Un parlamentario catalán acusa a Rodrigo Rato de genocida y le sugiere que empiece a tener miedo

Desde luego, no comparto muchos aspectos de la ideología de David Fernández. Supongo que eso le tranquilizará, dado que soy, como casi todo el mundo sabe ya en Cataluña, un cerdo fascista y él un honrado antifascista de pro (de ahí que Fernández pueda escribir una columna fija en el diario ultra neoliberal "El Mundo", cosa impensable en mi caso).

Me explico. En la Universitat de Girona comenté que la complacencia de las CUP y del independentismo marxista-leninista en general con los crímenes del comunismo resulta incomprensible desde el punto de vista democrático y humanitario. Al menos yo, en mi insignificancia, ya he condenado las atrocidades del fascismo (las que hayan existido realmente, claro, no las que le imputa la propaganda de unos "vencedores" cuya credibilidad moral e intelectual conocemos de sobra); animo pues a las izquierdas revolucionarias a hacer lo propio con los genocidios de cuño bolchevique y maoísta, pero en cualquier caso debo felicitar esta vez a Fernández por calificar a Rodrigo Rato de gángster y aclararle con puntillosa exactitud que "su infierno es nuestra esperanza".

En Cataluña el ambiente se va "calentando" y hay que observar "un rato" la expresión y las manos temblorosas de Rodrigo ibidem cuando el representante de la CUP le espeta en la cara las verdades del barquero, a saber, que es un criminal, un genocida, un canalla, un cabrón sinvergüenza destinado a tener mucho miedo mientras la "justicia" sea una palabra que no haya desaparecido del diccionario...

Esto vale, empero, para la entera casta política española, montón de mierda donde los haya (!y haberlos, haylos, al por mayor, de Tel Aviv a Nueva York!).

Los corruptos y genocidas con corbata han de empezar a temer. Nosotros, simples ciudadanos "sin importancia", vivimos ya en el miedo desde hace mucho tiempo sólo para que hediondos oligarcas disfruten de putas, coca y coches deportivos. Nosotros, que nos comprometimos con los derechos humanos y la legalidad vigente allí donde tuvimos la desgracia de desempeñar nuestra labor profesional, hemos visto cómo perdíamos una plaza de funcionario -servidor del pueblo y garante de la ley en el patio de un centro penitenciario- mientras los torturadores prosperaban como cucarachas ávidas arrimándose al obsceno árbol del corporativismo más abyecto. Pero eso no es nada comparado con el drama que están viviendo centenares de miles de familias a nuestro alrededor y no digamos ya las 150.900 víctimas inocentes de Iraq.

Detener, procesar y ejecutar a Yahvé alias Das Kapital

La legislación de Nüremberg debe aplicarse a quienes perpetraron crímenes contra la paz y agredieron al pueblo iraquí basándose en puras mentiras conscientes. No se puede pretender, en buena lógica y mejor ética, que por escribir en un sitio de internet que la narración oficial del Holocausto ha hinchado determinados crímenes de Estado para encubrir otros del mismo calibre, un bloguero sea condenado a penas de cárcel (como pretende el PP de Gallardón y Rajoy) mientras los asesinos que nos gobiernan campan a sus anchas aniquilando naciones enteras y sometiendo a los trabajadores de sus propios países a unas condiciones de vida que son también una forma de liquidación social masiva. Los delincuentes perfumados en el poder siguen sonriendo, pero hay que borrarles la satisfacción del rostro como hizo ayer David Fernández con Rodrigo Rato.

Quizá comienza a producirse una prometedora inflexión en el sentido correcto de la historia, a saber, que el cerdo genocida debe terminar colgando de un gancho de carnicero en una farola cualquiera del país. Y ello, sí, tras un juicio justo, pero basado en el mismo método de "práctica de pruebas" que el Tribunal Militar Internacional contra los nazis.

En este punto no puedo resistirme a recordarle a Fernández que Stalin ahorcó a varios militares alemanes acusados de la masacre de Katyn, una fechoría cometida, empero, por los soviéticos, como ya ha sido universalmente reconocido. Así que Rodrigo debería tener no ya miedo, sino pánico.

Ya no van a podernos comprar con la "felicidad" de los objetos de consumo al uso. !Hete aquí nuestra próxima "adquisición"! Queremos  que los corruptos, saqueadores del pueblo español sientan miedo, y para los genocidas la pena capital. 

El estamento político profesional "castizo" tiene que penar. Métase la oligarquía financiera donde le quepan sus eternas promesas de los brotes verdes. Aunque fueran ciertas, que jamás lo fueron, antes de hablar de economía es menester abonar la cuenta pendiente -impagable pero no gratuita para aquélla- por el dolor causado a la ciudadanía.

Todo mi apoyo, en este punto, a cualquiera que alce la bandera negra de la muerte contra los asesinos impunes.

Jaume Farrerons
La Marca Hispànica
11 de noviembre de 2013

DOCUMENTOS ANEXOS

Un resumen de Das Kapital, de Karl Marx.