Para acentuar que España era diferente, entre los distingos con el fascismo europeo, dentro del Estado franquista se daba una falta de unidad entre liderazgo ideológico y político, al contrario que en Alemania e Italia.
(Gustavo Morales, Falangistas contra el Caudillo, Málaga, Sepha, 2007, p. 112)
En el número 12 de la revista "Nihil Obstat" (otoño/invierno de 2008), cuyo director era a la sazón Juan Antonio Llopart, Jaume Farrerons publica "Disidencia y crítica"(pp. 131-146). Todo el artículo acredita la procedencia de las ideas del libro de Llopart ¿Qué es ser nacional-revolucionario? (2010) por lo que respecta a los "valores heroicos" (en otros temas, como el esquema metodológico, ya se ha demostrado en el post anterior la prioridad de "Nacional-revolucionarios, ¿una alternativa de izquierdas?", conferencia impartida por Jaume Farrerons en Madrid el 7 de noviembre de 2008).
Las páginas 137-138 de "Disidencia y crítica" permiten detectar, empero, no sólo la evidencia más clara del fraude, sino, lo que es más importante que la mera cuestión de la autoría, las caractérísticas de la deformación, manipulación y amputación derechista-reaccionaria de las propuestas de Farrerons por parte de Juan Antonio Llopart. En efecto, basta leer el texto de Farrerons:
Dicho esto, tendremos que salir al paso de algunas posibles objeciones. En efecto: si como NR aceptamos los derechos humanos, la democracia, la racionalidad, la ciencia y el socialismo, ¿en qué nos distinguimos del sistema liberal-burgués que pretendemos combatir? Pero ya hemos visto que, incluso en el caso del fascismo, que no es el nuestro pero al que estamos históricamente vinculados, las diferencias entre las potencias del Eje y los aliados tenían un claro carácter axiológico, es decir, relativo a los valores éticos supremos, pero los fascistas no rechazaban la modernidad en su conjunto, algo que les distingue, según los politólogos y a pesar de la propaganda, de la extrema derecha reaccionaria (la misma que nos ha inyectado su veneno religioso e irracionalista). No se puede sostener que los aliados representaran la democracia frente a la dictadura, cuando uno de los socios destacados de la hedionda „cruzada antifascista” encarnaba precisamente la tiranía más totalitaria y asesina que la historia recuerda. La crisis de la democracia liberal es un fenómeno de época fundamentado racionalmente por el marxismo. Carece de sentido afirmar que Alemania rechazara la ciencia en nombre de la magia, siendo así que los alemanes fueron precisamente los últimos adversarios militares de los Estados Unidos que mostraron una significativa superioridad tecnológica en el campo de batalla, ni que, como hemos visto, los derrotados representaran la negación de los „derechos humanos“, cuando el fascismo resulta impensable al margen de la reacción contra la barbarie bolchevique, que legitimó la lucha fascista (incluso, inicialmente, a ojos de los gobiernos occidentales) como defensa de la más básica civilidad europea. La línea de fractura hay que buscarla, por tanto, en el dark side, la negación fascista de la tradición judeocristiana, en el rechazo del imaginario utópico-progresista, de raíz religiosa pero secularizado por las sociedades industriales veteromodernas, en la defensa fascista de unos valores trágico-heroicos de ascendencia griega y, de forma radical, en lo que denominaré aquí principio de incompatibilidad entre la verdad y la felicidad que, emanado de la filosofía de Nietzsche y sistematizado por Heidegger en su ontología fundamental, atenta contra la entraña misma de la moralidad liberal burguesa y, a la par, de la ideología marxista-leninista que nutría de legitimidad los sistemas comunistas. Consecuentemente, podemos afirmar que el fascismo fue condenado a los infiernos no tanto por sus crímenes o su presunto irracionalismo cuanto por su exigencia de consumar el proyecto de racionalización occidental en una conciencia lúcida que excluye las ilusiones felicitarias, utópicas y proféticas de las primeras versiones, inevitablemente burguesas, del ideario ilustrado. / Conviene apostillar, en este sentido, que la filosofía de Marx no rompe en ningún momento con los valores hedonistas y eudemonistas burgueses, sino que se limita a exigir su realización, subrayando con razón las contradicciones entre el discurso oficial de las sociedades liberales y la brutal realidad del capitalismo decimonónico. El fascismo aspiraba a un socialismo que tomase nota de la obsolescencia axiológica judeocristiana y asumiera heroicamente la verdad trágica como destino inexorable de la razón occidental. Y en ello estamos, siendo así que los vencedores de la Segunda Guerra Mundial no han dejado de proclamar en la teoría los viejos valores del Sermón de la Montaña mientras los pisoteaban en la práctica, con tanta mayor eficiencia cuanto que cualquier adversario del sistema liberal-burgués sionista puede ser declarado, por el simple hecho de serlo, enemigo de la humanidad.
