitimar semejante impostura hubo que convertir el antifascismo de Iosef Stalin y los campos de trabajo esclavo soviéticos dirigidos por judíos bolcheviques en las expresiones más puras y originales del fascismo, y a los damnificados por el discurso antifascista (instrumento simbólico de opresión acuñado personalmente por el propio tirano moscovita) en víctimas de un "verdadero fascismo", esencial y estructuralmente asesino, que sólo podría ser combatido mediante los valores de la Torah. En suma, la total subversión de la realidad de los hechos. Ninguna crítica relevante ha provocado, empero, tamaña falsificación pseudo historiográfica, que sigue rodando por las redacciones de los periódicos, las televisiones y el "mundo de la cultura". El comisario político de la chekálleno de odio contra el "fascismo", convirtióse así por arte de birlibirloque en el fascista par excellence (más "fascista" incluso que Hitler, un simple imitador), y los pobladores del gulag, por ejemplo Solzhenitsyn, en carne de "nuevas" "imágenes estremecedoras" de la "barbarie fascista" que terminaron reforzando el imaginario de Hollywood y la causa de los "marines" o del Tsahal.

Hete aquí, por tanto, la mentira consciente, perpetrada por un antifascista convicto y confeso, de etnia judía, para encubrir a los numerosísimos admnistradores judíos, también antifascistas, de los campos de concentración comunistas, endosándoles los delitos de éstos a los propios torturados "fascistas"; utilizando, en fin, como los criminales de la GPU y de la NKVD, la jerga criminógena del estalinismo con idénticos fines: manipular a todos aquellos que pudieran despertar repetinamente, ante la simple evidencia de la verdad, de la cloroformización ideológica impuesta por el poder.

Así las cosas, semejante estafa moral e intelectual nos conduce derechito al teórico máximo de la patraña oligárquica: Leo Strauss. Entenderemos las razones filosóficas que fuerzan a producir la fraudulenta narración de "el Holocausto" y el gulag imperante en la actualidad. Strauss nos explica los motivos: ocultar el horror que acompañó al nacimiento de nuestra sociedad, el relato de la tribu occidental. La filosofía straussiana configura la legitimación confesa del derecho a engañar en nombre del bienestar espiritual de los súbditos idiotizados. La narración mítica oficial constituye la aplicación oligárquica espontánea del straussianismo a escala histórico-mundial. Y Hessel, en un momento en que arrecia la "crisis económica", encarnará al fontanero reparador de las redes simbólicas dañadas, al propalador, entre las masas adocenadas, del ideario narcótico oligárquico más eficaz: la suprema maldad de un "fascismo" mítico.  

El "islamofascismo": nueva
coartada para la masacre oligárquica.
B. Henri Lévy: "Pretendo -y probaré- que los autores del Libro son también los inventores de la moderna idea de Resistencia". Hessel entero está aquí comprimido en una sola frase.

La lectura de este capítulo de La manipulación de los indignados, donde por primera vez realízase un corte transversal de todos los estratos tectónicos del universo simbólico oligárquico (que va desde la superficie aparentemente inocua del movimiento indignado 15 de mayo a las profundidades de la experiencia de la nada), debe preparar para la comprensión (verstehen) de futuras entradas de este blog, donde se abordará la continuación de las series "Milton Friedman y la ideología oligárquica", "El mayor genocidio de la historia", "Causas de la Segunda Guerra Mundial" y "Los postulados fascistas", y el inicio de "Los nuevos filósofos". En ésta última, analizaremos con detalle cómo organizaron los intelectuales de la oligarquía la mencionada incorporación del factum del gulag o Kolymá al escenario periodístico, político y cultural antifascista, siendo así que la "película del Holocausto" debía conservar el máximo protagonismo en la categoría de "victimización" que ampara todas las tropelías del Estado de Israel, sin negar ya abiertamente, empero, que los mayores criminales de la historia no habrían sido los nazis, sino los comunistas.

El concepto de "fascismo", profundamente manipulado, retorcido ad nauseam hasta cargar a sus espaldas con la responsabilidad por los millones cadáveres acumulados en el armario de Yahvé, resultará muy útil para colocar "a cero" el sangriento contador genocida de los asesinos anatémicos y posibilitar no sólo que el déspota divino pueda seguir expoliando y matando impunemente como en tiempos del Libro de Josué, sino que las nuevas fechorías de la oligarquía se cometan en nombre de "la idea moderna de Resistencia" (Lévy, B. H., op. cit., p. 13). !Con lo cual Wall Street encarnaría la Resistencia, esta vez contra el islamofascismo o fascislamismo! Un tal fraude moral y filosófico, que en España sustentan "intelectuales" ex marxistas y prosionistas como Gabriel Albiac (con toda la tropa de "liberales" de Libertad Digital), explica que Stéphane Hessel y el movimiento 15 de mayo hayan apelado a la Resistencia Francesa (antifascista) para recrear, a pesar de lo inverosímil de este planteamiento, la lucha contra el supuesto "corporativismo" (=fascismo) de "los mercados financieros". Siendo así que Wall Street representaría, precisamente, la alta instancia que proyecta esa imagen ectoplásmica y fantasmal de (pseudo) "Resistencia", con el fin de controlar desde el poder oligárquico los códigos básicos de formación simbólica de toda posible oposición y contestación al dominium hemisférico de la ultraderecha judía, cuya existencia es impensable sin la aculturación bíblica y cristiana inoculada en occidente a lo largo de 20 siglos.

Alternativas a la ideología oligárquica:

http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2011/01/la-construccion-del-hecho-historico.html



CAPÍTULO DECIMOTERCERO

Sobre la ideología oligárquica

A pesar de tantas ingenuidades refutadas e ilusiones perdidas, de tantos horrores observados y amargos balances, mi certidumbre sigue intacta: todo cuanto merece ser deseado se convierte en realidad. El privilegio de poder observar el mundo y su movimiento con una mirada confiada constituye, en buena medida, ese favor que el destino me ha concedido. Y cuanto más amplio es el período observado, más reconfortante es ese optimismo.[1]

Compara Hessel las cavernas con una sauna y adormécese tranquilo. ¿Por qué no compara esa misma caverna con una bomba de hidrógeno arrojada sobre una ciudad repleta de ancianos, mujeres y niños? Estamos ya en condiciones de acceder a la matriz de aquello que denominaré aquí “ideología oligárquica”, y que incluye, como hemos visto, dos estratos diferenciados: una cáscara, cada vez más superficial, de humanismo, y un núcleo, oculto a las miradas, de “fascismo”. Esta dualidad humanismo-“fascismo” correspóndese con la dicotomía entre el exterior (el estuche) y su resorte oculto (la verdad del poder) del fundamento filosófico; en otras palabras: entre lo exotérico y lo esotérico del discurso oligárquico.

En toda esta cuestión, esencial será siempre establecer la relación entre la ideología oligárquica y el (anti)fascismo. De hecho, ya hemos visto que la figura histórica del fascismo fue derrotada desde el punto de vista militar, pero no político y, mucho menos, espiritual. De alguna manera, el “fascismo” sigue vivo y ha sido incorporado por la oligarquía, en una determinada versión X, a su propia memoria. La ideología oligárquica fija una estricta separación entre significante y significado que recodifica la dualidad (sionismo-liberalismo) mencionada más arriba. Así, el significante “fascismo” se corresponde connotativamente con el mal absoluto, de suerte que el sistema oligárquico defínese como antifascista y la diabolización poco menos que infantil del fascismo –antítesis del liberalismo- constituye el resumen más pedestre y vulgarizado de su discurso. Pero el significado de “fascismo” –aunque, repito, en una formulación mediatizada-, ha sido integrado por la oligarquía en la dimensión esotérica de su doctrina del poder, hecho “indiciariamente” evidente por sus efectos, verbi gratia, por las prácticas del Estado de Israel y la política imperial estadunidense al servicio del sionismo. De manera que hemos podido hablar de una caracterización ideológica de la cultura, la política y la sociedad contemporáneas en términos de “época del (anti)fascismo”, es decir, de una suerte de unidad dialéctica entre fascismo y antifascismo, producto de la síntesis de ambos conceptos en una realidad superior que constituye la clave filosófica de nuestro tiempo. La presente exposición del tema tiene una finalidad simplemente propedéutica y no pretende, desde luego, resucitar a Hegel, siendo así que, precisamente, es esta “figura del espíritu”, el (anti)fascismo, la que pone más en evidencia la quiebra de la filosofía hegeliana del progreso en que se basa el “optimismo” de Hessel.[2] 
 André Glucksmann.
Rearme de la ideología oligárquica tras la evidencia del gulag

Una vez definido el perfil doctrinal del enemigo político, es decir, la ideología oligárquica, se aclarará por sí sólo el misterio de cuál debería ser la orientación ideológica general de los indignados, que nada tiene que ver, sino todo lo contrario, con sus actuales cánticos optimistas y hesselianos en favor de la “felicidad” y la reconstrucción de la sociedad consumista en crisis. El fascismo –el viejo y el nuevo- ha terminado para siempre con la noción misma de progresismo, como poco en su sentido metafísico. Lamentablemente, estas nociones han sido detectadas tempranamente, pero sólo para ser pervertidas, por los filósofos de la oligarquía. Por ejemplo, André Glucksmann, en La cocinera y el devorador del hombres (1975), ya ponía en evidencia la escandalosa continuidad entre el gulag y el proceso de constitución de las instituciones totales occidentales (cárcel y fábrica) pensado por Foucault, pero sólo para recaer rápidamente en el uso vulgar, propio de un comisario político comunista, de la palabra “fascismo”. Dicho en otros términos, la incapacidad o la negativa a pensar el fascismo limitándose a reproducir el lenguaje de Stalin en el mismo momento en que supuestamente se denuncia el estalinismo, documenta una y otra vez, hasta la náusea, la respuesta del stablishment cultural y académico frente a aquellos problemas axiológicos de fondo que corroen la sociedad liberal:

Nuestro siglo ha pagado tan caro sus escasas luces sobre el fascismo: ¿cómo no reconocerle en los osarios del Gulag, en el régimen que los esconde y mantiene? Que la URSS sea capitalista y fascista (es cierto que se trata de un fascismo más sutil, más cultivado, más dialéctico que el de los nazis, vulgares imitadores) lo leemos con todas las letras en Archipiélago Gulag y en el cuerpo de los torturados.[3]

Los nazis serían vulgares imitadores del fascismo, pero no del italiano, sino del soviético. Desde luego era mucho más fácil y cómodo, para un “intelectual” parisino, sostener este absurdo ya entonces, que reconocer la “sencilla y oronda” verdad, a saber: los fascistas fueron, por lo que respecta al racismo y al crimen de masas, vulgares imitadores del judeobolchevismo y del sionismo. Y aquello en que no lo fueron es precisamente la cuestión que resta por pensar –la esencia del fascismo- y explicaría por qué el antifascismo –discurso acuñado por la cheka- se erigió en ideología oficial e incuestionable de los mayores criminales de la historia, “democracias” liberales incluidas. Por si fuera poco, y como obedeciendo a un infalible resorte, el nacionalista hebreo Gluksmann apresúrase (1977) a rastrear la genealogía de ese fascismo en Alemania, donde los “maestros pensadores” Fichte, Hegel, Marx y Nietzsche serán  considerados, en primer lugar, alemanes, no filósofos, todo ello con el fin de borrar precipitadamente la escandalosa “huella olfativa” que conduce del gulag al cristianismo secularizado y de éste a la tradición bíblica:

Al hacer, a lo Hegel, de la cuestión judía la cuestión de la propiedad privada, el joven Marx no se sale de la lógica al convertir la propiedad privada en la nueva cuestión judía: el propietario será expropiado para que la sociedad encuentre su coherencia, lo privado será expulsado para que el mundo vuelva a ser común, comunista –mundo de los “productores asociados”, dirá a continuación. Al denunciar la “nacionalidad quimérica del judío” como “nacionalidad del comerciante, del hombre de dinero”, el joven judío Marx hegelianiza y se limita a pasar su examen de ingreso en lo que más adelante denomina los cafés berlineses.[4]

El fascismo y Alemania pagan también la cuenta pendiente del gulag y los consumidores pueden seguir dormitando confortablemente en su poltrona existencial. Pero quien evidentemente no se sale de la “lógica”, aunque en este caso “antifascista”, es el propio Glucksmann: se limita a pasar el examen de ingreso en las jaurías de propagandistas de la oligarquía sionista. Glucksmann no puede explicar que las víctimas del gulag fueran acusadas, precisamente, de “fascistas”,  y que él, ideólogo antifascista, comparta la jerga policial de los carceleros comunistas y no, precisamente, la crítica del antifascismo (fundada por Solzhenitsyn, al que cita empero el impostor y falsario Gluksmann) propia del “cuerpo de los torturados”.

Pero el personaje que conduce esta dinámica manipuladora del pensamiento hasta sus últimas consecuencias es Bernard Henri Lévy, multimillonario judío y encarnación viva de los noveaux philosophes franceses en la estela de Glucksmann. Nacionalista hebreo también, incluso a costa de su presunta patria, Francia, a la que acusa (1981) de la paternidad del fascismo enmendándole la plana a Glucksmann, Lévy será el encargado de la demolición simbólica controlada del comunismo y su arrinconamiento a través de los cauces del (anti)fascismo hollywoodiense. Estrategia que incluye, de forma necesaria, una torticera manipulación del concepto de “pesimismo” crítico, que aquí hemos reivindicado, así como una recuperación indecente de lo bíblico en tanto que único antídoto posible contra la recurrente “amenaza fascista”.

Respecto del pesimismo, Lévy es claro, la tarea del filósofo consiste en “explicar el nuevo totalitarismo de estos Príncipes sonrientes quienes, de vez en cuando, por añadidura, prometen la felicidad a los pueblos”. Y añade:

Si fuese anticuario, me gustaría poder disecar esos célebres despojos, esos cadáveres demacrados que imperaban e imperan todavía en los cielos del optimismo. (…) No he intentado otra cosa en este libro que pensar el pesimismo en la historia.[5]

¿Qué oponer al optimismo criminal, genocida, que promete paraísos y del que hemos expuesto largamente hasta aquí sus corrompidas vísceras de cadáver? Lévy publica nada menos que El testamento de Dios (1978) para explicárnoslo. El (anti)fascismo alcanza en este punto su máxima expresión filosófica que, no podía ser de otra manera, representa quizá el nádir de la filosofía francesa del siglo XX: la reducción del otrora célebre “pensamiento parisino” a pura propaganda bíblica encubridora del Estado de Israel. Así se contonea, en efecto, Lévy ante el lector en una presentación de sí mismo (con foto de aristócrata dieciochesco) literalmente megalomaníaca:

Ante el derrumbe de la Política y de las Ideologías, de pie ante al abismo que representan las desilusiones y la mediocridad, Lévy trata de construir una moral a la altura del Hombre y del Absoluto. Su meta: darle una oportunidad a la esperanza de los pueblos, unificando todos aquellos valores desordenados que emergen de las protestas tumultuosas.[6]

Bernard Henri Lévy.
La oligarquía entra en acción, grandilocuente, mediocre, con una torpeza propagandística que produce vergüenza ajena en un presunto libro de filosofía vendido como elixir curalotodo de un charlatán de feria:

¿Cuáles son hoy en día los fundamentos reales de un antitotalitarismo consecuente? ¿Se puede aún edificar sobre un mundo signado por la barbarie que canibaliza las ideas?

¡Pero él, precisamente, es un ejemplo de aquello que critica! O sea, la política, la ideología, la mediocridad y la barbarie canibalizando las ideas en tiempo real a golpe de talonario y marketing de empresa editorial:

Lévy ha encontrado la respuesta en los textos bíblicos. La extrae de la palabra inmemorial de Moisés. Propone y demuestra que los profetas fueron los fundadores de la idea de resistencia frente al avasallamiento de ideas y de pueblos. Carecemos de ojos para ver, de oídos para escuchar los infinitos recursos de una tradición que salvó al Hombre, salvando así a Dios. ¿Dios ha muerto, dicen los voceros de la destrucción? En esta era de la muerte de Dios –y de las cámaras de gas y los campos de concentración- nunca hubo tanta necesidad de retornar al viejo testamento monoteísta.

¡Retornar al Viejo Testamento! Para ese viaje no hacían falta las pesadas alforjas y esforzados trabajos de la crítica. Después de la teatral puesta en escena, Bernard Henri Lévy explica, en primera persona, cuáles son los objetivos de un libro que deja en ridículo a la filosofía francesa como merecido castigo por su oportunismo y cobarde entrega a los intereses políticos de la oligarquía. Ahora ya no son filósofos franceses los que trabajan para los oligarcas, es un oligarca judío el que decide hacer sus patéticos pinitos como filósofo y encuentra en los medios de comunicación, dóciles, serviles, obedientes…, la caja de resonancia para convertir sus descaradas loas de sí mismo en la consagración mediática de un “gran pensador”:

Yo mismo no escribí no hace mucho una Barbarie con rostro humano en la que, viendo tantos fascismos saldar sus monstruos en el gran mercado de la Esperanza, yo concluía con una llamada a la más intransigente, a la más “negativa”, quizá, de las lucideces críticas.[7]

¿Cómo pasar de esas lucideces a la apología del veterotestamentario Jehová de los Ejércitos, raíz última del tronco genocida occidental? Auténtico salto mortal, éste de Lévy, que requerirá, ante todo, una buena dosis de cinismo, por no hablar de la impunidad y el amparo que le otorga un aparato institucional, cultural, político…, totalmente cómplice ante cualquier impostura y deseoso de pisotear de una vez para siempre la arrogancia griega de la filosofía:

El antifascismo es una idea nueva tanto en Occidente como en Oriente: es esta idea, este reto, lo que, modesta pero firmemente, quisiera realizar aquí.[8]

La fuente de tamaña idea “nueva” (¡inventada por Stalin!) es el Antiguo Testamento y su autoría, sus derechos de propiedad intelectual, corresponden, “por supuesto”, al pueblo judío:

Es seguro también que este propósito no hubiese apenas sido pensable si no me hubiera acordado también de una tradición más antigua, más alta si cabe. Una insumisión intemporal, a decir bien inmemorial, que afirma constantemente la más terca y más tenaz de todas las negativas que hayan ilustrado hasta nuestros días la crónica de la humanidad. Un caso absolutamente único, rebelde a toda lógica, a toda prescripción, a todo genocidio a veces, de obstinación en decir no, en desmentir el veredicto de los hechos, en desafiar la máquina de los siglos con todo su cortejo de advertencias y de fatalidades asesinas. Una experiencia tan singular, tan inaudita, que se inscribe en las Tablas de una santa Ley para la cual el Tiempo se desplaza apenas, que no ha cesado de afectar, de inquietar y de destituir a la misma Historia y a sus pretendidos imperativos. Me refiero al pueblo judío, por supuesto. A este pueblo indomable cuya perseverancia en ser queda como uno de los más profundos enigmas que se plantean a la conciencia contemporánea. A esta comunidad errante, pero también comunidad de luz y de confianza que, llevada por el destino a los límites del dolor, no ha abdicado jamás del simple orgullo de ser hombre. Yo me identifico, sin ambigüedades esta vez, con esta comunidad. Y opto ardientemente, con orgullo, por llevar e ilustrar sus colores. Pretendo –y probaré- que los autores del Libro son también los inventores de la idea moderna de Resistencia.[9]

El propio Lévy aclara que con el término Resistencia se refiere a la Resistencia francesa contra la ocupación nazi. Y es aquí, en este libro al que Hessel parece  ignorar (más bien discretamente disimular como hacen algunos genios con sus auténticas fuentes), donde conviene buscar las claves del paradigma resistencial escogido por el mentor filosófico de los indignados:

(…) es quizás allí, en el recuerdo del Dios-Uno y de su pasión de Ley, donde reside toda posibilidad de dar realidad a la moral de la Resistencia, al antifascismo consecuente al que el Siglo nos obliga.

