Salomón Morel.
¿Y en qué otro cuerpo estaría justificado que se materializase, señor Espada, la venganza? ¿Quizá en el de los "fascistas", a placer? ¿Acaso es usted partidario de las fechorías de Salomón Morel, criminal amparado y convalidado por el Estado de Israel?
Arcadi Espada, ideólogo de Ciutadans, juega en el mismo equipo que Gabriel Albiac, Jiménez Losantos, Boadella, Pacocaja, Francesc de Carreras y tantos otros "no nacionalistas". Condenan cualquier nacionalismo, incluido el español, pero callan ante la vergonzante evidencia del nacionalismo israelí, ultraderechista y racista, al que apoyan con todo desparpajo. Son el think-tank sionista de "Madrid". En "Barcelona" hay otro chiringuito similar abierto, con Pilar Rahola a la cabeza. Se llevan a matar, unos y otros, pero es sólo por el monopolio del negocio.
"el judío que considera que Auschwitz redime a su pueblo de todos los crímenes futuros y que considera un simple arreglo de cuentas de la Historia que la venganza contra los nazis se materialice en el cuerpo de los palestinos".
Dejemos a un lado la obvia inmoralidad de la comparación: sea cual sea el juicio que merezca la política del Estado de Israel es evidente que ninguno de sus líderes ha decidido el exterminio sistemático de determinados individuos en razón de su filiación étnica o religiosa.
Dejemos a un lado la obvia inmoralidad de la comparación: sea cual sea el juicio que merezca la política del Estado de Israel es evidente que ninguno de sus líderes ha decidido el exterminio sistemático de determinados individuos en razón de su filiación étnica o religiosa.
(Arcadi Espada)
¿Y en qué otro cuerpo estaría justificado que se materializase, señor Espada, la venganza? ¿Quizá en el de los "fascistas", a placer? ¿Acaso es usted partidario de las fechorías de Salomón Morel, criminal amparado y convalidado por el Estado de Israel?
Arcadi Espada, ideólogo de Ciutadans, juega en el mismo equipo que Gabriel Albiac, Jiménez Losantos, Boadella, Pacocaja, Francesc de Carreras y tantos otros "no nacionalistas". Condenan cualquier nacionalismo, incluido el español, pero callan ante la vergonzante evidencia del nacionalismo israelí, ultraderechista y racista, al que apoyan con todo desparpajo. Son el think-tank sionista de "Madrid". En "Barcelona" hay otro chiringuito similar abierto, con Pilar Rahola a la cabeza. Se llevan a matar, unos y otros, pero es sólo por el monopolio del negocio.
http://manuelalvarezlopez.blogspot.com.es/2010/08/guerreras-sin-fronteras-por-arcadi.html
Un apunte sobre el caso Shlomo Morel:
El ‘ojo por ojo’ del superviviente judío Salomón Morel”, “El Mundo”, 27 de octubre de 2003. El caso de Morel no es, naturalmente, el único de su especie: cfr. Sack, J., An Eye for an Eye. The untold Story of Jewish Revenge against Germans in 1945; Basic Books, 1993. Para más escarnio de la "ideología del Holocausto", conviene señalar que, según otras fuentes, la institución polaca competente (Institute of National Remembrance) ha negado que Morel estuviera nunca preso en Auschwitz. También es interesante tener en cuenta que el libro de Sack, donde se habla de entre 60.000 y 80.000 víctimas en los campos de concentración para civiles alemanes regentados por judíos, fue perseguido y se quemaron 6000 ejemplares del mismo; así, a pesar de que Sack es judío y nunca se ha pretendido que falseara las pruebas, la presión contra su persona vuelve a patentizar el carácter antidemocrático de la ideología antifascista vigente. Y, en fin, recordemos que el Estado de Israel, pese a las evidencias aplastantes, se negó una y otra vez a extraditar a Morel para que fuera juzgado en Polonia. Cfr. Israel-Crímenes, Terra Noticias, 6 de julio de 2005: “Rechazan extraditar a judío polaco imputado muerte 1.500 alemanes. Israel ha rechazado por segunda vez extraditar a un judío polaco presuntamente implicado en la muerte de 1.500 prisioneros alemanes que habían sido internados en un campo de concentración nada más terminar la II Guerra Mundial. El ministerio de Justicia de Israel ha considerado que no existe base legal para su extradición y así se lo ha hecho saber a los demandantes polacos. Israel no tiene ningún tratado de extradición con Polonia y en 1998 rechazó una petición de extradición basada en delitos de tortura.” El asesino judío de niños alemanes Salomón Morel murió impune en Tel Aviv el 14 de febrero de 2007.
