lunes, noviembre 15, 2021

ALEXANDER DUGIN EN ESPAÑA (1). JOSEP ALSINA O POR QUÉ LA CABRA SIEMPRE TIRA AL MONTE (PARTE II)

Josep Alsina, visiblemente alterado, predicando la inminente llegada del Apocalipsis.

Alexander Dugin dixit:

 "Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos".

"Esa es la Edad Media que defiendo: la Edad Media eterna en la lucha eterna contra la Edad Moderna. Esta es la Cuarta Teoría Política – ni el comunismo, ni el fascismo."

"Sé que hay gente así en los Estados Unidos, principalmente entre los partidarios de Trump. Estoy feliz con eso."

"Entonces, cuando Brandon W. Hawk dice: «En resumen, Dugin cree que «la alternativa a la noción de liberalismo es ‘regresar a la Edad Media’», tiene toda la razón. Sí, creo exactamente eso."

"Estoy de acuerdo con Brandon W. Hawk en la esencia. Amo la Edad Media y odio la modernidad. Para mí, la Ilustración está totalmente equivocada, y la ciencia moderna y la visión mundial “científica” moderna más amplia se basan en una mentira. Creo en Dios, los ángeles y el Espíritu Santo, no en Descartes, F. Bacon o Einstein. Creo que Platón y Aristóteles tenían toda la razón y sus detractores atomistas estaban absolutamente equivocados. Estoy seguro de que los Padres de la Iglesia son portadores de la verdad absoluta y que la filosofía moderna es la radiación de la mente del Ángel caído: Satanás. Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos. Soy tradicionalista y seguidor de los eslavófilos rusos, de Dostoievski, de Soloviev, de varios filósofos y monárquicos religiosos rusos. Aprecio mucho las ideas de René Guénon y Julius Evola. Estoy absolutamente a favor de la antigüedad y la Edad Media y absolutamente en contra de la modernidad en todas sus formas. Así que tengo una visión del mundo anti-moderna y anti-occidental (cuando la modernidad y occidente significan lo mismo), y veo la modernidad como la catástrofe y el declive de occidente. Filosóficamente, estoy de acuerdo con Heidegger en que la modernidad se basa en el olvido del ser, y hago un llamamiento a las personas que piensan para despertar al nuevo descubrimiento del ser. Considero a la Inteligencia Artificial como la personificación final de das Man (o Gestell) y lo considero que es el Anticristo, o una de sus cabezas".

Fuente: https://xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2019/04/26/alexander-dugin-la-polemica-con-the-washington-post/

Alsina suscribe todas las chaladuras de Dugin, pero añade algunas "aportaciones".

La presente entrada es la continuación de
la inmediatamemente anterior, con cuyos contenidos debe contrastarse. En primer lugar, reproduciremos literalmente la caracterización ideológica que  hace Dugin de sí mismo para que el lector pueda cotejarla con las ideas expuestas en "Disidencia y crítica" o en los documentos ideológicos y normas programáticas de Alternativa Europea o el Movimiento Social Republicano, reivindicadas por Josep Alsina durante décadas. Podrá observarse que son incongruentes: en efecto, mientras que unas, llámemoslas nacional-revolucionarias, reivindican un modelo alternativo de Modernidad, las otras, llamémoslas ultramontanas o reaccionarias o ultraderechistas, reivindican la liquidación de la Modernidad y una restauración ---¡¡¡va en serio!!!--- de la Edad Media. 

(Si en enlace a la norma programática del MSR desapareciera pueden hallar una reproducción íntegra de la misma en el anexo documental de la Parte I de este artículo). 

USURPACIÓN, AMPUTACIÓN Y TERGIVERSACIÓN DE LA DOCTRINA NACIONAL-REVOLUCIONARIA

Por supuesto, esta "incongruencia" puede resultarles irrelevante a skin-heads, hooligans o tatuados de variados pelajes que apenas han superado los niveles de lectura de eslóganes o trípticos asaz esquemáticos, pero alguien que se presenta como doctor en filosofía o secretario general de un partido político debería poder responder a cuestiones tan enormes como ésta. Existe, a mi entender, una diferencia fundamental entre criticar la Modernidad liberal ---Heidegger lo hace--- y pretender suprimir toda forma de Modernidad ---¿incluida la Seguridad Social, la educación  obligatoria, la sanidad pública....?--- para restaurar la servidumbre de la gleba y el derecho de pernada

Putin rodeado de rabinos de la secta racista y supremacista judía Chabad, para la cual trabaja Dugin en el proyecto sionista de abolir la Modernidad.

Si uno se presenta a las elecciones con una norma programática donde propone la socialización, la república y el nacionalismo, luego no puede ensalzar, como ideólogo de referencia, a alguien que detesta el nacionalismo y añora la monarquía y el feudalismo. ¿De qué credibilidad pueden beneficiarse  políticos e ideólogos que actúan de forma tan, por decirlo suavemente, absurda, fatua e irresponsable? ¿Cómo esperan que los traten cuando se afilían a un sindicato, por ejemplo, la CGT?  ¡¡¡Nos persiguen a pesar de que defendemos los derechos de los trabajadores!!! (lloriquean). Sin embargo, ¿debería extrañarles realmente que les acusen de infiltrarse en la organización y de ser ultraderechistas practicando el entrismo en una institución, el sindicato, que pretenden abolir como presunta lacra de la Modernidad? ¿O acaso había sindicatos en la Edad Media? Pues bien, acabo de presentarles al Sr. Alsina ---entre otros personajes de similar jaez---, cuyas pautas de conducta han provocado el más absoluto descrédito de la idea nacional-revolucionaria. Juzguen ustedes mismos. Aquí reproduzco el texto completo de un artículo de Dugin. Añado que, a mi juicio (no me hagan caso: como saben, yo estoy chalado, ellos aseveran ser guerreros evolianos...), Dugin significa lo mismo que Julius Evola, Ernesto Milá, Marcos Ghio y otros energúmenos de la extrema derecha: agentes provocadores en la campaña de usurpación, amputación y tergiversación de la doctrina nacional-revolucionaria. Porque, a la postre, siempre nos topamos con lo mismo: las cloacas del Estado y el sionismo moviendo "desde lo alto" los hilos de estos títeres ---conscientes o no--- del sistema oligárquico.  