En una palabra: la religión judía, articulada como ideología civil del antifascismo y de “el Holocausto”, ocupa el lugar de la filosofía, del pensamiento, de la verdad, oriundas de Grecia, es decir, de aquel otro pueblo cuya simple existencia histórica niega las pretensiones de elección divina de los judíos. La tradición griega de Europa, que coloca la verdad como fundamento de toda ley, es extirpada en beneficio de una ley – ¿la ley Gayssot?- que dictará, a partir de ese momento, en qué consiste o qué puede ser aceptado como “verdad”. La ley establecida por Yahvé, pantalla chinesca feuerbachiana donde se proyecta como subjetividad abstracta la voluntad de la comunidad judía organizada y del sionismo en cuanto proyecto histórico-mundial, pasa a ser “la verdad” judicialmente blindada, es decir, “la ley”.
 
James Petras, socialista americano
de procedencia griega.
James Petras y el sionismo oligárquico en ascenso

Del punto de la fugaz pero estupefaciente confluencia entre nazismo y sionismo brota el hecho histórico que permite explicar la realidad política actual a partir del fenómeno del (anti)fascismo. El sentido filosófico de dicha identidad pasará de Carl Schmitt, jurista nacionalsocialista, a Leo Strauss, judío alemán emigrado a Estados Unidos “huyendo” de los nazis pero discípulo que aquél. Será Strauss el que formule los fundamentos filosóficos de la ideología neoconservadora y sionista (Ziocons) que en la actualidad rige la política del país más poderoso de la tierra en beneficio de Tel Aviv. Leo Strauss nos explica, desde la perspectiva del poder, y aun a costa de tener que descifrar su lenguaje esotérico, cuál sería el meollo del pensamiento y la praxis oligárquica. Transcribe Strauss la “verdad” esotérica de la exotérica doctrina filosófica de Bernard Henri Lévy. Pasamos de lo manifiesto a lo oculto, pero también del plano teórico al plano práctico en que se expresa la política real de ese sionismo que Lévy diseña en forma de marketing cultural y Strauss qua “verdad interna” del nacionalista radical hebreo. ¿Qué otra cosa que la evidencia de la “banda de Stern”, el Irgún y de Deir Yassin podemos hallar al final de una cadena que empieza con la lectura del Libro de Josué por Moses Hess, continúa con el imperialismo consciente de Strauss y concluye en el Plan Dalet? Este factum sangriento ha de ser siempre el punto de referencia orientativo que nos impida perder de vista aquello de lo que realmente se trata cuando Lévy exhuma el cadáver del dios bíblico.

Nos remitiremos, en primer lugar, al testimonio fáctico del sociólogo de izquierdas James Petras, al que ya nos hemos referido más arriba, para argumentar el carácter sionista de la política estadounidense a pesar de que Petras se niegue expresamente a aceptar que Strauss encarne al ideólogo de la oligarquía por excelencia;[10] no puede aceptarlo porque ello pondría en cuestión los fundamentos de su propia ideología antifascista. Precisamente, este hecho ofrece, empero, una garantía de que Petras no puede ser acusado de antisemita y ningún tipo de complicidad política le vincula con la extrema derecha o el nazismo, siendo así que llega a calificar literalmente de neofascista al máximo representante de la directriz imperial de los Estados Unidos en Oriente Medio:

Los extremistas sionistas alentaron la fragmentación de Iraq en diferentes regiones étnico-religiosas y el uso de la tortura y las técnicas israelíes de guerra urbana. La política de guerra, ocupación y desmembramiento de Iraq fue ejecutada por los militaristas civiles del Pentágono, fundamentalmente extremistas sionistas, contra la opinión de muchos militares profesionales. La fabricación y difusión de falsos pretextos para la guerra –armas de destrucción masiva, lazos con Al Qaeda, etc.- fue todo obra de los extremistas sionistas, que encubrían así sus planes explícitos o implícitos, según los casos, de promover el Gran Israel. Las mentiras políticas sirvieron a su máximo objetivo.[11]

Voilà el Yahvé de Lévy mostrando su auténtico rostro. Habría que añadir aquí la función del 11-S en la legitimación de las políticas imperialistas y las mentiras que han acompañado siempre la versión oficial sobre dicho atentado, harto útil a efectos de justificar agresiones y legitimar crímenes. Concluye Petras:

El descubrimiento de las mentiras y la colaboración desleal con un Estado extranjero no condujo a ningún despido ni dimisión, ni a una sola comparecencia pública, como es habitual cuando una guerra se convierte en un costoso desastre. La razón es el apoyo unánime e incondicional que reciben los extremistas sionistas de la organizada sociedad civil judía y su hegemonía sobre las instituciones políticas. Por otra parte, quienes desafiaron o criticaron a los sionistas del Estado imperial desde dentro –legisladores, académicos y medios de comunicación- fueron acusados de antisemitas, penalizados, marginados y en algunos casos despedidos. Como resultado, los extremistas sionistas conservan sus puestos o incluso han ascendido a otros más influyentes, como, por ejemplo, Elliot Abrams, neofascista y delincuente convicto, que dirige ahora la política de Oriente Próximo en el Departamento de Estado.

Súmase así Petras al sonsonete antifascista evacuado por la propia oligarquía, sin darse cuenta, al parecer, de que con su ligereza verbal refuerza los mecanismos simbólicos que fundamentan el dominio oligárquico. Pero, insistamos en ello, no nos interesa aquí este aspecto de la cuestión, sino la denuncia anti-sionista de Petras, la cual, en boca de un antifascista –hecho que precisamente queremos subrayar ahora- no puede ser desautorizada con las habituales acusaciones de “nazi”, las cuales saltan como un resorte en los cerebros intoxicados por la propaganda de Hollywood cada vez que alguien osa criticar algún aspecto del judaísmo. Así, según Petras: “la élite sionista dicta la política de EEUU en Oriente Próximo”. El entreguismo americano alcanzaría para Petras extremos ridículos:

El ejército estadounidense sirve a los intereses colonial-expansionistas de Israel incluso a costa de sus propias e importantes compañías petrolíferas, que por esta razón no pueden firmar contratos petroleros de miles de millones de dólares con Irán y otros países ricos en petróleo enfrentados a Israel.[12]

En la obra de Petras, la oligarquía es identificada con el término técnico “clase dominante”, CD. Esta sigla responde a la pregunta “¿quién manda en los EEUU?” Para plantearla correctamente se debe “especificar el momento histórico y lugar en que se encuentra la economía mundial”. Sin embargo, el propio Petras reconoce cierta estabilidad de carácter sociológico, más allá de los cambios económicos, en el núcleo familiar central del poder oligárquico:

Por eso, aunque pueda cambiar el poder entre los sectores económicos, las principales agrupaciones de clase pueden no perder ni bajar en el escalafón. Simplemente, reasignan sus inversiones y se adaptan a las nuevas y más lucrativas oportunidades creadas por el sector emergente.[13]

Sobre aquello que Petras no abriga duda alguna es que ese componente sociológico está evolucionando, en Estados Unidos, hacia un mayor peso del denominado “lobby sionista”, en realidad toda una red organizada de la comunidad civil judía que ha llegado a controlar el entramado político-institucional del país y su política exterior:

El sector de la CD fuertemente alineado con el Estado de Israel apoya una política belicosa hacia los enemigos del Estado judío (Irán, Siria, Hezbolá y Palestina), mientras que otro sector de la CD busca un acercamiento diplomático que refuerce los vínculos con las élites árabes y persas. Con el viraje hacia una fuerte militarización de la política exterior de los EEUU (debido sobre todo al ascenso de los ideólogos neoconservadores, la fuerte influencia del lobby sionista y la inestabilidad y los fracasos de sus políticas en Oriente Próximo y China), la CD presiona para conseguir controlar directamente la política económica en el extranjero.[14]

Petras argumenta tensiones internas, en el seno de la oligarquía, entre liberales y Ziocons, pero no señala expresamente el extraño paralelismo entre el creciente peso del capitalismo financiero en el conjunto de la economía americana –que va acompañado del retroceso de la economía “productiva”- y el asalto sionista a las palancas del poder. Dicho paralelismo queda, empero, claramente “insinuado”:

Aunque el sector financiero ha compartido grandes ganancias con los sectores inmobiliario y comercial, han sido los grupos financieros, y en especial los  bancos de inversión, quienes han llevado la voz cantante y se han asegurado el liderazgo político.[15]

Según Petras, el “capital financiero” no se puede contraponer a la economía productiva,[16] pero él mismo no duda en calificar de “parasitaria” a la élite financiera:

Dentro de la CD, la elite financiera es su miembro más parasitario y supera en riqueza y ganancias a los máximos directivos y ejecutivos (…) y a la mayoría de los empresarios, aunque no alcanza los ingresos anuales de los empresarios super ricos como William Gates y Michael Dell.[17]

Por “parásitos”, hemos de entender, en consecuencia, los sionistas y filosionistas. En cualquier caso, es la élite financiera la que controla el mundo de la política, según Petras:

La CDF (clase dominante financiera) está constituida por estas elites multimillonarias de los fondos de cobertura, los fondos de inversión cotizados o no en bolsa y sus socios en las grandes y prestigiosas firmas de asesoría jurídica y contabilidad. A su vez, todos están vinculados a los altos cargos del aparato judicial y legislativo gracias a nombramientos políticos y contribuciones económicas de los partidos, y a su posición central en la economía nacional.[18]

En pocas palabras, los (filo) sionistas compran a los políticos financiándoles sus campañas electorales y colocan a sus peones y testaferros en distintos enclaves del entramado institucional público y privado. A medida que incrementan su poder, la capacidad de presionar al mundo de la política o de dirigirla descaradamente en beneficio propio aumenta de manera exponencial:

Presionan, negocian y diseñan la legislación más completa y favorable a sus estrategias (liberalización y desregulación) y políticas sectoriales (reducción de impuestos, presiones gubernamentales sobre países como China para que “abran” sus servicios financieros a la penetración extranjera, etcétera). Presionan a los gobiernos para que “refloten” a las compañías especuladoras en quiebra o en suspensión de pagos, y para que equilibren el presupuesto reduciendo gastos sociales y no aumentando los impuestos sobre ganancias especulativas “inesperadas”.[19]

En líneas generales, algo muy parecido a aquéllo que afirmaba Hitler respecto de la alta finanza, aunque haciéndolo extensivo erróneamente a todos los judíos, sin excepción, y encima fundamentando esta imputación en una cuestión biológica de raza (pretensión que, ocioso es subrayarlo, no se sostiene). En cualquier caso, Hessel ha ocultado cuidadosamente a sus indignados estos aspectos de la cuestión. Cuando habla de que “los bancos” están poniendo en riesgo las condiciones de vida de los ciudadanos, se olvida de añadir que esos “bancos” son entidades (filo) sionistas que trabajan al servicio del imperialismo israelí. De manera que los indignados no observarán ninguna contradicción entre las superficiales críticas de Hessel al mundo de la finanza y sus halagos pro-israelíes, a pesar de que dicha contradicción existe a poco que nos informemos sobre cuáles son los fines y consecuencias políticas, ya detectables, del asalto final al poder institucional por parte del capital financiero pro-israelita en los EEUU. Petras no deja lugar a dudas: los sionistas, además de dedicarse al expolio de sus compatriotas americanos “gentiles”,[20] son asesinos de masas, genocidas sin escrúpulos, encubiertos, precisamente, bajo el paraguas de la doctrina de los “derechos humanos”, la “felicidad de la mayoría”, el “progreso” hacia el “paraíso” y demás fábulas infantiles que Hessel se dedica a comercializar. El afán de dominación y violencia racial del sionismo es tal que pone en peligro las bases económicas mismas del sistema “liberal”, ése que ha permitido a los sionistas encaramarse a la cima como explotadores parasitarios del mundo occidental:

Lo que está meridianamente claro a los ojos de muchos especialistas críticos en política internacional es que una de las principales amenazas para los mercados mundiales –y para la salud de la clase dominante financiera- sería un ataque militar israelí contra Irán. Una acción de estas características extendería la guerra por toda Asia y el mundo islámico y dispararía los precios de la energía hasta niveles desconocidos hasta ahora, causando una recesión grave y, probablemente, el hundimiento de los mercados financieros.[21]

La conclusión de Petras no resulta nada tranquilizadora, pues parece evidente que la oligarquía, así definida, no responde a meros cálculos economicistas, sino a intereses puramente ideológicos –y en su caso, de índole religiosa, o sea, irracionales- que entran en contradicción incluso con una “previsible” lógica utilitaria del negocio:

La paradoja es que algunos de los más ricos y poderosos beneficiarios de la supremacía del capital financiero son precisamente la misma clase de gente que está financiando su propia autodestrucción.[22]

De ahí que resulte tan importante determinar con cierta exactitud la naturaleza de la ideología oligárquica, que está vinculada a los fines del sionismo y a la construcción del Gran Israel, circunstancia que, a su vez, perfílase en un contexto de interpretación de la religión judía y del estado de conciencia o figura del espíritu alcanzada en la época del (anti)fascismo.

Todos estos factores doctrinales, axiológicos y filosóficos, que ya hemos esbozado en los capítulos anteriores, condénsase en “hechos históricos” concretos de idiosincrasia indiscutiblemente genocida:

Un influyente grupo de sionistas norteamericanos, en estrecha alianza con Israel y con gran lealtad hacia ese Estado, ha formulado una estrategia de guerra permanente en Oriente Próximo basada en el uso unilateral del poder militar de EEUU a fin de potenciar el poder del Estado de Israel.[23] 

En medio de este sombrío panorama, Petras no descarta el uso de armamento nuclear contra Irán, circunstancia apocalíptica que, a su entender, abriría por primera vez los ojos de la gente corriente –es decir, de nosotros, los indignados- respecto de la esencia del Estado de Israel:

Probablemente, será una catástrofe, como un ataque nuclear israelí contra Irán apoyado por la Casa Blanca, lo que haga estallar el tipo de crisis capaz de provocar una profunda y amplia respuesta popular contra el ejército, los financieros y todo lo hecho en Israel.[24]

Petras no se atreve a cuestionar a Israel y se limita a un prudente “todo lo hecho”, como si la construcción de la entidad israelí en Palestina no se incluyera en ese “todo” y afectara a la legitimidad misma del Estado, es decir, a su mera existencia en cuanto tal. Pese a esta contención, el propio Petras caracteriza los rasgos de la subjetividad ideológica del sionista con trazos asaz contundentes, que justifican en buena parte el hilo conductor de nuestra propia argumentación:

(…) viven y trabajan en un mundo de ideólogos exaltados e instituciones ideológicas cerradas, y se relacionan con políticos extremistas que piensan lo mismo que ellos. (…) Siguen, sin vacilar, una política de asesinatos en masa, con absoluta indiferencia ante cualquier acusación de genocidio o de crímenes de guerra. Tienen fe absoluta en que estos asesinatos masivos se justifican como medios para aumentar el poder político de su propio imperio y el de su ‘madre patria’ adoptiva. / Muchos actúan movidos por una visión religiosa y cuasirreligiosa que ignora cualquier razón económica. La virulenta arrogancia y superioridad en su estilo es tan reveladora como el contenido protofascista de sus políticas. Cien mil muertos iraquíes no significan nada para la mentalidad de un asesino profesional que actúa en nombre de una ‘causa sagrada’ que es lo más grande que hay. (…) El origen de la mentalidad sionista refleja cuán íntimamente comparten los métodos de dominación que ejercen los israelíes sobre los palestinos: desplazamientos masivos de población y destrucción de sus medios de vida y sus instituciones, castigos colectivos, torturas, encarcelamientos sin juicio durante largos períodos, ataques militares indiscriminados a los núcleos de la población civil y matanzas completamente impunes.[25]

Recordemos una vez más que es un “antifascista”, y no Hitler, quien está haciendo estas explosivas afirmaciones sobre el Estado de Israel y sus aliados sionistas y filosionistas occidentales. Hace ya mucho tiempo que, ante la crudeza de los hechos, los ciudadanos dispuestos a saber qué es lo que está sucediendo “en realidad” en el mundo debieron perder la inocencia sobre las lágrimas de “el Holocausto”. Pero hacer extensivo este  interrogante, esta duda, a la Segunda Guerra Mundial y a las narraciones oficiales sobre la misma es un paso que incluso Petras, Chomsky, Finkelstein y demás no se atreven a dar. Repiten una y otra vez que los dirigentes occidentales son unos criminales y unos mentirosos, llegan a cuestionar las versiones oficiales de hechos tan enormes como el 11-S, sin embargo, al parecer hay algo sobre lo cual los mendaces asesinos filosionistas habrían dicho la verdad: la versión “oficial” de la historia anterior a 1945, que permanece siempre intocada. Y ello a despecho del principio metodológico de duda sistemática cartesiana que rige –con razón- el discurso de los sociólogos de extrema izquierda. Ahora bien, si los poderosos nos han podido engañar sobre tantas cosas, incluido el 11-s, ¿por qué no sobre Auschwitz, Hitler y el fascismo? Con semejante inconsecuencia, estos críticos, que siguen presos de la cómoda magia doctrinal antifascista, abonan dicha narración fraudulenta y, con ella, refuerzan por omisión el pilar fundamental en torno al cual pivota la ideología oligárquica toda. Pues, como hemos visto, sólo el cuestionamiento de los mitos esenciales del antifascismo puede inquietar a los oligarcas. Al calificar de protofascistas las actuaciones de EEUU e Israel en Oriente Medio, la crítica de las mismas pierde toda su fuerza por el uso mismo de dicho adjetivo, dado que el fascismo, y no la Biblia, permanece en el fondo incuestionado como identidad original del mal absoluto. De manera que quienes ahora exterminan a los palestinos o iraquíes resulta que en su día nos salvaron del “verdadero” infierno, léase: de “el Holocausto”; cometieron y cometen quizá, los sionistas, cierto es, en su épica lucha, excesos que guardan cierto parecido con los perpetrados por los propios fascistas (proto-fascistas) pero, en última instancia, actuando siempre por el bien de la causa antifascista que Petras o Chomsky, increíblemente, parecen compartir por defecto con Bush, Aznar y Blair.

Y sin embargo, en algo tienen razón Petras, Chomsky y los demás críticos: existe una secreta vinculación entre las políticas filosionistas de occidente y el “estado de conciencia” que diera lugar al fascismo histórico. La cuestión es en qué consiste dicha vinculación, pero los sociólogos de izquierdas se niegan a pensarla, temen incluso pensarla, por dos motivos: 1/ el fascismo procede de la propia izquierda; 2/ no se puede “pensar” la naturaleza “fascista” del “imperialismo” filosionista (en algún sentido de la palabra que queda por determinar) sin entrar a cuestionar la “composición de lugar” de la izquierda radical actual, su identidad y sentido aceptado por el propio sistema oligárquico.  
 
