Jaume Farrerons, "fascista": niega el "ideal" de la "felicidad humana" (=eufemismo hipócrita de la sociedad de consumo) y la "esperanza" en el "progreso" hacia el "paraíso" (=estribillo nauseabundo de la acumulación del capital). Cree en la dignidad de la ciudadanía política, en el honor, en el patriotismo, en la justicia, en el deber y en la verdad. Blacklist. Reputation: bad.
ANTE LA LEY GALLARDÓN
CONTRA EL NUEVO ESTALINISMO SIONISTA
Y EN MEMORIA DE LOS MILLONES DE PERSONAS EXTERMINADAS BAJO LA ACUSACIÓN DE "FASCISTAS"
Quedaba todavía un asilo inesperado. La Italia de
Mussolini, que siempre se
había limitado a imitar con indiferencia los decretos de
Nüremberg de 1938, asumió
la defensa activa de los refugiados judíos en la zona
italiana de ocupación (…)
Cuando las deportaciones desde la zona del litoral
aumentaron a principios de 1943,
las autoridades italianas de ocupación las impidieron al
este del Ródano, y
advirtieron al gobierno francés que si bien él podía
hacer lo que se le antojara con los
judíos franceses, los judíos extranjeros en la zona
ocupada por Italia eran
incumbencia exclusiva de las autoridades italianas. En
marzo, éstas intervinieron
para impedir que los prefectos franceses de Valence,
Chambéry y Annecy detuviesen
a judíos extranjeros en esta región. En junio de 1943, el
prefecto de la policía
italiana, Lospinosa, evitó la detención por parte de los
franceses de 7000 judíos
extranjeros en Mégève. El hecho de que un jefe fascista
de la policía italiana tuviese
que indicar a Antignac, el hombre de confianza de
Darquier de Pellepoix en el
Comisariado General de Asuntos Judíos, que Italia
“respetaba los principios
elementales de humanidad”, permite hacerse una idea del
antisemitismo de Vichy.
(Robert Paxton, La
Francia de Vichy, Barcelona, Noguer, 1974, pp. 161-162).
I
I
¿Qué significa realmente el vocablo "fascismo"? Hay que abordar esta cuestión con la máxima seriedad y rigor. Nos va la vida en ello. Constituye, dicha pregunta, la clave de todo futuro democrático posible y la única garantía real de los celebérrimos "derechos humanos". Tenemos que empezar a ventilar ciertas preguntas básicas. Desechemos, sí, la más mínima compasión hacia los asesinos que nos gobiernan: es menester derrocarlos sin contemplaciones, pero sólo mediante la razón. Que ello es posible acaban de confesarlo los propios oligarcas con el nuevo Código Penal español del ministro Alberto Ruiz Gallardón, ley-mordaza, liberticidio donde los haya, que afecta directamente a la ciencia, el librepensamiento, la libertad de información, opinión y expresión, y convierte la "democracia liberal" del putrefacto "Reino de España" en una dictadura apenas ya encubierta de las élites financieras filosionistas apátridas.
Y es que tienen miedo. La opacidad y la impostura consciente son ya su norma existencial de supervivencia. Por eso han de tapar como sea la boca de la resistencia nacional-popular democrática. La pseudo ley Gallardón (norma penal en blanco cuya interpretación y aplicación queda al arbitrio caprichoso del juez) es la confesión de una debilidad y, sobre todo, el indicio de que los social-patriotas podemos derrotarles con la mera palabra pronunciada en un foro público universal: internet, la prensa independiente, la literatura de pequeñas editoriales heroicas... Ya hemos vencido. El evento, auténtico "amanecer dorado" de las naciones de Europa -y de todo el mundo-, colúmbrase en el horizonte. Cuanta más represión, detenciones, censura..., tanto mejor. La hora de la verdad se aproxima. Y tiene, para nuestros adversarios, un nombre: el "fascismo". No les preocupan los progres antisistema (la oposición domesticada), tampoco los okupas, las izquierdas socialistas o comunistas, trotskystas, anarquistas o ácratas, no. Nada de eso. Les preocupamos nosotros, los "fascistas". Por favor, saquen ustedes mismos las conclusiones de la divisoria amigo/enemigo que la propia oligarquía filosionista está fijando de forma inequívoca.
II
"La literatura exotérica presupone la existencia de verdades básicas que ningún hombre decente debería pronunciar en público, porque dañarían a muchas personas que, a causa de ello, tenderían naturalmente a dañar a su vez a quien pronuncia tan desagradables verdades"
(Strauss, Leo, La persecución y el arte de escribir, 1952, versión castellana, Buenos Aires, 2009, pp. 46-47).
Me declaro "fascista" y el desideratum de la finitud define mi seña de identidad ética. No hemos venido a este mundo para "ser felices", sino para comprender (verstehen) el ser (Heidegger). Un simple virus prolifera entre la mierda más dichoso y ufano que el triste homo sapiens. Angustiado por sus fugaces placeres, este presunto animale rationale sufre contando los días que le quedan antes de convertirse en residuo fecal. Los humanes humanistas del mundo "liberal" y "civilizado", los presuntos "hombres más verdaderamente hombres", supuestos "demócratas", aspiran a ser, en el mejor de los casos y pese a toda la sofisticación de sus ostentadas marcas de estatus, sólo eso, virus perfumados con corbata, patéticos, inmundos y mentirosos mercachifles estafadores, payasos de sí mismos (el "éxito") absortos en la noble tarea de "hacerse ricos". Pero ante la muerte se derrumban las respuestas, todas, del parásito succionador disfrazado de Armani (="triunfador"). Un fenómeno radical, insobornable, pide la palabra para imperar. Ha devastado de antemano el imaginario social y los esquemas de derechas e izquierdas, laicos y creyentes, tradicionalistas y modernos: ni la más desorbitada cantidad de dinero puede, a la postre, comprarlo. Y es bueno que sea así. Queremos que los oligarcas perezcan. Desideratum. La Moira (=el destino) reduce al más absoluto ridículo las pretensiones con que aquellos grandísimos canallas "antifascistas" explotan, humillan y pisotean a los siervos incontables del capital financiero.