Obsérvese que la cuestión de la verdad y de la racionalidad ha sido suprimida en la apropiación, censurada y tergiversada, de Llopart:
Por otro lado, está otra concepción espiritual, aquella que rechaza la concepción materialista, tanto del materialismo dialéctico marxista, como de la concepción materialista liberal, pero al mismo tiempo rechaza, en base a los Valores que asume y defiende, la espiritualidad proveniente de la fe religiosa: la ESPIRITUALIDAD DE LOS VALORES. En efecto, el NR cree en el héroe antes que en el santo, en quien vence en buena lid antes que en el mártir sumiso, antepone la fidelidad y el honor antes que la caridad y la resignación, considera la cobardía y el conformismo como un mal peor que el pecado; el NR no lucha por un Paraíso celestial pleno de igualdades y de felicidad, lucha por una concepción heroica del hombre, por una espiritualidad de combate contra la moral del esclavo (Llopart, J. A., ¿Qué es ser nacional-revolucionario?, Barcelona, 2010, p. 52).
Desde este momento, los valores heroicos NR pasan a convertirse en un refrito del evolianismo reaccionario de la red GLADIO (estética del "guerrero" versus ascética del "sacerdote"). La entera problemática de la modernización, decisiva para fijar la esencia del fascismo, desaparece como por ensalmo, y la noción de "valores heroicos" ya no puede conectarse, en términos de fundamentación, con el siguiente nivel del discurso, a saber, el ideológico, donde debe dirimirse nada menos que la cuestión del Estado y de la estructura económica. El tema de los valores heroicos, tal y como ha sido usurpado/degradado por Llopart, alcanza tal punto de trivialización que podría ser asumido sin problemas por cualquier banda de skin-heads (el matón que "vence en buena lid") o, sin ir más lejos, por lectores de Julius Evola afectos a la magia chamánica. Quizá de eso era de lo que se trataba. ¿Espiritualidad o espiritismo y bebidas espirituosas (litronismo cervecero skin-head)?
¿En qué consiste, en efecto, esa "espiritualidad de los valores"?
La cosa puede llevarse hasta el ridículo. Véase si no el opúsculo "Espiritualidad y valores", colgado en la red entre otros muchos de la misma calaña:
http://juanfc.lcc.uma.es/encuentros/reliritos/ilecturas/MarioRoblesdelMoral-EspiritualidadyValores.pdf
Llopart caracteriza los valores NR en términos de espiritualidad, pero no aclara qué sentido tiene aquí esta palabra. Estamos ante un vocablo, espíritu, que recorre todo un arco semántico y va de la magia, el ocultismo y las cartas del Tarot a la teología católica o la metafísica hegeliana del Geist; de lo irracional de la creencia en fantasmas ("espíritus") y mamarrachadas similares, a lo racional de las denominadas altas facultades del esprit volteriano ilustrado (=inteligencia, intelecto, agudeza lógica). Se queda Llopart con una frasecita que les va de perlas a los lectores de Evola, pero que desde el punto de vista filosófico comporta el mismo rigor que hablar del carácter líquido del agua. Los valores son siempre "espirituales" si por espiritual interprétase vulgarmente -como parece desprenderse del contexto, en oposición a "material"- algo que no podemos ver, tocar u oler. Incluso la idea de materialismo, en tanto que idea, es espiritual. ¿O es que alguien ha podido palpar alguna vez la doctrina marxista? Se podrá tocar la materia, pero no el significado "materia" o "materialismo". También son espirituales los valores religiosos, a pesar de que Llopart, sin tener ni la más mínima noción de los conceptos que está manejando, pretende contraponer la espiritualidad de la fe religiosa a la espiritualidad de los valores, siendo esta última, supuestamente, la propia de los NR. Pues bien, también las personas religiosas pueden hablar de "valores". Y los inversionistas en bolsa o incluso los pornógrafos se rigen por "sus" valores. A veces los valores que uno proclama para sí a voz en grito o en letra impresa no son los que practica en la vida, pues sólo la praxis real refleja los auténticos valores ("importancias", decía Ortega) de cada hombre, grupo o institución. Para un violador de niños el "valor" máximo es el