EL FASCISMO, UNA HEREJÍA MARXISTA. La presente entrada es continuación de Marx + Nietzsche = Fascismo (1). Recapitulando la anterior, cabe afirmar que el ideólogo nacional-revolucionario por excelencia, aunque haya otros, es Georges Sorel, un disidente marxista francés. El nacionalismo revolucionario soreliano surge de la reinterpretación de Marx desde una determinada lectura de Friedrich Nietzsche. Y el fascismo, a su vez, constituye una rama del nacionalismo revolucionario soreliano pensada y promovida por el professore italiano Benito Mussolini.
A este hecho, habría que añadir ahora el decisivo papel de Bergson.
Sobre la filosofía de Henri Bergson no nos ocuparemos en la serie Marx + Nietzsche = Fascismo, pero Bergson no debería ser por ello minusvalorado. Volveremos a él. Conviene anticipar, por el momento, que Bergson fue un filósofo judío espiritualista tan respetado por los nazis que durante la ocupación de Francia le hicieron objeto de un clarísimo trato de favor respecto de la mayoría de sus congéneres. En efecto, las autoridades del Tercer Reich, conscientes del papel desempeñado por el espiritualismo bergsoniano en la génesis ideológica del fascismo, dispensaron al autor de la obligación de vestirse con la preceptiva estrella amarilla que le identificaba como hebreo. Pero Bergson, en un acto de valerosa solidaridad, se negó a aceptar el trato.
Henri Bergson. |
Cuando hablamos de complementariedad no nos referimos a una identidad de doctrinas, sino a la circunstancia de que dichas doctrinas no sean incompatibles por principio, como pretenden los analfabetos neonazis de la filosofía.
Todas estas cuestiones aparecen planteadas por primera vez en la obra de Georges Sorel. Y será en Sorel donde se gestará un marxismo alternativo, un marxismo marxiano o no-marxista (Karl Marx: "yo no soy marxista") u opuesto a los cánones de la vulgata marxista-leninista oficial (del "partido"); un marxismo, en definitiva, nacional-revolucionario, que resultará a la postre decisivo tanto para las futuras luchas anticoloniales de posguerra cuanto para la ideación doctrinal del fascismo, el tema que nos interesa ahora aquí.
Ahora bien, el ideólogo del fascismo (si es posible establecer una distinción
entre nacionalismo revolucionario en general y fascismo en particular) será Benito Mussolini, otro marxista y, según el historiador Ernst Nolte, el primer comunista de Europa occidental. Mussolini reconoce explícitamente la influencia de Sorel en su propio pensamiento, de tal suerte que el análisis de la doctrina de Mussolini incluye ya, de antemano, la de Sorel. Así las cosas, para la comprensión del nacimiento de la ideología fascista conviene leer a Sorel desde Mussolini, porque el sorelismo no tenía que desembocar necesariamente en el fascismo y cabe afirmar que existieron y son posibles nacionalismos revolucionarios no-fascistas.
Sea como fuere, en ningún momento deja Mussolini de ser marxiano. La filosofía de Marx no es una etapa que Mussolini "supere" después de la lectura de Nietzsche, sino que el fascismo revolucionario originario comporta en sí mismo una herejía marxista, una determinada forma de concebir, leer e interpretar a Marx. Ernst Nolte es muy claro al respecto. Citamos del ensayo de Nolte La influencia de Marx y Nietzsche en el socialismo del joven Mussolini ("Historische Zeitschrift", octubre de 1960) respetando la paginación de la traducción (págs. 113 a 160):
La influencia de Nietzsche no comporta una fase posterior de su pensamiento en la que dejara atrás a Marx, sino, insistamos en este punto, una relectura ---nietzscheana--- de Marx en virtud de la cual Mussolini es a la vez marxista y nietzscheano o marxista nietzscheano, de manera que se produciría aquí esta "amalgama" entre Nietzsche y Marx que sería supuestamente un síntoma de chifladura para los cretinos neonazis:
Si la "mezcla" de Marx y Nietzsche es una locura, entonces esa locura se denomina "fascismo" y todos los fascistas, los verdaderos fascistas ---no la escoria de ultraderecha que actualmente se hace pasar por tal---, estarían "locos". Pero las mismas razones que luego, cuando se produzca el giro nacionalista de Mussolini, darán lugar al fascismo, son las que caracterizan al futuro Duce como primer comunista de Europa occidental:
Aunque abundaremos en el tema cuando se aborde la tesis de Zeev Sternhell sobre los orígenes de la ideología fascistas, el artículo de Nolte, en todo caso, fundamenta por si solo el componente marxista del fascismo. Sin Marx, no hay fascismo. El fascismo no es sólo Nietzsche. Y cuando se olvida este dato nos deslizamos automáticamente hacia la derecha y la ultraderecha, con lo cual dejamos de ser fascistas. A las fuentes ideológicas primarias del fascismo citadas en la entrada anterior hay que añadir, por tanto, las obras completas de Benito Mussolini, en cuyos primeros tomos, y singularmente en sus ensayos sobre Nietzsche, se gesta el fascismo.
