La ignorancia de los (y las) fachillas cristian@s no tiene límites. Por no leer, ni siquiera se leen los libros traducidos por su maestro Ernesto Milá (los cuales, también hay que decirlo, ponen en evidencia la ideología del propio traductor, pero esa es otra historia). Obsérvese el caso de la obra de Dominique Venner Baltikum. Los Freikorps y el origen del nacional-socialismo (1918-1923). Decir Freikorps es sinónimo de nacionalsocialismo, porque esta ideología se forjó en las trincheras de la Gran Guerra, pero sólo devino en un proyecto nacional-revolucionario durante la República de Weimar y, más exactamente, en los combates míticos para salvaguardar la patria alemana machacada por el Tratado de Versalles. Supongo que nadie pondrá en duda el testimonio de Dominique Venner, cuyo trágico destino todos los patriotas conocen. Me imagino que las víboras cristianas que pretenden insultarme acusándome de "nazi-comunista" ---cuando para mí es un elogio viniendo de ellos--- no tendrán la desfachatez de montar un meme de Dominique Venner. Por si fuera poco, se verían en la tesitura de diseñar memes insultantes contra Ernst von Salomon, Ernst Jünger, Ernst Niekisch y otras figuras representativas del pensamiento nacional-revolucionario que se ganaron su doctrina en la dura praxis de las trincheras.
Página 256 del libro de Venner:
Por una extraña paradoja, los cuerpos francos que combaten a los comunistas por cuenta de los burgueses de Weimar están... más próximos a los primeros que a los segundos (sic).
¡Venner no es gay, ni está doctorado en Ciencias de la
Estupidez, señora Panadero! Reconoce Venner en la misma página que la lectura principal de los
Freikorps es Nietzsche, autor de El Anticristo (ibídem). El biógrafo de Rossbach, uno de los jefes más señalados de
los Freikorps, caracterizá a su personal en los siguientes términos:
Su compromiso era simplemente alemán. Una pátina antibolchevique había sido lanzada sobre la empresa para enmascararla ante la Entente.
Prosigue Venner: “Comunistas y cuerpos francos tienen en común
la voluntad de destruir la República de noviembre y hasta 1924 lo intentarán en
diversas ocasiones. Pero nunca juntos, por suerte para la frágil democracia
alemana. Es precisamente lo que lamenta Ernst von Salomon hablando a través de
uno de los personajes de su novela Ciudad".
Y ahora vienen las palabras de Von Salomon, a ver qué inepto
mamarracho de la extrema derecha judeo-cristiana meapilas se atreve a difamar a este
héroe e ideólogo del fascismo. Allá va:
Te diré lo que debe hacerse: poner juntos a las jóvenes tropas de todos los campos (nacionalistas, bolcheviques) y, con la ayuda de estos batallones unidos, mandar al diablo a los ladrones de la gran industria y de la finanza con su corrupto séquito de cazadores de mierda y de cazadores de miel y luego establecer como ley suprema la ley de la decencia, de la camaradería. Llámalo nacionalismo o nacionalismo, no me importa en absoluto (Ernst von Salomon, La Ville, Ed. Gallimard, pp. 195-196).La traducción de Milá es nefasta pero el sentido general queda claro. Palabras de Hermann Göring, otro gay y ayudante del payaso Plin-Plin, supongo:
Por lo que respecta a mí personalmente, estaba dispuesto, desde el principio, a participar en cualquier revolución, viniera de donde viniera (Baltikum, op. cit., p. 257).
Cualquier revolución incluye la bolchevique: sólo excluye la
reacción, el principio político defendido por Ernesto Milá que, empero, sus propias
traducciones desmienten. Venner:
Esta tentación de una alianza con la Rusia bolchevique contra Occidente será ampliamente compartida por los nacionalistas alemanes” (op. cit., ibídem).
Venner cita manifestaciones muy comprometedoras de Víctor Serge, ex agente del
Komintern:
El comunista ardiente y el patriota secretamente afiliado a las ligas militares están casi de acuerdo: Versalles es un nudo cancerígeno para la nación alemana. ¡Desgracia a Francia, desgracia a Polonia, desgracia, desgracia al capitalismo! La Alemania industrial y la gran Rusia agrícola pueden, salvándose a sí mismas, salvar al mundo. La santa guerra revolucionaria se convertirá en posible” (op. cit., pp. 257-258).