Carl Schmitt, militante "nazi" y
una de las cimas del pensamiento
jurídico y político contemporáneo.
Leo Strauss y la mentira consciente: fondo último de la ideología oligárquica
 
El núcleo ideológico de la oligarquía es así el (anti)fascismo que, como hemos dicho, constituye la unidad dialéctica de fascismo y antifascismo. Éste opera como hilo conductor en el análisis crítico de la ideología oligárquica. Leo Strauss, doctrinario neocon, nos acompañará ahora un tramo en nuestro recorrido. Nos remitiremos a la lectura de Strauss que desarrolla Stephen Holmes en su obra Anatomía del antiliberalismo (1993) para justificar nuestro enfoque interpretativo fundamental. Ni qué decir tiene que aceptamos sólo en parte la interpretación de Holmes, pero no es éste el lugar de abundar en los contradictorios motivos de una crítica del supuesto “conservadorismo” de Strauss desde posiciones liberales, las cuales, como sabemos, forman la fina película exterior retórica del estuche que contiene –y oculta- “el anillo del poder” en la modernidad cristiano-secularizada. Según Holmes, la pregunta fundamental de Strauss, sería la siguiente:
(…) cómo se comportará una multitud no filosófica caso de dejar de creer en dioses que castigan la falta de patriotismo y la piedad filial.[26]

Para Strauss, el peligro estriba en la razón. Ésta, librada a sus últimas consecuencias, conduce a Hitler.[27] La afirmación de que el racionalismo desemboca en el nazismo puede sorprender, pero abona todo lo que hemos venido sosteniendo hasta aquí en relación al “fascismo” como figura del espíritu, consecuencia necesaria e inevitable, pero no última, de la civilización occidental en tanto que proceso de racionalización. El “fascismo” nombra un “estado de conciencia” cultural por el que hay que pasar necesariamente; un “plexo de sentido” que no se puede dejar atrás incurriendo en fraude intelectual (y espiritual), es decir, construyendo, para rehuirlo, un mito que soslaye o eluda la responsabilidad de afrontar la verdad. Sin embargo, tal es precisamente la propuesta de Strauss. Para Strauss, en efecto, “la ciencia debe ser privilegio de una pequeña minoría; debe quedar fuera del alcance del hombre común”.[28] Los filósofos tienen que apoyar públicamente las “estúpidas creencias de las masas” y desarrollar un lenguaje críptico que les permita comunicarse entre ellos (y con los políticos) sin que la información resulte accesible a los ciudadanos. Los filósofos, por tanto:

Distinguirán entre la verdadera enseñanza, esotérica, y la enseñanza de utilidad pública, o exotérica. Mientras se busca que la enseñanza exotérica sea fácilmente accesible al común de los lectores, la enseñanza esotérica será revelada sólo a los lectores verdaderamente atentos y minuciosamente entrenados en un prolongado y concentrado estudio.[29]

En suma, los ciudadanos deben ser engañados. ¿Por qué? Es aquí donde entra en juego la cuestión del “optimismo” y el “pesimismo” que, de forma harto simplificada pero a la par extremadamente eficaz, desempeña su papel político narcotizador en el discurso de Hessel. La doctrina “optimista” que el mago Hessel comercializa perversamente, como manzana envenenada para uso de los indignados, resume aquello que la oligarquía considera que las masas deben aceptar como imperceptible o subliminal contenido filosófico. La matriz de esta ideología “exotérica”, o envoltorio exterior del estuche en nuestra exposición, es la religión monoteísta secularizada; de la “fe” en el mesías, el paraíso, el reino de Dios y constructos similares procede el utillaje conceptual de los lenguajes del progreso-desarrollo en cuanto ancha avenida histórica del poder (=gestión pudiente de la “felicidad”):

(…) las historias fantásticas sobre la vida futura con que cuenta la religión animan a obedecer la ley al inducir al miedo a los castigos del infierno. Reconcilia asimismo al pobre con su pobreza dándole esperanza en una compensación celestial. Pero todas estas explicaciones de la utilidad social de la religión parecen toscas y superficiales cuando se las compara con un punto más: la religión puede amortiguar el miedo primigenio del hombre ante la muerte y la terrorífica sordera del infinito vacío del universo. / (…) la religión es socialmente útil porque infantiliza a la mayoría de los seres humanos e insensibiliza frente a la angustia que la contemplación sin censuras de la naturaleza produce en los espíritus débiles.[30]

El tema central, el tema político por excelencia, es así el de la muerte, la finitud, la nada…, que colocaría a los filósofos –elitistas por instinto- en el bando de la minoría oligárquica. Según Allan Bloom, discípulo de Strauss y mester filosófico de la casta política estadounidense:

La diferencia innegociable que separa al filósofo del resto de los hombres concierne a la muerte y al morir. Ningún estilo de vida salvo el filosófico permite digerir la verdad en relación con la muerte.[31]

Para Strauss, el cosmos es “un abismo absolutamente terrorífico”. El problema cultural ligado a la conciencia pública de la verdad del fascismo sería éste, precisamente, añadimos nosotros. Strauss, sin reconocerlo expresamente, lo resume en antológica frase:

La bibliografía exotérica presupone que existen verdades básicas que ningún hombre decente formularía en público, pues harían daño a mucha gente que, herida, tendería naturalmente a dañar a quien manifiesta verdades tan desagradables.[32]

Con lo dicho tocamos las raíces del antifascismo, que son anteriores al propio “fascismo” en cuanto factum histórico. En realidad, el “fascista” se identificaría, en el imaginario progresista, con la mera posibilidad existencial, teórica y política de ese personaje “indecente” que osaría sostener en público justamente aquello que la “buena gente” repleta de “tiernos sentimientos” azucarados (“humanos”) no quiere oír. Que semejante sujeto virtual o, por decirlo así, sujeto X –individual o colectivo- haya recibido de hecho el apelativo de “fascista” y no cualquier otro, depende de complejos factores históricos que no podemos explicar aquí y que nada tienen que ver con los crímenes cometidos, efectivamente o no, por los fascistas “reales”, siendo así que, como se puede demostrar y se ha demostrado en otro lugar, los fascistas encarnaron “el mal absoluto” mucho antes de que perpetraran genocidio alguno (y, en cualquier caso, mucho antes de que pudiera hablarse siquiera de “Auschwitz”).[33]

Pero el horror que los políticos oligárquicos, con la ayuda de los filósofos, tendrían el “deber” de ocultar a las masas, no es sólo existencial, sino que él mismo es ya un horror de idiosincrasia política que se corresponde –como no podía ser menos- con el horror fundamental de la naturaleza y de la historia:

Según Maistre, todas las sociedades se erigen sobre el sacrificio humano. De modo más sosegado, cínico, Strauss pensaba que todas las sociedades se erigen sobre el crimen. (…) Que los regímenes se construyen sobre el expolio es otra verdad escandalosa que debe hurtárseles a los cerebros de los siervos (…) Si el grueso de los ciudadanos se diese cuenta de que los fundadores de sus países son el equivalente moral de una banda de atracadores no respetaría las leyes y se negaría a morir en la guerra. (…) Piénsese en la leyenda americana de los fundadores –figuras sin tacha moral que creían que “todos los hombres” habían sido “dotados” de idénticos derechos “por su Creador”. La cruda verdad es, por supuesto, bien diferente. Los primeros colonizadores arrebataron las tierras y asesinaron brutalmente a sus inocentes moradores. Tal fue la auténtica fundación.[34]

Cabe preguntarse, al hilo de esta cuestión, por los orígenes del Estado de Israel, análogos a los orígenes de la patria estadounidense; y también, por el nacimiento de la oligarquía transnacional que gobierna el hemisferio occidental desde el año 1945. ¿Dónde queda, entonces, “el Holocausto”? ¿Qué función cumple? Sabemos, a tenor de lo expuesto en capítulos anteriores, que dicha historia no es la que se nos cuenta, sino una historia de crímenes de masas que, en cuanto crímenes de los vencedores, no sólo permanecen impunes, sino ocultos a la conciencia pública, a esa “opinión publicada” que regulan los medios de comunicación propiedad de la oligarquía:

El mito de la fundación divina ha resuelto tradicionalmente este problema: los dioses, o los grandes legisladores en contacto con los dioses, han fundado la sociedad.

En una sociedad post-religiosa la narración histórica debe ser protagonizada por figuras seculares. Los dioses ceden su lugar a los grandes políticos y legisladores; en el caso de la oligarquía transnacional actual, a los protagonistas anglosajones de la Segunda Guerra Mundial. En una lucha contra los demonios (los fascistas), es decir, contra unos seres uniformados de negro, cuyo símbolo fuera no en vano la calavera y pretendían construir el infierno en la tierra (las cámaras de gas y los hornos crematorios), lugar espantoso donde inocentes víctimas (los judíos, ángeles de la libertad) iban a ser exterminados, los guapos, valientes y simpáticos hijos de América salvaron a la humanidad del “mal absoluto”. El desembarco de Normandía, en efecto, derrotó a Satán-Hitler e inmediatamente comenzó la edad de oro, la sociedad actual. Los incomparables guerreros eran “santos y soldados” que se sacrificaron en la playa Omaha para socorrer a un continente oprimido por la sombría y diabólica tiranía de Hitler. En sus mochilas portaban con ellos la fórmula de la felicidad, la pócima Hessel. Los grandes legisladores del paraíso postfascista son los funcionarios y políticos de la ONU, quienes instituyeron la declaración de los derechos humanos. Hessel, miembro de la heroica resistencia antifascista francesa, judío y víctima del infierno de Buchenwald, es uno de esos legisladores, héroe y ángel a la vez, súmmum de la humanidad. Con su discurso, Hessel dirige a los indignados hacia la imperturbable luz de una renovada lucha contra el fascismo para la recuperación del deteriorado mito. No una lucha contra los banqueros, no una lucha contra la oligarquía, sino una lucha contra los perversos neonazis que, no se sabe cómo, se oponen a la benéfica política liberal de inmigración; que obstaculizan la construcción de aquel paraíso utópico-profético –extendido al fin a todo el planeta- en el que la totalidad de los pueblos de la Tierra, en sana mescolanza y hermanado mestizaje, serán gobernados por la raza sacerdotal, es decir, por el pueblo elegido, con Israel como Vaticano hebreo de la nueva universalidad laica histórico-mundial.

(…) desde un punto de vista político, es necesario que la mayoría de la gente sienta un “compromiso incondicionado” con la superioridad moral de su país. Las sociedades deben permanecer “cerradas” en este sentido. Deben permanecer ajenas a su intolerable verdad. La realidad desagradable debe cubrirse con un púdico velo.

De la matriz de dicha narración histórica, de esa mitología fundacional del mundo occidental de posguerra, emana el discurso de Hessel a los indignados. La fábula corría ahora peligro. Hemos conocido las atrocidades de los liberadores, el racismo israelí, la descomposición de la máscara criminal que encubría la opulencia de las sociedades de consumo, a saber, el endeudamiento que pone a los gobiernos en manos de la alta finanza… Van saliendo a la luz, paralelamente, las verdades ocultadas por la memoria histórica oficial… Hessel se apresta a parchear esas grietas en el decorado de cartón piedra levantado trabajosamente durante décadas de lavado de cerebro colectivo. La tarea de Hessel es adormecer a los ciudadanos con la nana de los viejos mitos antifascistas y ocultar el terrible cuadro que se deja ya entrever tras la tramoya cinematográfica, a saber: que los mayores criminales de la historia nos han elegido ahora a nosotros, los trabajadores europeos, en calidad de próximas víctimas propiciatorias. De ahí que la liberación de los ciudadanos no pueda consistir en la legitimación de ese discurso optimista nutrido por los poderes oligárquicos, cuya esencia consiste en la incesante reinversión del capital y en el supuesto “progreso” (=ganancia) hacia la consecución del mítico mercado mundial. El arma revolucionaria por excelencia es la verdad. Hacer pública la doctrina esotérica de la oligarquía, sacar a la luz aquello que encubre la palabra “fascismo”, a saber, la posibilidad de una conciencia pública de la verdad: no otra es la única fuente posible de crítica racional y, por ende, el requisito cultural de una genuina democracia.

El análisis de la ideología oligárquica nos permite detectar las contradicciones en que ésta se agita agónicamente; configuran, dichas aporías, las claves intelectuales de nuestra defensa como ciudadanos sometidos a la opresión de la oligarquía, siempre que seamos capaces de comprender dichas incoherencias y hundir en ellas, sin contemplaciones (o con las mismas contemplaciones que los oligarcas tienen con nosotros los ciudadanos), el puñal de la crítica. Si la oligarquía puede caer, será hurgando cruelmente en las heridas ya abiertas en su indigno corpachón corrupto de torturador con corbata y acelerando la dinámica que éstas imprimen al devenir histórico contra la voluntad de los propios oligarcas.
 
Heidegger: la muerte
es la verdad de la existencia.
La primera contradicción es objetiva. Opone el imperativo de verdad en que se fundamenta la ciencia y, por tanto, el desarrollo tecnológico occidental, y el imperativo de acumulación de capital, es decir, los intereses económico-financieros y su cultura hedonista de masas basada en la negación, punto por punto, de la verdad científica. En otros términos, una incompatibilidad de principio –que se revela, no obstante, sólo a largo plazo- entre la “sociedad de producción” y la “sociedad de consumo”.  Dicha aporía no se resuelve, como pretendió uno de los inspiradores de la actual doctrina neocon, el sociólogo conservador Daniel Bell, con la recuperación y reinstitucionalización de los valores ascéticos originarios del proyecto calvinista, puesto que esos valores, en tanto que religiosos, también entrarían en colisión permanente con la ciencia. Una sociedad que depende de la tecnología para subsistir no puede permitirse el lujo de estar erosionando permanentemente la institución científica, no puede pretender, por un lado, la utilidad práctica de la verdad y, por otro lado, el engaño masivo, la cínica manipulación de la soberanía popular en la cima de las instituciones políticas (Leo Strauss), siendo así que dicho fraude tiene que pasar de forma necesaria, en algún momento, por la falsificación consciente de las tareas científicas y filosóficas. Ésta es ya harto evidente en ciencias sociales y humanas como la historiografía, pero termina afectando a disciplinas de importancia vital para la organización técnica de la sociedad como la economía política. A través de las ciencias humanas, la ideología oligárquica se transmite al derecho de las instituciones, las cuales, mediante normas que condicionan el sentido mismo de la investigación, pervierten las ciencias biológicas y de la naturaleza, traduciéndose en una suerte de incompetencia estructural que desencadenará, tarde o temprano, el colapso del sistema capitalista. Estamos asistiendo ya a ese colapso y se trata de comprender en qué consiste la famosa “crisis”, pero semejante problemática escapa a toda especialidad científica, ¡es la filosofía la que debe aquí asumir su tarea en diametral oposición a las pretensiones de Leo Strauss! Creer que la filosofía no se encuentra tan condicionada como el resto de las disciplinas universitarias constituye empero un error, porque la universidad, pública o privada, decide quién será filósofo y filtra a los profesionales en función de los mismos dogmas que éstos, en conciencia, deberían reducir a polvo cósmico. Si llegan a ser “profesionales de la filosofía”, docentes en suma, es porque, de alguna manera, han interiorizado el imperativo ideológico, la prohibición de denunciar el fraude y, por ende, han desertado de la filosofía; si osan criticar la dogmática, entonces, ni siquiera llegan a ser “profesionales” y se les despoja de antemano de toda autoridad para producir “verdad”, circunstancia que conlleva la caída en una suerte de “círculo infernal” a la hora de acometer los problemas críticos de la sociedad contemporánea.

Un nódulo decisivo de esta constelación de aporías letales es el tema ecológico y la finitud de los recursos naturales racionalmente cotejados con las exigencias del negocio capitalista. No creo que sea necesario abundar en las consecuencias que se siguen de la instrumentalización política de las informaciones y evaluaciones científicas cuando éstas no satisfacen las exigencias de la acumulación y reinversión constantes del capital por lo que a la ecología respecta. Este tipo de cortocircuitos “ciencia/política” ya se detectó, en una versión caricaturesca, bajo las dictaduras comunistas. Famoso fue, por ejemplo, el caso Lysenko. Pero sería un error confiar ingenuamente en que este tipo de sucesos no afectan a las “sociedades liberales”, cuya cohesión interna está regida por “compulsiones a la conformidad” tanto o más feroces –por mucho que las vías de exclusión social del desafecto o “disidente” sean otras- que las de un estado totalitario-policial clásico.

A este tema de la contradicción “objetiva” del sistema nos referiremos con cierto abundamiento en el Manifiesto por una Izquierda Nacional, de próxima publicación.

La segunda contradicción es subjetiva. Bien entendido que se trata aquí de la subjetividad de los propios oligarcas como individuos y como grupo, guarda una relación esencial con la anterior. En efecto, no podemos dar por supuesto que esa capacidad de asumir la verdad característica, según Leo Strauss, de los filósofos sea compartida por los oligarcas como tales, quienes no son filósofos, precisamente, sino magnates económicos y políticos. Como sabemos, la cúspide de la oligarquía transnacional es la suma exacta del lobby pro-israelí norteamericano y la casta dirigente del Estado de Israel. El resto de las oligarquías, hasta llegar al último escalón local, están subordinadas a Sión en forma de invisible  cadena  jerárquica. Pero entre estas gentes se cuentan creyentes bíblicos ultraortodoxos y, en general, puede decirse que ni siquiera los sionistas strictu sensu forman un grupo homogéneo. Existen, en fin, entre los oligarcas, diferencias internas nada irrelevantes, como en todas las ideologías. La diferencia fundamental es la que opone a nihilistas y religiosos. La combinación de ambos es explosiva, nunca mejor dicho, porque para los nihilistas el único criterio de conducta es el ejercicio del poder sin límites, que conlleva la indecencia más absoluta con respecto a la veracidad, mientras que para los religiosos habría que tomarse en serio la llegada del mesías hebreo, factor que añade a la “inmoralidad sionista” una “irracionalidad ultraortodoxa” de alcances imprevisibles. Máxime si nos percatamos de que viene combinada con la posesión de armas nucleares. Israel, en efecto, es el único país al que “se le ha tolerado” vulnerar el TNP, o sea, que se lo ha permitido a sí mismo, siendo así que, dentro del hemisferio occidental, por encima de Tel Aviv no quedaría ya, en realidad, instancia soberana alguna a la que apelar. No vamos a abordar aquí el jugoso tema de las angustias existenciales que deben de desgarrar a los kierkegaardianos ejemplares humanos de la oligarquía, oscilantes, en su fuero interno, entre las convicciones de aterradoras perspectivas nihilistas y las necesidades soteriológicas o anhelos religiosos de vario pelaje, compartidos con el resto de los creyentes monoteístas de todas las épocas. Nos interesa más, en este punto, señalar sólo de forma sumaria cómo se manifiesta políticamente esta dolencia en el alma del grupo oligárquico. El escritor argentino Norberto Ceresole ilustra los conflictos internos del universo sionista, clave para explicar decisivos fenómenos de la reciente historia occidental.  Evidentemente, si la oligarquía transnacional es la instancia última que decide en nuestro hemisferio, las más insignificantes diferencias entre sus corrientes internas o personalidades destacadas pueden tener consecuencias nada desdeñables para el resto de la humanidad. No digamos ya si esas diferencias, lejos de toda insignificancia, oponen filosofemas aparentemente tan alejados e incompatibles como el sionismo nacionalista “laico”  (=nihilistas) y la extrema derecha religiosa (=ultraortodoxos). Ceresole habla de una “fractura teológica” que se remonta al reino davídico en tanto que Estado político:

Las nuevas formas que adopta el terrorismo intrajudío son hoy decididamente antiseculares. Más específicamente: se trata de reacciones antiseculares contra una historia ideológica que ahora es considerada como subordinada a una “modernidad”, que es percibida, por los nuevos sujetos históricos, como el peligro más letal que existe para el mantenimiento de su propia identidad. Es así como surgen, entre otros, los principales grupos terroristas judíos (especialmente a partir de la conmoción que origina la guerra del Yom Kipur, según ya hemos señalado): como una reacción violenta contra una historia anterior del judaísmo que ya había adoptado la forma de un sionismo modernizador y globalizante.[35]

Pero Ceresole no llega a tocar al fondo del asunto, a saber, la cuestión de la humana relación con la verdad planteada por Leo Strauss. Y no puede hacerlo porque el propio Ceresole se declara católico. Es frente a esa verdad de la nada que reacciona la ultraortodoxia judía provocando el deslizamiento de las posiciones sionistas laicas hacia las mesiánicas del “nacional-judaísmo”. La propia oligarquía no puede interiorizar esa verdad que Strauss exige asumir a la élite oligárquica. Los oligarcas tienen que engañarse a sí mismos para seguir existiendo como oligarcas. La mentira ha de ser entonces tan enorme, que ellos “crean” mientras, al mismo tiempo, “no creen”, según el concepto del doblepensar de Orwell en la novela 1984. Esta noción apunta a la esencia de la oligarquía e identifica tanto su punto más vulnerable cuanto el de mayor riesgo para el género humano en su conjunto. Las contradicciones subjetiva y objetiva de la sociedad contemporánea, aporías que también interaccionan como dialéctica entre subjetividad y objetividad, van a colocar, en efecto, al sujeto con creencias mesiánicas pero que, al mismo tiempo, experimenta y rehúye la nada en una radical escisión espiritual, frente al mayor poder tecnológico de destrucción que la historia contempla, el armamento nuclear, de manera que la subordinación de la ciencia a los “intereses” adopte la fórmula irracional extrema de instrumentación del terror técnico por parte de una locura soteriológica y escatológica de procedencia bíblica. El fondo del estuche sale ahora a la superficie y la subjetividad de Yahvé en cuanto negación del mundo se consuma en forma de destrucción apocalíptica.
 