Un breve análisis sobre la génesis filosófica del fascismo puede hallarse en FILOSOFÍA CRÍTICA aquí:
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2010/02/los-ideales-fascistas-1.html
Y aquí:
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/los-ideales-fascistas-2.html
No vamos a repetir lo que ya se expuso hace años y es de sobra conocido por nuestros lectores habituales.
Queda pendiente de consideración un último dato, a saber, la incuestionable pero menos reconocida influencia de Gabrielle d'Annunzio en la interpretación recepción de Nietzsche. El hecho es debido a la rivalidad personal, política, entre Mussolini y D'Annunzio, que llevará al Duce a minimizar, cuando menos al principio de su carrera, dicho influjo, que puede considerarse tan importante como el de Sorel.
Con lo cual podemos resumir las fuentes textuales originarias de la ideología fascista revolucionaria de los orígenes y de la R. S. I. (la del Ventennio debe interpretarse como un conjunto de concesiones circunstanciales o estratégicas a la derecha) en los siguientes términos.
En el nivel filosófico:
En el nivel ideológico:
En el nivel político:
Los ideólogos ---que nunca son políticos de primera línea--- operan como intérpretes de los filósofos y posibilitan la implementación de una directriz política. No hay acceso directo de la filosofía a la política: es menester la mediación y la recodificación de la ideología, pero las fuentes últimas de legitimidad doctrinal remiten a la filosofía.
A partir de tales fuentes se forja el "socialismo nacional". Es completamente erróneo pretender, por tanto, que el nacionalsocialismo y el fascismo se contraponen en calidad de ideologías distintas, heterogéneas e incluso rivales. Este hecho se da, sin duda, cuando las contemplamos de forma estática como discursos legitimadores de sus respectivos regímenes. Así las cosas, existe en el fascismo como socialismo nacional una función de precedente histórico y genético del nacionalsocialismo que justifica y fundamenta el concepto de "fascismo genérico", a saber, el fascismo como socialismo nacional y, por ende, como izquierda nacional. Porque el fascismo constituye una tercera posición "entre el capitalismo y el comunismo", pero no "entre la izquierda y la derecha". En tanto que socialismo y socialista, el fascismo es "de izquierdas". Y deja de ser genuino fascismo en el momento en que se derechiza y cristianiza, en un continuum que va del programa del 13 de mayo de 1919 a fenómenos como el franquismo español, que nunca llegó a ser fascista aunque aprovechara para sus fines algunos elementos, y precisamente ---no en vano--- los sociales, a efectos de legitimarse ante el pueblo español.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica, 23 de noviembre de 2019
(Actualizado el 3 de febrero de 2020).
(Actualizado el 20 de febrero de 2020).
(continuará)
Como labor previa a cualquier investigación, hay que dejar constancia de una cosa: se diga lo que se diga en detalle sobre el marxismo de Mussolini, lo cierto es que él mismo siempre se declaró marxista y rechazaba vehementemente cualquiera de las dudas que, no rara vez, se pronunciaban sobre su ortodoxia. / En la época en que el joven de diecinueve años pasaba las noches, hambriendo y desamparado, bajo el puente de arcos de Lausana, una medalla de níquel con la imagen de Karl Marx es el único objeto de metal en sus bolsillos. / Mussolini no pierde nunca la ocasión de conmemorar al "padre y maestro" como "brújula" del movimiento proletario y socialista (op. cit., p. 118).