Arcadi Espada califica el poema de Günter Grass de "diabólica continuidad del nazi". Asombroso. Hete aquí la "intelectualidad crítica". Hay que estar verdaderamente imbuido de doctrina mesiánica para rebajarse a emplear semejantes expresiones con un escritor que, encima, es un antifascista convicto y confeso. Pero la pureza del dogma sionista no tolera matices, disidencias, herejías... Cualquier sombra sobre el luminoso templo de Yahvé debe ser reducida a pecado.
Sr. Espada: es usted un fraude moral e intelectual.
Memoria nazi. Por Arcadi Espada.
Sr. Espada: es usted un fraude moral e intelectual.
Memoria nazi. Por Arcadi Espada.
Un portavoz nacionalista se niega a condenar el llamado Holocausto, es decir, la destrucción nazi de los judíos europeos, porque el documento, que trataba de obtener el acuerdo de todos los grupos del Parlamento gallego, no incluye la condena del actual estado de Israel. La actitud del portavoz es vulgarmente racista. Dejemos a un lado la obvia inmoralidad de la comparación: sea cual sea el juicio que merezca la política del Estado de Israel es evidente que ninguno de sus líderes ha decidido el exterminio sistemático de determinados individuos en razón de su filiación étnica o religiosa. Pero lo más siniestro del razonamiento del portavoz es su previsión implícita: los padres judíos asesinados sólo recobrarán su dignidad cuando los hijos reconozcan que han sido a su vez asesinos. Al portavoz, en efecto, no le importa en absoluto que sean personas distintas las que murieron en Auschwitz o las que matan en Gaza. Al portavoz le importa la responsabilidad de la raza: y detecta un espeluznante equilibrio entre asesinados y asesinos que debe ponerse de manifiesto. Su actitud, que refleja perfectamente la estructura mental de un nacionalista, guarda una terrible simetría con la del judío que considera que Auschwitz redime a su pueblo de todos los crímenes futuros y que considera un simple arreglo de cuentas de la Historia que la venganza contra los nazis se materialice en el cuerpo de los palestinos.
La actitud del portavoz, sin embargo, es exponente de algo más, muy típicamente español. La laxa conciencia del genocidio. No hay otro país en Europa donde se tenga una percepción tan liviana de las atrocidades nazis y donde se asimile su naturaleza a la de cualquier otro crimen. Las resistencias del portavoz no son una anécdota. No lo son, tampoco, que en un foro nacionalista catalán (concretamente el de www.estat-catala.net) un delincuente prescriba esta frase: «Boadella, a la cambra [cámara] de gas», sin que aparentemente le pase por la cabeza las consecuencias penales que puede tener esta frase. Nazis sigue habiendo en muchos países europeos; pero no creo que en ningún otro lugar haya tantos nazis sin conciencia de serlo. El débil reflejo del genocidio está vinculado a la Guerra Civil (los muertos propios y próximos ocuparon un gran espacio en la memoria) pero también a la Dictadura, que acabó por aniquilar la herencia común europea. La península Ibérica fue el único lugar de Europa donde los nazis no fueron vencidos. Hoy siguen gozando de un gran respeto técnico.
(Coda: «Porque necesariamente pensar Europa, es pensar la Shoah; o pensar la Shoah es pensar Europa. El pensamiento genocidiario nazi podía haber terminado destruyendo nuestro continente pero, a su vez, la conciencia del desastre ayudó a los pueblos europeos a unirse». Miguel Ángel Moratinos, Día Oficial de la Memoria, 24 de enero de 2008.)
La continuidad del nazi. Por Arcadi Espada.
EL POEMA, así llamado, de Günter Grass es poco sorprendente. Ni por sus opiniones, que son la vulgata antijudaica y relativista de cualquier izquierdoide europeo, ni por la calidad de su retórica, que es la de un escritor mediocre y sobrevalorado. Tampoco es sorprendente la respuesta de Israel, que ha declarado a Grass persona non grata. Las reacciones de Israel son las propias de un Estado en pie de guerra y no se las puede juzgar aplicando una lógica convencional. Un Estado en pie de guerra somete a cualquiera de sus enemigos a un juicio sumarísimo, y ni siquiera distingue cuando estos empuñan las armas o las letras.
Por el contrario, la reacción sorprendente e interesante es la de muchos alemanes que han cargado de un modo durísimo contra su compatriota. Valga como resumen simbólico de esta opinión generalizada la del crítico alemán por excelencia, Marcel Reich-Ranicki. Ha dicho que el poema de Grass forma parte de «un ataque planeado, no sólo contra Israel, sino contra todos los judíos». Huelga decir que el crítico no ha dado más detalles del plan ni sé de nadie que se los haya pedido. En su respuesta apenas se disimulan los trazos de una generosa sobreactuación que es la de buena parte de Alemania.