[1] Hessel, S., Mi baile con el siglo, Barcelona, Destino, 2011, p. 12.
[2] La cita que encabeza este capítulo es un resumen de dicho hegelianismo, al que nos atenemos en la medida en que el propio Hessel se autointerpreta a partir de él.
[3] Glucksmann, A., La cocinera y el devorador de hombres. Ensayo sobre el estado, el marxismo y los campos de concentración, Barcelona, Mandrágora, 1977, pp. 193-194.
[4] Glucksmann, A., Los maestros pensadores, Barcelona, Anagrama, 1978, p. 89.
[5] Lévy, B-H., La barbarie con rostro humano, Caracas, Monte Ávila, 1978, pp. 10-11.
[6] Lévy, B-H., El testamento de Dios, Buenos Aires, 1979, p. (4).
[7] Op.cit., p. 11.
[8] Op. cit., p. 12.
[9] Op. cit., pp. 12-13.
[10] Petras, J., Economía política del imperialismo contemporáneo, Madrid, Maia, 2009, pp. 116: “es absurdo buscar las raíces de las prácticas imperialistas totalitarias de estos políticos sionistas en los escritos de mediocres y oscuros politólogos aficionados a la astrología (Leo Strauss), cuando en toda su vida política activa se han formado y comprometido profundamente con las políticas terroristas del Estado de Israel, del que han tomado sus referencias ideológicas y aprendido sus lecciones políticas”.
 [11] Petras, J., op. cit., pp. 104-105.
[12] Petras, J., op. cit., pp. 10-11.
[13] Op. cit., p. 15.
[14] Op. cit., p. 17.
[15] Op. cit., p. 18.
[16] Op. cit., p. 19.
[17] Op. cit., pp. 20-21.
[18] Op. cit., p. 22.
[19] Op. cit., p. 23.
[20]La desigualdad en la distribución de la renta en los EEUU es la peor de todo el mundo capitalista desarrollado” (op. cit., p. 32).
[21] Op. cit., p. 39.
[22] Op.cit., p. 41.
[23] Op.cit., p. 75.
[24] Op. cit., pp. 41-42.
[25] Op. cit., pp. 114-116.
[26] Strauss, L., Liberalism Ancient and Modern, Nueva York, Basic Books, 1968, p. 100, citado por Holmes, op. cit., p. 91.
[27] Holmes, S., op. cit., p. 91.
[28] Ibidem.
[29] Strauss, L., The Rebirth of Classical Political Rationalism, p. 234; Persecution and the Art of Writing (Glencoe, Ill., Free Press, 1952), p. 24; Natural Right and History (Chicago, University of Chicago Press, 1953), pp. 260, 220; What is Political Philosophy? (Glencoe Ill., Free Press, 1959), pp. 221-222. Citado por Holmes, S., op. cit., p. 92.
[30] Holmes, S., op. cit., pp. 92, 93.
[31] Bloom, A., The Closing of the American Mind (Nueva York, Simon and Schuster, 1987), p. 285.  Citado por Holmes, S., op. cit., p. 93.
[32] Strauss, L., Natural Right and History, p. 81; Liberalism Ancient and Modern, p. 85; Persecution and the Art of Writing, p. 36. Citado por Holmes, S., op. cit., p. 93.
[33] Farrerons, J., “Heidegger y la criminalización del fascismo”, Disidencias, Madrid, Ed. Barbarroja, núm. 9, 2009, pp. 11-58.
[34] Holmes, S., op. cit., p. 95.
[35] Ceresole, N., La falsificación de la realidad, Madrid, Libertarias, 1998, pp. 310-311.


 

70 comentarios:

Francisco M. dijo...

Importantísima noticia a resaltar:
Se ha caído la fachada de los paraísos fiscales BRITÁNICOS en las Islas Vírgenes. Lugar en donde se ocultan más de 32 Billones de dólares fruto de la corrupción y las mafias. Fue luego de una "investigación" (que de investigar tuvo CERO) de muchos diarios del sistema según publican ellos, con el pequeño detalle de que en realidad alguien (un jefe de muy arriba o un empleado que maneja totalmente el sistema informático) les pasó un disco con 260 GB de información sobre todos los clientes del paraíso fiscal.
La información incluye los mails, los datos personales, las compañías fantasmas abiertas, los directorios y secretarias a cargo de cada compañía, los pasaportes de los que abrieron las cuentas!!
Interesante como alguien destruyó el "Secreto bancario" de los lavadores de dinero y como el sistema a través de 86 periodistas de sus diarios más reconocidos (con The Guardian y Le Monde al frente) tenían esta información hace ya más de 15 meses y recién ahora empiezan a dar nombres -después de haber filtrado seguro a los que no se debe sacar a la luz.
El sistema hace agua en lo financiero y ha llegado el momento en que ellos harán pagar también a los ricos. Con el "detalle" de que sólo serán expuestos (como ha pasado hasta ahora) los millonarios de países tercermundistas, y de políticos corruptos del primer mundo. De los grandes capitalistas ni hablar, pareciera que ninguno ha usado un paraíso fiscal en vida.

http://www.clarin.com/mundo/Identifican-ocultan-dinero-paraisos-fiscales_0_895710519.html

http://es.euronews.com/2013/04/05/la-investigacion-sobre-paraisos-fiscales-golpea-a-hollande/
(en el caso de Francia, el ministro de Economía ya renunció por lavar plata en Suiza, y ahora está el tesorero y recaudador de campaña haciéndolo en las islas Vírgenes)

http://www.lemonde.fr/economie/article/2013/04/05/des-banques-francaises-a-l-ombre-des-palmiers_3154596_3234.html

Cabe notar que en esta campaña de control de daños la noticias tiene menos prensa que las cuatros putas feministas pagas por Soros mostrando las tetas en Paris contra el islamismo!! Como para que se vea que todo quedara en denuncias y nada (como en Grecia donde una lista de lavadores de dinero sucio fue dada por Lagarde del BancoMundial a un político socialista que también tenía dinero malhabido que "luego perdió esa lista")
El sistema está ajustando hilos: "hay ricos y ricos". Los que hicieron su plata por fuera del sistema oligárquico de finanzas serán sacados a la luz y obligados a pagar impuestos (para rescatar las economías destruidas de los países centrales); o sea la corrupción y la mafia tendrá que pagar. Los que hacen la plata todo los días en el "mercado" no serán tocados. En 15 meses, 86 personas, con 256gb de data y todos los nombres... cualquiera tendría hoy una lista de MILES de personajes famosos, y apenas tenemos una decena y de gente rara y desperdigada por el mundo.

Francisco M. dijo...

http://www.guardian.co.uk/uk/2012/nov/25/offshore-secrets-revealed-shadowy-side

Sólo 28 "testaferros" o "prestanombres" dirigían más de 21,500 compañías fantasmas. Una mujer solamente tenía 1,200 a su nombre (y también tenía a cargo decenas de sitios de pornografía). Cada país hace saltar los casos que les importan (Francia los de Holande, Inglaterra los millonarios "rusos" que "invitieron" allí). Pero la madeja es larga.

ACÁ TAMBIÉN MATA LA OLIGARQUÍA, son 30 billones de dólares sacados del sistema de producción, investigación y desarrollo industrial y científico para gastarse en placer: mansiones en Dubai, autos de lujo Rolls Royce,joyas, o para pagar ONGs y Fundaciones a favor del sistema oligárquico... y pagarle a los "intelectuales independientes" sus cuantiosas becas, viajes de estudio y Congresos.

Anónimo dijo...

Esperemos que aquí en España estalle pronto la cosa y caiga la monarquía. Quizá el fuego se extienda a Italia y Francia.

A mí me parece a veces que ellos mismos buscan la explosión.

Los "casos" serán usados también con fines políticos. Tienen que simular que la ley funciona y de paso aprovechan y ajustan cuentas entre ellos, pero el sistema y los grandes oligarcas permanece intacto.

Ahora se tratará de promover un gran cambio para que todo siga igual.

Anónimo dijo...

Dudo que hagan caer el actual sistema financiero y los llamados paraísos fiscales, esta gente tiene suficiente dinero y poder para que todo parezca una "cortina de humo". La oligarquía financiera son los amos del sistema político y de la justicia, además hay que tener en cuenta que muchos políticos también tienen cuentas en paraísos fiscales, por lo tanto dudo que cambie sustancialmente la situación(Ojalá cambiara de verdad).

Francisco M. dijo...

Las cuevas fiscales que han caído son solamente las inglesas (¿un ataque de la banca suiza?).
Las reacciones no se hacen esperar y son las obvias: no es incautar o expropiar el dinero ilícito sino "hacerlo pagar impuestos" como ha declarado hoy mismo el ministro de economía alemán.
Mi tesis es simple: hace 15 meses que tienen la info. Nunca la usaron ni pensaban usarla. Pero como saltó por los aires el proyecto de la Comunidad Europea y se van cayendo como piezas de dominó los Estados, nada mejor que encontrar "alguien que pague". La mafia será obligada a hacer su aporte, para que la "Europa de los mercaderes" siga con sus negocios abiertos. Lo bueno es que se empieza a dejar al descubierto el verdadero funcionamiento de la "alta finanza" y del uso de los sobornos para el expolio del tercer mundo (la mayoría de los denunciados son políticos y tiranuelos locales, multimillonarios a costa del hambre de sus pueblos). Todo lo que traiga algo de aire ayuda. Y esto no van a poder justificarlo con el cuento de que "fueron los nazis".

Anónimo dijo...

Se está viendo un poco el verdadero funcionamiento de la alta finanza internacional, es cierto, pero es debido a la situación tan nefasta en la que se encuentran los estados al no poder hacer frentea la deuda que arrastran, haciendo pagar además a los contribuyentes el rescate-saneamiento(fraude) de la banca privada sin tener asegurado además sus depósitos.
Por algún sitio tienen que suavizar la situación, alguien de momento tiene que "pagar el pato" del fraude fiscal-financiero, aunque sea pagando impuestos que antes no pagaba.

Frel dijo...

En efecto sociólogos como Petras que están calificados como muy de izquierdas son contundentes a la hora de cuestionar el sionismo y en calificar de criminales a los mismos. Petras es un claro ejemplo de crítico frente a la entidad sionista de Israel, pero tal como indica el texto de la entrada luego cae en la demagogia de utilizar la palabra fascista para calificar a los mandatarios de USA-Israel, utilizando dicho vocablo para calificar actuaciones violentas y autoritarias, ahí cae en lo políticamernte correcto, por voluntad propia o de forma inconsciente, olvidándose de las otras ideologías contrarias al fascismo que en realidad han demostrado y demuestran que son más totalitarias.

ENSPO dijo...

Parece que la alianza Stalin-Churchill-Roosevelt sigue funcionando.

De cara afuera existe un eje derechas-izquierdas, pero el eje real es fascismo-antifascismo, determinado en función de unos VALORES (que tanto la izquierda como la derecha comparten).

El fascismo es el enemigo principal, los sionistas califican de islamofascistas a los supuestos enemigos de la oligarquía (pero se trata de una religión abrahamánica más), mientras que, por el otro lado, los herederos del marxismo califican de proto-fascistas o de fascistas a secas a los sionistas.

La unidad del imaginario se mantiene así a pesar de ocupar los interlocutores posiciones presuntamente opuestas en el mismo. De algo pueden hablar, hay un sustrato compartido que no aparece, que está detrás y que es a pesar de este segundo plano lo más importante.

Todos ellos aceptan que el fascismo es el mal absoluto y en este punto se apoya el verdadero consenso del mundo occidental.

Pero el fascismo es ante todo un significante, no un significado, tal es la ambigüedad del término que lo aplican incluso a la plataforma contra los desahucios y se lo arrojan unos a otros a la más mínima oportunidad, porque "fascista" connota "asesino". La denotación está vacía.

Existe un código simbólico de base que ni siquiera los presuntos críticos de la oligarquía violan, es el código común de derecha sionista e izquierda marxista. Por tanto hay que entender que la verdadera "ideología" del sistema es este (anti)fascismo. Los antisistema son figurantes del sistema representando de forma controlada el papel asignado por el sistema para ese lado del espectro, como el Goldstein de Orwell. La verdadera "dictadura" no es policial, sino aquella que define porque puede definir mediante el dominio de los procesos de socialización y construcción de imaginarios incluso los términos de su propia oposición. Así, quienes desean "enfrentarse" al sistema en el fondo van a donde el sistema ya ha previsto que tienen que ir para resultar inocuos, ya hay un perfil de rebelde, de opositor, preparado para ellos por el sistema oligárquico y que los oligarcas toleran y sostienen en última instancia como la mejor de las inversiones.

El rebelde aparece por la tele y le entrevistan como rebelde. El rebelde hace de rebelde. Nunca se nos explica cómo puede ser rebelde si una empresa capitalista le está promocionando, de la misma manera que Herbert Marcuse nunca explicó por qué la Fundación Rockeller financiaba sus libros o por qué el gran ideólogo de los estudiantes contestatarios había trabajado para la CIA.

A Petras no le quemarán la cara con ácido, no le darán una paliza, no lo meterán en la cárcel o asesinarán, como ha ocurrido con no pocos revisionistas, por ejemplo. Los disidentes han sido encarcelados o hundidos en el ostracismo social, pero con ello no pasa nada y ningún "rebelde" protesta por esa descarada vulneración de las "libertades".

Frel dijo...

Coincido con tu análisis ENSPO, el antifascismo es una herramienta utilizada por los dos brazos ideológicos del sistema, del sionismo,la derecha(especialmente la liberal) y la izquierda en prácticamente todas sus vertientes, un denominador común. Es tal el monopolio mediático y su agobiante irradiación en la opinión pública que han hecho del término fascista un calificativo utilizado de la forma más vulgar, por todo tipo de gente, sin contenido propio y mucho menos ideológico.
Referente al faso rebelde o antisistema ya sabemos quien lo dirige y financia, el verdadero disidente es perseguido y marginado, a estas alturas no engañan a casi nadie, sólo a los más ingenuos.

Frel dijo...

A Petras nuca lo perseguirán igual que hacen con los revisionistas por el simple hecho de su adscripciónn ideológica, aunque utilize los mismos argumentos que los revisionistas para tratar según que temas más que escabrosos para los sionistas. Es la hipocresía del propio sistema, la política del compromiso, dependiendo de quien emita la opinión puede ser perseguido o no serlo.
El hecho de que los marxistas califiquen de fascista a los sionistas es otra de las contradicciones de estos falsos contestatarios, precisamente se expresan así porque ellos en realidad son un producto del sionismo.

Vailos Laros dijo...

Un caso similar al de Petras sería Noam Chomsky, ¿me equivoco?

Y me preguntaba si, en nuestras latitudes (España), Gustavo Bueno no sería también otro caso similar.

Saludos.

Frel dijo...

Noam Chomsky sería un caso parecido tal como afirma Laros, pero incluso más radicalizado ideológicamente puesto que Chomsky se declara libertario, bien alejado de la política convencional y por supuesto de la división derecha-izquierda.

Un saludo al blog.

ENSPO dijo...

En efecto, es como si estos autores de extrema izquierda estuvieran dispuestos a reconocerlo todo excepto una sola cosa; allí donde se detiene su pensamiento empieza un campo prohibido para ellos. Es el tema de los valores, la verdadera sustancia del "fascismo". Por eso creo que se pueden asumir muchas críticas de pensadores "marxistas" al capitalismo, se trata de planteamientos completamente válidos en tanto que revolucionarios y antioligárquicos, pero hay que llevarlos hasta el final. Y la cuestión no es el "igualitarismo" o "diferencialismo", que nos retrotraería de nuevo a los mitos de la derecha, sino la VERDAD sin paliativos ni concesiones a la "esperanza". CONSUMAR EL PROCESO DE RACIONALIZACIÓN, esto hubiera podido ser el "fascismo" si no se hubiese derechizado de manera escandalosa y no hubiese traicionado ya en 1922 sus principios revolucionarios y socialistas. El fascismo ha devenido para siempre escoria ultraderechista y nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con ese campo político.

ENSPO dijo...

No me parece que el anarquismo pueda situarse fuera del eje "derecha-izquierda". El anarquismo es izquierda, no olvidemos la historia de la CNT, AIT y FAI. Los hechos desmienten ese presunto angelismo político de los libertarios cuando Margarita Montseny llegó a ser ministra y sus secuaces regentaban cárceles. Por cierto, alguno de esos anarquistas-funcionarios de prisiones tuvo un comportamiento ejemplar frente a las chekas. Todo hay que reconocerlo.

Vailos Laros dijo...

Supongo que te refieres a Federica Montseny.

Desde luego, esa individua nada tendría que ver con Ángel Pestaña, que, siendo anarquista, mantuvo contactos con Ramiro Ledesma Ramos, sin duda el mejor ejemplo de nacional-revolucionario en España en los años 30 del siglo pasado.

Los "anarquistas" de hoy son patéticos, prácticamente se identifican con los "okupas" y esa tribu urbana de "anarco-punks", y sobre todo con los "antifas" que son en realidad los perros de presa del sistema.

ENSPO dijo...

En efecto, su nombre era Federica, no Margarita, doy fe de erratas. Me parece, dicho esto, que eran todos de izquierdas.

Frel dijo...

Es que lo que ocurrió con Federica Montseny y otros dirigentes anarcosindicalistas como García Oliver, del sector anarquista mejor dicho, porque en la CNT había dos sectores, el anarquista y el sindicalista(representado por Ángel Pestaña, el cual no era anarquista), el hecho de que estos dos personajes aceptaran cargos políticos en el gobierno republicano(el de ministra de sanidad y el de ministro de justicia) fue una traición al movimiento anarcosindicalista, colaboraron con un estado burgués y con un gobierno que años antes les persiguió, asesinó y encarceló, hay que acordarse de los sucesos de Casa Viejas. el Baix Llobregat, la huelga de la Telefónica de 1932, a raíz de la cual fueron encarcelados cientos de trabajadores cenetistas(entre ellos estaba Ledesma Ramos que también participó en dicha huelga).
A raíz de esta traición, dentro d la CNT surgió un sector llamado "Agrupación amigos de Durruti" que se enfrentaron y eran muy críticos con estos dirigentes que aceptaron cargos en el gobierno republicano, además cargos ministeriales, en total fueron 4 los cenetistas que colaboraron con el nefasto gobierno republicano.
Por eso lo que afirma ENSPO no es cierto, la CNT estaba fuertemente enfrentada a todos los sectores políticos porque rechazaba la partitocracia(aliada del capitalismo), nunca colaboró con partidos políticos, desde su fundación fue perseguida en todos los regímenes(como es obvio en la 2ª república también), prueba de ello fueron los sucesos de Mayo de 1.937 cuando Stalin dió la orden de acabar con la CNT y el POUM, para ello los partidos del frente popular, especialmente el PCE y el PSUC hicieron una buena escabechina, el chacal del Kremlin era un buen aliado de la burguesía francesa e inglesa.