La influencia de Nietzsche no comporta una fase posterior de su pensamiento en la que dejara atrás a Marx, sino, insistamos en este punto, una relectura ---nietzscheana--- de Marx en virtud de la cual Mussolini es a la vez marxista y nietzscheano o marxista nietzscheano, de manera que se produciría aquí esta "amalgama" entre Nietzsche y Marx que sería supuestamente un síntoma de chifladura para los cretinos neonazis:
Por último, no hay que entender la palabra "desarrollo" en el sentido de un cambio de convicciones producido con el paso del tiempo. No es que Mussolini fuera primero un joven y fanático seguidor del marxismo, cuyas ideas luego fue superando (o perdiendo) bajo la influencia de Nietzsche, Pareto, Bergson y la tradición nacional italiana, hasta llegar a romper con el partido socialista. Hay, sin duda alguna, acentos que se desplazan y opiniones que se alteran. Su postura ante el sindicalismo y ante Sorel, por ejemplo, no es la misma en 1909 que en 1912. Pero mucho más importante es el carácter casi inalterable de sus ideas, que le permite intepretar el marxismo de un modo particular y, al mismo tiempo, adoptar influencias "externas". Sólo así va a poder escribir su gran ensayo sobre Nietzsche en el año 1908 y, en 1914, realizar algunas de las manifestaciones marxistas más intransigentes (op. cit., p. 120).
Si la "mezcla" de Marx y Nietzsche es una locura, entonces esa locura se denomina "fascismo" y todos los fascistas, los verdaderos fascistas ---no la escoria de ultraderecha que actualmente se hace pasar por tal---, estarían "locos". Pero las mismas razones que luego, cuando se produzca el giro nacionalista de Mussolini, darán lugar al fascismo, son las que caracterizan al futuro Duce como primer comunista de Europa occidental:
Si se califica de comunismo la reacción del ala revolucionaria del marxismo frente a la tendencia reformista ya más o menos triunfante, entonces está justificado que se califique a Mussolini como el primer comunista (op. cit., p. 125).La caracterización de los comunistas frente a los socialistas en cuanto "meros" reformistas tiene su piedra de toque en el papel que la violencia debe jugar como peaje necesario para el advenimiento de la nueva sociedad, es decir, la revolución. En este sentido, Mussolini no es sólo un dirigente radical del partido socialista, sino que no tiene ningún empacho, a diferencia de los falsos fascistas y cripto-derechistas actuales que se hacen pasar por fascistas, en utilizar el término "izquierda". De hecho, Mussolini debería ser situado políticamente en la izquierda revolucionaria, es decir, en la extrema izquierda:
Hay una izquierda extrema en el socialismo alemán ---representada por el diario Leipziger Volkszeitung--- que tiene muchos aspectos en común con nosotros (Benito Mussolini, Opera Omnia, V, 209, op. cit., p. 142, n. 176).Cuando se convierta explícitamente en fascista, Mussolini va a modificar su interpretación del nacionalismo ---un cambio que no procede directamente de Nietzsche porque, como sabemos, este filósofo denosta el nacionalismo---; pero, por lo que respecta a los aspectos sociales fundamentales, el primer programa fascista ---documento del 13 de mayo de 1919--- se sitúa claramente en la extrema izquierda. Una izquierda nacional, sí, pero izquierda y, además, izquierda radical, revolucionaria. De ahí que pueda hablarse de nacionalismo revolucionario y de ideología nacional-revolucionaria. La revolución es en el fascismo un concepto de procedencia marxista. Lo revolucionario ---frente a lo reaccionario de la extrema derecha--- es aquéllo que garantiza la continuidad de Marx en el interior el fascismo y acuña éste en calidad de herejía marxista. Queda por explicar el nacionalismo posmarxista de Mussolini: la creación específica del pensamiento fascista en cuanto articulación política de la ética nietzscheana que en el propio Nietzsche sólo se encuentra vaporosamente insinuada.
Aunque abundaremos en el tema cuando se aborde la tesis de Zeev Sternhell sobre los orígenes de la ideología fascistas, el artículo de Nolte, en todo caso, fundamenta por si solo el componente marxista del fascismo. Sin Marx, no hay fascismo. El fascismo no es sólo Nietzsche. Y cuando se olvida este dato nos deslizamos automáticamente hacia la derecha y la ultraderecha, con lo cual dejamos de ser fascistas. A las fuentes ideológicas primarias del fascismo citadas en la entrada anterior hay que añadir, por tanto, las obras completas de Benito Mussolini, en cuyos primeros tomos, y singularmente en sus ensayos sobre Nietzsche, se gesta el fascismo.