Las opiniones de Grass no son sólo las de un premio Nobel. Estamos al cabo de la calle de las bobadas que suelen decir los laureados cuando se los examina más allá de sus competencias. Si al papelucho de Grass se le ha prestado una atención semejante es porque se trata del papelucho de alguien que en su juventud militó en las SS. Es decir, de un antiguo nazi. Lo que en realidad se está evaluando en este asunto es la continuidad de una opinión por encima (o por debajo) de las circunstancias de la edad y la cultura. Esté uno convencido o no de la continuidad real del yo, lo que se le está subrayando a Grass es que el jovencito SS emerge en el plácido lago (¡Wannsee!) de sus 84 años. Y es precisamente esta posibilidad de inexorable retorno, de diabólica continuidad del nazi, contra lo que trata de luchar la opinión, un punto demasiado vehemente, del establishment alemán. Hay demasiados alemanes íntimamente convencidos de la hipótesis de que lo nazi es el riesgo permanente de una supuesta naturaleza nacional: se aprecia en sus gritos. La medida de la cercanía psicológica con el pasado feroz no la dan los criminales y minoritarios grupos neonazis que hoy aplauden a Grass, sino las buenas gentes alemanas dispuestas a ver la serpiente en cada huevo de gallina.
La actitud del portavoz, sin embargo, es exponente de algo más, muy típicamente español. La laxa conciencia del genocidio. No hay otro país en Europa donde se tenga una percepción tan liviana de las atrocidades nazis y donde se asimile su naturaleza a la de cualquier otro crimen. Las resistencias del portavoz no son una anécdota. No lo son, tampoco, que en un foro nacionalista catalán (concretamente el de www.estat-catala.net) un delincuente prescriba esta frase: «Boadella, a la cambra [cámara] de gas», sin que aparentemente le pase por la cabeza las consecuencias penales que puede tener esta frase. Nazis sigue habiendo en muchos países europeos; pero no creo que en ningún otro lugar haya tantos nazis sin conciencia de serlo. El débil reflejo del genocidio está vinculado a la Guerra Civil (los muertos propios y próximos ocuparon un gran espacio en la memoria) pero también a la Dictadura, que acabó por aniquilar la herencia común europea. La península Ibérica fue el único lugar de Europa donde los nazis no fueron vencidos. Hoy siguen gozando de un gran respeto técnico.
(Coda: «Porque necesariamente pensar Europa, es pensar la Shoah; o pensar la Shoah es pensar Europa. El pensamiento genocidiario nazi podía haber terminado destruyendo nuestro continente pero, a su vez, la conciencia del desastre ayudó a los pueblos europeos a unirse». Miguel Ángel Moratinos, Día Oficial de la Memoria, 24 de enero de 2008.)
La continuidad del nazi. Por Arcadi Espada.
EL POEMA, así llamado, de Günter Grass es poco sorprendente. Ni por sus opiniones, que son la vulgata antijudaica y relativista de cualquier izquierdoide europeo, ni por la calidad de su retórica, que es la de un escritor mediocre y sobrevalorado. Tampoco es sorprendente la respuesta de Israel, que ha declarado a Grass persona non grata. Las reacciones de Israel son las propias de un Estado en pie de guerra y no se las puede juzgar aplicando una lógica convencional. Un Estado en pie de guerra somete a cualquiera de sus enemigos a un juicio sumarísimo, y ni siquiera distingue cuando estos empuñan las armas o las letras.
Por el contrario, la reacción sorprendente e interesante es la de muchos alemanes que han cargado de un modo durísimo contra su compatriota. Valga como resumen simbólico de esta opinión generalizada la del crítico alemán por excelencia, Marcel Reich-Ranicki. Ha dicho que el poema de Grass forma parte de «un ataque planeado, no sólo contra Israel, sino contra todos los judíos». Huelga decir que el crítico no ha dado más detalles del plan ni sé de nadie que se los haya pedido. En su respuesta apenas se disimulan los trazos de una generosa sobreactuación que es la de buena parte de Alemania.
Las opiniones de Grass no son sólo las de un premio Nobel. Estamos al cabo de la calle de las bobadas que suelen decir los laureados cuando se los examina más allá de sus competencias. Si al papelucho de Grass se le ha prestado una atención semejante es porque se trata del papelucho de alguien que en su juventud militó en las SS. Es decir, de un antiguo nazi. Lo que en realidad se está evaluando en este asunto es la continuidad de una opinión por encima (o por debajo) de las circunstancias de la edad y la cultura. Esté uno convencido o no de la continuidad real del yo, lo que se le está subrayando a Grass es que el jovencito SS emerge en el plácido lago (¡Wannsee!) de sus 84 años. Y es precisamente esta posibilidad de inexorable retorno, de diabólica continuidad del nazi, contra lo que trata de luchar la opinión, un punto demasiado vehemente, del establishment alemán. Hay demasiados alemanes íntimamente convencidos de la hipótesis de que lo nazi es el riesgo permanente de una supuesta naturaleza nacional: se aprecia en sus gritos. La medida de la cercanía psicológica con el pasado feroz no la dan los criminales y minoritarios grupos neonazis que hoy aplauden a Grass, sino las buenas gentes alemanas dispuestas a ver la serpiente en cada huevo de gallina.
