Portada de una empresa periodística de la oligarquía occidental acusando en falso a Damasco del ataque genocida contra el pueblo sirio.
No ha pasado ni una semana desde que Donald J. Trump reconociera a Bashar al-Assad como el legítimo estadista de Siria y éste, el propio interesado, que al parecer debe de ser un rematado idiota, ya se ha presuntamente apresurado a perpetrar un abyecto "crimen contra la humanidad" que le descalifique como tal, de suerte que pueda ser cómodamente cuestionada dicha legitimidad internacional. Oportuno. Sorprendente. Esperable.
En efecto, únicamente un inepto cometería esa torpeza en una guerra que ya tiene ganada, atacando con gas a la población civil siria, pero los mismos medios de comunicación que difundieron el bulo de las "armas de destrucción masiva" de Sadam Hussein, hanse apresurado a acusar al gobierno sirio de gasear a sus propios compatriotas.
Por supuesto, cualquier persona razonable e informada sospechará que no ha sido Damasco, ni Rusia, el responsable de la atrocidad, sino precisamente aquellos que están interesados desde hace décadas en derrocar al dirigente nacional-revolucionario Bashar el-Assad con la finalidad de instaurar en Siria un régimen títere de Occidente, es decir, sumiso al Estado de Israel y, en última instancia, al "pueblo elegido".
Todavía es demasiado pronto para pronunciarse sobre los detalles de la masacre, pero lo que puede asegurarse sin lugar a dudas es que los autores del delito nada tienen que ver con el ejército gubernamental sirio o con las fuerzas rusas que lo apoyan contra los mercenarios "islamistas" financiados, armados y adoctrinados por Arabia Saudí (un país que es un nido de terroristas pero que, curiosamente, Occidente considera su aliado). Los mismos asesinos que se hacen pasar por "oposición democrática" a la presunta tiranía de Bashar el-Assad pero luego resultan ser franquicias de Al-Qaeda y Estado Islámico, es decir, de organizaciones terroristas dedicadas a perpetrar atentados en París, Londres, Madrid y Berlín, son los principales sospechosos de esta nueva fechoría. Y, tras ellos, los servicios de inteligencia occidentales a sueldo de la oligarquía sionista.
Este tipo de escenarios propagandísticos con armas químicas ya se produjeron en 2013 cuando Barack Obama, sirviendo a sus amos israelíes, intentó que EEUU/OTAN invadiera Siria como antes había invadido Iraq o Libia. Operación inviable a la postre porque la obscena evidencia del montaje de Goutha no convenció a la opinión pública occidental. Ahora, los mismos criminales de entonces, cuya obediencia apunta, como siempre, en última instancia, a Benjamín Netanyahu y su banda de psicópatas racistas y genocidas de Tel Aviv, han vuelto a repetir la sangrienta comedia. Esperemos que la gente (=gentiles) no se deje engañar tampoco esta vez.
Jaume Farrerons
La Marca Hispànica, 5 de abril de 2017
Interesante artículo. Aunque me parece demasiado pronto para liberar de toda culpa a Al-Assad.
ResponderEliminarMe parece que la carga de la prueba recae sobre los acusadores. Y parece evidente que Assad no es idiota y todo este montaje sólo favorece a Israel, como el 11-S y los posteriores atentados "islámicos" en Europa. Estamos ante una gigantesca conspiración sionista al servicio de los delirios mesiánicos de la extrema derecha judía.
ResponderEliminarA LiveFastDieYoung: que yo sepa, quien ha de demostrar que Al-Assad es culpable son los que lo acusan de perpetrar la agresión, no al revés. Y hasta ahora nadie lo ha demostrado.
ResponderEliminarPor lo demás, estoy totalmente de acuerdo con ENSPO.