“El Führer ante el busto del filósofo alemán cuyas ideas han fertilizado en dos grandes movimientos populares: el nacional socialismo de Alemania y el movimiento fascista de Italia”. |
Visita de Hitler al Archivo Nietzsche en 1934. Se observa al Führer dirigiendo su mirada contemplativa al filósofo del superhombre. El pie de foto es de la época y, por tanto, autorizado por el partido. Se reconoce el papel decisivo de Nietzsche en el surgimiento del fascismo y del nacionalsocialismo. Recordemos que Hitler regalará unas Obras Completas de Nietzsche a Benito Mussolini. Sin embargo, se pretende que Hitler desconocía a Nietzsche. ¿Cómo es posible que las ideas del filósofo fertilizaran el nacional-socialismo si su máximo dirigente las desconocía? Así las cosas, Nietzsche había expresado unas ideas fuertemente anti-cristianas, hasta considerar que el cristianismo era una desgracia para la humanidad, concepto que Hitler formulará luego en sus Tischgespräche (Conversaciones de Sobremesa) de forma literal. Hitler, para ser más exactos, entendía que el cristianismo era en sus orígenes judaísmo puro y algo así como el bolchevismo de la Antigüedad. Sólo salva el Führer la figura de Jesús, pero en base a una especulación -Jesús no sería judío, sino hijo natural de un legionario romano- sin fundamento histórico alguno y completamente refutada por los especialistas.
EL "ARGUMENTO-BORMANN"
Con la presente entrada damos continuidad a uno de los temas que nos ha estado ocupando en este blog, a saber, el de la "filosofía" de Adolf Hitler. Partimos del supuesto metodológico de que una cosa es lo que Hitler propugnó en público con fines políticos y electorales, y otra sus opiniones personales, su visión del mundo y, por tanto, los objetivos del nacionalsocialismo a largo plazo.
Nuestra hipótesis de trabajo es que Hitler era un nietzscheano, pero buena parte de los dirigentes altos y medios del movimiento NS eran wagnerianos. Cuando digo wagnerianos me refiero a la ideología wagneriana, no a los méritos artísticos de Wagner, que todos admiramos y compartimos. El wagnerianismo doctrinal, como sabemos, es cristiano y la ruptura entre Wagner y Nietzsche se produce, entre otros, por este motivo.
El fascismo nace en Italia como una síntesis entre el marxismo y la filosofía de Nietzsche. Una herejía marxista (Sorel) que excluye de antemano el cristianismo y surge explícitamente en el ámbito de la izquierda revolucionaria leninista (Benito Mussolini). Pero en Alemania las cosas son distintas. Incluso el ala más izquierdista del nacionalsocialismo es cristiana. Hitler tiene ante sí un público y unos colaboradores casi íntegramente cristianos. A lo sumo, puede hablarse de antisemitas cristianos neotestamentarios, principalmente luteranos pero también católicos como Goebbels. El Wagner ideológico ostenta en este país un peso que no se detecta en el fascismo italiano. Con lo cual Hitler se encuentra bastante solo en este punto y prefiere no hacer públicas sus opiniones al respecto, a saber, que Wagner vale como artista, pero Nietzsche es el filósofo.
Un dato a tener muy en cuenta al respecto es que Hitler seleccionara como hombre de confianza a Martin Bormann sabiendo que era un furibundo anticristiano. Bormann, según he sabido por fuentes autorizadas, fue amonestado cuando intentó retirar los crucifijos de las escuelas alemanas. Este hecho enorme lo señalaba ante Hitler como un nietzscheano "puro", sin trazas de cristianismo y enemigo radical de esta religión judaica.
Ahora bien, Hitler debe seleccionar un "hombre de confianza" entre los muchos a su disposición y ¿a quién elige? No a un wagneriano cristiano, sino al nietzscheano más radical. La sugerencia de que Bormann fue valorado por su laboriosidad y capacidad no parece muy sólida, porque hombres capaces debía haberlos a montones en el entorno de Hitler. Además de capaz y eficaz, el escogido debía ser "de confianza" y esta virtud no se confunde con la capacidad. El cargo "de confianza" entraña algo más, a saber, una presunción de lealtad. La confianza implica, precisamente, que Hitler se podía sincerar con Bormann: ¿por qué? Porque Bormann pensaba como el propio Führer en materia cosmovisional y fue, como él mismo, un anticristiano radical.
