Martin Heidegger, el primer, único y gran pensador que comprendió la esencia del fascismo. Sólo somos "fascistas" "-en el supuesto de que nos sometamos al lejano mandato del inicio de nuestra existencia histórico-espiritual-" ("Discurso del Rectorado", 1933).
En tiempos del emperador Adriano el cielo quedó vacío. Los dioses paganos arios habían muerto, los dioses semitas monoteístas estaban todavía por llegar. Ese vacuum tenía que haber sido llenado por la filosofía con una ética de la verdad, estimativa heroico-trágica que el estoicismo apenas esboza. Pero los europeos no fueron capaces de soportar esa verdad, no estuvieron a la altura de su destino histórico y retrocedieron ante la nada, de puro terror.
Este acto de cobardía, cuyos antecedentes intelectuales remóntanse hasta Platón, nos iba a costar muy caro. Las conversiones masivas al judeocristianismo, con las sinagogas como "playas de desembarco" oriental en Europa, la invasión de los valores antiheroicos y antitrágicos de Abraham, comienza entonces. El "fascismo", dos mil años después, resulta inexplicable sin Nietzsche, que captó por primera vez el entero proceso social de descomposición axiológica iniciado en el Gólgota.
¿Pertenecemos a la humanité (humanidad)?:
"L'humanité consiste à exterminer ses ennemis"
No otro es el motivo de que Heidegger, siguiendo y radicalizando a Nietzsche como el nazismo radicalizara al fascismo originario (pero en este caso en la dirección acertada), proclamase la necesidad de restituir Europa a su fundación presocrática. Es el famoso "Discurso del Rectorado" (Friburgo, 27 de mayo de 1933):
El fascismo no se puede definir por sus rasgos tácticos o por la forma de estado. Ni siquiera por la ideología: no existe una ideología fascista en el mismo sentido en que existe una ideología anarquista o comunista. Lo esencial del "fascismo" son los valores. Sus dioses. De ahí el aspecto aparentemente "oportunista" del discurso político fascista. El fascismo pasa por empuñar la nada, la muerte, expresamente, como fundamento del heroísmo. Es metapolítica pura y por ello se confunde con una religión. El fascismo encarna la filosofía "pagana" armada. Por supuesto, me refiero al "fascismo" en su sentido normativo, no descriptivo-histórico.*(Por mucho que algo tenga que detectarse del fascismo normativo en el fascismo histórico.)
¿Pertenecemos a la humanité (humanidad)?:
"L'humanité consiste à exterminer ses ennemis"
No otro es el motivo de que Heidegger, siguiendo y radicalizando a Nietzsche como el nazismo radicalizara al fascismo originario (pero en este caso en la dirección acertada), proclamase la necesidad de restituir Europa a su fundación presocrática. Es el famoso "Discurso del Rectorado" (Friburgo, 27 de mayo de 1933):
Pero, si debe haber ciencia y si debe existir para nosotros y por nosotros, ¿en qué condiciones puede realmente existir? / Sólo si nos situamos de nuevo bajo el influjo del inicio de nuestra existencia histórico-espiritual. Este inicio es el surgimiento (Aufbruch) de la filosofía griega. Con ella, el hombre occidental, por la fuerza de la lengua de un pueblo, se erige por primera vez frente al ente en su totalidad, cuestionándolo y concibiéndolo como el ente que es. Toda ciencia es filosofía, lo sepa y lo quiera, o no. Toda ciencia sigue ligada a ese inicio de la filosofía. De él extrae la fuerza de su esencia, suponiendo que siga estando a la altura de ese inicio. / Queremos recuperar para nuestra existencia dos rasgos característicos de la originaria esencia griega de la ciencia. / Entre los griegos circulaba un viejo retrato según el cual Prometeo había sido el primer filósofo. Es a Prometeo a quien Esquilo hace decir una máxima que expresa la esencia de la ciencia: "Pero el saber es mucho más débil que la necesidad". Lo cual quiere decir: todo saber acerca de las cosas permanece de antemano entregado a la hegemonía del destino y fracasa ante él (Heidegger, M., La autoafirmación de Universidad alemana, Madrid, Tecnos, 1989, pp. 9-10).Heidegger no nos propone la recuperación del culto pagano. Antes bien, nos recuerda que, por encima del saber y del entero panteón indogermánico, es el destino el que impera. Quizá convenga sacar ahora a colación una afirmación de Nietzsche que converge, desde su propia procedencia, con el citado fragmento de Heidegger:
Creo en la frase de los antiguos germanos: Todos los dioses tienen que morir (Nietzsche, F., La inocencia del devenir, I, &1).