placer, de la misma manera que para un usurero lo es el enriquecimiento constante. Se dirá que éstos son valores materiales, no "espirituales", y aquí Llopart tendría quizá razón (de acuerdo con su periclitado esquema materia/espíritu), concedámoselo generosamente: pero, ¿qué hacemos con aquellos que reivindican la "felicidad" en cuanto valor supremo? La felicidad sería un valor "espiritual", pero la felicidad no es un valor NR. ¿Y la "fraternidad" o el "amor" (lo "bonito", ja, ja)? Si en lugar de usurpar apresuradamente las ideas de los demás, Llopart hubiera reflexionado sobre el tema, tal vez, con el tiempo (Farrerons necesitó 30 años de estudios), habría llegado a la conclusión de que no es la "espiritualidad" evoliana aquello que caracteriza los valores NR como sustancia y fundamento de dicho proyecto político, sino otro filosofema, de procedencia germánica. La presunta "espiritualidad" constituye una pésima o, en el mejor de los casos, irrelevante caracterización de los valores heroicos en el marco de una fundamentación del proyecto nacional-revolucionario europeo. Cuando se habla de valores hay que concretar de qué valores se trata; su naturaleza "espiritual", suponiendo que uno determine el sentido de esa palabra, viene después. Lo espiritual no es una respuesta, sino una pregunta. ¿Qué debemos entender por "espiritual"? Hete aquí la cuestión. De tales omisiones, deformaciones y errores garrafales despréndese la incapacidad de Llopart a la hora de afrontar sin falseamientos vergonzantes e interesados el interrogante político crucial, a saber: si los Nacional-Revolucionarios somos, o no somos, una alternativa u opción "de izquierdas" y cómo hemos de concebir, en definitiva, el concepto de Revolución Nacional. Para el derechista reaccionario radical Julius Evola se trataba de reconstruir el Antiguo Régimen (re-volvere, volver a poner). Pero esto no es NR, sino una variante "pagana" de la extrema derecha católica tradicional.
http://juanfc.lcc.uma.es/encuentros/reliritos/ilecturas/MarioRoblesdelMoral-EspiritualidadyValores.pdf
Llopart caracteriza los valores NR en términos de espiritualidad, pero no aclara qué sentido tiene aquí esta palabra. Estamos ante un vocablo, espíritu, que recorre todo un arco semántico y va de la magia, el ocultismo y las cartas del Tarot a la teología católica o la metafísica hegeliana del Geist; de lo irracional de la creencia en fantasmas ("espíritus") y mamarrachadas similares, a lo racional de las denominadas altas facultades del esprit volteriano ilustrado (=inteligencia, intelecto, agudeza lógica). Se queda Llopart con una frasecita que les va de perlas a los lectores de Evola, pero que desde el punto de vista filosófico comporta el mismo rigor que hablar del carácter líquido del agua. Los valores son siempre "espirituales" si por espiritual interprétase vulgarmente -como parece desprenderse del contexto, en oposición a "material"- algo que no podemos ver, tocar u oler. Incluso la idea de materialismo, en tanto que idea, es espiritual. ¿O es que alguien ha podido palpar alguna vez la doctrina marxista? Se podrá tocar la materia, pero no el significado "materia" o "materialismo". También son espirituales los valores religiosos, a pesar de que Llopart, sin tener ni la más mínima noción de los conceptos que está manejando, pretende contraponer la espiritualidad de la fe religiosa a la espiritualidad de los valores, siendo esta última, supuestamente, la propia de los NR. Pues bien, también las personas religiosas pueden hablar de "valores". Y los inversionistas en bolsa o incluso los pornógrafos se rigen por "sus" valores. A veces los valores que uno proclama para sí a voz en grito o en letra impresa no son los que practica en la vida, pues sólo la praxis real refleja los auténticos valores ("importancias", decía Ortega) de cada hombre, grupo o institución. Para un violador de niños el "valor" máximo es el placer, de la misma manera que para un usurero lo es el enriquecimiento constante. Se dirá que éstos son valores materiales, no "espirituales", y aquí Llopart tendría quizá razón (de acuerdo con su periclitado esquema