En tanto que "fascistas" afirmamos la verdad de muerte, esa norma que los delincuentes capitalistas jamás podrán burlar.
A los fascistas no nos vale la mentira del paraíso social comunista, construcción imaginaria acuñada con idénticos materiales que los engaños comerciales de Wall Street y Hollywood. Marcas distintas del fraude hedonista/eudemonista universal, pertenecen empero a la misma empresa de elixires milagrosos y utopías fraudulentas. Sólo existe una revolución verdadera: el "fascismo" o, mejor dicho, aquéllo que ocúltase tras el temerario "cabeza de turco" o espantajo que los criminales oligárquicos (des)califican mediante tal estigma. Porque la verdad es el fin de la oligarquía. Porque con el "fascismo" se terminó de una vez por todas la abyecta comedia del "mundo feliz" que alimenta la interminable reinversión monetaria de los usureros y, por ende, su poder político.
!Arrojémosles a la cara la verdad de la muerte!
Y para empezar, todos los genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados por esos ellos: del bloqueo naval inglés de Alemania en la I Guerra Mundial, a la Nakba y el Gulag; del exterminio de los indios americanos que hizo posible la existencia misma de los Estados Unidos, al genocidio esclavo de los negros de África, Hiroshima, Dresden, Vietnam e Iraq. !La lista es interminable y todos esos delitos, sin excepción, permanecen impunes!
Queremos la verdad: ya no aceptamos más cuentos infantiles para votantes, consumidores, contribuyentes, creyentes, pacientes, clientes... Es necesario poner punto final a una minoría de edad espiritual prolongada artificialmente en mentes adultas a base de marketing y manipulación psicológica sistemática.
Quienes nos gobiernan, vomitivos e hipócritas corruptos, son también de los peores asesinos de la historia. Hete aquí su talón de Aquiles. !Sólo la verdad puede detener la próxima carnicería que ya prepara la oligarquía financiera y cuyas víctimas seremos... nosotros! !Despertad!
Mas parece evidente que los oligarcas, una vez puestos en evidencia con datos objetivos irrefutables, pronunciarán una sola palabra mágica en la que han invertido mucha propaganda (y que sustituye todos los argumentos racionales que nunca podrían esgrimir, puesto que carecen de ellos): "fascistas". Ésta es, en el fondo, la única arma letal contra el pueblo trabajador, que apréstanse ya a utilizar "legalmente" para neutralizar los primeros núcleos de resistencia y auténtica oposición nacional.
Si no nos tildan de "fascistas" es que somos sus cómplices o aspiran todavía a sobornarnos. Hemos de ser acusados de "fascistas" para saber, para tener la certeza, de que vamos por el buen camino.
Nosotros no queremos ya pertenecer a la especie humana. Nos han echado, danke schön. Todo un privilegio, visto que asesinos como Barack Obama pueden masturbarse el tubo rectal con el Nobel de la Paz mientras los desahuciados que deciden no suicidarse son calificados de "nazis" (=genocidas) por la dirigente de un "partido democrático" (=ralea al servicio de los banqueros) enquistado en el gobierno de España. Nosotros preferiríamos el vocablo mortales, aquéllo que, en el código simbólico de la oligarquía financiera, tiene que significar algo así como "cerdos asesinos fascistas". Nuestro crimen verdadero no consiste, empero, en haber matado más o menos que los oligarcas, sépanlo oh filisteos de los derechos humanos, sino en legitimar la vida finita y, por ende, la necesidad inexorable del nacer/perecer (también para el usurero, hecho que el "fiscal del odio" a su servicio apresúrase a "amalgamar" con el asesinato) con todas sus consecuencias.
Hemos querido, en fin, la muerte, allí donde aceptamos seguir existiendo siquiera un solo minuto más, beber un trago de vino, respirar el aire de esta tierra, sufrir y gozar, luchar y caer abatidos por nuestra causa, tan válida como cualquier otra...
Sí, somos fascistas, ¿y qué?
¿Puede la oligarquía impartir lecciones de moralidad?
"Es enemigo quienquiera dé la impresión, por signos físicos, psíquicos, sociales, morales u otros, de estar en desacuerdo con el ideal de la felicidad humana."
A. Arosev, propagandista soviético, citado por Heller, M., La machine et les rouages. La formation de l'homme soviétique, Calmann-Lévy, 1985, citado a su vez por De Benoist, A., "Comunismo y nazismo. 25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989)", Barcelona, Altera, 2004, pág. 44.
Muy cerca del fraude merodea la añagaza dialéctica de impostores y de legiones de escritorzuelos que viven de vincular cualquier suceso luctuoso, generado por el mismo dispositivo opresor que les da de comer, con el fascismo. "Fascistas" son ahora incluso aquellos comunistas que asesinaron a 100 millones de personas en nombre del antifascismo utópico-profético y cuyas víctimas eran marcadas, precisamente, con ese mismo estigma. Tal la pretensión del judío maoísta francés André Glucksmann en La cocinera y el devorador de hombres. Ensayo sobre el Estado, el marxismo y los campos de concentración (1975, vid. pp. 193-194 de la edición castellana, Barcelona, 1977):
Los perspicaces cófrades. Ha tenido éxito el progre antifa André Glucksmann, hay que reconocerlo. La tropa de zombies se lo traga todo con tal de que se le presente adornado con envoltorio de la sinagoga. Reductio ad absurdum de una fe -no en vano reza credo quia absurdum est- que renunció de antemano a la razón por miedo a la verdad pero que, con todo desparpajo, acusa a los genuinos disidentes (="fascistas") de "irracionalistas", mientras incurre, de manera dolosa, alevosa, deliberada, tramposa, propia de verdaderos pillos o personajes de picaresca, pero sin enrojecer nunca de vergüenza, en el completo manual universitario de los paralogismos.