La primera vinculación es con la comunidad nacional, y obliga a participar, compartiéndolos y coejerciéndolos, en los esfuerzos, anhelos y capacidades de todos los miembros y estamentos de la nación. Esta vinculación se afianzará en adelante y arraigará en la existencia estudiantil mediante el servicio del trabajo. / La segunda vinculación es con el honor y el destino de la nación entre los demás pueblos, y exige la disposición -afirmada en el saber y el poder, y adiestrada por la disciplina- de entregarse hasta el límite. Esta vinculación abarcará y atravesará en el futuro la entera existencia estudiantil como servicio de armas. / La tercera vinculación del estudiantado es con la misión espiritual del pueblo alemán. Este pueblo forja su destino colocando su historia en medio de la manifiesta hegemonía de los poderes de la existencia humana que configuran el mundo y luchando, una y otra vez, por conseguir su mundo espiritual (Heidegger, M., op. cit., p. 14).
A vueltas con el "fascismo".
Pero no hay otro camino para los europeos. Cristianismo, nunca más. Para derrotar a la oligarquía en el plano político es menester vencerla espiritualmente primero en los corazones. Tenemos que arrancar a Jesús de nuestro interior: extirparlo como un cáncer. Hay que experimentar el abismo antes de poder pronunciar esas palabras sagradas, "soy fascista". El "fascismo" es una vivencia espiritual de la verdad. "Fascistas" hay pocos. En Europa necesitaríamos legiones enteras. Pero sólo disponemos de pútridas ultraderechas meapilas burguesas, que profesan el "amor" cristiano (=saquear, asesinar sin piedad) y "creen" en la "vida eterna"; católicos que loan al "Dios Yahvé" (=la inmortalidad de su adorado ego) y ensálzanle por encima de la nación. !Menudos patriotas! !Suya es la "espiritualidad" del más allá! No debería extrañarnos que se vendan al enemigo por cuatro euros cuando hasta lo sagrado se reduce para ellos a un contrato de salvación personal (un "seguro de vida" ultraterreno, una póliza teológica). Es el caso del hediondo traidor ex misino Gianfranco Fini. Helo aquí revolcándose con la ramera berluscona antes de arrodillarse ante Tel Aviv para salmodiar que el fascismo fue el "mal absoluto".
Nietzsche: "Dios ha muerto".
Nuestra tarea es "construir el fascismo"; mas este proceso empieza en el alma, no agrediendo en la calle a inmigrantes indefensos o perpetrando actos terroristas contra la población. Abocad vuestro ser al vacuum y soportad la mirada de la nada, identificaos con ella, sed vosotros mismos la cifra viviente del precipicio existencial. A partir de ahí podremos devenir fascistas. Pero sin paraíso ni huríes. Tod mit uns. Nosotros hemos sido expulsados de la humanidad. El "fascista" es aquél a quien puédese asesinar impunemente en nombre de la "compasión", el "paraíso", la "alegría", los "sentimientos" y hasta "el café con los amigos" (Victor Farías)...; en suma, el "bienestar" del mono con corbata... Tenemos que autointerpretarnos como ente (Dasein) -los mortales y no como "seres humanos",-, siempre allende toda esa piara de usureros que condensa y consuma los bochornosos "ideales" del "último hombre". ¿No lo entendéis, oh presuntos héroes épicos? Es vuestra genuina dignidad aquello que se decide aquí. Antes de llegar a esta encrucijada sólo nos arrastramos por la existencia en calidad de meros "ejemplares" de una especie zoológica, el homo sapiens -los humanes-, que en nada se distingue esencialmente de un virus:
Las condiciones en las que se me comprende, y luego se me comprende por necesidad, - yo las conozco muy exactamente. Hay que ser honesto hasta la dureza en cosas del espíritu para soportar simplemente mi seriedad, mi pasión. (...) Hay que haberse vuelto indiferente, hay que no preguntar jamás si la verdad es útil, si se convierte en una fatalidad para alguien... (...) Pues bien, sólo ésos son mis lectores, mis verdaderos lectores, mis lectores predestinados: ¿qué importa el resto? - El resto es simplemente la humanidad. - Hay que ser superior a la humanidad por fuerza, por altura de alma, - por desprecio... (Nietzsche, F., El Anticristo, Prólogo).Un sacrificio "con compensación" (=felicidad, reino de Dios, utopía) mancilla nuestra ética. El heroísmo es un fin en sí mismo y cuando respetamos los cánones espirituales "fascistas" hemos ya vencido de iure a los lacayos de Sión. Sólo entonces podremos derrotarlos de facto. Sólo entonces derrotarles en la guerra será una victoria auténtica contra los opresores oligárquicos.