ALEXANDER DUGIN / La polémica con The Washington Post

26 abril, 2019 Internacional, Sin categoría

Por ALEXANDER DUGIN *

El 6 de abril de 2019, The Washington Post publicó un artículo titulado, "Por qué los nacionalistas de extrema derecha como Steve Bannon han abrazado a un ideólogo ruso. Y cómo sus fantasías medievales distorsionan la historia para su causa", escrito por Brandon W. Hawk y dedicado enteramente a mí mismo y la influencia que ejercen mis ideas en los círculos conservadores y de la extrema derecha estadounidenses, incluyendo el principal ideólogo inconformista, Steve Bannon, y a través de él, el mismo Trump.

Debido a la distorsión total de mis puntos de vista reales, el bajísimo nivel de polémicas, y la enorme cantidad de mentiras e invectivas (como de costumbre), al principio decidí dejar que este ataque transcurriera en silencio, como suelo hacer con muchos otros. Es pura propaganda liberal-totalitaria, luchando contra las quimeras que crea artificialmente sin conexión con la realidad.

El liberalismo moderno es una ideología puramente totalitaria que opera con el estilo y los métodos soviéticos / de Goebbels: Quienquiera que desafíe la narrativa liberal globalista es «fascista» o «comunista». Yo desafío realmente la narrativa liberal globalista y, a los ojos de los propagandistas, no encajo en la imagen comunista (tal vez «neo-estalinista», como a menudo me llaman). De aquí que sea etiquetado de «fascista» y todo lo demás sigue: «racista», antisemita», «imperialista», «hitlerista», etc.

Puede usted construir este discurso mecánicamente:

El Sr. X está en contra del globalismo liberal. No sabemos nada de él ni de sus ideas.

Pero el mismo hecho de que el Sr. X sea anti-liberal y anti-globalista significa que debería ser comunista o fascista.

Si el Sr. X menciona repetidamente en sus textos palabras como «justicia social» y «capitalismo» o los nombres «Che Guevara» o «Marx», es un comunista, por lo tanto, vamos a atacarlo por medio de Orwell, Solzhenitsyn, los crímenes del Gulag, y Pol Pot. Él es un comunista sangriento.

Si el Sr. X usa los términos «tradición», «familia», «pueblo», «Schmitt» o «Heidegger», es un nazi seguro y personalmente responsable del holocausto y el asesinato en masa.

Por unas pocas palabras, el Sr. X está acabado, purgado, condenado y ejecutado. No hay juicio, no hay abogado, no hay defensa legítima, no hay una indagación adecuada, no hay investigación. Todo está claro. El señor X está casi muerto. Bienvenidos a la distopía totalitaria liberal. Orwell à rebours.

El artículo de Brandon W. Hawk es exactamente del mismo estilo. No muestra ningún conocimiento de mis escritos, ni ningún interés en ellos en absoluto. Simplemente dice que el Sr. Dugin está en contra del globalismo liberal (sí, esto es cierto) y que en un sitio al azar (tiene muchos de ellos, y una gran parte de ellos están hechos y mantenidos por personas totalmente desconocidas para él, ya sean amigos, trolls o enemigos), hay imágenes que representan la Edad Media europea, incluyendo Notre-Dame-de-Paris antes del incendio.

Se menciona la palabra «tradición» (a veces con una «T» mayúscula) y a menudo se cita a Carl Schmitt y Heidegger. Ya no hay más dudas: Es un nazi. ¿Él apoya a Putin? Maravilloso – él es el «nazi de Putin». ¿Peligroso? Por supuesto, exactamente como Milo Yiannopoulos, o tal vez mucho más (armas nucleares incluidas). Brandon W. Hawk casi ha terminado su artículo. ¿Qué más? ¡Ah!: Bannon está de vuelta y Trump está entrando en su segunda campaña. Que exista entonces la influencia nazi de Putin sobre Bannon y Trump. Así que son nazis y están en manos de Putin; bueno, el informe de Mueller debe estar equivocado de alguna manera. Se necesita una nueva investigación. Ahora todo encaja excelentemente.

The Washington Post imprime con entusiasmo el artículo. El pequeño y feliz liberal de Goebbels, Brandon W. Hawk, ha hecho bien su trabajo. La conspiración de la restauración del malvado Imperio Medieval por parte de la colusión nazi y Dugin-Bannon-Trump de Putin se convierte en un hecho establecido. El texto, escrito por un idiota, publicado en una revista de, por y para idiotas, está preparado. Nada personal, solo se está librando una guerra ideológica. El liberalismo y el globalismo se están defendiendo y atacando a los «enemigos de la sociedad abierta», tal es la ortodoxia del programa Popper/Soros. Mentid, mentid, mentid con fuerza y orgullo, y ellos obedecerán vuestras órdenes autoritarias.

Aquí hay algunas ilustraciones de estas mentiras y mis respuestas:

«Un analista político ruso y fascista moderno, Dugin».

Soy más bien un antifascista, y explico por qué en los cientos de páginas de mi Cuarta Teoría Política, un libro que, al ser antiliberal, anticomunista y antifascista, está prohibido en Amazon, ¿adivina por qué? (Le doy una pista: Jeffrey Preston Bezos, propietario de The Washington Post es al mismo tiempo CEO y presidente de Amazon. Parece que el servicio postal es un arma ideológica, no menos que la prensa).