"El marxismo se abre sobre un horizonte futuro donde el 'hombre es para el hombre el ser supremo'. (...) La tarea esencial del marxismo será pues buscar una violencia que se supere en el sentido del porvenir humano. (...) La astucia, la mentira, la sangre derramada, la dictadura, se justifican si hacen posible el poder del proletariado, y en esta medida solamente. La política marxista es, en su forma, dictatorial y totalitaria. Pero esta dictadura es la de los hombres más puramente hombres" (...)
(Merleau-Ponty, M., Humanismo y terror, Buenos Aires, Leviatán, 1956, p. 12).
"Nuestra moralidad no tiene precedente, nuestra humanidad es absoluta, porque descansa sobre un nuevo ideal: destruir cualquier forma de opresión y violencia. Para nosotros todo está permitido, pues somos los primeros que en el mundo han levantado la espada no para oprimir y esclavizar, sino para liberar a la humanidad de sus cadenas (...) ¿La sangre? !Que la sangre corra a mares!"
(Krasnyi Metch („La daga roja“), órgano de la cheka soviética, agosto de 1919, citado por De Benoist, Alain, op. cit., pág. 45).
“El primer derramamiento de sangre lo produjeron las izquierdas en Daimiel, el 2 de noviembre de 1933: un jonsista, funcionario del Estado, fue muerto a puñaladas. Un mes mas tarde, Ruiz de Alda escapó a un atentado al pasar por Tudela, camino de Pamplona; su coche fue capturado e incendiado por un grupo de atacantes. Durante la venta del quinto número de FE, el 11 de enero de 1934, se produjo una pelea en el curso de la cual fue muerto a tiros un joven de veintidós años, simpatizante de Falange. Otros incidentes semejantes empezaron a producirse en las universidades de Sevilla y Zaragoza, en las que el SEU era relativamente fuerte. Antes de finalizar el mes, otros cuatro falangistas fueron asesinados en diversos lugares del país. (…) Esta sucesión de atentados contra el naciente movimiento fascista sin respuesta, hicieron que algunos dieran a la Falange el sobrenombre de “Funeraria española” y a su líder el de “Juan Simón el Enterrador”.
Payne, S., Historia del fascismo español, París, Ruedo Ibérico, 1965, p. 46.
III
III
Los "fascistas", lejos de culpables ontológicos, enfrentamos enemigos políticos a los que no guardaremos ninguna animadversión "personal", por mucho que moralmente nos repugnen; no pretendemos representar el papel de los "buenos" en una película aspirante al Óscar; jamás lloriquearemos de autocompasión revolcándonos en la bonitez de nuestra alma repleta de fraternales utopías (patentes de corso del exterminio en masa); nunca nos arrastraremos cargados de odio contra una realidad, la naturaleza (phýsis, en el sentido griego), de la que nadie es "responsable" y que, al mismo tiempo, todos "creamos" y convalidamos por el simple hecho de continuar viviendo... Nos negamos a utilizar chivos expiatorios para descargar nuestras privadísimas frustraciones freudianas. Y si alguien ha actuado de otra manera en la historia del fascismo -como así nos consta- lo habrá hecho vulnerando los propios principios fascistas, fijados por el filósofo Friedrich Nietzsche. La actuación de los fascistas italianos durante la persecución judía acredita que mi pretensión no constituye una mera fantasía filosofante, sino una realidad histórica.
Elegir el campo de aquello que la oligarquía denomina el "fascismo" supone asumir la verdad hasta las heces, consumar los imperativos de la razón allende los "sentimientos", esas patentes de corso morales de las que el mono evolucionado se enorgullece como signo inequívoco de su "superioridad moral" (oficina de expedición metafísica del "derecho" a matar). Dicho brevemente: fascismo: todo lo contrario de aquéllo que el sistema caracteriza como "extrema derecha". No otro es el anzuelo en el que han picado, gracias a personajes como Evola, Guénon y otros agentes del dispositivo oligárquico de dominación (y para ser más exactos de los servicios de inteligencia), generaciones enteras de nacional-revolucionarios, convertidos a la postre en pura escoria skin-head.
"El sistema financiero internacional mata cada año a más personas de las que perecieron en la Segunda Guerra Mundial, pero al menos Hitler estaba loco, ¿no es cierto?"
(Ken Livingstone, ex miembro del Partido Laborista y candidato independiente a la alcaldía de Londres, citado en La industria del Holocausto, Norman Finkelstein, 2002, p. 52).
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“Si ciertos actos y violaciones de Tratados son crímenes, son crímenes tanto si los comete Estados Unidos como si los comete Alemania”, indicó Bertrand Russell.
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"El Estado judío no habría nacido sin la expulsión de 700.000 palestinos. Así pues, había que expulsarlos. No había otra opción que expulsar a la población. (...) Tampoco la gran democracia estadounidense se podría haber creado sin la aniquilación de los indios. Hay casos en que el buen fin general justifica los actos implacables y crueles que se cometen en el curso de la historia."