materia/espíritu), concedámoselo generosamente: pero, ¿qué hacemos con aquellos que reivindican la "felicidad" en cuanto valor supremo? La felicidad sería un valor "espiritual", pero la felicidad no es un valor NR. ¿Y la "fraternidad" o el "amor" (lo "bonito", ja, ja)? Si en lugar de usurpar apresuradamente las ideas de los demás, Llopart hubiera reflexionado sobre el tema, tal vez, con el tiempo (Farrerons necesitó 30 años de estudios), habría llegado a la conclusión de que no es la "espiritualidad" evoliana aquello que caracteriza los valores NR como sustancia y fundamento de dicho proyecto político, sino otro filosofema, de procedencia germánica. La presunta "espiritualidad" constituye una pésima o, en el mejor de los casos, irrelevante caracterización de los valores heroicos en el marco de una fundamentación del proyecto nacional-revolucionario europeo. Cuando se habla de valores hay que concretar de qué valores se trata; su naturaleza "espiritual", suponiendo que uno determine el sentido de esa palabra, viene después. Lo espiritual no es una respuesta, sino una pregunta. ¿Qué debemos entender por "espiritual"? Hete aquí la cuestión. De tales omisiones, deformaciones y errores garrafales despréndese la incapacidad de Llopart a la hora de afrontar sin falseamientos vergonzantes e interesados el interrogante político crucial, a saber: si los Nacional-Revolucionarios somos, o no somos, una alternativa u opción "de izquierdas" y cómo hemos de concebir, en definitiva, el concepto de Revolución Nacional. Para el derechista reaccionario radical Julius Evola se trataba de reconstruir el Antiguo Régimen (re-volvere, volver a poner). Pero esto no es NR, sino una variante "pagana" de la extrema derecha católica tradicional.
Dejamos para otro post el debate y aclaración de la polémica planteada.
Esta entrada se ha de leer, para ser entendida, como continuación de:
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/06/llopart-plagia-farrerons-2010.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/05/programa-politico-de-alternativa.html
Esta entrada se ha de leer, para ser entendida, como continuación de:
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/06/llopart-plagia-farrerons-2010.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/05/programa-politico-de-alternativa.html
La Marca Hispánica, 28 de mayo de 2012
evola mismo, más allá de su mérito como pensador -que fue original- fue, si se me permite, oscuro. quiero decir que ciertos autores parten de contados análisis sencillos, contados argumentos históricos comprobables y desde allí tejen su obra; se me viene a la mente un, por ejemplo, murray rothbard. en una palabra un lenguaje claro, casi familiar, señala que más allá de la coincidencia que se pueda tener se está frente a un autor que "sabe lo que quiere" (expresar). evola, como muchos otros, parte de una visión personal, tras una fuerte sensación del sentido de la historia como es natural, pero no le acaba de dar una orientación en su obra. pese a cabalgar el tigre.
ResponderEliminarcito al autor (de Disidencia y crítica): "Marx no rompe en ningún momento con los valores hedonistas y eudemonistas burgueses, sino que se limita a exigir su realización"
esto es harto corroborado por la historia y el pensamiento evoliano no lo entiende así. sin embargo es el motivo que lleva a que el leninismo haya sido la corriente mas eminente, efectiva y consecuente de comunismo, al pregonar la dirección burguesa del proletariado, certificando por qué ésto no representaba una contradicción [léase Lenin y el leninismo, ¿guías del proletariado mundial? - Makhno].
resulta que es inherente a esta discusión considerar que evola es oscurantista en su sentido histórico; y en ello tendrá sus motivos aristocráticos encomiables. más allá, su pensamiento no logra plasmarse en consideraciones acerca de la cadena causal de acontecimientos. esto es, no se puede tener a évola en mente, con su idea de Tradición Primordial, y con ella intentar explicar la historia (aunque dé una sensación de certeza sobre el presente). eso es lo que impide que tengamos cierta previsión de futuro partiendo de él.