«Su ideología eurasianista se basa en un nacionalismo religioso fundamentalista».

Soy un antinacionalista convencido porque la nación es una creación moderna, capitalista, artificial (estoy de acuerdo aquí con Gellner y Benedict Anderson en la noción de «comunidad imaginada»), y estoy en contra de la modernidad, la burguesía y el capitalismo (siendo no-marxista y anticomunista porque son modernos y yo estoy en contra de la modernidad).

«Su sitio web está lleno de imaginería e iconografía medievales: Abundan las imágenes de iconos de santos, mosaicos bizantinos, manuscritos y arquitectura de la iglesia».

– Tal vez esto sea así, pero no puedo recordar en cuál de los muchos sitios, como he explicado. ¿Pero es esto un crimen? ¿Es esta una razón para llamarme fascista?

«Su visión del Imperio Romano y la Europa medieval exalta los triunfos del monolítico nacionalismo cristiano blanco».

– Soy antirracista. Esta es mi profunda y fuerte convicción. Creo que la raza es una creación artificial de la modernidad. El eurasianismo que realmente defiendo favorece la identidad mixta del pueblo ruso y el papel positivo de los tártaros y otros grupos étnicos turanos en la sociedad rusa. No hay palabras sobre «triunfos del monolítico nacionalismo cristiano blanco» en mis obras. Este puede ser el caso de los movimientos nacionalistas americanos o europeos, pero no tiene nada que ver con mis propias ideas. Una vez más, estoy firmemente en contra de todo tipo de nacionalismos: El «nacionalismo cristiano» me suena totalmente sin sentido.

«Dugin, Bannon y otros fundamentalistas de derecha usan como silbato para perros (dog-whistle) el término racista «judeo-cristiano».

– Nunca uso el término «judeo-cristiano». Steve Bannon lo hace. 50.000.000 de los evangélicos estadounidenses también lo hacen. Pero teóricamente, ¿cómo puede ser «racista» un término religioso que incluye a los cristianos (sin ningún indicio de etnicidad) y a los judíos? Entonces, la sexta parte de la población estadounidense que está de acuerdo con esta «lógica», son «antisemitas»… Extraño.

«Además, hay conexiones entre Dugin y David Duke, Milo Yiannopoulos, Stephen Miller e incluso el presidente Trump».

– David Duke se me acercó una vez en un museo ruso, rápidamente se tomó una auto-foto antes de que lo reconociera (no lo conocía antes) y desapareció de inmediato. No intercambiamos una sola palabra. A menudo me abordan de esa manera en las calles de diferentes ciudades del mundo. Supongo que hay miles de auto-fotos de este tipo. Conozco a Milo Yiannopoulos de Facebook y del programa de televisión de Alex Jones. Él es divertido. Me gusta su forma de perseguir a los liberales, que se ven perfectamente mudos en su presencia. ¿El hecho de prestar atención a alguna entrevista de Milo Yiannopoulos en Internet puede considerarse una «conexión»? En la forma totalitaria de ser, sí, por supuesto. Gran Hermano te está mirando. Ok entonces.

– Última pregunta: ¿quién es Stephen Miller? Parece que me he perdido algo importante. «Conexiones» parece ser solo la palabra fuerte del hombre fuerte, Sr. Brandon W. Hawk, un valiente luchador fascista, el Capitán América contra el Dr. Mal.

– «E incluso el presidente Trump».

Sí, por supuesto. Pregúntele al Sr. Mueller y su informe.

Estas citas ayudan a comprender la calidad del conocimiento y el nivel de objetividad del autor y The Washington Post. Nada especial.

Decidí responder a este sesgado ataque idiota,  propagandístico, y liberal-globalista (supongo que no tanto contra mí como contra Bannon y Trump) no para defenderme de falsas acusaciones – Entiendo cuán inútiles son las protestas en el sistema global totalitario de la mentira liberal establecida que es el discurso en el poder. La razón es bastante diferente.

La razón es tal: Estoy de acuerdo con Brandon W. Hawk en la esencia. Amo la Edad Media y odio la modernidad. Para mí, la Ilustración está totalmente equivocada, y la ciencia moderna y la visión mundial “científica” moderna más amplia se basan en una mentira. Creo en Dios, los ángeles y el Espíritu Santo, no en Descartes, F. Bacon o Einstein. Creo que Platón y Aristóteles tenían toda la razón y sus detractores atomistas estaban absolutamente equivocados. Estoy seguro de que los Padres de la Iglesia son portadores de la verdad absoluta y que la filosofía moderna es la radiación de la mente del Ángel caído: Satanás. Estoy seguro de que el Apocalipsis está cerca, y considero el liberalismo y la globalización como signos claros de la aproximación del Anticristo y el Fin de los Tiempos. Soy tradicionalista y seguidor de los eslavófilos rusos, de Dostoievski, de Soloviev, de varios filósofos y monárquicos religiosos rusos. Aprecio mucho las ideas de René Guénon y Julius Evola. Estoy absolutamente a favor de la antigüedad y la Edad Media y absolutamente en contra de la modernidad en todas sus formas. Así que tengo una visión del mundo anti-moderna y anti-occidental (cuando la modernidad y occidente significan lo mismo), y veo la modernidad como la catástrofe y el declive de occidente. Filosóficamente, estoy de acuerdo con Heidegger en que la modernidad se basa en el olvido del ser, y hago un llamamiento a las personas que piensan para despertar al nuevo descubrimiento del ser. Considero a la Inteligencia Artificial como la personificación final de das Man (o Gestell) y lo considero que es el Anticristo, o una de sus cabezas.

