lunes, junio 15, 2009

Heidegger en el banquillo (2)




He podido hacerme con la versión en papel, harto más extensa que el panfleto online, del esputo sionista de Antich. Procederemos a analizarlo con detalle. En primer lugar, Antich admite que Heidegger es el filósofo más importante del panorama intelectual español (algo parecido sucede en Francia, donde no en vano se gesta la actual operación mediático-inquisitorial), a pesar de que la metafísica sería una ocupación puramente abstracta "sin relación con la realidad". No obstante lo cual, subrayémoslo, Heidegger ha devenido el crítico por excelencia del dispositivo de dominación que, cargado de crímenes impunes, controla la mayor parte del planeta desde el año 1945. Quienes pretenden ejercer la principal tarea del ilustrado, a saber, cuestionar los abusos y manipulaciones del poder, tienen que recurrir, pues, a Heidegger, que es un "metafísico" pero que, al parecer, tiene mucho que decir sobre nuestra "realidad", una deposición de banquero con la que Antich sin duda se identifica. Véanlo si no. Agradecido, el muchacho. Así, según Antich, Heidegger sostiene en su obra "los mismos principios racistas, antisemitas, totalitarios y criminales que el Tercer Reich puso en práctica". Para avalar semejante afirmación, se basa en unos textos de circunstancias donde Heidegger muestra su adhesión al régimen, pero, como veremos, manipula otros convirtiendo por arte de birlibirloque lo que es la descripción cáustica de unos hechos, en un apoyo a los mismos. Por otra parte, en un alarde de la objetividad que le caracteriza, Antich cita tres obras en las que basa su radical descalificación de Heidegger (las de Farías, Faye y Quesada), pero ignora las que se han escrito en su defensa, por ejemplo, las de François Fédier Heidegger: anatomie d'un scandale, contra Farías, y Heidegger à plus forte raison, contra Faye. En ésta última colaboran Massimo Amato, Philiphe Arjakovsky, Marcel Conche, Henri Crétella, Françoise Dastur, Pascal David, Hadrien France-Lanord, Matthieu Gallou, Gérard Guest y Alexandre Schild, todos ellos reputados especialistas en la materia. En el presente artículo nos referiremos a unos y a otros, aunque debo aclarar desde el principio que la estrategia de negar el nazismo de Heidegger esgrimida por Fédier y los suyos se me antoja ya insostenible. Es un hecho: Heidegger ciudadano fue nacionalsocialista, pero en su obra se expresan los fundamentos, no del nazismo, sino del fenómeno fascista en su conjunto, que no tiene necesariamente que mostrar caracteres racistas y antisemitas. Por ello, al afirmar que los textos de circunstancias, en los que se basa la acusación de Antich, carecen de peso dentro de la obra de Heidegger (cuando no están abiertamente manipulados por los inquisidores de turno), no se desprenderá de ello que quien suscribe niegue la orientación fascista genérica de Heidegger, sino la mera y propagandística reducción de su gigantesca obra a ciertos aspectos del programa hitleriano, siendo así que dichos elementos fueron sutilmente cuestionados por el filósofo.

¿Qué es un texto de circunstancias?

A fin de que no me se me acuse de buscar una coartada ad hoc para exonerar a Heidegger de las graves acusaciones que se le imputan, aclararé lo que significa un texto de circunstancias basándome en ejemplos extraídos en una situación muy similar a la de Heidegger pero ubicada en el campo contrario, el antifascista, sin que la misma levante la más mínima protesta por parte de los llamados "intelectuales de izquierdas". Es el caso de Marx-Engels. Empezaremos por el racismo, seguiremos con el antisemitismo y terminaremos con el totalitarismo y la criminalidad marxistas.