Frel dijo...

ENSPO que no eran de izquierdas, al parecer lo dices en tono peyorativo, es contradictorio porque luego defiendes a la izquierda, aunque tengas un concepto diferente de la misma(ante lo cual yo discrepo), que la izquierda los persiguió, ahí está el ejmplo de los gobiernos izquierdistas de la 2ª república y durante la guerra civil, los sucesos de Mayo de 1937 son un claro ejemplo tal como he indicado en el anterior mensaje, en Barcelona hubo una auténtica masacre contra la CNT y el POUM.
Referente a los que afirma Laros sobre los contactos que hubo entre Ledesma Ramos y Ángel Pestaña pues decir que Ledesma Ramos sentía admiración por el sindicalista revolucionario,de hecho Ledesma Ramos estuvo presente en el congreso de la CNT de 1932, su intención era haber integrado a las JONS en la CNT si en dicho congreso se hubiera impuesto el sector sindicalista, pero no, se impuso el sector anarquista, con lo cual Ángel Pestaña y otros 30 afiliados abandonaron el sindicato, A raíz de ello Ledesma Ramos les hizo un llamamiento para su incorporación en las JONS,al igual que a los trotskystas del POUM. Todo esto viene bien recogido en el libro:"La patria libre, el semanario de la ruptura", publicado hará unos 4 años.
A fin de cuentas lo que Ledesma Ramos intentó fue nacionalizar el sindicalismo revolucionario de la CNT, ya lo dijo bien claro, tenemos que estar en la lucha revolucionaria coco a codo con la CNT y cuando llegue la victoria ya limaremos nuestras duferencias con ellos.

ENSPO dijo...

No lo digo en absoluto en tono peyorativo. Por favor cítame la frase de la que se desprende esa connotación.

Sólo constato un hecho: el anarquismo comparte todos los mitos de la izquierda cristiano secularizada, la única diferencia es puramente técnica, no acepta el estado como instrumento para la construcción del paraíso social (también los marxistas conciben el comunismo como una sociedad sin estado, pero consideran que éste es necesario en tanto que herramienta para derrotar a la burguesía).

De este factum se desprende la alineación política de los anarquistas españoles con el frente popular. Los enfrentamientos con el gobierno republicano no prueban que los anarquistas no fueran de izquierdas. Para la CNT la República era un gobierno burgués y no dejaron de rebelarse, pero otro tanto hicieron los filo-bolcheviques del PSOE en 1934. También los bolcheviques rusos se enfrentaron con toda la izquierda socialdemócrata (y anarquista rusa). En general, no ha existido UNIDAD en las izquierdas, las distintas ideologías se han combatido y exterminado entre sí sin compasión. De ello no se puede deducir que no pertenezcan a un campo izquierdista genérico, siempre que empleemos la palabra izquierda en el sentido tradicional (que nosotros no aceptamos aquí, de ahí que podamos hablar de izquierda nacional).

Hemos usado la palabra izquierda en el mismo sentido que la usas tú, que es el convencional, pero en la entrada "Nacional-revolucionarios, ¿un proyecto de izquierdas?" ya explicamos -y fundamentamos- qué entendíamos por "izquierda".

ENSPO dijo...

Stalin daba la orden de acabar con todos los que no fueran estalinistas e incluso masacraba a los de su propio partido: ¿se puede concluir por ello que las víctimas de Stalin no eran nunca de "izquierdas"?

El problema es que el concepto mismo de izquierda como ideología es de una ambigüedad absolutamente irrisoria para cualquier tarea analítica seria.

Frel dijo...

Por eso en mi comentario hacía mención de esa posible contradicción por tu parte, por el concepto que tienes más bien peculiar de la izquierda(y al proyecto INTRA me refiero).
Volvemos otra vez a lo mismo, a incluir al socialismo científico(marxismo)en la izquierda, lo cual conlleva a incluir en la izquierda todo proyecto revolucionario en lo social, lo cual ha fracasado siempre, no es de extrañar. ¿Los comunistas parten de la base de utilizar el estado para derrotar a la burguesía?, es cierto, pero ahí es la gran diferencia con los comunistas libertarios, estos últimos rechazan cualquier forma de autoritarismo porque para ellos abogar por el estado es impedir toda forma de autogobierno por parte de los trabajadores(de hecho siempre han rechazado la expresión "dictadura del proletariado"), en lo demás los llamados comunistas(marxistas) no sólo en España sino en todo el mundo lo único que han hecho es estar financiados por poderes mundialistas e implantar regímenes totalitarios a su servicio, por eso mismo en la antigua URSS persiguieron a muerte a los anarquistas, que fueron los que comenzaron luchando contra las tropas de los zares y al mismo tiempo colectivizando la posesión de la tierra, posteriormente los bolcheviques los combatieron y destruyeron la experiencia autogestionaria del reparto de la tierra.
Los filo-bolcheviques del PSOE no se rebelaron contra la república burguesa en Octubre de 1.934, sino que se rebelaron contra el gobierno de la CEDA, presidido por Gil Robles para desestabilizarlo, utilizando a los mineros asturianos, fue una huelga política, no una huelga de carácter laboral, está más que demostrado que no hubo reivindicaciones laborales de tipo alguno, ni de jornada de trabajo, ni de salarios, por mucho que digan los típicos demagogos de la izquierda, es una falsificación histórica como muchas otras. Referente a estos sucesos José Antonio lo dejó bien claro, lo explica bien en sus escritos, demostrando que fue una huelga política, aunque cometió el error de participar en la llamada pacificación de la zona(como le llaman algunos,otros le llaman represión contra los mineros)con la excusa de que fue una huelga política, ese fue otro de los enfrentamientos que tuvo con Ledesma Ramos, este último siempre dijo que la Falange nunca tuvo que haber participado.

Frel dijo...

Obviamente Stalin eliminaba todo lo que le molestaba, tanto a nivel de la URSS para llegar al poder como durante su mandato, también lo hizo aquí en España durante la guerra civil con sus criminales checas y sus aliados PCE-PSUC, que eran tan contrarrevolucionarios como él. Si eliminaba contrincantes de su propio partido y de otros calificados de izquierdas pues claro que eliminó izquierdistas, digo izquierdistas por lo mismo de siempre, de la costumbre o dogma de englobar a los comunistas(marxistas en sus diversas tendencias) en la izquierda, no por otra cosa.

ENSPO dijo...

Si utilizas marxismo como sinónimo de "izquierda" entonces está claro que los anarquistas no eran de izquierdas, porque no eran marxistas, pero la izquierda no ha sido siempre marxista y reducir la izquierda al marxismo es un abuso conceptual. Esta definición de izquierda es arbitraria e ignora la historia, mucho más amplia, del izquierdismo.

Te cuelgo el enlace a un post que puede ayudarte a aclarar ciertas cuestiones:

http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2009/05/nacional-revolucionarios-una-opcion-de.html

ENSPO dijo...

No hay contradicción por mi parte. Si se usa la palabra izquierda como un campo doctrinal, entonces anarquismo, socialdemocracia y comunismo forman parte de la izquierda y declararse de izquierdas implica asumir unos valores que son incompatibles con el nacionalismo revolucionario.

Pero si la palabra izquierda identifica sólo un concepto estratégico y táctico, a saber, la defensa de los intereses morales y materiales de los trabajadores, entonces sí puede haber una izquierda nacional, basada en valores distintos a los del bloque anarquismo/comunismo/socialdemocracia.

Para responderte usé el concepto convencional de izquierda, que es el que estabas usando tú. No quería entrar en un debate sobre la idea de izquierda, sino en tu extraña exclusión del anarquismo, basada en que se rebelaron contra la República o se enfrentaron a los comunistas.

Pero no hay contradicción con el uso que yo considero legítimo de la palabra izquierda, porque de lo que se trata aquí es de si, en el sentido que le das tú, el anarquismo es o no es una ideología de izquierdas y, a mi entender, lo es porque comparte los mismos VALORES que el comunismo y la socialdemocracia. Las diferencias del anarquismo con el comunismo, por ejemplo, son ideológicas, pero no axiológicas.

Todas estas distinciones y niveles de análisis de lo político los expliqué en "Nacional-revolucionarios, ¿una opción de izquierdas?". Allí está clara la distinción entre valores, ideología y programa político. El problema es que estos estratos semánticos se acostumbran a mezclar y confundir, de manera que se habla de ideología de izquierdas, algo que no ha existido nunca.

Tampoco ha existido nunca una ideología fascista (genérica), han existido el nacionalsocialismo, el nacionalsindicalismo, el nacionalcorporativismo, etc...

Las diferencias entre las ideologías fascistas son tan profundas como las que existen entre anarquismo, comunismo y socialdemocracia, pero todos los movimientos fascistas-genéricos ostentan unos valores comunes.

Lo que jamás había escuchado es que los anarquistas no fueran de izquierdas porque estaban peleados con Stalin o Azaña, como si los izquierdistas no se hubieran machacado siempre entre ellos. Eso no demuestra nada. Ideológicamente, los trotskystas eran tan "stalinistas" como el propio Stalin; Trotsky no se oponía a Stalin porque fuese un dictador, sino por otros motivos.

Frel dijo...

No es que el marxismo sea sinónimo de la izquierda es que está asociado de forma convencional, estamos hartos de oir hablar de que los comunistas son de izquierdas, la llamada izquierda comunista, precisamente yo siempre he afirmado que el concepto tradicional de izquierda es ajeno al socialismo(la historia lo así lo demuestra), de esto ya hemos hablado en otras ocasiones.
Con más motivo para que los anarquistas no fueran de izquierdas.

Frel dijo...

Los anarquistas no eran de izquierdas porque estuvieran peleados con Stalin o con Azaña, yo nunca he afirmado eso, ya lo he explicado en algunos de mis anteriores mensajes, los anarquistgas no eran de izquierdas por el simple hecho de rechazar la partitocracia(instrumento del capitalismo), se podría profundizar con más razonamientos pero éste es un simple ejemplo. Trotsky en sí se opuso a Stalin por la lucha en el poder(al margen de que tuvieran algunas diferencias en planteamientos políticos o socio-económicos), los dos eran bolcheviques y participaron en la fraudulenta revolución bolchevique con objetivos similares, esto no lo discuto.
Ya he indicado en algún mensaje que tienes un concepto diferente de la izquierda, lo que llamas Izquierda nacional, porque obviamente el concepto convencional de la izquierda es incompatible con cualquier proyecto nacional-revolucionario, tal como tú lo analizas.
Lo del bloque anarquismo/comunismo/socialdemocracia olvídate, nunca ha existido tal bloque y mucho menos han compartido valores similares, por mucho que algunos anclados en la izquierda intenten manipular la historia(a la guerra civil me remito), hasta los vencedores de la contienda civil han hablado siempre de ese contubernio, pura demagogia.

ENSPO dijo...

El anarquismo comparte todos los mitos secularizados del judeocristianismo con el comunismo y el anarquismo. Son las famosas "ideas modernas" de Nietzsche. ¿Tengo que citar aquí lo que Nietzsche dice al respecto, mencionando EXPRESAMENTE a los anarquistas?

Forman un bloque, pero no político ni ideológico, sino axiológico, con el comunismo y la socialdemocracia. Sus valores son los judeocristianos secularizados.

Según tú, Frel, el anarquismo no es de izquierdas porque no es partitocrático y se enfrentó a todos los sectores políticos (también lo hizo el comunismo y, en Alemania, los socialdemócratas liquidaron a los comunistas espartaquistas). Te recuerdo lo que tú mismo has escrito, Frel:

"Los anarquistas no eran de izquierdas porque estuvieran peleados con Stalin o con Azaña, yo nunca he afirmado eso (...)"

Pero más arriba habías dicho:

"Por eso lo que afirma ENSPO no es cierto, la CNT estaba fuertemente enfrentada a todos los sectores políticos porque rechazaba la partitocracia(aliada del capitalismo), nunca colaboró con partidos políticos, desde su fundación fue perseguida en todos los regímenes(como es obvio en la 2ª república también), prueba de ello fueron los sucesos de Mayo de 1.937 cuando Stalin dió la orden de acabar con la CNT y el POUM, para ello los partidos del frente popular, especialmente el PCE y el PSUC hicieron una buena escabechina, el chacal del Kremlin era un buen aliado de la burguesía francesa e inglesa."

Dice Frel que la CNT fue perseguida. Lo que ocurrió fue que la CNT intentó montar su revolución libertaria bajo el gobierno de la República. Me parece que una cosa es perseguir y otra abortar un alzamiento. ¿Qué esperaba la CNT que hiciera el gobierno Azaña? Llamar a eso "persecución" me parece un poco osado.

Y el caso de Stalin tampoco vale: Stalin mandaba acabar con TODOS sus rivales, reales o imaginarios, no sólo con los anarquistas. Incluso los propios comunistas fueron sus víctimas, por millones.

ENSPO dijo...

Nietzsche no distingue entre socialistas, anarquistas y comunistas en su caracterización de las ideas modernas como judeocristianismo secularizado. Y basta leerse los textos para darse cuenta de que el paraíso libertario o ácrata "sin Estado" (todos gozando en la naturaleza comunal-feminal) es una versión laica del reino de Dios. Compárese con los folletos de los Testigos de Jehová. Por supuesto, Nietzsche se refiere a los VALORES en esta caracterización/reducción. Las diferencias ideológicas y políticas entre anarquistas, socialistas y comunistas no las niega nadie. Pero ya sabemos que lo más importante para los NR, "descendientes" de esta reflexión filosófica y ética, son los valores.

Tener que explicar esto ahora resulta sorprendente.

ENSPO dijo...

Aquí dice Frel:

"Lo del bloque anarquismo/comunismo/socialdemocracia olvídate, nunca ha existido tal bloque y mucho menos han compartido valores similares, por mucho que algunos anclados en la izquierda intenten manipular la historia(a la guerra civil me remito), hasta los vencedores de la contienda civil han hablado siempre de ese contubernio, pura demagogia."

Entonces el concepto nietzscheano de las "ideas modernas" debe ir a la basura, cuando precisamente constituye la clave para comprender la modernidad como proyecto de paraíso social, secularización del "reino de Dios" judeocristiano. Estamos negando el ABC de la postura nacional-revolucionaria, que se resume en lo siguiente: un socialismo basado en OTROS VALORES (heroico-trágicos), opuestos a los del bloque axiológico "progresista".

ENSPO dijo...

Es muy fácil estudiar la transición del pensamiento milenarista en su versión cristiano-popular, a la versión anarquista-utópica secularizada. Se concibe como un retorno a la comunidad (idealizada) de los primeros creyentes (cristianismo primitivo).

Recomendamos: "El pensamiento utópico en el mundo occidental" (tres tomos), de Frank E. Manuel y Fritzie P. Manuel.

Tomo II: "El auge de la utopía. La utopía cristiana (siglos XVII-XIX)".

Tomo III: "La utopía revolucionaria y el crepúsculo de las utopías (siglo XIX-XX)".

También es de obligada consulta:

"Las nuevas izquierdas europeas
(1956-1976)" (tres tomos), de Massimo Teodori.

Es importante el tomo II, Parte IV, Contracultura, y Parte IX, El Izquierdismo. El Capítulo XII se refiere expresamente a "Las tendencias libertarias" y es muy fácil relacionarlo con todo el proceso utópico analizado exhaustivamente por los Manuel.

El anarquismo es un utopismo que entronca directamente con los milenarismos renacentistas germánicos, por ejemplo los campesinos seguidores de Münzer, los anabaptistas, los taboristas...

(véase p. 163, tomo I, de la obra de los Manuel).

Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

¿La "rama izquierdista" del fascismo español?

http://la-falange.mforos.com/876947/9953161-ramiro-ledesma-la-izquierda-de-nuestro-movimiento/

Ha quedado malditamente "consagrado", durante décadas, que el Movimiento Nacional Sindicalista -el Movimiento Falangista Español-, no es "de derechas ni de izquierdas".
Esa expresión, que tuvo su sentido en la década de los 30 del siglo XX, es hoy manifiestamente inactual.
En primer lugar: "las derechas" -llegándonos a hoy mismo- no es el PP. No sólo es el PP. Las "derechas" -que son torcidas- son el sistema en su totalidad: todas las fuerzas que rapiñan en un orden establecido -circunstancialmente amparado por la hoy eventualmente vigente Constitución Española de 1978-. La "derecha" es simplemente lo establecido y que vive una atmósfera de medro y robo contra la inmensa mayoría del pueblo español. Así pues, la primera fuerza de derecha es el PSOE, y de ahí a "Coalición Canaria" toda la organización partitocrática.
En lógica pura y sin más, el Falangismo Español, es necesariamente una fuerza, que adversa a lo establecido se sitúa en la izquierda; o si se prefiere para aquellos temerosos de encasillarse, será o una Derecha Nacional o una Izquierda Nacional, o un Movimiento Nacional que integra a todas las fuerzas preexistentes, y entre ellas, a las izquierdas.
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Pero siguiendo una terminología impropia acaso, pero que todo el mundo entiende, incluso dentro del Movimiento Falangista -y aún más ante una falta de credo único y ortodoxo-, existe una "rama izquierdista". Eso es la izquierda de nuestro Movimiento.
"Izquierda" por cuanto nos damos cuenta que cuando Isabel de Castilla, Reina de España -y fundadora de la España Moderna- fue proclamada reina, eso "era ser de izquierdas". Por cuanto nos damos cuenta de que cuando las masas de campesinos proletarizados por el neocapitalismo de ladrones demoliberales del siglo XIX en España, son arrebatadas de ser "españolas" por el sistema capitalista de robo; sabemos que "nacionalizarlas" a esas fuerzas de izquierdas, es lo español.
La cuestión es bastante más sencilla de lo que parece. En esta parte del Movimiento Falangista, la de Ramiro, que huyó de ser "falangista" y se refugió en el concepto inicial de Nuestro Nacional Sindicalismo; nos priva la visión social -"socialista"- porque creemos que España está hoy y ahora ahí, sin más. Somos "la izquierda del Movimiento" : "la izquierda nacionalsindicalista", "la izquierda falangista", o para que se entienda por el mundo exterior : la izquierda fascista, en aquello que lo español puede ser fascista.
Tenemos un pensamiento libre, con un sólo límite que lo envuelve: España. Y reconociendo a España como "la asunción de toda la Historia de España íntegramente" (Ramiro). Con lo cual,sabiendo de donde venimos; tenemos perfecta idea de adonde vamos.
Nuestros límites morales, políticos y humanos están delimitados por la mismísima historia de nuestra Patria Española: historia que asumimos en su totalidad.
Tomamos como referente, en cada momento, "y en función de las circunstancias" aquellas cosas externas a España que hacen mejor interpretable lo que decimos.
Que no nos entienden: para testimonio el fundador del Movimiento Nacional Sindicalista Español, que fue asesinado simplemente como "fascista" y no como ideólogo total del movimiento nacional y socialrevolucionario español.
La imagen de Ramiro, con un yugo y flechas que tomó directamente de la España Imperial de la Reina Isabel -estaba olvidada por todos en 1930, nadie recordaba el emblema-; luciendo sobre el horizonte es, somos, la izquierda falangista.
Aquí estamos.
Camarada Ramiro: presente. Viva la Revolución Española.
ARRIBA ESPAÑA.

Anónimo dijo...

Pregunta fuera de contexto... ¿que ha pasado con la web de la librería barbaroja? Intento ingresar y se ha ido abajo.

Anónimo dijo...

Pues yo acabo de entrar y funciona.

Vailos Laros dijo...

He tenido que leer esta entrada con más calma, dada su extensión.

Y la primera duda que tengo es sobre el artículo de Josep Maria Ruiz Simón, del 26/11/2003, y es que no veo clara la relación de Leo Strauss, y la ideología oligárquica, con Carl Schmitt, ni más ni menos, como cuando se dice, por ejemplo, que Carl Scmitt era un protector de Leo Strauss, o que el concepto de Estado es idéntico en ambos.