Estoy a favor de la restauración del Sacro Imperio: Romano para Europa y Bizantino para Rusia. Al mismo tiempo, me gusta la idea de los colectivos rurales autónomos, por lo que el Imperio debería ser policéntrico y federal de alguna manera, no centralizado y nacionalista. Rechazo la raza y abrazo la religión como una identidad profunda para ser defendida. Siendo cristiano ortodoxo, tengo una gran simpatía hacia otras religiones tradicionales: Islam, hinduismo, budismo, algunas ramas tradicionales anti-modernas del judaísmo (como Naturei Karta). También soy un admirador de la civilización sagrada china. Espero que todas estas retornen. Realmente soy un defensor del Regreso de los Grandes Tiempos, o de la Edad Media; la Edad Media es el reflejo de la Eternidad, no del pasado. Así que la Edad Media es siempre posible. No es una cuestión de tiempo, es una cuestión de elección.

En Rusia hay algunas personas, en diferentes segmentos de la sociedad, que están de acuerdo conmigo. Hay otras, mucho más numerosas, que están en mi contra. Lo mismo ocurre en países extranjeros. Hay tradicionalistas en Europa, Estados Unidos, el mundo islámico (sobre todo en Irán y Turquía), China, India, Iberoamérica y África, que comparten este enfoque. Es obvio que no suma mayoría absoluta. El hecho de que esto sea así no es extraño. En estos tiempos, se supone que la mayoría está bajo la hipnosis del Anticristo (globalismo, liberalismo, ontología orientada a objetos, IA, etc.). Me alegra que haya personas, movimientos y, a veces, líderes políticos de primer nivel que comparten la visión tradicionalista, ya sea en parte, de manera pragmática o, muy raramente, en su totalidad. Sé que hay gente así en los Estados Unidos, principalmente entre los partidarios de Trump. Estoy feliz con eso. Y debería ser así: la Última Batalla no puede limitarse a las fronteras nacionales. Es el acontecimiento de la humanidad, de toda la historia humana. La naturaleza del Dasein lucha contra das Man (como la forma inauténtica de existencia del Dasein) para resolver la pregunta «¿Ser o no ser?». Esa es la línea divisoria. No se trata de viejas ideologías (liberalismo, comunismo o fascismo), ni de una guerra entre naciones, religiones, «razas» y civilizaciones. Es la eternidad contra el tiempo. Es el Absoluto contra el Relativo que a su vez pretende ser absoluto. Platón-Heidegger-Guénon contra Epicuro-Descartes-Popper. Esto es lo sagrado contra lo profano.

Esa es la Edad Media que defiendo: la Edad Media eterna en la lucha eterna contra la Edad Moderna. Esta es la Cuarta Teoría Política – ni el comunismo, ni el fascismo.

Rechazo enérgicamente aquellas cosas que no reconozco y que niego formal e informalmente (racismo, nacionalismo, imperialismo, colonialismo, xenofobia, etc.). Al mismo tiempo, puedo ser reconocido como defensor y partidario del tradicionalismo, la revolución conservadora y el retorno de la Edad Media (la «Nueva Edad Media» fue una tesis del filósofo religioso ruso Nikolai Berdiaev). Dadas estas explicaciones y aclaraciones mías, puedo aceptar la tesis de Brandon W. Hawk en The Washington Post.

Ahora, ¿Bannon, Trump o Putin comparten la misma actitud hacia la estructura de la historia humana? ¿Su conservadurismo es del mismo tipo? ¿Son tradicionalistas? Preguntémosles a ellos mismos. Tal vez si, tal vez no. Pero lo cierto es que la idea del retorno de los grandes tiempos es ahora bastante seria. Ese es el punto principal para ser discutido en una de las principales revistas globalistas. Dejando de lado las acusaciones tontas, el artículo de Brandon W. Hawk es excelente y correcto al captar la esencia de que hay dos campos en el mundo: El suyo y el nuestro. La verdadera lucha está ocurriendo dentro de nuestras sociedades, no entre ellas. Tal vez algunos estadounidenses serios realmente piensan lo mismo y quieren el Gran Retorno. Estoy seguro de que hay algunas de tales personas en el Kremlin, en Pekín, Ankara, Teherán, en las capitales de Europa y en Iberoamérica. A algunos los conozco, pero a la mayoría no. Pero, sin embargo, estamos en el mismo lado de la Batalla Final escatológica. ¿Hay tales personas en los Estados Unidos? Debería haber. Dondequiera que esté el humano, el Dasein está presente. El Dasein decide, tal vez por última vez en la historia (en la historia ontológica, Seynsgeschichte), si la elección será incorrecta.

Entonces, cuando Brandon W. Hawk dice: «En resumen, Dugin cree que «la alternativa a la noción de liberalismo es ‘regresar a la Edad Media’», tiene toda la razón. Sí, creo exactamente eso.

Brandon W. Hawk continúa: «Tales idealizaciones de la Edad Media utilizan la idea del pasado, en lugar de su realidad, para servir a sus proyectos políticos modernos». Pero aquí, Brandon W. Hawk pretende que estoy tratando solo con «idealizaciones de la Edad Media» y que, de hecho, él conoce la «realidad». Lo mismo en la siguiente frase: «Sin embargo, sus nociones tienen poco que ver con la Edad Media real».

El Sr. Brandon W. Hawk pretende saber exactamente qué fue la «Edad Media real» y niega la cualidad de mis nociones. ¿Alguna discusión? The Washington Post presenta con orgullo… una vez más un argumento totalitario.

Lo mismo ocurre con: «Dugin idealiza una versión ficticia de la Edad Media… Dugin está tratando con «ficción», mientras que The Washington Post conoce la «realidad». Por supuesto…

Y, por último, en cuanto a la observación de que «se adhiere a mitos construidos desde la mala historia». «Mala historia» es cualquier versión de la historia que no coincide con el discurso liberal globalista, obviamente.