Cuando el comunista Karl Radek es arrestado y encerrado en
la prisión de Moabit, no sólo van a visitarle a la cárcel sus correligionarios
comunistas, sino también representantes de los ambientes nacionalistas. Entre
ellos cabe destacar al conde Ernst zu Reventlow, quien organiza un grupo
nacional-bolchevique en el que participan figuras míticas como Hans Grimm,
Möller van der Brück y Ernst Jünger.
El propio Reventlow expone las finalidades
de este proyecto gay de ayudantes del payaso Plin-Plin:
Los nacional-bolcheviques querían la salvación de Alemania a través del ímpetu del bolchevismo, pero de un bolchevismo puesto bajo el emblema nacional y bajo una dirección nacional. Un gran número de oficiales alemanes, pertenecientes en su mayor parte a las clases más jóvenes, compartían esta tendencia. A ella se añadía un grupo de personalidades formadas en la Universidad que afirmaban saber con certidumbre, en virtud de las leyes de la lógica y de la analogía, que esta vía hubiera conducido infaliblemente a la salvación. Las cosas eran presentadas así: personalidades enérgicas pretenderían la dirección de las masas bolcheviques; con la ayuda de Moscú, hundirían al régimen de noviembre y abolirían la constitución de Weimar. Acto seguido, el pueblo sublevado, expulsará al enemigo del país” (sic).
Prosigue Venner, otro ayudante del
payaso Plin-Plin ignorado por la señora Panadero:
En el momento de la ocupación del Ruhr por parte del ejército francés varios cientos de ex miembros de los cuerpos francos se unieron a las centurias comunistas que acababan de recibir la orden de alinearse en las posiciones nacionalistas y participar en la resistencia. Karl Radek dio la señal de esta orientación durante la reunión del ejecutivo ampliado del Komintern, en Moscú, el 20 de junio de 1923. Su discurso estuvo dedicado a un oficial de los cuerpos francos, el subteniente Schlageter, veterano del Baltikum y de los combates de la Alta Silesia, militante del joven partido nacionalsocialista, fusilado por los franceses por haber realizado actos de sabotaje” (op. cit., p. 259). .
Los elogios de Radek a Schlageter, un declarado fascista,
son ya historia. Pero quizá lo más asombroso es que Venner, siguiendo esta
línea interpretativa del genuino fascismo, tiene que reconocer la veracidad de
una fuente maldita para los nazis cristianos, a saber, Hermann Rauschning, de
quien transcribe las siguientes palabras puestas en boca del mismísimo Adolf
Hitler.
El Führer habla:
Existen más cosas que nos ligan a los comunistas de las que nos separan. Y, por encima de todo, el sentimiento revolucionario. Siempre he tenido en cuenta esto y he ordenado que los ex comunistas fueran admitidos sin problemas en el Partido. Los socialdemócratas y los sindicalistas pequeño-burgueses no serán nunca nacional-socialistas, pero el comunista lo será siempre (op. cit., p. 261).
¡Citado por Venner! Cualquier cosa menos ser un
reaccionario ultraderechista, es decir, un alguien como la autora del meme.
¿Qué fue de la señora Panadero? Ya nadie se acuerda de ella. El tiempo pone a cada cual en su lugar.
Jaume Farrerons, la Marca Hispànica, 15 de septiembre de 2019.
Editado el 8 de febrero de 2022.
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ResponderEliminar¿No crees que Hitler era un poco ambiguo cuando hablaba de los comunistas?, lo comento porque Hitler se enfrentó al sector Strasserista del partido, acusándolos de que su programa era muy parecido al de los comunistas, parecido sobre todo en el programa económico. Hay que tener en cuenta que estas diferencias desembocaron en la trágica noche del 30 de Junio de 1934, cuando Hitler dio la orden de acabar con las SA, o sea, con el sector más socialista y revolucionario. Hecho que para muchos constituyó una traición a la revolución nacional-socialista.
ResponderEliminarUn saludo.
Hay varias teorías sobre el tema de la represión de las SA. Por un lado, están quienes afirman que, una vez en el poder, el NSDAP decidió desembarazarse de su ala izquierda por motivos ideológicos, que es la que señala FDelga.
ResponderEliminarPero también existe la opinión de que la razón verdadera fue la lucha de poder dentro de la cúpula dirigente nazi; específicamente, que ciertos cargos —como Heinrich Himmler, deseoso de anular las SA en favor de sus SS— convencieron a Hitler de que Ernst Rohm conspiraba para deponerlo.