Ramón Bau ha publicado al respecto su opinión. La reproduzco íntegramente:
Fuente: http://elcadenazo.com/index.php/conversaciones-de-sobremesa/
El mismo texto se encuentra aquí:
http://weltanschauungns.blogspot.com/2015/01/los-textos-de-hitler.html
Hace tiempo que observo un interés de algunos camaradas por los textos presuntamente recogidos por Bormann de las conversaciones de Hitler durante sus sobremesas.
Estos textos tienen sin duda cierto interés pero con serios problemas que los hacen muy peligrosos para tenerlos en cuenta sin precauciones.
Pasaremos por alto el tema de si los documentos han sido o no deformados o cambiados por el enemigo, dado que estuvieron muchos años en su poder antes de ponerlos en público.
Incluso podemos suponer, que ya es mucho suponer, que Bormann no falsificara lo que se dijo, lo pudo hacer pero no es muy creíble dado que Hitler podía pedirle en cualquier momento una parte de las notas que se tomaban y comprobar su veracidad.
Pero lo que hace especialmente inválidas estas notas es que no son una reproducción de toda las conversaciones sino un resumen que Bormann hace de ellas. Por tanto pudo seleccionar trozos, ciertos pero cortados allí donde quiso, de forma que Hitler podía seguidamente o antes haber comentado ese tema en un entorno distinto, con matizaciones diferentes o incluso con añadidos que cambiarán realmente el sentido de la opinión.
Dada la tendencia de Bormann a un anticristianismo radical, y a unas ideas muy especiales en algunos temas, considero estas notas como algo poco fiable aunque no dejan de ser interesantes de conocer, con suma prevención, y como mera referencia.
Paso a comentar el boleto de Bau.
Las Tischgespräche han sido convalidadas por David Irving, en consecuencia, la idea de que el documento es una falsificación, sin más, no se sostiene. El propio Bau la descarta. La carga de la prueba recae en todo caso sobre quien acusa. Irving es un experto reconocido en autentificación de documentos y, además, un historiador revisionista. Su peritaje es más que suficiente para el caso, cuando no hay contradictores que sostengan la falsificación. Ya hemos demostrado esto en otra entrada y no vamos a volver sobre el tema.
Sin embargo, la autenticidad del documento no implica que Bormann fuera fiel a las declaraciones de Hitler cuando lo redactó.
Examinemos esta objeción. Es la única crítica seria que he recibido hasta ahora respecto a la validez y carácter ideológicamente vinculante de los textos en cuestión. Bormann no era de fiar porque era anticristiano y podía manipular los textos. No obstante, Hitler lo había elegido como hombre de confianza sabiendo que era anticristiano radical. El argumento se vuelve en contra de quienes lo sostienen. Resulta mucho más lógico pensar que, siendo muy anticristianas sus declaraciones, el Führer hubiera temido justamente su falsificación si nombraba a un cristiano como "hombre de confianza". Hitler "no confiaba", por buenos motivos, en un cristiano, es decir, en alguien que cree en un dios judío. Un cristiano no podía ser de la confianza de Hitler, mucho menos como depositario de su "filosofía" y, por ese mismo motivo, eligió al anticristiano Bormann. ¿Cómo confiarle, en efecto, a un cristiano, que el cristianismo constituye la mayor desgracia de la humanidad y pensaba erradicarlo de Alemania tan pronto cuan terminara la campaña de Rusia? ¿Qué cristiano aceptaría eso sin convertirse automáticamente en enemigo político de Hitler?
Recordemos, por otra parte, que una copia de las transcripciones hechas por Bormann era depositada en un domicilio privado del propio Bormann, pero otra iba a los archivos del partido. Bau reconoce que su falsificación era harto arriesgada para Bormann, porque Hitler, en cualquier momento, podía haber reclamado el documento para examinar su exactitud y fidelidad a las ideas expuestas. ¿Podía arriesgarse Bormann a semejante traición, que hubiera supuesto la pérdida de confianza de su jefe y, en definitiva, la defenestración?
LA VERSIÓN DE LAS CONVERSACIONES QUE NO PASÓ POR LAS MANOS DE BORMANN
El siguiente argumento de Bau es que Bormann no falsificaba, pero sí seleccionaba las declaraciones. O sea que puede haber omitido manifestaciones del Führer que maticen las transcritas. Luego las transcritas son ciertas. Me pregunto, empero, en qué sentido pueden "matizarse" afirmaciones como que el cristianismo es la mayor desgracia de la humanidad o que será erradicado de Alemania después de la guerra. Por supuesto, cabría añadir atenuantes, pero son afirmaciones demasiado contundentes como para que la matización implique un cambio sustancial de valoración global del fenómeno sin incurrir en flagrante contradicción. Con eso tendríamos a un Hitler dubitativo, que considera al cristianismo, como poco, algo muy negativo pero no quiere erradicarlo en vida, por ejemplo. O cosas por el estilo. Pero no hay vuelta atrás en cuanto a concebir el cristianismo como una lacra. ¿Y qué se hace con las lacras? Se acaba con ellas, ya sea tras derrotar a Rusia, ya un siglo más tarde.