Pero estos detalles no tienen importancia. Para ser publicado en The Washington Post, estás obligado a denunciar a los «nazis», a los «agentes de Putin» y a los ‘chicos malvados’ que tratan con «mitos equivocados» y «nociones distorsionadas». No puedes reconocer ninguna característica positiva en el bando de los «chicos malos» – son horribles y repugnantes en todos y cada uno de los aspectos. N’est-ce pas, docteur Goebbels? Esta es la fórmula necesaria.

La esencia está en otra parte, en la idea principal del artículo. Esta idea es cierta. La modernidad se acerca a su fin. Es hora de una revisión global de la modernidad en su conjunto. El conservadurismo moderado ya no es válido. Está agotado. O caemos al abismo, o recordamos cómo se vuela con las alas del alma. Cualquier compromiso entre el aceleracionismo liberal y el conservadurismo blando-moderado ha terminado. Sólo quedan soluciones radicales. Si perpetuamos la lógica de la modernidad y en parte de la posmodernidad, seremos destruidos y reemplazados por una especie post-humana. En lugar de decidir frenar o ralentizar, necesitamos revisar toda la dirección en la que vamos. El problema no es la velocidad. El problema es la dirección.

El proyecto de la Nueva Edad Media afirma firmemente: El error se cometió en los albores de la modernidad. No podemos salvar la situación sin una revisión radical de la decisión de Europa occidental de entrar en la Edad Moderna y la Ilustración. Eso fue un error y la ruptura con la tradición sagrada. Esta fue la fuente de la crisis del mundo moderno y el comienzo del reinado de la cantidad (Guénon).

La modernidad se terminó y en su horizonte interior no hay nada fuera de este. Estamos invitados a superar este horizonte. Eso significa el Nuevo Comienzo. El Gran Retorno. Esto ya no es solo una preocupación filosófica. Este es el principal problema de la política global. Así que gracias, Brandon W. Hawk. Has tocado el punto esencial. Sigamos adelante con la Nueva Edad Media.

La fuente del artículo de Dugin es la siguiente: https://xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2019/04/26/alexander-dugin-la-polemica-con-the-washington-post/


AHORA TOCA MANIPULAR A HEIDEGGER

Evola derechizó el fascismo italiano hasta convertir a los fascistas revolucionarios en ultramontanos reaccionarios de la peor calaña y la bola sigue rodando, pero recordemos que Evola despreciaba a Heidegger por considerarlo... demasiado cristiano (¡¡¡como lo oyen, mientras Dugin reivindica el cristianismo!!!), así que la putinada del Rasputín "nacional-bolchevique" (¿?) es algo nuevo. Los anti-heideggerianos evolianos se han vuelto heideggerianos de repente. No detectarán nunca, entre estos personajes de la extrema derecha, ni un solo gramo de coherencia lógica y, por ende, de consecuencia práctica. Pueden ser cualquier cosa ---cuando toque--- precisamente porque no son nada al margen de su función de confusionistas, intoxicadores e idiotizadores de las nuevas generaciones de nacional-revolucionarios. Sin embargo, en algo parecen estar de acuerdo todo el tiempo, a saber, en mentir, intoxicar, engañar y estafar a los destinatarios de las consignas "nacional-revolucionarias" (¿?): sus programas electorales nunca explican lo que realmente se desprende de la "ideología" tradicionalera agazapada tras dichos documentos-trampa. Porque me parece muy "respetable---es una forma de hablar, claro--- que estos personajes defiendan sus tonterías mágicas, ocultistas y esotéricas de chalados irrecuperables: si quieren "volver" a la Edad Media tienen todo el derecho a estar como chotas, pero, añado: que lo reconozcan abiertamente ante los electores. No lo hacen. Disimulan. Es demasiado ridículo su  pseudo medievalismo como para plasmarlo en un programa electoral. Y luego protestan porque los periodistas, los intelectuales, los políticos, no toman en serio sus defensas histriónicas del "pueblo". ¿Pero qué "pueblo" querría seguirles en su loca restauración de la esclavitud? Tienen, así las cosas, lo que se merecen; y cuando los medios de comunicación les acusan de manipular a la gente, de ser falsos revolucionarios, señoritingos disfrazados de sindicalistas para lavarles el cerebro a los trabajadores ----todo ello al servicio de un ideario rabiosamente anti-obrero de monóculo junker---, los detestados medios de comunicación están diciendo la verdad. De hecho, las presstitutas desempeñan su trabajo con malvada alevosía, consistente en identificar esta mamarrachada ideológica de los payasos ultras con el "fascismo". Por cuanto de eso se trata y para que la noticia aparezca tiene que haber necesariamente un actor, mejor dicho un agente noticiable (y sus cretinos figurantes), normalmente a sueldo de las agencias de (des)información y el fondo de reptiles. 

Dugin, según la prensa del sistema, "el filósofo más peligroso del mundo", la oligarquía le hace la propaganda gratis con el tipo de estigmatización que más atraerá a los jóvenes nacional-revolucionarios para envenenarlos acto seguido con el virus Evola. 

Ya hablé sobre estas cuestiones aquí:

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/el-programa-politico-del-msr-1997.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/llopart-plagia-farrerons-2010.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/materiales-adicionales-para-la.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/usurpacion-amputacion-y-tergoversacion.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_28.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_02.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/07/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion.html

https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_04.html

Todo lo que vale políticamente para Evola (y sus propaladores Milá o Ghio) vale también para Dugin y sus propaladores. Dugin es un evoliano, en la nueva versión del evolianismo que intenta apropiarse del activo ideológico más importante del nacionalismo revolucionario, a saber, Martin Heidegger. En esta abyecta operación de intoxicación están colaborando, como no podía ser de otra manera, quienes arruinaron el nacionalismo revolucionario en España en el mismo momento en que decían reivindicarlo pero llenaban sus candidaturas de skin heads o sus cursos de formación de pseudo intelectuales evolianos como Ángel Fernández. En la Parte III de este artículo explicaremos por qué la filosofía de Heidegger es incompatible con la ideología política ultramontana de Alexander Dugin.