y acá hay un paralelismo con lo segundo que se cita (Llopart, J. A., ¿Qué es ser nacional-revolucionario?,): (el nr) "lucha por una concepción heroica del hombre"
el problema acá es que esa concepción heroica se presenta como si se explicare a sí misma (como Tradición Primordial se explicaba a sí misma). dicho de otra manera, estamos de nuevo ante la cualidad de aseidad por la que rechazamos al judeocristianismo.
percibimos también que el motivo de este rechazo no es el mismo por el que abrazamos valores no-judeocristianos y, por ende, valores no-modernistas.
el motivo por el que abrazamos los valores heroicos, la verdad de la muerte etc. y rechazamos la vida o la felicidad como valor supremo es porque los valores heroicos: honor, entrega, sentido de la identidad, causa y largo etc es pues representan la exaltación de la propia Voluntad de Poder. ya en nietzsche, schopenhauer etc.
ResponderEliminarahora bien, si el fascismo representó un primer quiebre con valores contrarios, materiales-judeocristianos, por instinto me atrevería a decir, el nacionalsocialismo fue un segundo quiebre total, mas cavilado, entendiendo la voluntad de poder en términos biológicos.
más allá de la respuesta filosófica-ontológica que ante la voluntad de poder se dé, que la humanidad no ha ofrecido como debiera, es ella la respuesta de ¿por qué hay un 3er tipo de hombre (que asume y defiende una axiología distinta a la vertiente abrahamánica y sus versiones secularizadas de felicidad eterna)? y es porque, sencillamente, éstos son los valores que afirman su voluntad de poder.
en la experiencia del nacionalsocialismo, que llegó a plasmarlo y traducirlo en un devenir histórico (recuérdase spengler) ésto es clarísimo, no por nada el documental glorificando la toma del poder se tradujo en 'la conquista de la voluntad'
creo que, más allá de las diferencias de camarilla, el gran dilema ante el cual está el movimiento nacionalrevolucionario, entendido como un todo extenso orgánico y sanamente caótico, es una respuesta o consideración sobre el sentido de este principio natural.
un libro tal: '¿qué es ser nr?' debió haberse planteado tal condición, aunque sea dejándola en blanco. pues no tienen por qué tener todas las respuestas. pero será cardinal en los años por venir.
saludos.
Agradecería a FerBraz que en la
ResponderEliminarexposición de sus ideas fuese más claro ó utilizase un lenguaje más llano... pues yo, personalmente, quizás porque no domino su vocabulario, no alcanzoi a comprenderle del todo.
También me ha parecido ver que FerBraz sigue un blog cristiano-ortodoxo. Y aquí hago una pregunta dirigida a todas las personas que quieran responderme (incluido Jaume Farrerons): ¿Se puede ser NR y a la vez creyente en DIOS ó DIOSES?
En mi opinión proclamarse ateo sólo conduce a crear confusión...
pues históricamente... en la SGM de 1939-1945 los "ATEOS" estaban más bien representados por Stalin y la URSS... En cambio, en las hebillas de los soldados de la Wehrmact se leía "GOTT MIT UNS"...
Respondiendo primero a FerBraz, hay que decir que Evola mismo desarrolla una crítica del fascismo desde las posiciones de derecha de expresamente reivindica.
ResponderEliminarCiertamente, Llopart habla de valores heroicos, pues ha tomado la tesis de Farrerons, pero Llopart se queda sólo con el rótulo: a la hora de caracterizar esos valores heroicos retrocede a posiciones evolianas, reaccionarias y ultraderechistas, éso es lo que él entiende en el fondo por "nacional-revolucionario", y puede hablarse por tanto de usurpación, manipulación y tergiversación de la doctrina NR reivindicada por Farreros, como demostraremos a medida que se desarrolle toda la argumentación.
El propio Mussolini desautorizó las interpretaciones del fascismo que suponían un "retorno" al Antiguo Régimen, un paso atrás respecto a los efectos modernizadores de la Revolución Francesa. El fascismo no es anti-moderno, sino otro concepto de modernidad. Evola NIEGA la MODERNIDAD como un todo.
Respecto al post de Julio Sanz.
ResponderEliminarLa cuestión no es ateísmo/fideísmo, sino la aceptación o rechazo del dios judeocristiano.