¿Pero no es precisamente Carl Scmitt uno de los "malditos" para la ideología oligárquica? ¿O es que ahora resulta que la actual ideología oligárquica tiene a Scmitt entre sus "precursores"?

Esto es lo que no entiendo...

Por otra parte, el vídeo de cómo los indios tomaron América tiene su miga irónica... El argumento de los "antirracistas" se vuelve en contra de ésos cuando se trata de razas no blancas. Empiezo a pensar que, efectivamente, y como últimamente he leído a menudo por ahí, "antirracista" es una palabra clave para antiblanco...

ENSPO dijo...

¿Puedes concretar a qué te refieres con el artículo de Josep Maria Ruiz Simón?

Por lo que respecta a los vínculos entre Leo Strauss y Carl Schmitt, hay que entenderlos en el contexto del libro del que este post es sólo un capítulo.

El libro analiza cómo fue posible la colaboración entre nacionalsocialistas y sionistas, un hecho ocultado por los sionistas, los cuales, en cambio, calificaban de nazis a los palestinos para así justificar su exterminio.

No podemos reproducir aquí todos los capítulos previos de "La manipulación de los indignados", pero dado que se ha colgado éste en la web, las dudas merecen y sobre todo tienen derecho a una aclaración.

Leo Strauss hizo suyas algunas de las ideas de Schmitt sobre la verdad del poder, pero las convirtió en materia esotérica que no debe ser transmitida a las masas, sino ocultada. De hecho, sionistas y nacionalsocialistas compartían conceptos políticos, como el racismo, la idea de un pueblo elegido o una raza superior, entre otras. Schmitt era católico y concebía las categorías políticas como conceptos religiosos secularizados. Esto lo vemos hoy en día en Israel, en la práctica, cuando se acusa a los israelíes de "nazis"; en realidad habría que decir que los nazis fueron influidos por el ideario ultranacionalista hebreo, algo que el propio Julius Streicher subrayó en el juicio de Nüremberg. En este blog hemos explicado que los nazis heredaron de la tradición bíblica veterotestamentaria determinadas doctrinas políticas, y que el holocausto no es más que la inversión antisemita CRISTIANA de la práctica del anatema, de procedencia judía.

De ahí que concluyamos en la existencia del (anti)fascismo como unidad dialéctica de fascismo y antifascismo en que se hace posible que un ideólogo de la oligarquía haya bebido de las fuentes del nazismo, las cuales a su vez remiten a pensadores como el judío Moses Hess, padre del socialismo marxista y del nacionalismo sionista. Creo que se ha llegado al suficiente nivel de rigor analítico en esta bitácora como para descubirir la verdad en la interpretación de las distintas capas ideológicas e históricas del poder oligárquico.

Para más detalles es necesario leerse el libro "La manipulación de los indignados". Allí se arroja luz sobre el "misterio" de la oligarquía transnacional actual.

arnold dijo...

Es habitual poner de manifiesto que algunos grupos identitarios europeos simpatizan con Israel... quizás como coartada para no ser acusados de ser "neonazis"... Parece ser que esos grupos ignoran que la invasión musulmana es favorecida por los lobbies hebráicos...
Simultáneamente el autor de "La manipulación de los indignados" señala la colaboración entre "nazis" y sionistas... Lo cual parece la aplicación del refrán "A enemigo que huye ...puente de plata"...... ¿Y qué decir del pacto Ribbentrov-Molotov? ¿No estaría justificado en su día?...
A propósito... ¿Podrían ustedes informarme de si cierta prensa del PCF fue tolerada en Paris durante la "okupación"?...He leído que "L´Humanité" se editó con otro nombre...

ENSPO dijo...

El problema no son los pactos, sino las coincidencias ideológicas, que proceden, en primer lugar, de la cristianización de Alemania. La idea de un pueblo elegido, de una raza superior, es judía. Esta idea provocó que Alemania perdiera la guerra. ¿Le parece poco?

Un pueblo elegido nada tiene que ofrecer a los otros pueblos, excepto la vergüenza de seguir existiendo. ¿Quién iba a apoyar a Alemania en este proyecto?

¿Qué pasó en Ucrania cuando los ucranianos quisieron colaborar con Hitler en la lucha contra Stalin?

Por favor, reflexione sobre eso.

Una revolución nacional tiene que empezar por cuestionar el cristianismo y el racismo. El nacionalismo revolucionario no puede basarse en el desprecio, la agresión y la dominación de las naciones, sino en el respeto a todas ellas.

Vailos Laros dijo...

A ENSPO:

Perdona que no te haya contestado más pronto a tu pregunta de si puedo concretar a qué me refiero con el artículo de Josep M.ª Ruiz Simón.

En realidad, tú mismo ya me has contestado, algo que, por supuesto, te agradezco, pues está claro que me refería en concreto al párrafo siguiente:


La crítica del Estado de bienestar continuó formando parte del discurso neoconservador. Pero dejó de ponerse el acento en sus presuntos efectos devastadores para la economía para centrarse en sus disolventes consecuencias políticas y “morales”. La “neutralidad” de Estado, antes tan valorada como garantía del “libre mercado”, pasó a ser vista más como un problema que como una solución. Las lecciones de Strauss, y las de su protector Carl Schmitt, el “jurista del nazismo”, empezaban a ser escuchadas. Para Schmitt y Strauss, contrarios a los planteamientos economicistas, la esencia del Estado es política y la política se basa en la oposición entre amigo y enemigo. De acuerdo con ello, el Estado debe promover, tanto en el exterior como en el interior, la oposición entre “nosotros” y “ellos” y fundamentar su unidad en la toma patriótica de partido.


Las conexiones entre el NS y el sionismo pueden ser evidentes, como la sustitución del "pueblo elegido" judío por la "raza elegida" aria. El problema es que luego, leyendo el artículo de James Petras, al que también enlazas y cuya lectura también aconsejas para entender mejor esta entrada sobre Leo Strauss y la ideología oligárquica, aparece nada menos que el término "judeofascistas". Lo que quiero decir también es que, pese a que en otras entradas se ha dejado claro lo que se entiende por "fascismo" en este blog, y pese a que tú mismo distingues entre "fascismo" (entre comillas) y fascismo (sin comillas), todavía se sigue utilizando el término y sus derivados de esa forma tan elástica, a modo de comodín: unos hablan de "judeofascismo", pero es que esos "judeofascistas" hablan de "islamofascismo" para descalificar a sus oponentes.

Quiero decir que este tipo de uso elástico de la palabra "fascismo" no tiene cabida en un blog de alto nivel como este, donde se ha delimitado claramente el concepto de "fascismo" y su alcance. Y que nosotros sabemos esto, pero para quien entre en este blog por primera vez y no sepa esto, puede tener una confusión grande tras la lectura de ciertos artículos: en uno aparece "judeofascistas" y en otro "islamofascismo", justamente su opuesto en el concepto... pero con el mismo componente común en el término.

No sé si me he expresado bien.

Vailos Laros dijo...

Por cierto, me preguntaba lo siguiente: ¿podría decirse que la ideología oligárquica es lo que principalmente caracteriza a la postmodernidad, o incluso que es el paradigma de ésta?

arnold dijo...

he tenido información de que en los últimos dias de la SGM la alianza del III Reich con multitud de voluntarios combatientes de toda Europa e incluso musulmanes no europeos (También hubo simpatizantes hindues muy importantes) superó la visión estrecha de un "pangermanismo" y se vislumbó una Europa europea, como años después vislumbró Jean Thiriart en su libro "Europa, un imperio de 400 millones de europeos"... (T´titulo aproximado).
Evidentemente
hay cierto paralelismo entre pueblo elegido y cualquier nacionalismo excluyente...
pero el micronacionalismo (catalan, vasco, bretón, etc)ó el nacionalismo de paises con Estado está y puede ser superado por el
"nacionalismo europeo"...
Algo semejante es el "nacionalismo" chino (1500 millones de habts) o el "nacionalismo étnico" de los negros, o sea, la cultura de la negritud... ¿Y no se podría hablar de un "nacionalismo" musulmán o mejór ARABE (ya que sólo cxonsideran el árabe como religion sagrada para interpretar el corán).
En resumen... Si ellos tienen sus "nacionalismos"...¿Por qué no vamos a tener el nuestro?.
Es más... el "universalismo" o la desaparición de nuestra identidad suimergida en la masa amorfa de la "humanidad".. es el mejor camino para ser derrotados o sojuzgados los los "nacionalismos" ó "humanismos mundialistas" de "comunistas,masones, judios y demás ralea..." como diria Pio Baroja.
Y es que pretenderse "ciudadano del mundo " es ingenuo y suicida...

ENSPO dijo...

Para Arnold: Pero, POR EL AMOR DE BALDER, ¿DÓNDE HEMOS DEFENDIDO NOSOTROS EL UNIVERSALISMO? ¿Puede citar un pasaje, uno solo? Hemos dicho que hay que respetar TODAS las naciones. Esta es la consecuencia de una postura NACIONALISTA coherente, a nuestro entender.

Otra cosa es qué aceptamos como naciones. Es una discusión en la que no hemos entrado.

Para los que razonan: el nacionalismo entendido en los términos de un pueblo elegido o raza superior concluye siempre con el exterminio de las denominadas naciones o razas inferiores. ¿Es esto nacionalismo? ¿Destruir las naciones existentes, todas excepto una?

El problema del nacionalsocialismo histórico es que fue muy nacionalista y poco socialista, pero además adoptó el modelo nacional del pueblo elegido Gott mit uns que en realidad es el motor secreto del universalismo cosmopolita-oligárquico. Ya se ha explicado el tema en el libro "La manipulación de los indignados", sólo léanselo. Este modelo oligárquico impulsa la globalización y un sistema jerárquico étnico-religioso-social concebido como doble nivel de poder, separado por un límite sagrado, entre unas masas mestizas cosmopolitas sometidas y una etnia-casta sacerdotal legitimada por YHWH.

La cosa no cambia mucho si en vez de judíos, los oligarcas son los alemanes, ¿no creen? Al menos para nosotros, los españoles, la cosa es inaceptable.

!Seamos ya consecuentes de una santa vez! No podemos estar criticando los fraudes de la oligarquía mientras abrigamos y mimamos con primor todos los tópicos y dogmas de la extrema derecha cristiana. Porque, a fin de cuentas, la raza aria superior, el Gott mit uns, no es más que la versión alemana del judaísmo inoculada a los germanos tras la conversión a la mentira monoteísta.

Las conexiones entre sionismo y NS son mucho más profundas que la mera cuestión de los pactos o incluso de abrumadoras coincidencias ideológicas: obliga a revisar la entera historia occidental desde el sometimiento de Europa a una religión mistérica y mesiánica oriental que adora a un judío como hijo de Dios.

¿Cuándo vamos a empezar a reaccionar? ¿Cuándo vamos a cuestionar la dogmática facha absurda de un Jesús ario y el resto de los delirios de la ultraderecha? Desde luego la pedagogía irracionalista de Evola no favorece el pensamiento, la lógica y la soberanía de la verdad.

ENSPO dijo...

A Vailos Larios:

Me parece que en el texto del capítulo "La manipulación de los indignados" que el post reproduce en su integridad ya se explica que Petras es inconsecuente al (des)calificar a los nacionalistas judíos de extrema derecha aplicándoles el estigma de "neofascistas".

Queda claro (reléalo, se lo suplico) que nosotros no citamos aquí a Petras para convalidar aquel lenguaje de Stalin, una jerga universal que venimos precisamente denunciando desde 2007 en el blog FILOSOFÍA CRÍTICA y que representa el motivo central de la página. Desde luego, si aceptásemos la morralla antifascista de Petras incurriríamos en una inconsecuencia flagrante, en esto tienes TODA la razón Vailos Larios.

Pero basta poner la lupa sobre el fragmento citado: encontrará el pasaje donde se comenta esta cuestión. Nos interesa el testimonio de Petras, incluso como antifascista o precisamente en calidad de tal, porque acredita que el desarrollo del proyecto neoliberal, la mundialización, ha ido acompañado de un asalto al poder del capital financiero (desplazando al capital industrial), y que dicho asalto es al mismo tiempo el acceso directo del sionismo a las palancas del poder político en los Estados Unidos. Que esto lo sostenga un antifascista como Petras constituye para nosotros un aval de que la información no ha sido elaborada por alguna "oscura secta neonazi", como pretenderían de forma inmediata los sionistas encargados de la propaganda, sino que el Informe Petras y el resto de la obra de este sociólogo sobre el tema es una información objetiva que refleja el triple nivel del proceso de la globalización.

Veamos cuáles son esos tres niveles: a/ económico: ya conocido como neoliberalismo (saqueo y empobrecimiento galopante de los pueblos víctimas de estas políticas basadas en la rentabilidad del capital como único criterio técnico económico); b/ cultural y político: multiculturalismo, mestizaje, relativismo moral (excepto en el tema del holocausto), desnacionalización, desmoronamiento de los Estados como entidades depositarias de la soberanía política; c/ supremacismo racial de la extrema derecha sionista en forma de edificación de un sistema oligárquico de poder mundial con base étnica, socioeconómica y religiosa.

La dualidad oligarquía racial mundial/multitudes mestizas esclavizadas es la estación términal de la doctrina de la raza superior (=invento judío) que determina la globalización.

SOMOS GOBERNADOS POR LA EXTREMA DERECHA. POR UNA EXTREMA DERECHA RACISTA Y SUPREMACISTA SIONISTA.

Quien quiera oír, oiga.

ENSPO dijo...

Es necesario entender y asimilar este post (y lo estamos dejando el tiempo necesario para ello) a fin de poder continuar adelante con FILOSOFÍA CRÍTICA. Pronto vamos a publicar nuevos textos y documentos. Sin embargo, por el contenido de algunas de las preguntas planteadas consideramos que la cosa no corre prisa.

Algunos usuarios entran aquí como cristianos tradicionales de la extrema derecha europea y, desde luego, sufren un auténtico colapso al leer las cosas que decimos aquí como NACIONALISTAS REVOLUCIONARIOS ANTISIONISTAS.

A mí me preocupa más el sionismo que el islam. El islam nos puede invadir, vale. El sionismo ya nos ha INVADIDO y nos DOMINA gracias a una plataforma que se instaló en el continente europeo hace siglos: el cristianismo. Nos ha sometido hasta tal nivel, este CABALLO DE TROYA, que los propios "patriotas" tienen metido el chip-Sión en el fondo de sus almas ---ese chip se llama Jesús de Nazaret--.

¿A cuál de las dos amenazas habría que prestar mayor atención, según vosotros?

¿Podemos reproducir las ideas sionistas simplemente invirtiéndolas, es decir, colocando a otro pueblo, el alemán, como raza superior Gott mit uns? Los alemanes nunca estuvieron tan lejos de sí mismos como cuando adoptaron las doctrinas judías INVERTIDAS y perpetraron el holocausto en calidad de CRISTIANOS ANTISEMITAS.

Saludos cordiales a todos.

Vailos Laros dijo...

ENSPO:

Gracias por tus respuestas; en verdad siempre es un placer leerte, ya lo sabes. De hecho, lo que me ha aportado este blog es la luz que me ha permitido ver claramente el verdadero concepto de nacional-revolucionario, tan contaminado por un espectro variopinto que va de la extrema derecha más carca al tradicionalismo evoliano, pasando por el nacionalsocialismo más o menos renovado e incluso por el "nazi-maoísmo" de los años 60 del siglo pasado o el "anarco-fascismo" (y no sé si por el identitarismo también).

No obstante, y ya que Arnold ha mencionado a Jean Thiriart y su famosa obra ¡Arriba Europa! (subtitulada Europa, un imperio de 400 millones de europeos), ¿podemos considerar a Thiriart como el fundador del nacionalismo-revolucionario, como oficialmente se lo considera? Claro, que también es verdad que Thiriart tuvo varias etapas ideológicas, y habría que definir cuál de ellas podríamos considerar afín a lo que nosotros entendemos por NR.

Me gustaría volver a preguntarte si consideras que la ideología oligárquica es lo que principalmente caracteriza esto que llaman postmodernidad, cuyos teóricos sostienen que carece de paradigmas y de poder centralizado (yo, particularmente, pienso que es todo lo contrario: el paradigma es precisamente la ideología oligárgica, y el poder está más centralizado que nunca).

Por otra parte, si me permites una sugerencia, ¿podrías poner entradas un poco más cortas de extensión? O, si me apuras y pones entradas largas como esta, que estén divididas en pequeñas unidades de contenido bajo epígrafes, para que la lectura sea más llevadera. Es que las entradas largas, y además de contenido profundo, son más dificultosas de leer, pues ya sabes que no es lo mismo leer un texto en pantalla que leer un texto impreso. Y, claro, luego pasa lo que pasa (por lo menos a mí), que me leo artículos enlazados al principio de la entrada y empiezo a comentarlos sin acabar de leerme la entrada entera... Bueno, sólo es una sugerencia, si es posible.

Gracias de nuevo por tus respuestas.

Vailos Laros dijo...

Ah, y respondiendo a tu pregunta, está claro que la amenaza, nuestro enemigo número 1, es el sionismo, y no el islamismo como pretende la extrema derecha, algunos identitarios e incluso ciertos grupos que se tienen por NR.

El problema es que como los musulmanes son más "visibles", muchos de esos supuestos NR piensan en el falso dilema de que si no apoyas a Israel, estás a favor del islam, y viceversa. ¿No es cierto?

ENSPO dijo...

Es cierto, se trata de un falso dilema, máxime si pensamos, como ya expuse en otra entrada:

a/ que el islam es una religión abrahamánica, hermana del judaísmo; en suma, una especie de herejía judía (al igual que lo fuera y lo sigue siendo el cristianismo, "de retorno" ya éste a su matriz original hebraica);

b/ que el principal promotor del integrismo islámico es un aliado de los EEUU, a saber, la Arabia Saudí, algo que debería dar mucho que pensar (y pensar "mal"); no obstante, los que se "apuntan a un bombardeo" (habría que decir: y "sólo" a un bombardeo) pican rápido, como tontos;

c/ que Al-Qaeda es un montaje para justificar la política imperialista de la oligarquía; el terrorismo y la violencia en general representan la coartada perfecta para la imposición de medidas de excepción que inmunizan cada vez más a la extrema derecha judía contra toda clase de contestación posible; estamos sólo al principio de un proceso que va a acabar con cualquier apariencia de democracia en los próximos 10 o 15 años, si no antes;

d/ que esa política de doble y hasta triple transfondo, con falsas banderas y fabricación de una oposición o resistencia perfectamente controlada, en la que colaboran los medios de comunicación, incluye la inmigración masiva y con ella los inmigrante islámicos, un peón más en el juego oligárquico que se utiliza para muchas cosas imposibles de resumir aquí (entre otras cosas, es obvio y sí cabe apuntar de pasada, desviar la atención sobre el sionismo y justificar a Israel ante los nuevos "bárbaros islamo-fascistas").

Repecto al tema de las filosofías y actitudes posmodernas, se trata de relativismos descarados que deben disolver hasta las heces los fundamentos morales y metafísicos que occidente pueda todavía abrigar mientras por otro lado se promueve la desecularización y el retorno de las religiones monoteístas como criterios de actuación política (en Israel trabajan seriamente con la llegada del Mesías y cosas así). Estas religiones ya no vuelven empero como verdaderas, sino precisamente como verdugos de una racionalidad europea que ha claudicado, que ha sido literalmente borrada del mapa.

Hay que ponderar los posmodernismos y sus relativismos varios con la vara de medir de su actitud ante la narración del holocausto, allí donde las dudas metodológicas hipersofisticadas de canallas como Vattimo y otros al parecer CESAN DE GOLPE y sólo queda la postración ante una verdad absoluta que ya no podría ser racional pero que se presenta como HISTORIOGRAFÍA CIENTÍFICA (frente a la no científica del revisionismo) judicialmente blindada.