Jaume Farrerons

La Marca Hispánica, 15 de noviembre de 2021. 

ANEXO DOCUMENTAL

¿Quien metió a Dugin en España? Pues nada menos que la cúpula del MSR. Porque Dugin, con la coherencia que cabe esperar de él, fue nacional-bolchevique antes que tradicionalista. La misma trayectoria contradictoria que el MSR y, por ende, que el (de)formador Josep Alsina.

Internacional

Dugin: el nexo entre Putin y la extrema derecha europea

El pensador y analista Aleksandr Dugin, con conexiones con la extrema derecha global, está considerado como un importante asesor del presidente de Rusia Vladimir Putin

Aleksandr Dugin durante la 6ª conferencia internacional International New Horizons. FARS NEWS AGENCY / Licencia CC BY 4.0

Dani Domínguez

28 julio 2021 Una lectura de 8 minutos

“El Rasputín de Putin”. Así han llamado muchos al pensador y analista Aleksandr Dugin (Moscú, 1962), para algunos uno de los principales asesores del presidente de Rusia Vladimir Putin. De aspecto desaliñado, Dugin parece haber acaparado parte del aura mística de Rasputín, quien ejerció una gran influencia sobre la dinastía Romanov durante sus últimos días. Sin embargo, no es un personaje muy conocido fuera de Rusia; no para el gran público.

Hijo de un alto cargo de la inteligencia militar soviética, siempre mostró un gran interés por el orientalismo, el ocultismo, el hermetismo, la teología… Aunque finalmente sus pensadores de cabecera fueron el belga René Guénon y el italiano Julius Évola, considerados como los padres del neofascismo cultural místico durante la segunda mitad del siglo XX, centrales en la Nouvelle Droite, es decir, la tercera revolución que vivió la extrema derecha después de 1945.

El también llamado “cerebro de Putin” apuesta por una alianza entre los países europeos, ya que considera que “son demasiado débiles para defender su soberanía por sí solos”, apostando por un populismo total que acabe con el liberalismo y que se aleje del nacionalismo xenófobo y racista. Un discurso que ha calado entre la extrema derecha europea, por lo que su influencia también se ha materializado en otros países, donde han acogido de buen grado su Cuarta Teoría Política publicada en 2009.

Tal y como se explica en Patriotas indignados (Alianza Editorial, 2019), las relaciones de este ideólogo han sido fructíferas con el neofascismo húngaro del Jobbik o con Nikos Michaloliakos, el que fuera líder de los neonazis de Amanecer Dorado, en Grecia. Los lazos del Kremlin también se han hecho patentes en Italia, con Silvio Berlusconi, cuya buena relación con Vladímir Putin permitió grandes negocios de compañías italianas con la rusa Gazprom; o con la extrema derecha austriaca del FPÖ, los flamencos de Vlaams Belang y o con el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia. La líder de la extrema derecha francesa, según El Confidencial, logró en 2014 un préstamo de una entidad financiera ligada al Kremlin en un momento crítico desde el punto de vista económico para su partido.

El día que Donald Trump ganó las elecciones, Dugin afirmó que se trataba de algo “increíblemente bonito” y “uno de los mejores momentos” de su vida: “Consideramos a Trump como el Putin americano”. Asimismo, también ha mostrado sus simpatías por la Lega de Matteo Salvini y su admiración por el pensamiento de Constanzo Preve y Diego Fusaro.

El forjado de una ideología

Dugin realizó en la década de 1990 dos viajes por diferentes países de Europa como Francia, Italia o España para reunirse con determinados círculos de extrema derecha, por lo que los autores de Patriotas indignados –Francisco Veiga, Carlos González-Villa, Steven Forti, Alfredo Sasso, Jelena Prokopljevic y Ramón Moles– le han denominado “el Ulises de la ultraderecha rusa”. Según se explica en este trabajo, durante su recorrido conoció a Jean Thiriart, político belga de ideología fascista, y al también belga León Degrelle, fundador del Partido Reixista y oficial de las Waffen SS, que logró escaparse a España tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial. En España, tuvo contactos con el Club de Español de Amigos de Europa (CEDADE), un grupo neonazi fundado en 1996, y con el periodista José Javier Esparza, que junto a Jorge Verstrynge promovió las ideas de la Nouvelle Droite en el país.

Tal y como se explica en el informe De los neocon a los neonazis, de la Fundación Rosa Luxemburg, el editor ultraderechista Juan Antonio Llopart ha mantenido durante años “una estrecha relación de amistad” con Dugin, traduciendo algunas de sus obras al castellano. Pero fue la publicación de la Cuarta Teoría Política del filósofo ruso lo que hizo que una parte de la derecha tradicional española se acercara a sus postulados y, por tanto, a Rusia. “Algunos sectores muy minoritarios en Vox y su órbita flirtean con esta aproximación”, explica Pep Ginesta, quien firma el capítulo del mencionado informe dedicado a la conexión de la extrema derecha española con el Este de Europa.