Benny Morris, historiador israelí
http://web.archive.org/web/20051228175320/www.newleftreview.org/PDFarticles/Spanish/NLR26002.pdf
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"El Estado judío no habría nacido sin la expulsión de 700.000 palestinos. Así pues, había que expulsarlos. No había otra opción que expulsar a la población. (...) Tampoco la gran democracia estadounidense se podría haber creado sin la aniquilación de los indios. Hay casos en que el buen fin general justifica los actos implacables y crueles que se cometen en el curso de la historia."
Benny Morris, historiador israelí
http://web.archive.org/web/20051228175320/www.newleftreview.org/PDFarticles/Spanish/NLR26002.pdf
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"Las imágenes que vemos de madres y niños de regiones enteras de África sometidas al azote de las sequías y otras catástrofes nos recuerdan a los campos de concentración de la Alemania nazi (...) No tenemos un Nüremberg que pueda juzgar el orden económico que se nos ha impuesto, en el que cada tres años mueren de hambre y enfermedades que podrían prevenirse más hombres, mujeres y niños de los que murieron en la Segunda Guerra Mundial."
(Fidel Castro, en entrevista de John Rice para "Associated Press", "Castro Viciously Attacks Capitalism", 13 de abril de 2000, citado por Finkelstein, N., op. cit., pp. 52-53)
IV
Muy cerca del fraude merodea la añagaza dialéctica de impostores y de legiones de escritorzuelos que viven de vincular cualquier suceso luctuoso, generado por el mismo dispositivo opresor que les da de comer, con el fascismo. "Fascistas" son ahora incluso aquellos comunistas que asesinaron a 100 millones de personas en nombre del antifascismo utópico-profético y cuyas víctimas eran marcadas, precisamente, con ese mismo estigma. Tal la pretensión del judío maoísta francés André Glucksmann en La cocinera y el devorador de hombres. Ensayo sobre el Estado, el marxismo y los campos de concentración (1975, vid. pp. 193-194 de la edición castellana, Barcelona, 1977):
"Nuestro siglo ha pagado tan caro sus escasas luces sobre el fascismo: ¿cómo no reconocerle en los osarios del Gulag, en el régimen que los esconde y mantiene? Que la URSS sea capitalista y fascista (es cierto que se trata de un fascismo más sutil, más cultivado, más dialéctico que el de los nazis, vulgares imitadores) lo leemos con todas las letras en Archipiélago Gulag y en el cuerpo de los torturados."
Tiene Glucksmann el descaro y el cinismo de apelar a Solzhenitsyn. Pero hete aquí lo que realmente leemos en Archipiélago Gulag:
"Ya sabíamos que "fascistas" era el apodo de los del Artículo 58, puesto en circulación por los perspicaces cófrades y aprobado con gusto por las autoridades: en otro tiempo los llamaban "KR" pero después el nombre perdió fuerza y se necesitaba una etiqueta más precisa."
(Alexandr Solzhenitsyn, Archipiélago Gulag, t. II, Barcelona, Tusquets, 2005, p. 180).
La Marca Hispànica, 7 de octubre de 2012
Un simple virus es más feliz que el humano que se siente más "feliz". Muy bueno, pero es que es una verdad como un templo. Todavía hay mucha gente a la que si le preguntas ¿cuál es para ti la meta en la vida?, te contestan: ser feliz... Las ovejas que durante el día pastan en el prado, por la tarde están en el establo, y por la noche duermen, ya han alcanzado antes esta meta, ya han alcanzado el grado supremo de felicidad...
ResponderEliminarPero, por lo demás, me temo que los que han propuesto la ley Gallardón no llegan a comprender la dimensión filosófica que se expone en la entrada (negación de la felicidad humana, finitud, muerte, etc), ni les interesa comprenderlo. Ellos simplemente lo que quieren es que la verdad no les duela, lo que quieren es que la simple investigación histórica cuyas conclusiones no coincidan con las "oficiales" sea un delito de "instigación a la violencia, de exaltación del genocidio y de dictaduras pasadas" y bla, bla, bla..., al más puro estilo de la Inquisición (pero en versión laica).
Y lo curioso, y lo gracioso (reír por no llorar), es que esos mismos de la ley Gallardón, y la gente que la apoya, echan pestes sobre la Inquisición (la religiosa, se entiende) de siglos pasados porque iba contra la libertad... La coherencia nunca ha sido su fuerte. Es como los que también echan pestes contra el alzamiento de Franco porque iba contra el "gobierno legítimo" de la República... y al mismo tiempo están a favor de la "operación Walkiria", cuando Staufenberg y sus acólitos atentaron contra Hitler para derrocarlo, pese a que Hitler subió al poder de forma legítima...
Una vez más, enhorabuena por la entrada.
Por cierto, hace unas semanas me pareció leer en alguna parte de este blog (no recuerdo ahora dónde), algo como que este blog ha sido incluido en una lista negra. Si es así, para nosotros sería un honor. "Ladran, luego cabalgamos"...
Es cierto, nos han llegado mensajes al correo donde se nos avisa que estamos en una blacklist y que tenemos un baremo de reputation: bad.
ResponderEliminarMe imagino que Tel Aviv emite patentes de "reputation" y la nuestra sólo puede ser "bad".
Estoy orgulloso de tener mala reputación.
Ser admirado por una piara de cerdos asesinos del Mossad sí que me provocaría dudas muy serias sobre mi honestidad.
El cierre de los foros justo cuando íbamos a comenzar el curso es una pura casualidad. Primero el foro antiguo porque el phpBB era un diseño obsoleto, pero ahora también los foros de diseño nuevo. Si quieres seguir con ellos has de pagar. Hemos buscado otra empresa, a ver qué pasa ahora.