9 comentarios:
La parte que me sorprende es aquella en la que relaciona fascismo y sionismo (en Italia). Estoy de acuerdo. El sionismo es una forma muy especial de fascismo.
Particularmente, abomino de ella. Pero reconozco que lo es. Lo cual significa que no todos los fascismos convergen en intereses (lógico, si se trata de socialismos verdaderamente nacionalistas). Si el Eje hubiera triunfado, más tarde o más pronto Italia y Alemania hubieran chocado en intereses. ¿Por qué no? Si le ha llegado a suceder incluso a los socialismos internacionalistas, eso de chocar en intereses nacionales.
Saludos.
Ya hubo un choque entre dos regímenes fascistas en plena Segunda Guerra Mundial, entre la Italia de Mussolini y la Grecia de Metaxas, cuando los italianos ocuparon Grecia.
Tal vez esto fue un factor más de la derrota del Eje, ya que después de la inicial derrota de los italianos, los alemanes tuvieron que emplear sus tropas para intervenir, con lo que se restaban efectivos para luchar allá donde realmente fuera más necesario.
Sionismo y fascismo son ideologías distintas y, después de la II Guerra Mundial, opuestas, porque el sionismo incorpora y articula la jerga antifascista de Stalin refundida en los moldes de Hollywood. Pero fascismo y sionismo tienen PUNTOS EN COMÚN, algo innegable. Sobre todo la versión nacionalsocialista del fascismo, que no el fascismo genérico como tal, es racista. Algo innegable, tan innegable como que la ecuación sionismo=fascismo es pura demagogia antifascista al servicio de la lobotomización oligárquica.
Los regímenes fascistas no sólo colisionaron, como los comunistas o los liberales, sino que Hitler prefirió apoyar a dictadores de derecha a costa de las fuerzas fascistas autóctonas por consideraciones tácticas. La política es así. Una cosa es la política, la otra la moralidad. Quien pretenda que política=moral/ética, que se quede en casa escribiendo poesía.
ENSPO: esa "demagogia" no es plato de gusto para el "antifascismo de salón", como dices. Al contrario. Los sionistas echan espumarajos por la boca cuando les señalan sus parecidos con el nacional-socialismo.
Hay un dicho que me parece de lo más acertado: No se puede luchar durante años contra un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él.
Saludos.
No se puede luchar durante años con un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él.
La cuestión sigue siendo: ¿qué significa realmente el fascismo? La afirmación "seguir siendo fascista" no puede resolverse con el mismo método de verificación que, por ejemplo, "ser del F. C. Barcelona" o "ser de Huelva", porque en el término "fascismo" está inviscerada la problemática moral, política e incluso metafísica del entero siglo XX hasta la actualidad y, quizá, la historia de Europa desde los griegos. Cuando nosotros hablamos del fascismo y de "ser fascista" no utilizamos el vocablo en el mismo sentido que los antifascistas o que el simple vulgo lobotomizado por la propaganda. Esto hay que explicarlo una y otra vez, pues de lo contrario parecería que estamos reivindicando alguna fórmula racista, xenófoba, antisemita y genocida de extrema derecha, cuando no es el caso. Pero esa cuestión semántica aparentemente insignificante encierra las claves de la liberación de nuestros pueblos y naciones.
Si algún mérito tiene este blog, es haber vinculado la pregunta por el fascismo a la pregunta que interroga por el ser, el meollo del pensamiento filosófico occidental.
Un mérito de Jaume Farrerons que nunca debería ser olvidado, pase lo que pase, porque ha sido Farrerons quien ha sacado el nacionalismo revolucionario del pozo apestoso donde lo metió la extrema derecha atlantista de topos al servicio de la red Gladio. Gentuza como Evola. Y por este motivo ha sido Farrerons injuriado, difamado y calumniado por la peor escoria del mundo, los traidores a la nación disfrazados de "camaradas".
Nosotros hemos dado por zanjada esta polémica en favor de la unidad socialpatriótica.
Esperamos que, por ejemplo, el MSR muestre la misma generosidad.
Bandera blanca, al menos por un tiempo.
Pero si los interesados no mueven ficha, daremos por definitivamente finiquitada toda posible conciliación con esta gente y, cuando llegue el momento (pero no antes) actuaremos en consecuencia.
Un año.
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