Todos estos viajes moldearon el discurso de Aleksandr Dugin, definido como “un camaleónico monstruo de Frankenstein”, construido a base de retazos que procedían de un lado y de otro, y que componían la chispa de la nueva ultraderecha rusa. A partir de ese momento, el nuevo Rasputín se convertiría en un personaje de renombre para el ultranacionalismo en Rusia –con la resurrección del eurasianismo, que defiende una supuesta legítima expansión de Rusia a los antiguos territorios de la URSS para ganar la guerra cultural a Occidente y ser el contrapunto del atlantismo. Dugin, según el trabajo editado por Alianza Editorial, ha llegado a ser “una de las personalidades de mayor influencia en el Kremlin como inspirador de la nueva política exterior rusa”, convirtiendo sus obras en libros de texto para la Academia de Estado Mayor de Rusia. Sus polémicas –en 2014 aseguró que los rusos debían “matar, matar y matar a los responsables de las atrocidades" en Ucrania– le han valido para ser apartado del Departamento de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú o para que el Kremlin nunca haya presumido de forma ostensible de él.

¿Una internacional (pos)fascista?

La apuesta por una supuesta internacional posfascista virulentamente antiglobalista ha sido acogida de buen grado por Marion Maréchal Le Pen, sobrina de Marine Le Pen. Para ello ha fundado el Institut des Sciences Sociales, Économiques et Politiques (ISSEP), que tiene el objetivo de luchar contra la “hegemonía cultural” que, según ella, está dominada por la izquierda. Maréchal Le Pen se ha imaginado “una nueva alianza latina que podría caminar junto con los países de Visegrado”, compuesto por Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa, países donde el ultranacionalismo gana fuerza.

En España, el ISSEP ha sido impulsado por varias personas vinculadas a Vox, como Kiko Méndez Monasterio o Gabriel Ariza, hijo de Julio Ariza, presidente y fundador del Grupo Intereconomía, en cuya televisión –El Toro TV– ejerce como presentador estrella José Javier Esparza, actual profesor del ISSEP y uno de los contactos de Dugin en España durante los 90 según Patriotas indignados.

Vox bebe de los postulados de Dugin principalmente en lo que respecta a su presunta lucha contra las “élites globalistas”. Unas élites que han sido representadas en un solo personaje: el multimillonario húngaro George Soros, una especie de ojo-que-todo-lo-ve, un ente corpóreo que lo maneja todo, desde los medios de comunicación hasta las pateras en las que miles de inmigrantes se lanzan al agua. Como bien decía Héctor G. Barnés, “usted puede estar trabajando para George Soros. El charcutero que le vende el fiambre, el médico que le cura o el barrendero que limpia las calles de su ciudad, también”. Para la extrema derecha, todo es Soros y todo se mueve porque Soros quiere que se mueva, principalmente a través de su organización filantrópica, a Open Society Foundations. El húngaro –y judío– es el centro de la conspiranoia de la ultraderecha y de él, Dugin ha asegurado que prohibiría su fundación “por su acción totalitaria”.

Ginesta, si bien considera que la Cuarta Teoría Política de Dugin es compatible con el espacio que ocupan movimientos tradicionalistas de los cuales se nutre Vox, remarca que “es demasiado pronto para aventurarse a afirmar que existe un plan para situar a Vox en la órbita de la CTP”.

Sin embargo, la internacional fascista o posfascista no ha llegado nunca a cuajar como un proyecto global o transnacional. El nacionalismo de las extremas derechas hace difícil un entendimiento entre formaciones de diferentes Estados. Conocidas son las broncas entre algunos de ellos en los últimos años, como cuando en 2007 el grupo Identidad, Tradición y Soberanía, que aglutinaba a diferentes partidos de ultraderecha en el Parlamento Europeo, estuvo a punto de desaparecer. ¿El motivo? Unas declaraciones de la eurodiputada Alessandra Mussolini, nieta del dictador italiano, en las que aseguraba que todos los rumanos eran gitanos y por ello “no son bienvenidos en el país”. Ante esto, los cinco eurodiputados del Partido de la Gran Rumanía decidieron abandonar el grupo, por lo que tuvo que disolverse al no alcanzar los 20 parlamentarios. Más recientes han sido las desavenencias entre Abascal y Salvini a cuenta del apoyo de este último al independentismo catalán.

Como defiende Robert O. Paxton en su Anatomía del fascismo (Capitán Swing, 2019), “el fascismo, a diferencia de los otros “ismos”, no es para la exportación: cada movimiento guarda celosamente su propia receta para el resurgir nacional y los dirigentes fascistas parecen sentir poco parentesco, o ninguno, con sus primos extranjeros”. Estas peculiaridades nacionales, unidas a la xenofobia, ha hecho imposible “conseguir que funcionase una “internacional” fascista”.

 Fuente: https://www.lamarea.com/2021/07/28/dugin-nexo-putin-extrema-derecha-europea/

10 comentarios:

  1. Anónimo5:34 a. m.

    Hablando de modernidad y de los alucinados enamorados de la Edad Media. ..¿Cree el Dr. Farrerons en la actual Pandemia de COVID y en la vacuna como solución?

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  2. Que "hay una pandemia" me parece un hecho indudable. La imagen de los féretros de Bérgamo hablan por sí solos (aunque, desde luego, no me baso en unas meras fotografías, sino en distintas fuentes más o menos fiables, para tomar partido en esta polémica). Que la oligarquía está utilizando la pandemia para sus fines me parece también indudable. Sobre los efectos a largo plazo de las vacunas no puedo pronunciarme porque no hablo sobre lo que no conozco, pero descartar lo peor con la excusa de que se aplicaron de forma urgente sería demasiado inocente. De hecho, yo no me he vacunado porque, por razones que no vienen al caso, desconfío de mis médicos. Otra cosa es que las vacunas hayan demostrado una cierta eficacia inmediata y que, allí donde la gente no se ha vacunado, hay más contagios. También hay más contagios sin confinamiento (Nueva Zelanda constituye una evidencia abrumadora). Los negacionistas de la panedemia trabajan, conscientemente o no, para propagarla y producir más víctimas. El negacionista es el covidiota y colaboracionista por excelencia, de ahí los vínculos entre negacionismo y ultraderechismo en países con altos índices de victimización, como los EEUU, Reino Unido y Brasil. No acepto ni la versión oficial sobre la pandemia ---la pandemia sería un hecho puramente natural y las autoridades sólo lucharían para frenarla--- ni las falsas versiones alternativas (negacionismo) que la oligarquía ha propalado precisamente para implementar sus fines letales.