Saludos a todos.
Obviamente la felicidad es un concepto abstracto (al igual por ejemplo que la soledad), que puede tener un significado diferente dependiendo del concepto que cada persona tenga de ello y por supuesto ir en busca de la verdad y hallarla puede conducir a esa felicidad existencial.
ResponderEliminarUn saludo.
Explicaremos el concepto "fascista" de verdad en el Curso de Filosofía. En cualquier caso, allí quedará claro que la verdad no es algo que se busca, sino que el homo sapiens huye de ella. Esto tiene consecuencias epistemológicas devastadoras, que van más allá de lo que cualquier "crítica filosófica" haya desarrollado hasta hoy. En cualquier caso, es la herramienta para demoler por su base el ideario hedonista de las sociedades de consumo y, con él, el proceso de acumulación de capital en que se sustenta el poder de la oligarquía sionista en su proyecto de dominación planetaria.
ResponderEliminarEn todo caso si el humano en líneas generales huye de la verdad es porque no quiere afontar la realidad de su mísera existencia espiritual y de lo que le rodea, especialmente el poder que lo esclaviza.
ResponderEliminarPero no todo el mundo mantiene semejante posición como es obvio, siempre hay personas que sí buscan la verdad para encontrarla y conseguir el equilibrio espiritual necesario, felicidad espiritual naturalmente, alejado de todo materialismo económico y hedonismo.
La "felicidad espiritual" es precisamente lo que buscan quienes creen en cosas como la vida eterna, el "amor", la esperanza, etc.
ResponderEliminarSon conceptos espirituales que "fundamentan" todo el aparato material de producción/consumo, la acumulación de capital que empieza en el alma como angustia por la salvación y la búsqueda del éxito como "signo" de elección, en un desarrollo externo que es correlativo a distintas figuras históricas del espíritu.
Eudemonismo se llama a esa felicidad "espiritual", precisamente el sitio donde la verdad, lo espiritual por excelencia, es aplastada para dar paso al puro hedonismo (material) y a construcciones como "el progreso", que son a la vez "espirituales" y "económicas".
Le recomiendo "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" de Max Weber. El capitalismo tiene su espíritu. El eudemonismo es el primer hito (cristiano) en el camino hacia el paraíso secularizado (económico, histórico, social).
La lucha contra el enemigo oligárquico empieza en el propio "yo". La felicidad espiritual es el huevo de la serpiente del materialismo economicista y del imperio político de los "inversores" y demás escoria.
Saludos cordiales.
Sigo pensando que la felicidad espiritual está alejada de todo materialismo económico y más todavía del hedonismo, cuando hablo de espiritualidad es al margen de religión alguna, que nada tiene que ver con "la vida eterna","la esperanza", es algo natural, precisamente porque lo material nunca te podrá liberar.
ResponderEliminarSaludos.
¿Pero usted acepta esto que dice porque es verdad y considera que tiene un fundamento o simplemente porque "le hace feliz"?
ResponderEliminarAlgo más puede añadirse a la pregunta, y es cómo se distingue ese eudemonismo de todas las tradiciones eudemonistas (religiosas o no) que han generado la sociedad hedonista actual.
ResponderEliminarPorque un eudemonismo laico sigue siendo un eudemonismo que coloca el bienestar espiritual por encima de la verdad y, si no lo hace, entonces ya no es eudemonismo.
Porque creo que es verdad y tiene sentido, es un concepto muy personal, obviamente para mí puede traducirse en felicidad, si se le quiere llamar así.
ResponderEliminarEl eudemonismo a fin de cuentas es un concepto filosófico al igual que el hedonismo, es una forma de justificar la felicidad independientemente de todo aquello que sirva para alcanzarla, incluido obviamente el materialismo económico. Se deduce que yo personalmente no voy por ahí, para mí lo espritual es algo muy diferente.
ResponderEliminarEntonces debería reflexionar, si me lo permite y dicho sea con todos los respetos, sobre el motivo por el cual usted sólo considera válida esta postura previo permiso de la veracidad, porque usted mismo convalida, sin saberlo, simplemente en el acto de SER, nuestra postura: que la verdad está por encima de la felicidad.
ResponderEliminarSi no fuera así, la lógica consecuencia de esta negativa es admitir que usted aceptaría el eudemonismo aunque fuera falso, aunque fuera mentira... Algo que niega, por supuesto, pero sin llegar hasta el final.
Usted reivindica el eudemonismo porque considera verdadera esa actitud axiológica y existencial.
Piense en lo que significa, empero, el "previo" aceptar la verdad de...
Quizá usted no es realmente eudemonista, quizá simplemente no ha "pensado" lo suficiente en las características del proceso espiritual que le lleva a proclamar aquí "la felicidad" en tanto que valor supremo.
Esto es lo que nos pide Heidegger.
La pregunta que interroga por el ser no significa otra cosa que colocarse en ese terreno anterior, más cercano pero ignorado u olvidado, de la relación con la verdad, donde cualquier -ismo ha de ser ANTES justificado si pretende ser legítimo.
Con ello, automáticamente, ciertos -ismos simplemente quedan reducidos a polvo cósmico, el eudemonismo uno de ellos.
Tal detalle aparentemente insignificante es, en efecto, un continente inmenso, y cuando uno se da cuenta de las enormes dimensiones espirituales de la cuestión ontológica es cuando empieza a comprender también eso que llamamos "la filosofía".
Saludos cordiales.
Que la verdad está por encima de la felicidad es algo que yo también comparto y además es de lógica, porque para alcanzar lo que uno concibe como felicidad primeramente tiene que buscar y hallar la verdad, es un paso previo necesario, tal como he comentado en otro mensaje.