Un breve análisis sobre la génesis filosófica del fascismo puede hallarse en FILOSOFÍA CRÍTICA aquí:
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2010/02/los-ideales-fascistas-1.html
Y aquí:
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2012/05/los-ideales-fascistas-2.html
No vamos a repetir lo que ya se expuso hace años y es de sobra conocido por nuestros lectores habituales.
Queda pendiente de consideración un último dato, a saber, la incuestionable pero menos reconocida influencia de Gabrielle d'Annunzio en la interpretación recepción de Nietzsche. El hecho es debido a la rivalidad personal, política, entre Mussolini y D'Annunzio, que llevará al Duce a minimizar, cuando menos al principio de su carrera, dicho influjo, que puede considerarse tan importante como el de Sorel.
Con lo cual podemos resumir las fuentes textuales originarias de la ideología fascista revolucionaria de los orígenes y de la R. S. I. (la del Ventennio debe interpretarse como un conjunto de concesiones circunstanciales o estratégicas a la derecha) en los siguientes términos.
En el nivel filosófico:
- la obra completa de Karl Marx.
- la obra completa de Friedrich Nietzsche.
En el nivel ideológico:
- la obra completa de Georges Sorel.
- la obra completa de Gabrielle D'Annunzio.
En el nivel político:
- la obra completa de Benito Mussolini.
- la obra completa de Adolf Hitler.
Los ideólogos ---que nunca son políticos de primera línea--- operan como intérpretes de los filósofos y posibilitan la implementación de una directriz política. No hay acceso directo de la filosofía a la política: es menester la mediación y la recodificación de la ideología, pero las fuentes últimas de legitimidad doctrinal remiten a la filosofía.
A partir de tales fuentes se forja el "socialismo nacional". Es completamente erróneo pretender, por tanto, que el nacionalsocialismo y el fascismo se contraponen en calidad de ideologías distintas, heterogéneas e incluso rivales. Este hecho se da, sin duda, cuando las contemplamos de forma estática como discursos legitimadores de sus respectivos regímenes. Así las cosas, existe en el fascismo como socialismo nacional una función de precedente histórico y genético del nacionalsocialismo que justifica y fundamenta el concepto de "fascismo genérico", a saber, el fascismo como socialismo nacional y, por ende, como izquierda nacional. Porque el fascismo constituye una tercera posición "entre el capitalismo y el comunismo", pero no "entre la izquierda y la derecha". En tanto que socialismo y socialista, el fascismo es "de izquierdas". Y deja de ser genuino fascismo en el momento en que se derechiza y cristianiza, en un continuum que va del programa del 13 de mayo de 1919 a fenómenos como el franquismo español, que nunca llegó a ser fascista aunque aprovechara para sus fines algunos elementos, y precisamente ---no en vano--- los sociales, a efectos de legitimarse ante el pueblo español.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica, 23 de noviembre de 2019
(Actualizado el 3 de febrero de 2020).
(Actualizado el 20 de febrero de 2020).
(continuará)
Leídos ambos artículos al respecto, ¿no le parece que es Sorel el personaje que quizás "fusione" a Marx y Nietzsche? Mussolini, sin ir más lejos, siempre estuvo muy cercano al sindicalismo revolucionario incluso en su etapa de jerarca del Partido Socialista. Lo señalo porque creo que es en la revisión soreliana donde cuaja o fermenta el fascismo, más que en la interpretación individualizada de los dos filósofos alemanes.
ResponderEliminarPor otro lado, la impronta hegeliana del fascismo con Giovanni Gentile será tremenda, aunque entiendo que su trabajo ha ido más bien hacia la génesis del fascismo que a su práctica en el poder.
Le felicito por ambos artículos, me parecen muy interesantes a la hora de comprender el fascismo realmente. Un saludo.
Sí. Sorel es el primero en "fusionar" a Marx con Nietzsche pero eso no es todavía el fascismo, sino el nacionalismo revolucionario. El fascismo aparece con Mussolini. Cabe concebir variantes no-fascistas del nacionalismo revolucionario. El fascismo sufre, desde 1919, una evolución hacia la derecha y sólo con la República Social Italiana intenta volver a sus raíces NR. Sin embargo, cabe afirmar que la esencia del fascismo, aquéllo que le distingue del ultraderechismo reaccionario, es su componente NR de izquierda nacional. Gracias a usted por su interés. Saludos cordiales desde esta trinchera.
ResponderEliminarSe ha actualizado esta entrada con algunos datos relevantes sobre las fuentes textuales originarias de la ideología fascista.
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