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  3. Hay indicios que parecen apuntar a que ese intento de entremezclar a Heidegger con Evola y Guénon empieza a tener eco —o se trabaja para que tenga eco— entre los nacionalistas de diversas partes de Europa.

    Un tal Michael Millermann ha publicado un ensayo en lengua inglesa sobre el filósofo alemán y cita a Dugin como un referente intelectual. En Francia, alguien llamado Jean-Pierre Blanchard —no confundir con el inventor del siglo XVIII— ha escrito otro libro sobre Heidegger al que califica de pensador "pre-moderno". Estas obras han sido editadas respectivamente por Arktos y Dualpha.

    Aviso que tampoco las he leído, pues mi inglés es pobre y apenas tengo nociones de francés; pero tal vez sean del interés de ENSPO.

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  4. Santiago Armesilla, pensador marxista y discípulo de Gustavo Bueno, da su opinión sobre el Nacional-Bolchevismo y las ideas de Alexander Dugin en este vídeo

    https://www.youtube.com/watch?v=KC8HwvS8Zq4

    De nuevo pido perdón por los errores gramaticales en mis comentarios.

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  5. Gracias, Celtix, por sus aportaciones; y no se preocupe de los errores, carecen de importancia en este formato. Un saludo cordial.

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  6. Parece que la filosofía heideggeriana cada vez se asocia más al misticismo ocultista de Alexander Dugin, como podemos ver por este artículo y este libro

    https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/intelectuales-putin-alexander-dugin-lector-heidegger

    https://www.laetoli.es/libros-abiertos/196-naufragio-profeta-9788412555455.html

    ¿Puede ser un resultado del conflicto de Ucrania? Creo recordar que, en los años en que el yihadismo estaba en auge, hubo algún intento teórico de conectar a Heidegger con los fundamentalistas musulmanes.

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  7. ¿Y por qué Ucrania? Dugin, que yo sepa, publicó sus mamarrachadas sobre Heidegger antes de que empezara el conflicto con Ucrania y con independencia de ese nuevo escenario. Es cierto que Farías intentó "reducir" Heidegger al islam, pero esto viene de una estrategia general del sistema tendente a identificar a sus enemigos o presuntos enemigos en uno solo ("amalgama") y, sobre todo, a desnaturalizar el fascismo, su verdadero y único adversario real. Así aparece el "islamo-fascismo" que, por su misma lógica, intenta disolver la obra de Heidegger y a los heideggerianos en la falsa disidencia islámica. En el caso de Dugin, estamos ante la clásica asimilación del fascismo a la extrema derecha, porque la propuesta duginista no tiene nada de nueva, es el De Maistre de siempre resucitado (por mucho que pretenda venderla como una "teoría" original).

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  8. Sí, puede que no haya expresado bien lo que quiero decir. Intentaré desarrollarlo mejor.

    En el conflicto de Ucrania y la consiguiente guerra de propaganda, ambos bandos sostenienen el discurso antifascista, calificándose mutuamente de ser la reencarnación de los viejos fascismos. Los medios de comunicación y los ambientes imtelectuales no permanecen ajenos a la situación. Por poner un ejemplo, ahí está el artículo "Nietzsche y los nazis" del veterano periodista Raúl del Pozo (en el que, por cierto, no se menciona a Heidegger, que yo recuerde).

    La figura de Alexander Dugin se presta sobremanera a las características de este duelo de propaganda y contrapropaganda, puesto que se proclama seguidor de un filósofo que tuvo el carnet de afiliado al NSDAP. De ahí que, de un tiempo a esta parte, el moscovita de luenga barba sea uno de los nacionalistas que más sale en la prensa (con permiso de los Le Pen). O, por lo menos, tengo la impresión de que se le mencionaba mucho menos en los medios antes del conflicto.

    Obsérvese la última respuesta de F. Rastier en esta entrevista

    https://www.elconfidencial.com/cultura/2022-09-05/martin-heidegger-nazismo-cuadernos-negros_3483419/

    Lo que no es impedimento para que —como usted señala— se utilice la ocasión de tergiversar las tesis heideggerianas. Se trataría de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, sobre todo si se habla de una dinámica intelectual que dura ya décadas.

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  9. O por decirlo de otra manera, se mata dos pájaros de un tiro.

    Por una parte, se refuerza la propaganda antifascista de Occidente. Por otra, el nombre de Heidegger se asocia con un doctrinario que preconiza la desigualdad social y el oscurantismo teocrático (pues ese sería el resultado lógico del tan anhelado retorno al Medievo).

    Para lograr esos objetivos, se puede recurrir tanto a escritos burdos y simples, como a obras de cierto refinamiento intelectual.

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  10. La asimilación de Heidegger a los ideólogos de Putin iría en descrédito de Heidegger y forma parte de una campaña permanente contra el filósofo (promovida por los plumíferos de la oligarquía). En este sentido, el propio Dugin les facilita el trabajo de difamación falsificando completamente al pensador alemán. Sin embargo, Dugin parece pasar por alto que Heidegger es también un ideólogo nazifascista (tercera teoría política), quizá el más grande, mientras que el propio Dugin se declara hostil al fascismo, el cual dice haber superado con su cuarta teoría política (en realidad un remedo de De Maistre y, por tanto, nada nuevo, sino lo más herrumboso y obsoleto imaginable) en perfecta consonancia con los planes anti-modernistas de la oligarquía sionista.

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