ResponderEliminarSaludos.
Entonces nada hay que discutir sobre este tema, porque nosotros no somos masoquistas. Rechazamos la felicidad como valor supremo, como criterio último de autodeterminación ética, pero no negamos que la felicidad sea, efectivamente, también un valor.
ResponderEliminarSi el pájaro de la felicidad se posa en tu hombro, que no se asuste el milagro. Ocurre pocas veces. Todos lo hemos conocido antes o después.
Sin embargo, tengo que decir que los momentos más grandes de mi vida no han sido momentos "felices", sino más bien abismales, angustiosos y, si me permiten, trágicos.
El "ser para la muerte" se encuentra en las antípodas de la felicidad. Es, simplemente, una música muy distinta.
Saludos.
Mirémonos a la cara. Somos hiperbóreos; sabemos perfectamente bien hasta qué punto vivimos aparte.
ResponderEliminar“Ni por tierra ni por mar encontrarás el camino que conduce a los hiperbóreos”; ya Píndaro supo esto de nosotros. Más allá del Norte, del hielo, de la muerte; nuestra vida, nuestra felicidad...
Nosotros hemos descubierto la felicidad, nosotros conocemos el camino, nosotros hemos encontrado la manera de superar milenios enteros de laberinto. ¿Quién más la ha encontrado? ¿El hombre moderno acaso? “Estoy completamente desorientado, soy todo lo que está completamente desorientado”, así se lamenta el hombre moderno... De
este modernismo estábamos enfermos; de la paz ambigua, del compromiso cobarde, de toda la virtuosa suciedad propia del sí y el no modernos. Esta tolerancia y amplitud del corazón que todo lo “perdona” porque todo lo “comprende” se convierte en sirocco para nosotros. ¡Más vale vivir entre ventisqueros que entre las virtudes modernas y demás vientos del Sur!... Nosotros fuimos demasiado valientes, no tuvimos indulgencia ni con nosotros ni con los demás; pero durante largo tiempo no sabíamos encauzar nuestra valentía. Nos volvimos sombríos y se nos llamó fatalistas.
Nuestro fatum era la plenitud, la tensión, la acumulación de fuerzas.
Estábamos sedientos de rayo y de acción; permanecíamos lo más lejos posible de la felicidad de los débiles, de la “resignación”... Nuestro ambiente era tormentoso; la Naturaleza que nosotros somos se oscurecía, pues no teníamos ningún camino.
Fórmula de nuestra felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta...
Por curiosidad, ¿alguien sabe qué reza o cúal sea el tal "Artículo 58" mecionado por Solzhenitsyn?...
ResponderEliminarLos momentos abismales, angustiosos, trágicos en sí pueden constituir los momentos más grandes y memorables en la vida d euna persona desde el punto de vista de superar situaciones adversas,de superar el dolor, de demostrar lo que uno es capaz de hacer en esos momentos tan difíciles, yo personalmente también he pasado por ello y por supuesto no dejan de ser momentos muy importantes de mi vida, d elos más importantes.
ResponderEliminarSobre el tema recomiendo la lectura de la obra de Schopenhauer: "Los dolores del mundo", va nuy en la línea de lo expuesto.
Saludos.
No hay duda, la certeza es lo que vuelve loco... Pero para sentir así es necesario ser profundo, ser abismo, ser filósofo... Todos nosotros tenemos miedo de la verdad (Friedrich Nietzsche, Ecce Homo, & 4).
ResponderEliminarLo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad (Friedrich Nietzsche, Ecce Homo, & 3).
"No quiero la felicidad, sino mi obra" (Friedrich Nietzsche).
ResponderEliminarLa nueva horda política juega al doble-pensar, a cambiar el significado de las palabras: No hay problema.
ResponderEliminarLa palabra FASCISTA (o NAZI) cambia por decreto real su significado a partir de la ley Gallardón.
FASCISTA NEONAZI será ahora un insulto equivalente a EXTREMA DERECHA. Por lo tanto, Gallardón será fascista. Y con él, Rajoy y Cospedal y toda la jarca de peperos corruptos de la Gurtel.
Fascista será el régimen de ISRAEL, totalitario, racista, genocida.
Yo no seré fascista nunca más (por decreto). Seré demócrata y nacionalista. Nadie podrá juzgarme por amar a mi patria y por tratar de expulsar de ella a los corruptos FACHAS que le amputaron la inmunidad soberana (PP-PSOE).
Mi democracia será verdadera, republicana, exigiendo a los partidos un nacionalismo feroz. Amor a la España que dicen representar. Y el que no cumpla eso, será denostado como FASCISTA.
Y ello no restará un ápice a mi forma de pensar, que es la del respeto a la VERDAD. Pero es como si escribiéramos, a partir de ahora, en chino.
¡Qué absurdo es todo! Pero qué fácil de responder en esta NEOLENGUA INTERNACIONAL.
Absurdo. Absurdo. Absurdo.
La nueva horda política juega al doble-pensar, a cambiar el significado de las palabras: No hay problema.
ResponderEliminarLa palabra FASCISTA (o NAZI) cambia por decreto real su significado a partir de la ley Gallardón.
FASCISTA NEONAZI será ahora un insulto equivalente a EXTREMA DERECHA. Por lo tanto, Gallardón será fascista. Y con él, Rajoy y Cospedal y toda la jarca de peperos corruptos de la Gurtel.
Fascista será el régimen de ISRAEL, totalitario, racista, genocida.
Yo no seré fascista nunca más (por decreto). Seré demócrata y nacionalista. Nadie podrá juzgarme por amar a mi patria y por tratar de expulsar de ella a los corruptos FACHAS que le amputaron la inmunidad soberana (PP-PSOE).