La solución que propone Bau tampoco parece, pues, consistente. Concluye Bau que los textos no son falsos en ningún sentido, han de ser tenidos en cuenta, pero "con suma prevención y como mera referencia". ¿Qué significa esto? Los textos son auténticos o no lo son. Si lo son, entonces no veo en qué consiste la "prevención" y cómo relativizarlos. Que no se puede acreditar su falsedad pero hay que hacer oídos sordos, en términos ideológicos y políticos, a lo que se lee en esos documentos, es el único sentido que puedo darle a la frase "como mera referencia".
Así pues, Bau niega que Bormann haya falsificado los documentos. Las sentencias de Hitler que hemos transcrito en este blog son admitidas por Bau como efectivamente realizadas por el Führer. Sólo que, dice Bau, faltarían cosas. ¿En qué se basa Bau para sostener esta pretensión? Pues... en nada. Estamos ante una pura suposición sin fundamento que permite, empero, desautorizar políticamente las devastadoras afirmaciones de Hitler. Por si fuera poco, existe una versión a la lengua alemana del texto taquigráfico de Heim que no pasó por las manos de Bormann, a saber, la de Henry Picker. Nosotros hemos cotejado las dos versiones y cabe afirmar, concluyentemente, que no existen diferencias de fondo relevantes en lo que respecta al tema de la valoración del cristianismo como un hecho nefasto. En vano buscara el lector atenuantes o fragmentos no trascritos por Bormann que avalen la hipótesis de Bau sobre una amputación deformante de las manifestaciones de Hitler. El cristianismo, en el texto de Picker, sigue siendo considerado una lacra y, por tanto, Picker, aunque el uno redacte en estilo indirecto y el otro en estilo directo con diferencias sintácticas de formulación gramatical, coincidiría con Bormann en los brutales ataques de Hitler a esta religión.
Continuaremos con la polémica referida las versiones Picker/Bormann, sobre las cuales hay todavía algunas cosas que añadir.
Jaume Farrerons
Figueres, la Marca Hispánica, 4 de marzo de 2018
Otras entradas sobre el mismo tema:
DOCUMENTOS ANEXOS
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2017/09/consecuencias-de-las-tischgesprache.html
https://nacional-revolucionario.blogspot.com/2017/09/autenticidad-de-las-conversaciones-de.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2017/09/david-irving-convalida-las.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2017/08/consecuencias-de-las-tischgesprache.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2017/08/la-autenticidad-de-las-conversaciones.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2017/08/adolf-hitler-sobre-el-cristianismo-2-el.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2017/08/adolf-hitler-sobre-el-cristianismo-la.html
Quien conozca someramente la naturaleza del NS español puede intuir lo que se esconde tras las reticencias de Ramón Bau ante las Conversaciones de Sobremesa. Las personas que componen mayoritariamente esos ambientes son católicos, de ideas sociopolíticas conservadoras, ya desde los lejanos tiempos de CEDADE. Si Bau diese por válido el texto de forma clara, correría el riesgo de enfurecer a buena parte de sus correligionarios.
ResponderEliminarNo sería la primera vez que hay disputas internas en el NS español debido a la cuestión religiosa. De ahí la ambigüedad de Bau, que ni acepta ni niega lo expuesto en las Conversaciones de Sobremesa.
Por cierto, al dueño del blog quizá le interese este libro de Sigfredo Hillers de Luque
ResponderEliminarhttps://gallandbooks.com/libros/1028-nazismo-y-comunismo.html
Creo que ha llegado el momento de colocar la verdad por encima de los intereses de determinados grupos (por lo demás, políticamente irrelevantes). Hitler era un anti-cristiano radical y, más que eso, entendía que el judeo-cristianismo había determinado la ruina de Europa (de la Europa grecorromana y germánica precristiana). El judeo-cristianismo y su versión secularizada, a saber, el judeo-bolchevismo, debían ser erradicados del solar histórico europeo. No se trata de un anticristianismo accidental o anecdótico, sino de la columna vertebral de la ideología nacionalsocialista y fascista, cuyo máximo referente sería Friedrich Nietzsche, autor de "El Anticristo".
ResponderEliminar