El posmodernismo incluye todo este conjunto de fraudes y contradicciones que van desde el desmantelamiento de la razón a la desecularización galopante pasando por la obligatoridad y "verdad" del "relato del Holocausto" (con mayúsculas). Creo que algo de eso expliqué en el larguísimo post "La construcción del hecho histórico".

Tendré en cuenta tus sugerencias sobre la excesiva extensión de los materiales publicados.

Saludos y gracias.

Anónimo dijo...

Respecto del racismo creo perentorio de distinguir algo. Es claro que existe una xenofobia tipo judía más considero un racismo como el NS como un intento de realzar y promover los mejores rasgos del propio pueblo sin ánimo de dedicarse a destruir otros pueblos o naciones más allá de purgar y sanear el propio (lo cual de ningún modo creo criticable). Por ejemplo hoy en día con el plan Kalergi en marcha (tal como queda determindo en el libro de Gerd Honsik "Adios, Europa") ¿hay algún mal en tratar de oponerse a este genocidio planificado de los pueblos europeos mediante la inmigración masiva? ¿Se le puede llamar peyorativamente "racismo" al intentar defender el propio pueblo, la propia comunidad por la que nuestros antepasados dieron la vida? Porque sin duda si el ejemplo básico de autosacrificio opuesto al hedonismo viene a ser inculcado (psicológimante podríamos decir) por la figura del padre de familia y luego por la de los antepasados. Así es la familia la raigambre básica de la comunidad y luego del pueblo, nación o RAZA y es que es innegable que a la postre, desde el comienzo con la familia hay un aspecto biológico y hereditario, de raza, que se transmite desde los antepasados depositarios de nuestros más altos valores (valores guerreros del sacrificio por la verdad y la comunidad: valores griegos y europeos,los que dieron forma a la comunidad de sangre de la que venimos, y que quizás encuentren su mejor soporte en determinadas estructuras biológicas) y que es nuestro deber, como lo fue para ellos, de defender. No se puede tachar sin más al racismo de xenofobia. Es como decir que si voy al gimnasio a mantenerme en forma es porque soy un loco violento con la única intención de ir dando palizas al primero que vea por el camino, es absurdo.
Y si los alemanes deciden escogerse a si mismos como únicos señores y determinadores de su propio destino (ser libres antes que esclavos de Yavhe) no por ello se les puede tachar de tiranos con ánimo de subyugar y esclavizar al resto como bien sabemos que pretenden otros. Y esa es un diferencia substancial que no debe omitirse tan a la ligera.
P.D.:Yo personalmente prefiero los posts largos, tras tanto esperar es bueno tener tanto con que deleitarse :)

Vailos Laros dijo...

Hitler, en el Mein Kampf, la "Biblia" del nazismo hitleriano, habla claramente de la raza germánica como la "superior", e incluso lamenta que durante el Imperio Austro-Húngaro, los austríacos de etnia germánica convivieran con "razas inferiores" como los croatas, los magiares, los serbios y otros eslavos. El odio a los eslavos es patente en esa obra.
Es pues, un libro escrito por y para alemanes exclusivamente; quien no siendo alemán ni de estirpe germánica diga que la entiende y la asimila, sencillamente miente.

Otra cosa es que se considere que las Waffen SS, en las que se alistaban europeos teóricamente "inferiores" según Hitler, supusiera un giro ideológico dentro del NS (donde el paneuropeísmo sustituiría al pangermanismo), o bien una concepción ideológica distinta del NS.

Anónimo dijo...

Pues se puede entender "superior" en el sentido apuntado de que un determinado tipo biológico albergue en su seno la tendencia a ser portador en mayor o mejor medida de un tipo de valores (deseables en este caso y totalmente contrapuestos a los del judaísmo) y visto lo visto, quizás estuviera en lo cierto ¿Quién sabe?

ENSPO dijo...

Los "valores" son el resultado de elecciones éticas libres o no son nada. Cuando los valores dependen de mecanismos genéticos causa-efecto ya no se puede seguir hablando de valores. Esta concepción biologista de los valores es un MATERIALISMO y supone la destrucción de todos los valores éticos, la reducción del hombre a una máquina programable. Si esta era la ideología del nazismo, entonces el nazismo representa la consumación de todo aquello que pretendía retóricamente rechazar. Por no hablar de la relacíón, ya expuesta, entre este tipo de ideas y la herencia supremacista hebrea. Porque los hebreos han sido los primeros en aplicar la eugenesia a su descendencia.

Vailos Laros dijo...

Pero es que la contraposición no es sólo respecto del judaísmo, sino también respecto de los eslavos y de todos aquellos que no fueran germánicos, aunque sí igualmente europeos.

Y es este uno de los puntos clave que se quiere dar a entender en este blog (por lo menos yo lo veo así, si es que no estoy errando): que el racismo NS no es sino la versión germánica del racismo bíblico judío, sólo que sustituye al "pueblo elegido" (el judío) por la "raza elegida" (la aria, esto es, la germánica, pues así lo da a entender explícitamente Hitler en el Mein Kampf, así que me parece vana pretensión interpretar que con "aria" se refería a cualquier raza de Europa...).

Porque lo cierto es que, tradicionalmente, a lo largo de milenios, los arios-germánicos nunca fueron racistas: allá donde se expandieron, se integraron con los pueblos preindoeuropeos (en nuestras latitudes, por ejemplo, los celtas con los íberos), y eso es también lo que lamenta Hitler en su obra: la pérdida de la "pureza de su sangre", que, si te fijas bien, no es muy diferente del reproche que Yavé, el dios judío, le hace al rey Salomón cuando en su harén se junta con mujeres que no son hijas de Israel (sorprendentemente no le reprocha la poligamia)...

También Thiriart, en su obra ¡Arriba Europa (que se ha mencionado en otros comentarios) criticaba este racismo hitleriano: decía que las fronteras internas de Europa son diferentes y cambiantes (las nacionales, las raciales, las lingüísticas, las étnicas, las económicas, etc.), pero que las externas son las mismas, y que por eso no se puede hablar de Michung entre las razas y pueblos de Europa.

ENSPO dijo...

Uno de los usuarios pregunta: "¿hay algún mal en tratar de oponerse a este genocidio planificado de los pueblos europeos mediante la inmigración masiva?".

Le respondo: ese plan demográfico de aculturación y sustitución étnica está siendo implementado en nombre de ideas racistas y supremacistas que por supuesto no se exponen públicamente, pero que constituyen la verdadera motivación de la oligarquía.

Lo que sucede es la consecuencia lógica del RACISMO OLIGÁRQUICO DEL "PUEBLO ELEGIDO".

Para oponerse a ese plan lo suyo no es declararse racista, sino antirracista, hay que denunciar el racismo de la extrema derecha judía. Por supuesto no basta con eso, pero sí se trata de un requisito insoslayable. LOS GENOCIDAS SON ELLOS.

Nuestra causa es la verdad como valor ético supremo. Con la verdad podemos vencer, con el racismo ya hemos perdido.

Pero si realmente cree usted que existe una raza superior y, a su alrededor, razas inferiores, entonces es que usted está defendiendo el mismo tipo de ideología cuyos efectos critica, porque se ha tomado en serio la mentira descomunal de que la extrema derecha judía, el nacionalismo judío radical, no es racista. Lo es. El judaísmo ha INVENTADO el racismo.

Lo único a debatir sería si quienes deben ser considerados superiores son los alemanes o los judíos, desde luego los españoles no estamos en la final de la super-raza. Pero dado que los alemanes fueron derrotados y aquí se aplica el darwinismo social estricto, resulta que esa ideología suya nos condena a la desaparición, que deberíamos aceptar de alguna manera "voluntariamente".

No se trata de una broma o de un recurso retórico: es aquello que sostenía Hitler al final de la guerra, a saber, que los eslavos habían demostrado ser más fuertes y Alemania tenía que desaparecer. Las tácticas de tierra quemada eran una especie de castigo a los alemanes por parte de su Führer, quien los acusaba de debilidad ante el enemigo. Algo absurdo, porque la derrota alemana se debía a factores materiales y no a la falta de coraje de los soldados de la Wehrmacht. Esa guerra no se podía ganar por una cuestión de números. Así de simple.

Pero no otra fue la conclusión lógica de Hitler (correcta a partir de sus erróneas premisas), lo que demuestra qué alejada estaba su ideología de la cruda realidad. Se equivocaba incluso en la elección de la raza vencedora: los más "fuertes" no eran los eslavos, porque no es la fuerza biológica la que decide una guerra, sino el desarrollo científico, tecnológico y económico-industrial, que incluye las cifras de producción y no sólo la calidad de lo producido.

Por lo demás, una plaga de insectos puede devorar a un león. El propio Nietzsche se reía de este tipo de ideas socialdarwinistas: no sobreviven los mejores, los más fuertes ni nada por el estilo, todo esto son fantasías. Sólo compárese a un homo sapiens con cualquier felino. Tenemos la verdad delante de las narices pero no la queremos ver.

La cuestión siguen siendo los valores y la ética, no los genes y la genética.

¿Qué significa luchar por la supervivencia? ¿Es que somos virus? Empecemos a hablar en términos dignos. Nuestra causa debe ser merecedora de encomio. Nada hay más grande que el heroísmo, que es un ACTO ÉTICO LIBRE. Por aquí empezamos a hablar. Primero hemos de saber para qué luchamos y quién o qué es el enemigo. Nada de cuentos socialdarwinistas, vergonzante materialismo, ideología propia de bacterias.

Hasta que no hayamos aprendido a corregir incluso la dirección de la mirada, nuestro enemigo tiene fácil la victoria.

ENSPO dijo...

Totalmente de acuerdo con el último post de Vailos Laros.

Anónimo dijo...

No se puede reducir el tema de la raza a un darwinismo biólogico materialista tan fácilmente. Creo que en la raza (y supongo que en parte tanto en los genes como en la crianza) subsiste en cierta manera el "poso" dejado por nuestros antepasados, no sólo en un aspecto meramente físico pero parte de sus creencias y actitudes frente al mundo y la vida también. Y así como la comunidad halla su primaria expresión en el núcleo familiar, así también la comunidad arraiga en el legado de nuestros antepasados, tanto físico como espiritual y eso se debe defender por respeto a ellos y a nosotros mismos en cuanto expresión viva suya que somos(a menos que uno considere que sus antepasados fueron todos unos mentirosos compulsivos y criminales patológicos, pero eso ya nos lo vende el marxismo cultural).
¿Quíen no puede emocionarse con la "helegía del 2 de mayo" de Bernardo López García?
Honrar a esos que dieron su vida por los suyos y por su comunidad para que su ejemplo nos sirva de guía en unos tiempos en que nos quieren obligar a olvidar su memoria y nuestras raíces, está muy bien centrarse en la realidad y someterla a una mirada crítica que no se arredre ante la verdad, pero ejemplos de valor heroíco y guerrero los habremos de hallar entre aquellos que ya se fueron y deberemos probar de ser uno con ellos, unidos por la sangre, sí, y por las raíces.
Si la búsqueda de la verdad es en sí una lucha, más vale saber donde hallarán ánimo y moral las tropas.
Y sigo pensando en el ejemplo del gimnasio apuntado arriba acerca de este concepto materialista de la raza del hacen gala ¡ustedes! que pretenden que todo lo relacionado con ella es genético ergo materialista.

Vailos Laros dijo...

Nadie de nosotros está defendiendo el mestizaje o la hibridación; es más, ENSPO ya ha señalado que la aculturación y la sustitución étnica obedece a un designio racista-sionista, donde la gran masa sería así más dócil y obediente a la "élite" biológica hebrea.

Y en cuato al respeto a los antepasados, los celtas y los arios-germanos lo observaban con suma devoción, y también, antes que ellos, los romanos (el respeto al mos maiorum), y no por eso eran racistas.

Lo que se critica aquí es la forma en que el NS histórico llevó a cabo su racismo, y además en un contexto complejo y conflictivo como fue el fin del siglo XIX y el principio del XX, en el que confluían a un tiempo el pangermanismo, el antisemitismo nuevamente emergente, la ariosofía y las teorías raciales de Gobineau y de Chamberlain, por no hablar de la relativamente reciente unidad política de la nación alemana, tan reciente que necesitaba unos mitos fundacionales lejanos en el tiempo.

ENSPO dijo...

Vailos Laros ya ha puntualizado en el post anterior y suscribo una vez más su réplica.

En cuanto al materialismo inherente al concepto de "raza", quisiera recordar aquí que nosotros no hemos entrado en un debate general sobre "la raza", sino en la manera en que los nacionalsocialistas alemanes interpretaban la raza superior, réplica aria del hebraico "pueblo elegido".

Ése era el debate y desde luego un post no da para una teoría de la raza. No es que incurramos en un reduccionismo o simplificación temática, es que no hemos pretendido en ningún momento explicar el concepto de raza.

Y no cabe la menor duda de que interpretación NS de la raza era biológica, genética y, por tanto, materialista, aunque la palabra en cuestión no fuera empleada sino condenada por los ideólogos del régimen. Aquí hay que decir: los nazis no eran consecuentes, porque el biologismo es un materialismo, más aún, "el materialismo" POR ANTONOMASIA.

Ya un anónimo ha hablado en el hilo sobre las "tendencias" de valores inscritas en la raza. Véase:

"Pues se puede entender "superior" en el sentido apuntado de que un determinado tipo biológico albergue en su seno la tendencia a ser portador en mayor o mejor medida de un tipo de valores (deseables en este caso y totalmente contrapuestos a los del judaísmo) y visto lo visto, quizás estuviera en lo cierto ¿Quién sabe?".

Aquí se habla de un determinado tipo biológico. Creo que está bien claro, pues. Esas "tendencias" no pueden ser otra cosa que procesos bioquímicos inviscerados en el código genético, ajenos a la libertad. "Tendencias" son fuerzas interiores que se nos imponen, que no controlamos, en suma: lo más parecido a la conducta animal.

Tendencia es en efecto el hambre, el deseo sexual, la sed... ¿Alguien puede pretender que estos impulsos constituyen el fundamento de un valor espiritual o ético?

Imaginemos una ideología basada en tales "tendencias" heredadas experimentables sujetivamente como impulsos deseantes. No entremos a discutir su contenido, en este punto, sin ir más allá, cabe afirmar que se acabaron los valores éticos, la libertad, la civilización incluso (otra cosa es el hormiguero)...

Mediante la manipulación genética se podrían FABRICAR seres con "tendencias X", por ejemplo, tendencias agresivas aptas para la guerra, o tendencias laboriosas aptas para la producción, etcétera.

Esto es materialismo de la peor especie, un materialismo que sobrepuja el economicismo social marxista con un determinismo biológico que nos convierte en COSAS, cosas quizá muy complejas (pues complejísimo es un programa genético) pero cosas a la postre.

ENSPO dijo...

Quede claro que no negamos aquí la genética como no negamos la economía política. Y que los factores hereditarios, dentro de los cuales podrían detectarse elementos raciales, existen, de la misma manera que existen los factores sociales y, dentro de ellos, los elementos económicos; todo esto es algo que sólo un iletrado ignoraría. Pero dichos condicionantes, que configuran la situación existencial donde tenemos que decidir libremente, no anulan la libertad. Al contrario, la libertad sólo tiene sentido sobre el fondo de ese horizonte de determinaciones que pugnan por dominarnos, pero que el acto ético debe vencer para poder hablarse de VALORES, de ÉTICA y de ESPÍRITU.

La elección de la verdad como valor supremo no puede ser el resultado de un proceso biológico, sino una decisión que renovamos a cada instante libremente y que nos constituye como entes dotados de una capacidad moral: la LIBERTAD.

No entiendo que pueda haber nada por encima de la ética y, dentro de la ética, por encima del heroísmo que acepta la verdad hasta sus últimas consecuencias. Si alguien conoce ese algo superior, ruégole que me lo explique.

Pero quizá la cuestión sea el poder, el poder supremo, y unos robots laborioso-belicosos podrían resultar muy eficientes para la consecución de semejante proyecto. En cualquier caso, no es mi proyecto. Y sólo podría serlo si se me explicaran las razones, las cuales tendrían que ser "verdaderas" para que yo las asumiera como propias; mas entonces seguiría sin ser mi proyecto, puesto que sólo me lo apropiaría vulnerando la escala de valores que coloca el poder como summum bonum. Pretender convencer a alguien de que el poder es el valor supremo y de que habría que aceptar esta ideología porque es la verdad, carece de sentido. Espero que puedan comprender sin dificultad a qué me refiero.

Insisto: no se trata, si pretendemos ARGUMENTAR, FUNDAMENTAR y DECIDIR, de genes y etnia, sino de valores y ética. La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, basta. Esta es, a mi humilde entender, la médula axiológica y espiritual de nuestra causa nacional-revolucionaria.

PROPONGAN OTRA DIGNA DE RESPETO. Les escucho.

Anónimo dijo...

La Iglesia Católica dice "Toda doctrina racista es contraria a la fe y al amor cristianos."

Según he podido leer en varias de sus entradas,fue el cristianismo junto el racismo, además de no entender bien a Nietschze, lo que hizo perder la guerra a Hitler, manifestaciones realmente sorprendentes, por pueriles y por carecer de nexo causal. Aunque luego atine un poco más, como en estos últimos comentarios y atribuya la perdida de esa II GM a la insuficiente capacidad productiva del pueblo y la industria alemanes. Créame que no fue por falta de ganas ni de comprender el asunto de la ecuación cantidad/calidad. La verdad pragmática es que teniendo perdida la guerra que le plantearon en el terreno de la cantidad, se centró en el terreno donde podía albergar alguna esperanza. En fin... respecto a las causas de la perdida de la guerra ¿En que quedamos? ¿Cristianismo, supremacismo bíblico o deficiencias de capacidad productiva?

Sería buena cosa dejar de hacer leña del arbol caido de Hitler y de encorsetarlo como si fuera una lata de sardinas. Su pensamiento político como todo el mundo menos parece que usted ya sabe, iba bastante más allá del Mein Kampf. Hitler en su pensamineto ni se quedó ni se limitó a éste libro ni a las decisiones pragmáticas que tuvo que adoptar y ni a toro pasado se verifica que tuviera tantos errores conceptuales. No creo que Hitler fuera racista en el sentido en el que usted quiere etiquetarlo porque existen declaraciones suyas excluyendo esas fobias y supremacismos que usted cree que eran su norte, ni que fuera más racista que los políticos británicos, franceses, judíos o norteamericanos de su época. Las decisiones tomadas en tiempo de guerra respecto a los Ucranianos no lo fueron tanto basadas en consideraciones racistas como de logística militar. Las circunstancias de esa época fueron las que le indicaron que ideas fuerza le podían servir para unir e intentar poder salvar a un pueblo, el alemán que ya tenía escrita su sentencia de muerte sobre su frente desde mucho antes, porque era una amenaza a la dominación globlal del Imperio anglo-judío. Los verdaderos supremacistas, ingleses, franceses, useños, sionistas y marxistas, pero sobre todo las oligarquías financieras, usaban otro lenguaje mucho más falso que sus actos contradicen perennemente.