Racismo de Marx. En efecto, se acusa a Heidegger de afirmar que los negros son seres humanos, pero no tienen historia. Pues bien, para Marx, los negros ni siquiera son seres humanos. Así se expresaría al menos en sus cartas privadas (Nathaniel Weyl, Karl Marx, Racist,1979), por ejemplo cuando critica a Lasalle, un dirigente socialista judío que no era de su agrado: "Para mí está completamente claro ahora, como lo prueban la forma de su cráneo y su pelo, que desciende de los negros de Egipto, suponiendo que su madre o su abuela no se mezclaran con la negrada. Esta unión de judaísmo y germanismo sobre una base negra tiene que producir un producto peculiar. La protuberancia del colega es, asimismo, la propia de la negrada". El compañero de Marx, hasta el punto de compartir la autoría de muchas de sus obras, Friedrich Engels, es todavía más explícito sobre la inferioridad racial de la "negrada": "Al estar, en su calidad de negro, un paso más cerca del reino animal que el resto de nosotros, sin duda es el representante más adecuado para ese distrito." Sin embargo, ante tan "graves" exabruptos, nadie reacciona rasgándose las vestiduras ni pretende que la obra de Marx-Engels sea racista en cuanto tal. Se trata de textos de circunstancias que no nos dicen nada sobre el núcleo filosófico del marxismo. ¿Dónde encontrar, empero, textos "racistas" de Heidegger que se puedan siquiera equiparar a las groseras expresiones de Marx y Engels? Según Antich, sí los hay. Véamoslos: "también los negros son seres humanos, pero carecen de historia"...

!Tremendo!

Ahora bien, si, pasadas las farisaicas contorsiones progres, simplemente se lee lo que dice Heidegger, vemos que se trata de una mera constatación de hechos ayuna de valoraciones que, equivocada o no, plantea un problema filosófico sobre la determinación zoológica del humanismo que está, precisamente, en la base del racismo biológico y que Heidegger cuestionará siempre. Por ende, la postura racista no se detecta por ningún lado, cosa que no se puede sostener en serio de la afirmación de Engels, que coloca a los negros "un paso más cerca del reino animal que el resto de nosotros" con clarísima intención injuriosa y siempre bajo el supuesto de la superioridad racial de los blancos. Por lo que se refiere a la "selección de la raza", cuya reivindicación le critica Antich a Heidegger, cabe, sí, criminalizar las leyes nacionalsocialistas de Nüremberg sobre la prohibición de matrimonios mixtos, pero no silenciar a renglón seguido la legislación y el derecho judíos al respecto. Es Hannah Arendt, la amante judía de Heidegger, quien lo sugiere: "Los ciudadanos de Israel, tanto los que albergan convicciones religiosas como los que no, parecen estar de acuerdo en que exista una prohibición de los matrimonios mixtos" (Eichmann en Jerusalén, Barcelona, 1967, p. 19). ¿Por qué los judíos pueden preservar su herencia genética y los alemanes no? ¿Existe un doble rasero a la hora de juzgar el racismo nazi y el racismo de la extrema derecha judía, es decir, del sionismo? Veremos que sí. Igualmente cuestionable es la práctica profesional consistente en traducir, en los textos de Heidegger, la palabra Volk por "raza", pues en alemán las connotaciones de la palabra son totalmente distintas que en español. Dicho esto, si aceptamos el racismo de Heidegger en base a un par de citas, también tenemos que aceptar el correspondiente racismo de Marx y sacar las consecuencias políticas, pedagógicas y policiales de esta conclusión, que habría de hacerse extensiva a decenas de clásicos filosóficos y literarios de todo el mundo.