Quien quiera oír, oiga.
La Marca Hispànica
20 de junio de 2013
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2009/01/la-religin-germnica.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2011/01/la-religion-germanica-y-el-ocaso-de-los.html
*Esta distinción la explicó ya la bitácora FILOSOFÍA CRÍTICA, pueden leerla en los comentarios a la polémica con ácratas.net y se desarrollará en un próximo post donde abordaremos otra vez el tema de siempre.
Retórica y práctica del antifascismo sionista: el "islamofascismo".
Combatiente palestino caído (Gaza) en defensa de su pueblo.
DOCUMENTACIÓN ANEXA

Porque ¿qué son cuando no hablan en alemán a su dios, cuando, desde el punto de vista religioso, no sienten ni aspiran de acuerdo con su forma de ser, es decir, en lo más profundo de su gran alma?
La fe no es un medio para librarse de las miserias de este mundo. Es la expresión de las fuerzas más profundas de un pueblo, eterna obligación del hombre hacia dios, para vivir en la comunidad en que hemos nacido.
Para nosotros la fe no es el derecho a la bienaventuranza, sino una obligación para la lucha por el pueblo y por la sangre. Nos es indiferente el hecho de que nosotros, entonces, seamos considerados por los sabios cristianos como destinados al cielo o condenados al infierno, porque del cristianismo nos separa, creando un abismo, lo siguiente: Nosotros no aspiramos a una recompensa en forma de una vida tranquila después de la muerte, porque esto representa un espíritu comercial judío y liberaloide. ¡Cree, reza, confiésate, haz penitencia y te has ganado el cielo! No, ¡trabaja, lucha y cree en tu pueblo! ¡No preguntes por la recompensa ni qué va a ser de tu vida! Pregunta: ¿cómo puedo servir a mi pueblo? ¡Vive de acuerdo con sus intereses y habrás cumplido con tu deber! Nuestro pueblo, la comunidad, es nuestra ley suprema, ley que para nosotros es inatacable, sagrada y eterna. Y por eso no preguntamos ya: ¿cómo está redactado en las escrituras? ¿Qué dice Roma? Sino que preguntamos: ¿cómo lo quiere la Ley? ¿Cómo lo quiere la comunidad?"
Gott und Volk. Soldatisches Bekenntnis
(Dios y pueblo. Credo del soldado). Anónimo del Deutsche Arbeitsfront, DAF, Frente Alemán del Trabajo. Theodor Fritsch Verlag, Berlin, 1930.
Esta información ha sido aportada al blog FILOSOFÍA CRÍTICA por el usuario Frey y hemos considerado pertinente anexarla a la entrada a pesar de que requiere de un importante trabajo de contextualización e interpretación. Estamos a la espera de recibir un ejemplar del original alemán para reproducir el pasaje e indicar la página. Hay traducción española (Dios y raza. Credo del soldado alemán, Anónimo, Sieghels, Argentina, 2008, p. 46) con epílogo de Ramón Bau.
CONSECUENCIAS INEVITABLES DE LA DESTRA
GIANFRANCO FINI, EL EX FASCISTA QUE RENIEGA DE MUSSOLINI
IRENE HDEZ. VELASCO desde Roma
26 de marzo de 2009.- Hay quien, con un punto evidente de ironía, considera que Gianfranco Fini sería un perfecto líder del centro-izquierda italiano. Sin duda no es para tanto. Pero tampoco supone un inmenso disparate.