Mi democracia será verdadera, republicana, exigiendo a los partidos un nacionalismo feroz. Amor a la España que dicen representar. Y el que no cumpla eso, será denostado como FASCISTA.
Y ello no restará un ápice a mi forma de pensar, que es la del respeto a la VERDAD. Pero es como si escribiéramos, a partir de ahora, en chino.
¡Qué absurdo es todo! Pero qué fácil de responder en esta NEOLENGUA INTERNACIONAL.
Absurdo. Absurdo. Absurdo.
PREGUNTA: ¿Condena usted el Holocausto?
ResponderEliminarRESPUESTA REAL: "El Holocausto jamás existió. Ni un solo judío, ni uno, fue gaseado y cremado en los campos de concentración alemanes durante la II Guerra Mundial. Por lo tanto, no puedo condenalr lo que no existe."
RESPUESTA EN LA NEOLENGUA INTERNACIONAL:
"Condeno absolutamente todo genocidio, entendido como lo que significa: exterminar a minorías étnicas o religiosas que no puede defenderse, donde quiera que este suceda en el pasado, presente y futuro."
Saludos.
No entiendo por qué la segunda respuesta es neolengua. Condenemos todos los genocidios.
ResponderEliminarEn cuanto al holocausto, nosotros adoptamos la postura de Norman Finkelstein, que distingue "holocausto" con minúsculas, de "Holocausto" con mayúsculas.
Aunque la n narración ideológica del Holocausto haya exagerado las dimensiones y características del mismo, lo cierto es que hubo holocausto y el crimen como tal debe ser condenado con todos los demás, sin otorgarle más importancia que a los otros.
Creo que ésta sería la respuesta real.
En cuanto al fascismo, veo que usted acepta el "cambio semántico" que, al parecer, introduce Gallardón. Esto no tiene sentido, el código simbólico antifascista es muy anterior y no ha sido producido por Gallardón. Aceptar ese "cambio semántico" es precisamente... !hacer propia nada menos que la neolengua oligárquica!
Y lo que yo digo es que cuando nos acusen de "fascistas", en solidaridad con todas las víctimas de las atrocidades del antifascismo, digamos, sí, yo soy también fascista, como los presos del gulag. !Esto es partirle el espinazo a la neolengua!
O sea que no entiendo lo que quiere decir usted y le agradecería que nos lo aclarara.
Saludos cordiales.
Pues quiero decir lo que parece que digo: Que si por ley se cambia el significado de las palabras, y FASCISTA se decide que significa legalmente TOTALITARIO GENOCIDA, fascista será el Gobierno Español, que bombardeó Trípoli (genocidio, segun la RAE) y fascista será Israel, por su genocidio en Palestina. Desde luego, yo no podré ser fascista según los términos legales. Pero sí podré seguir defendiendo todos los principios del fascismo, pues son todos ellos legales y deseables en un español. El Patriotismo jamás puede ilegalizarse, ni el republicanismo, ni el ser revolucinario por querer acabar con la corrupción de la democracia liberal, ni ser verdaderamente socialista.
ResponderEliminarPero también estoy de acuerdo con que su respusta es pertinente y adecuada.
En lo que no esty de acuerdo con usted es en que el Holocausto o el holocausto existiera jamás. Ya digo, ni un solo judío fue gaseado en ningún campo de concentración. Y allí no fueron cremados más que los cuerpos de los muertos por tifus, como es obligado si se quiere preservar la salud del colectivo de presos y carceleros.
Saludos.
Millones de judíos fueron asesinados de otra manera. No en la cantidad oficialmente establecida ni siguiendo un plan estatal organizado de exterminio (esto último lo niegan los funcionalistas como Zygmut Bauman), pero sí, por ejemplo, mediante el uso de simples armas de fuego, como es el caso de los Einsatzgruppen. Piense que en Ucrania mataron en masa a mujeres, niños, ancianos indefensos... Judíos o alemanes, esto es una atrocidad y un genocidio.
ResponderEliminarCreo que debemos condenar todos los genocidios.
Yo no aceptaré, por otro lado, los usos semánticos de la neolengua.
Para mí, "fascistas" son los presos de Kolymá, por ejemplo. O los palestinos víctimas del Tsahal. El antifascismo ha representado la "justificación democrática o progresista" de toda clase de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad antes incluso de que los nazis perpetraran el holocausto. De hecho Auschwitz es CONSECUENCIA, no CAUSA.
Este SIGNIFICADO es el que conviene subrayar, pues es el más relevante políticamente y el único que nos puede LIBERAR del código simbólico oligárquico.
Pero si usted califica de "fascista" a Gallardón por atentar contra la libertad de expresión, es Gallardón quien gana, está usted legitimando la jerigonza estalinista del sionismo que el Estado de Israel ha impuesto en todo el mundo.
Saludos cordiales.
Puede que tenga usted razón, no lo niego. Pero la Ley es un arma poderosa cuando se retuerce.
ResponderEliminarSé que ha luchado usted mucho por establecer el verdadero significado de la palabra fascista. Y es un declarado enemigo del injustificabe "antifascismo" liberal. Ojalá no tenga que recular y adaptarse. Siempre le apoyaremos a usted, termine como termine.
Pero yo sique sé el dolor que les causa que acusen a Israel de ser un estado neo-nazi. Sobre todo cuando demuestras que todos los supuestos con los que ellos mismos definen el nazismo (no la realidad del verdadero nazismo) se evidencian en el actual estado de Israel.
Saludos.