Con el mayor de los respetos, junto a su mucha erudicción, usted aúna a ésta pensamientos y comportamientos fuertemente infantiles, como declarar que en su proyecto se pondría toda la energía en la cultura y no en la fuerza militar. Esto lo puede decir manifestar un político en Andorra, Nueva Zelanda, EEUU e incluso China sin faltar a la verdad, pero desgraciadamente no en Europa, salvo que se pretenda mantenerla en estado de perpetua postración. Pretender que Hitler en la Alemania de los años 30 dedicase todavía más esfuerzos a la cultura de los que dedicó, y redujera su política armamentística es bastante pueril. Estoy seguro de que a Hitler le hubiera encantado suscribir su punto de vista respecto a la cultura, hacia la que sintió una verdadera devoción, seguramente más que usted, pero las pesadas responsabilidades de la edad adulta le impidieron manifestarse de la manera que usted nos ha hecho copartícipes. Tampoco Hitler, en el mismo orden de cosas, le dedicó demasiado tiempo a cuestiones religiosas. Quizás no era el momento ni la persona adecuada para dedicarse a eso. Afortunadamente, hasta el momento usted habla poco de economía, prefiere hablar como los marxistas de ética y justicia social. El paso difícil que hay que dar desde esa cómoda atalaya estriba en pasar de las teorías a la praxis y en ese aspecto de la economía, Hitler hizo bastante más de lo que nadie hubiera sido capaz de imaginar y uno tiende a pensar que de no haber surgido la agresión aliada aquello hubiera funcionado bien, sin daño para los supuestos "pueblos y razas inferiores" y digo supuestos porque creo honestamente que Hitler no tenía intención de crear un estado similar al de Israel al este de Alemania, ni en España, ni muchísimo menos.

Vailos Laros dijo...

La derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial se debió a varios factores, de los que aparte del número, como ya se ha indicado, destacaría como principal los propios prejuicios raciales que se volvieron contra el propio Hitler.

Todos conocemos el episodio de Dunkerke: Hitler pudo haber triturado a una buena parte del ejército británico y minarles la moral; pero como los británicos eran "hermanos" de los alemanes...

Pero ¿cuánta gente conoce el hecho de que una representación de indios (de la India) visitaron a Hitler y le propusieron colaborar con Alemania luchando contra los británicos, que entonces todavía dominaban en la India como parte de su imperio? Los indios estaban esperando la señal de Alemania para atacar a los británicos; pero Hitler no les hizo ni caso; claro, como los indios eran oscuritos, y los británicos, blanquitos, rubitos y de ojos azules, pues... ¡Craso error!, y más en tiempo de guerra, cuando los británicos, sometidos a los sionistas, eran los enemigos de Alemania (recordemos que fueron ellos, junto con los franceses, los que declararon la guerra a Alemania). En tiempo de guerra no se puede caer en actitudes tan ingenuas. Claro, que también es verdad que, con la distancia de los años, es más fácil juzgar lo que se pudo hacer bien, mal, mejor o peor...

Por no hablar también de los eslavos (ucranianos sobre todo) que miraron a los alemanes como a salvadores que los iban a liberarles de las garras de Stalin... hasta que los alemanes empezaron a mirar a esos mismos eslavos por encima del hombro, como "esclavos" a su servicio, como seres "inferiores"..., y, claro, los eslavos se volvieron contra ellos.

Esto es como el NS de hoy que prefiere antes a una persona rubia y de ojos azules, aunque sea un especulador en bolsa y tenga dinero sucio en su cuenta bancaria a costa de explotar a los trabajadores, que, pongamos por caso, a un beréber que defiende sus tradiciones y su cultura frente a la globalización y las garras del sionismo.

Piensa una cosa: hasta el mismo Ramon Bau, máximo representante del NS español hoy, sostiene que la raza no es un fin en sí mismo, sino sólo un medio para un fin. ¿Y cuál es ese fin? Digo yo que los valores. Y es que lo que defendemos son eso, los valores, no un código genético.

Vailos Laros dijo...

Ah, y por supuesto, nadie niega la ingente labor política, social, cultural, económica, etc., que Hitler hizo por Alemania en tan sólo 6 años de paz. También es cierto que no pudo llevar a cabo un socialismo al 100%, y que la economía capitalista todavía estaba vigente en buena parte (y esto es lo que le llevó a enfrentarse con los hermanos Strasser); pero esto es comprensible, dado el corto período de paz de que dispuso.

ENSPO dijo...

Al anónimo que escribe lo siguiente:

"La Iglesia Católica dice "Toda doctrina racista es contraria a la fe y al amor cristianos." / Según he podido leer en varias de sus entradas,fue el cristianismo junto el racismo, además de no entender bien a Nietschze, lo que hizo perder la guerra a Hitler, manifestaciones realmente sorprendentes, por pueriles y por carecer de nexo causal. Aunque luego atine un poco más, como en estos últimos comentarios y atribuya la perdida de esa II GM a la insuficiente capacidad productiva del pueblo y la industria alemanes. Créame que no fue por falta de ganas ni de comprender el asunto de la ecuación cantidad/calidad. La verdad pragmática es que teniendo perdida la guerra que le plantearon en el terreno de la cantidad, se centró en el terreno donde podía albergar alguna esperanza. En fin... respecto a las causas de la perdida de la guerra ¿En que quedamos? ¿Cristianismo, supremacismo bíblico o deficiencias de capacidad productiva?"

Hasta el anónimo.

Paso a responder.

Respecto a la Iglesia Católica, nosotros no hemos dicho que el racismo biologista sea un invento de Roma, sino que el racismo del pueblo elegido procede de la herencia monoteísta abrahamánica en general; lo cual no obsta para que esa herencia haya sido INVERTIDA gracias a siglos de antisemitismo cristiano y católico. Dicha inversión es la condición histórica para que otro pueblo, cristiano pero no judío, pueda considerarse a su vez el verdadero pueblo elegido y perseguir a los hebreos como hijos del diablo asesinos de Cristo.

Hay que estar ciego para no ver esto, pero también existe el típico personaje que no quiere ver y que nunca verá porque la fe cristiana no es cosa racional y lo que no entra en la mente a través de razones tampoco sale de ella mediante refutaciones o argumentos.

Siguiendo con la cuestión planteada, otra cosa es el biologismo, producto de la secularización de las ideas cristianas. Si usted seculariza la doctrina del pueblo elegido por dios, le sale la raza superior darwiniana o cosa similar. Entre los propios judíos acontece dicha secularización a lo largo del siglo XIX, no otra cosa es el sionismo. Al final la elección y los genes son dos caras de la misma moneda. En la propia edad media se hablaba ya de pureza de sangre, un anticipo de lo que iba a suceder con la secularización.


Dado que esto ya no documentamos en su momento, no insistiremos más aquí. Me remido al libro de Goldhagen "La Iglesia católica y el holocausto" o al de Raúl Hilberg "La destrucción de los judíos europeos", por poner dos ejemplos con fuentes de datos bastante contundentes.

Luego está el tema de las causas de la derrota alemana y el post anónimo afirma que me contradigo o que no me aclaro. Pero lo que pasa es que la doctrina supremacista bíblica convierte la política alemana en un rodillo donde todo pivota entono al ÉXITO MILITAR, de manera que Alemania no puede ofrecer al resto de los pueblos europeos un modelo político de revolución nacional. Alemania se queda sola como raza superior (nuevo pueblo elegido) y de esa soledad surge su inferioridad en términos puramente cuantitativos, porque Alemania, en un mapamundi, es un país pequeño que debe enfrentarse a grandes imperios coloniales (Francia, Inglaterra) y a super-naciones como la URSS y EEUU. El resultado del racismo será así la inferioridad productiva en el balance global de las potencias en conflicto.

Como dice Vailos Laros, las causas de la derrota alemana son varias, la expuesta se encuentra entre las principales, pero hay otras. No pretendo agotar el tema en el hilo de un blog. Las respuestas en una página de internet no pueden sustituir a tratados de filosofía o libros de ciencia. Son sólo orientaciones.

ENSPO dijo...

Segundo fragmento del anónimo:

"Sería buena cosa dejar de hacer leña del arbol caido de Hitler y de encorsetarlo como si fuera una lata de sardinas. Su pensamiento político como todo el mundo menos parece que usted ya sabe, iba bastante más allá del Mein Kampf. Hitler en su pensamineto ni se quedó ni se limitó a éste libro ni a las decisiones pragmáticas que tuvo que adoptar y ni a toro pasado se verifica que tuviera tantos errores conceptuales. No creo que Hitler fuera racista en el sentido en el que usted quiere etiquetarlo porque existen declaraciones suyas excluyendo esas fobias y supremacismos que usted cree que eran su norte, ni que fuera más racista que los políticos británicos, franceses, judíos o norteamericanos de su época. Las decisiones tomadas en tiempo de guerra respecto a los Ucranianos no lo fueron tanto basadas en consideraciones racistas como de logística militar. Las circunstancias de esa época fueron las que le indicaron que ideas fuerza le podían servir para unir e intentar poder salvar a un pueblo, el alemán que ya tenía escrita su sentencia de muerte sobre su frente desde mucho antes, porque era una amenaza a la dominación globlal del Imperio anglo-judío. Los verdaderos supremacistas, ingleses, franceses, useños, sionistas y marxistas, pero sobre todo las oligarquías financieras, usaban otro lenguaje mucho más falso que sus actos contradicen perennemente."

Pretender que en este blog hacemos leña del árbol caído de Hitler, cuando hemos tratado en todo momento de mantener una actitud objetiva respecto al fenómeno fascista en su conjunto (que incluye a Hitler) es verdaderamente insostenible.

Dicho esto, me parece que el racismo de Hitler es un hecho demostrado más allá de lo escrito en "Mein Kampf", ya de por sí bastante claro. Hitler consideraba a los pueblos nórdicos una raza superior y despreciaba a los eslavos como raza inferior. Su respeto hacia Inglaterra era racial. Las políticas en Ucrania no se explican por motivos logísticos, al contrario, desmontaron toda logística posible. Hitler no quería una Ucrania independiente, sino una Ucrania anexada al Reich con los ucranianos como siervos de la gleba de los nuevos "señores" alemanes. Alemania perdió la guerra por su racismo. En el debate entre Koch y Rosemberg, Hitler apoyó al carnicero Koch y así les fue. Las razones de Hitler fueron ideológicas y geoestratégicas, no logísticas. Negar todo esto es vulnerar la verdad en nombre de una ortodoxia neonazi tan mentirosa como la ortodoxia oligárquica. No se puede vencer a una mentira con otra mentira, máxime cuando los mentirosos sionistas tienen todos los medios para imponer la suya. Esos poderes aplastantemente superiores sólo serán derrotados por la VERDAD.

ENSPO dijo...

Totalmente de acuerdo con los posts de Vailos Laros, que yo mismo podría haber escrito.

Respecto a Ramon Bau, suya es una frase reciente que a mi entender resume toda la cuestión en un precepto digno de incluirse en un decálogo NR:

"SÓLO LA VERDAD PUEDE SACARNOS DEL EMBROLLO DE LA MUERTE DE DIOS".

Así, Bau dixit, según Vailos Laros, la raza es un medio para los valores, pero el propio Bau, añadimos nosotros, asume la verdad como valor supremo y con ello pone de manifiesto todos los errores cometidos por el nacionalsocialismo. Pues para el NS la raza estaba por encima de la verdad, algo que el propio Heidegger reconoció en la entrevista del Spigel.

ENSPO dijo...

Tercer fragmento del anónimo:

"Con el mayor de los respetos, junto a su mucha erudicción, usted aúna a ésta pensamientos y comportamientos fuertemente infantiles, como declarar que en su proyecto se pondría toda la energía en la cultura y no en la fuerza militar. Esto lo puede decir manifestar un político en Andorra, Nueva Zelanda, EEUU e incluso China sin faltar a la verdad, pero desgraciadamente no en Europa, salvo que se pretenda mantenerla en estado de perpetua postración. Pretender que Hitler en la Alemania de los años 30 dedicase todavía más esfuerzos a la cultura de los que dedicó, y redujera su política armamentística es bastante pueril. Estoy seguro de que a Hitler le hubiera encantado suscribir su punto de vista respecto a la cultura, hacia la que sintió una verdadera devoción, seguramente más que usted, pero las pesadas responsabilidades de la edad adulta le impidieron manifestarse de la manera que usted nos ha hecho copartícipes. Tampoco Hitler, en el mismo orden de cosas, le dedicó demasiado tiempo a cuestiones religiosas. Quizás no era el momento ni la persona adecuada para dedicarse a eso. Afortunadamente, hasta el momento usted habla poco de economía, prefiere hablar como los marxistas de ética y justicia social. El paso difícil que hay que dar desde esa cómoda atalaya estriba en pasar de las teorías a la praxis y en ese aspecto de la economía, Hitler hizo bastante más de lo que nadie hubiera sido capaz de imaginar y uno tiende a pensar que de no haber surgido la agresión aliada aquello hubiera funcionado bien, sin daño para los supuestos "pueblos y razas inferiores" y digo supuestos porque creo honestamente que Hitler no tenía intención de crear un estado similar al de Israel al este de Alemania, ni en España, ni muchísimo menos."

Hasta aquí la cita. Poco hay que responder pues se basa en una mala comprensión del lector. En efecto:

¿Dónde he dicho yo que debamos basarnos en la cultura para derrotar al enemigo? Esto lo afirma usted, queridísimo anónimo, pero en mi opinión, y decenas de posts me avalan, la liberación pasa por una revolución política. Tampoco he dicho jamás que Hitler hubiera debido invertir más en cultura para ganar la guerra. ¿De dónde saca usted tamaña sandez? La cuestión es que la ideología hitlerista marcó unas directrices equivocadas de actuación en política. Una ideología distinta hubiera posibilitado una política diferente, más allá (o más acá) del mero militarismo expansionista-racial.

Así que le ruego cite los fragmentos que justifican ese culturalismo imputado sin fundamento.

Y le ruego también que evite las descalificaciones personales, máxime cuando usted está aquí como anónimo y amparado de toda réplica lanzada a título personal. Acusarme de infantilismo no es necesario para el desarrollo de su argumentación, sólo diga, por ejemplo, que yo defiendo el culturalismo estratégico, pruébelo con acreditaciones documentales y luego sostenga que eso no puede funcionar por esta o aquella razón. Las mofas sobran y si yo empiezo a descalificar y todos actuamos aquí de la misma manera, esto se convierte en una tasca del far west en menos que canta un gallo.

Le aseguro que yo también sé insultar y burlarme de la gente cuando ya no queda más remedio que recurrir a ese tipo de lenguaje y comportamiento. Pero prefiero que en esta página funcionemos a base de razones asépticas. Dada la gravedad de los temas debatidos y los fuertes impulsos emocionales que se desencadenan de forma inevitable, mejor que mantengamos la cabeza fría. Controlémonos a pesar de que, en el fondo, políticamente no nos respetemos en absoluto. Esto se llama CIVILIZACIÓN.

ENSPO dijo...


Luego está el tema de las causas de la derrota alemana y el post anónimo afirma que me contradigo o que no me aclaro. Pero lo que pasa es que la doctrina supremacista bíblica convierte la política alemana en un rodillo donde todo pivota en torno al ÉXITO MILITAR de la Wehrmacht, de manera que Alemania no puede ofrecer al resto de los pueblos europeos un modelo político de revolución nacional capaz de oponerse al bolchevismo y al capitalismo.

Alemania se queda sola como raza superior (nuevo pueblo elegido) y de esa soledad surge su inferioridad en términos puramente cuantitativos, porque Alemania, en un mapamundi, es un país relativamente pequeño que debe enfrentarse a enormes imperios coloniales (Francia, Inglaterra) y a super-naciones como la URSS y EEUU. El resultado del racismo será así la inferioridad productiva en el balance global de las potencias en conflicto.

Un error ideológico se transforma en un error político y este a su vez en una situación estratégico-militar insostenible.

!!!Aquí tienen ustedes la "utilidad" de la filosofía!!! Nada que ver con el culturalismo estratégico, es que no hay política sin una ideología detrás.

Como dice Vailos Laros, las causas de la derrota alemana son varias, la expuesta se encuentra entre las principales, pero hay otras. No pretendo agotar el tema en el hilo de un blog. Las respuestas en una página de internet no pueden sustituir a los tratados de filosofía o a los libros de ciencia. Son sólo orientaciones para posteriores abundamentos más sistemáticos.

ENSPO dijo...

Respecto a la Iglesia Católica, nosotros no hemos dicho que el racismo biologista sea un invento de Roma, sino que el racismo del pueblo elegido procede de la herencia monoteísta abrahamánica en general; lo cual no obsta para que esa herencia haya sido INVERTIDA gracias a siglos de antisemitismo cristiano, protestante y católico. Dicha inversión es la condición histórica para que otro pueblo, cristiano pero no judío, pueda considerarse a su vez el verdadero pueblo elegido y perseguir a los hebreos como hijos del diablo asesinos de Cristo.


Cosa distinta es el biologismo supremacista, producto de la secularización de las ideas cristianas. Si usted seculariza la doctrina del pueblo elegido por dios, le sale la raza superior darwiniana o cosa funcionalmente similar. Tenemos así como resultado un montón de razas inferiores susceptibles de explotación y hasta de exterminio (si conviene). Entre los propios judíos acontece dicha secularización a lo largo del siglo XIX, no otra cosa es el sionismo. Al final la elección divina y los genes superiores son dos caras de la misma moneda. En la Edad Media se hablaba ya de "pureza de sangre", un anticipo conceptual de lo que iba a suceder con la secularización moderna.

Dios, sangre, estirpe, raza, elección divina, etcétera, son nociones que se desarrollan subterráneamente en Europa sin solución de continuidad desde la época teológica a la época científica.

Todavía hoy tenemos a filósofos de la ultraderecha (como Laureano Luna) laborando en ese surco sin que se les caiga la cara de vergüenza.

ENSPO dijo...

Pregunta de Arnold:

"A propósito... ¿Podrían ustedes informarme de si cierta prensa del PCF fue tolerada en Paris durante la "okupación"?...He leído que "L´Humanité" se editó con otro nombre..."

Ciertamente, el PCF siguió publicando y a la historia de la colaboración entre nazis y comunistas en Francia se le mete sordina, pero está documentada, no es un rumor. Los alemanes aceptaron incluso que los comunistas hicieran propuestas pacifistas, pero Pétain las vetó. Desde luego, los petainistas no estaban cómodos con el pacto germano-soviético, sin embargo sorprende que los nazis les dieran más cancha a los comunistas que las propias autoridades francesas colaboracionistas.

Véase el siguiente enlace sobre el tema:

http://www.undiadefuria.org/node/view/6820

Saludos cordiales.

ENSPO dijo...

Un libro sobre el tema:

LIQUIDER LES TRAITRES. La face cachee du PCF. 1941-1943 (París, 2007) Jean Marc Berliere/ Frank Liaigre.

El tema es alucinante, ciertamente.

Vailos Laros dijo...

He leído el artículo enlazado, y ciertamente es alucinante ese tema de la colaboración entre comunistas y nazis en Francia. Esto es algo muy poco conocido.

Lo que sí era ya relativamente sabido es esa falsa entronización de la Resistencia francesa como "héroes", pues lo cierto es que los "heroicos" miembros de la Resistencia preferían delatar a sus camaradas antes que resistir (y eso si no se tiraban antes por la ventana cuando veían a dos agentes de la Gestapo llamando la puerta...), y por eso estaban recelándose continuamente entre ellos, delatándose entre ellos... y matándose entre ellos por "traición". Casi podría decirse que los "heroicos" miembros de la Resistencia se mataban más entre ellos que ellos a los alemanes.

He aquí la "heroica" Resistencia francesa... Como diría Albert Speer, con razón: "¿Qué Resistencia?".

Aparentemente, el tema de la Resistencia francesa no tiene nada que ver con el artículo de esta entrada, sobre la ideología oligárquica; pero, mira por dónde, resulta que en ese artículo sale a colación la Resistencia en cierta comparación, por boca, naturalmente, de cierto "pensador" (francés, por supuesto)...

ENSPO dijo...

En efecto, todos los panfletillos de Stéphane Hessel, la "percha" en la que hemos colgado el libro sobre los indignados como hilo conductor para descender hasta el fondo del asunto, esgrimen el mito de la Résistance française como modelo para la juventud indignada. !!!Menudo sinvergüenza el pájaro Hessel!!!