Y el proyecto NR, pese a la derechización que sufre el propio fascismo, tiene su punto de partida en la "muerte de Dios" (Nietzsche), léase, del repugnante dios abrahamánico.
Pero el proyecto NR NO RECHAZA LO SAGRADO, antes bien instituye una experiencia de lo sagrado plenamente anticristiana.
Gott mit uns ha de leerse, por tanto, no en el sentido ECLESIAL o siquiera TEOLÓGICO MONOTEÍSTA, al menos si se pretende hacer una lectura NR del lema NS, sino en el sentido "fascista" originario, en cuanto SACRALIZACIÓN DE LA VIDA FINITA EN SU FINITUD. Como muy bien ha expuesto FerBraz, por cierto: la Voluntad de Poder asumiéndose en sí misma en su destino y fundamento último.
Nuestro "dios" es la verdad y la verdad se nos manifiesta de muchas maneras, para empezar mediante la ciencia (verdad racional) que nos muestra la naturaleza en su desnudez, pero también a través del arte, de ciertas religiones (como la germánica pre-cristiana), etc.
Lo que no quiere decir que se deban re-instituir ceremoniales paganos, antes bien se trata de comprender esas religiones como "las bodas del hombre con la vida", en un sentido cívico de afirmación de la comunidad nacional.
Negamos TODA MELIFLUA ESPERANZA, TODA FELICIDAD azucarada, TODA LA MIERDA CON LA QUE EL SISTEMA NOS MANIPULA PARA LA CONSTANTE REINVERSIÓN DEL CAPITAL -CONSUMISMO- Y PARA DESTRUIR EN NOSOTROS EL SENTIDO HEROICO-TRÁGICO DE LA EXISTENCIA, FUENTE DE NUESTRA COMBATIVIDAD, DE NUESTRA DIGNIDAD, DE NUESTRO HONOR...
Hoy ha fallecido la madre de Jaume Farrerons. No habrá ceremonia cristiana, sino cremación.
Éste es, para los cristianos, el gran escándalo y el terror que les inspiramos: NO QUEREMOS SU VENENO.
!VIVA LA MUERTE!
agregué el blog cristiano porque me gustó algún cuadro para usarlo en propaganda. lo quise sacar una vez pero me apareció todo en rumano y no supe cómo.
ResponderEliminar"En mi opinión proclamarse ateo sólo conduce a crear confusión..."
y sí, es verdad. ¿pero qué opción te queda? si decís agnóstico, o gnóstico, o neopagano, posiblemente muchos te entiendan menos.
casi toda la gente, o sea el público lego, cuando piensa en 'lo espiritual' tiene a un jehová en la cabeza. hablar de lo espiritual y declararse no-cristiano, entendiendo por tal todas las denominaciones de la tradición paulina, tal vez sea la mejor opción, pero ésta exige a quien escucha un esfuerzo mental que pocos -en su conformismo- están dispuestos a dar (pues hubieron cristianismos, como el cataro-albigense, el priscilianismo, el maniqueismo, etc. que fueron diametralmente opuestos a la iglesia d roma y toda su interpretación). ninguna vía parece 'la correcta'.
lo que hay que tener en cuenta es que movimientos extensos como el nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano se caracterizaron por su polivalencia. algunos anticristianos, otros acristianos, otros neopaganos, círculos neocátaros etc.
nosotros vivimos en una época obstusa, burda, en la que se huye de lo complejo.
pese a toda la parafernalia progresista, que se cree 'sofisticada', vivimos en una época hostil, y mentalmente estrecha.
creo que, en todo caso, hay que decantarse por las definiciones que dejen un amplio abanico de respuestas.
la idea de la 'voluntad de poder' creo que ofrece eso.
No podemos adelantar aquí lo que será tema de exposición en el próximo post de la serie, pero sí decirte que la caracterización de los valores como "espirituales" por parte de Llopart no podría ser acusada como tal de tergiversación evoliana si además no hubiera hecho otras cosas que ya explicaremos y acreditaremos con pruebas, pues en sí misma no es incorrecta, sino sólo imprecisa.
ResponderEliminarNosotros no nos cebamos en el uso del término "espiritual", sino en lo que significa y en las consecuencias que tiene desde el punto de vista de una refundación del fascismo con cara y ojos.