Antisemitismo de Marx. Citaré a continuación las conocidas declaraciones de Marx sobre los judíos: "La emancipación de los judíos es, en última instancia, la emancipación de la humanidad del judaísmo. Fijémonos en el judío real que anda por el mundo; no en el judío sabático (...) sino en el judío cotidiano. No busquemos el misterio del judío en su religión, sino busquemos el misterio de la religión en el judío real. ¿Cuál es el fundamento secular del judaísmo? La necesidad práctica, el interés egoísta. ¿Cuál es el culto secular practicado por el judío? La usura. ¿Cuál su dios secular? El dinero. Pues bien, la emancipación de la usura y del dinero, es decir, del judaísmo práctico, real, sería la autoemancipación de nuestra época. Una organización de la sociedad que acabase con las premisas de la usura y, por tanto, con la posibilidad de ésta, haría imposible el judío." (Sobre la religión, Karl Marx/Friedrich Engels, Edición Preparada por Hugo Assmann-Reyes Mate, Segunda Edición, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1979, pág. 133). !Hacer imposible el judío como proyecto político! ¿Una idea nazi? No, una idea marxista, y esta vez no se trata de una carta privada. Si un autor judío, como Marx, ha manifestado una crítica de tales dimensiones al judaísmo, entonces, o bien Marx es un antisemita y hay que prohibir sus obras en las escuelas y universidades, o bien cabe criticar el judaísmo sin ser antisemita. Pero lo que en ningún caso podemos honestamente pretender es que Heidegger, que apoyó a muchos judíos y hasta tuvo una amante judía, es antisemita por expresar alguna crítica al judaísmo, mientras Marx, después de afirmar que quiere hacer "imposible" al judío, no lo es. Y debería aclararse, en cualquier caso, que está democráticamente permitido criticar a todos los pueblos de la tierra, a los españoles, a los franceses, a los alemanes, etc. Ahora bien, si esto es así, ¿por qué no a los judíos? Heidegger denuncia el "enjudiamiento creciente de la vida espiritual alemana", los catalanistas denuncian la españolizacíón de Cataluña, otros denuncian la americanización de sus respectivas culturas... ¿Un crítico del judaísmo se convierte automáticamente en un racista antisemita? Esta es la cuestión, que Antich da por supuesta sin reflexionar sobre ella, porque no es un filósofo, y nunca lo será, porque no es sino un mero propagandista sionista.

Totalitarismo de Marx. El desprecio absoluto de Marx hacia el derecho y la tradición humanitaria: "'Prohibición del trabajo infantil'. Aquí era absolutamente necesario señalar el límite de edad. La prohibición general del trabajo infantil es incompatible con la existencia de la gran industria y, por tanto, un piadoso deseo, pero nada más. El poner en práctica esta prohibición -suponiendo que fuese factible- sería reaccionario". (Marx, K., "Crítica del programa de Gotha", versión española revisada y ajustada a la edición rusa de 1953, Madrid, Ricardo Aguilera Editor, 1968, pág. 42. El texto original de Marx en alemán es del año 1875). Como ya comentamos en un post anterior, Marx eleva la anécdota a categoría: "mostrar que era un crimen intentar, por un lado, imponer otra vez en nuestro Partido, como si se tratara de dogmas, ideas que en un período tuvieron algún significado pero que hoy son obsoleto desecho verbal, mientras, por otro lado, volvemos a pervertir la perspectiva realista, que tanto esfuerzo costó instilar en el Partido y que hoy ha encontrado en él su espacio, con el absurdo ideológico sobre derecho y otras basuras, tan comunes entre los demócratas y entre los socialistas franceses" (Marx, K., op. cit., pág. 22, citado en Golver, Jonathan, op. cit., pág. 351 (con referencia a la pág. 17 de la versión inglesa, en el texto hemos transcrito la versión de Glover). “Derecho y otras basuras: ¿se puede anticipar de manera más patente lo que en el futuro se convertirá en práctica habitual de los regímenes marxista-leninistas, a saber, el exterminio?

Las breves citas anteriores muestran que si hay que inhabilitar la filosofía de Heidegger a tenor de los recientes descubrimientos, también habría que inhabilitar la de Marx en razón de fragmentos que se conocen desde hace más de un siglo, y sobre los cuales los pseudo filósofos como Antich no tienen nada que decir. Pero lo que no saben quienes leyeron el artículo de La Vanguardia es que las citas de Heidegger están manipuladas y ninguna de ellas dice lo que los inquisidores sionistas pretenden que diga. En algunos casos, como demostraremos, se ha modificado el texto, incurriendo en un auténtico fraude que roza lo delictivo.

Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
15 de junio de 2009

AVISO LEGAL

http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2013/11/aviso-legal-20-xi-2013.html

 

2 comentarios:

Manuel David Mora Hervás dijo...

Un artículo MA-RA-VI-LLO-SO.

Felicidades desde www.lamaldiciondespengler.blogspot.com

ENSPO dijo...

Seguiremos trabajando en defensa de una verdad menos "oficial" y más "verdadera". Saludos y gracias.