En cualquier caso, lo que esos sarcasmos ponen en evidencia es el profundo cambio que ha protagonizado alguien que hasta no hace mucho se declaraba abiertamente un nostálgico de la dictadura del 'Duce' y que a lo largo de su dilatada carrera política ha dicho perlas como "Mussolini ha sido el más grande estadista del siglo", "Aún creo en el fascismo, sí, creo", "Casi medio siglo después, el fascismo sigue vivo", "Nadie puede pedirnos que renunciemos a nuestra matriz fascista" y demás.
Gianfranco Fini, el hombre que durante años fuera el gran tótem del neofascismo italiano, hace ya años que comenzó un viraje ideológico. Pero, por si a alguien aún le cabía alguna duda al respecto, el líder de la ya extinta Alianza Nacional (su formación se ha disuelto para fundirse el próximo fin de semana en un solo partido con el de Silvio Berlusconi) ha dejado muy claro que el 'Duce' ya no es su ídolo.
"¿Aún sigue considerando a Mussolini el más importante estadista del siglo XX?", le inquirió alguien a Fini durante su comparecencia de ayer en la Asociación Italiana de Corresponsales Extranjeros. "La respuesta está en lo que he hecho en estos años. Si no, sería un esquizofénico".
Y es verdad de que hace ya tiempo que existen pruebas que documentan la transición de Fini del postfascismo más recalcitrante al moderado centro-derecha democrático. La más rotunda data de 2003, cuando durante una visita a Israel declaró que las leyes raciales de Mussolini fueron "el mal absoluto".
Unas palabras que desataron la ira de muchos de los militantes de su partido, incluida Alessandra Mussolini, nietísima del 'Duce', que abandonó ofendida las filas de Alianza Nacional para fundar su propia formación postfascista.
Desde entonces, Fini no ha dejado de abundar en esa línea. Pero no sólo se ha despegado la etiqueta fascista, sino que se ha convertido en un paladín de la mesura, el equilibrio y la corrección política. Además, y sobre todo en cuestiones que tienen un trasfondo religioso o moral, no ha dudado en descolgarse de la línea oficial del centro-derecha para abrazar posiciones del centro-izquierda. Como, por ejemplo, en el referéndum sobre la ley de fecundación asistida, donde mantuvo posturas enfrentadas a las de la Iglesia y el centro-derecha.
A finales de 2007, Berlusconi le designó como su sucesor. Pero el traspaso de poderes no parece cercano, a pesar de los 72 años de 'Il Cavaliere'. "Yo amo el mar y los delfines, pero en política no existen delfines: vivimos en una República, no en una monarquía", afirma. "Cuando llegue el momento se debatirá y el partido elegirá. Hoy el líder es Berlusconi".
http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/print-413534.shtml
El fascista arrepentido
Gianfranco Fini ha pasado en unos años de considerar a Mussolini como «un gran hombre» a condenar el fascismo como «mal absoluto»
«Cuando llegué, los extremistas rojos, que no querían dejarnos entrar, me dieron empujones, me escupieron y chillaron. Como reacción frente a tanta arrogancia, fui a curiosear a los locales de la Giovanni Italia» (Joven Italia), la formación juvenil del Movimiento Social Italiano (MSI), fundado al final de la segunda guerra mundial por Giorgio Almirante, que había combatido a los partisanos y a los aliados desde el bando de Benito Mussolini.Almirante nombró al joven Fini, ya licenciado en Filosofía y periodista, su delfín. Fue bien aceptado por la viuda de Almirante y la aristocracia que rodeaba el MSI. Fue elegido secretario general en 1987.
Pero no tardó en romper con la herencia de Mussolini. En 1994 transformó el MSI en Alianza Nacional (AN) y desde entonces, se ha construido paso a paso una identidad conservadora de tipo liberal, sin dejar aspectos sociales del primer fascismo. De considerar a Mussolini como el «gran hombre del siglo XX», ha pasado a condenar el fascismo como el «mal absoluto».
Ha visitado Israel y Auschwitz. Ha defendido la laicidad del Estado frente al Vaticano, a través de batallas como el testamento biológico y las parejas de hecho. Ha sido ministro de Exteriores, tiene tres hijos de dos matrimonios y ha escrito cinco libros.