Otra cosa. Su frase "millones de judíos fueron asesinados de otra manera" se sale del contexto del Holocausto, que consiste (como la palabra holocausto significa en yiddish) exterminio y cremación hasta reducirse a cenizas los cuerpos. La historia oficial del Holocausto es FALSA, porque se refiere a los organizados campos de concentración del ejército alemán. La escrupulosa contabilidad demuestra que apenas murieron 240.000 personas en los campos por todos los conceptos.
ResponderEliminarY, por otra parte, fuera de los campos no pudieron morir "millones de judíos", porque no cuadran las cuentas de los censos antes y después de la contienda.
Saludos.
Técnicamente hablando, la palabra holocausto incluye todos los asesinatos, directos o indirectos, de judíos por los nazis. No conozco ningún historiador, y me refiero ahora a los profesionales y oficiales del exterminacionismo, que reduzca el holocausto a las cámaras de gas. El clásico es la obra "La destrucción de los judíos europeos", de Raul Hilberg. Allí encuentra usted capítulos enteros dedicados a los Einsatzgruppen. La Shoah u Holocausto INCLUYE eso. Goldhagen vino a decir que precisamente ese tipo de actuaciones criminales, y no las cámaras de gas, fueron las predominantes (véase "Los verdugos voluntarios de Hitler"). Saludos cordiales.
ResponderEliminarNuestra postura respecto a las cifras, que ya oficialmente oscilan entre los 5,1 y los 4,5 millones y habría que descontar, con el cambio de las placas en Auschwitz, por lo menos otro millón (con lo que andaríamos ya entorno a los 3,5 millones), es que mientras no exista libertad de investigación no se puede llegar a conclusiones fiables sobre el tema. Créame, es lo mejor. Y sí, pudieron morir millones de judíos por todos los conceptos. La cifra de 2 millones, por ejemplo, podría no ser demasiado exagerada, porque hubieron muchos campos pequeños y los prisioneros, al final de la guerra, fueron víctimas de las hambrunas, las epidemias y el maltrato generalizado en una Alemania que se derrumbaba bajo los bombardeos. Estamos ante un tema muy complejo; no se puede pretender resolverlo en una tarde haciendo sumas y restas en un folio en blanco.
ResponderEliminarDe acuerdo. En lo que dice del folio en blanco.
ResponderEliminarLos millones de muertos de la WW2 no son el tema. Millones de alemanes murieron en los bombardeos. Y decenas de miles de británicos. Etcétera.
LO QUE ES RADICALMENTE FALSO ES QUE MURIERA NI UN SOLO JUDIO EN UNA CÁMARA DE GAS Y FUERA CREMADO LUEGO HASTA VOLATILIZARSE SU CADÁVER. Y eso es el Holocausto. Esa es la gran mentira que sostiene el Nuevo Orden Mundial.
Un saludo.
Si se refiere a "el Holocausto", aquello que Finkelstein denomina más en concreto "la ideología del Holocausto", con mayúsculas, tiene usted toda la razón. Y hay que negarlo porque es una invención propagandística de efectos criminales devastadores.
ResponderEliminarAhora bien, encontrar un equilibrio OBJETIVO entre esa negación y la realidad del genocidio efectivamente acontecido (cualesquiera que sean sus verdaderas dimensiones) es lo difícil.
Y no sólo técnica, historiográfica o científicamente difícil, sino, sobre todo, ética y políticamente difícil. Por razones diversas que van más allá de las meramente judiciales.
Saludos.
Teniendo en cuenta una de las intenciones subyacentes detrás de esta bitácora que creo sería la denuncia y el desmantelamiento del imaginario simbólico antifascista que se origina quizá, tan atrás, como a principios de los años 20 en la Rusia sovietizada de Stalin. Me pregunto porque al mismo tiempo que se tiene una interpretación tan acertada de la alteración por parte de ese imaginario de los conceptos clave de la tendencia fascista y de por ejemplo, la asociación de fascismo con tiranía, o con el mal absoluto etc etc. Pregunto porque se cae en el uso (osea la convalidación) del concepto de Holocausto, o Shoah (que por suerte no he visto en Filosofia Crítica) y no se utiliza en cambio el concepto apropiado de Solución Final, Endlosung, que al fin y al cabo expresaría creo, nuestra propia interpretación, de los hechos históricos que implicaron el intento de finalización o neutralización de la capacidad de acción del judaismo de la diáspora en sus diferentes tendencias no reductibles unicamente al sionismo? Ya que una Solución (Final) a un Problema me parece más ajustado a la verdad histórica de lo que los actores principales de esa época tuvieron intención de llevar a cabo con los conocimientos y los medios disponibles en ese momento. Cuando las exterminaciones masivas de diferentes colectivos (por ser posibles enemigos del pueblo)llevadas a cabo con precisión quirúrgica por los bolscheviques en épocas de paz, cuando hoy se sabe, confesado con cierto regocijo por dirigentes del actual estado israelí, (y por Putin el pasado 13 de junio durante una visita al Museo Judío de Moscú) que casi el 90 por ciento de la dirigencia del primer gobierno sovietico era racialmente judía, habría que comparar la metodología usada por los nazis antes de la guerra para encarar un problema similar (el enemigo interior o sus más probables agentes). Se ve que la intención era eliminar o disminuir al máximo la capacidad de acción de potenciales enemigos internos, si bien es cierto que el racismo y el antisemitismo eran componentes ideológicos fundacionales del NSDAP, las matanzas no fueron vistas sino hasta después de ser abierto el frente oriental. Hago este desarrollo para saber si no le parece que el concepto de Holocausto implicaría caer en el uso del aparato símbolico desarrollado por el enemigo, dejando de lado nuestro propio sistema de ideas que sería infinitamente más acorde a la Verdad histórica. La Solución final.
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