lunes, diciembre 09, 2013

Miguel Ricart o el linchamiento moral biempensante



Miguel Ricart, único condenado por el asesinato de las niñas de Alcàsser, salió en libertad el 29 de noviembre de 2013 tras cumplir íntegros 20 años de prisión. Según la ley, ha pagado su deuda con la sociedad. Pero una parte de esa sociedad no está de acuerdo con el trato. La pena sabe a poco. Algunos de los que reclaman "más" son afectados directos y en este punto no voy a entrar por una simple cuestión de respeto ante el legítimo sufrimiento ajeno. Pero hay justicieros, presuntas víctimas voluntarias (incluidos obscenos profesionales de la escandalera periodística) que deberían tener la vergüenza de callarse. A ellos y sólo a ellos dedico este artículo.
Víctimas de ocasión
Ciertamente, las vidas de las verdaderas víctimas no pueden convalidarse, desde el punto de vista de su valor, con ninguna pena de cárcel, pero nuestro sistema penitenciario rechaza el principio del "ojo por ojo" y apuesta por el concepto de rehabilitación. Quienes pretendan volver al talión, a la venganza pura y dura, tienen todo su derecho de reivindicarlo abiertamente por los cauces que la libertad de expresión garantiza (supuestamente) en esta nuestra presunta "democracia", pero trataríase de una discusión teórica, filosófica y política que no puede recaer toda entera sobre las espaldas de un ex recluso. Pues, en ese caso y apelando a idéntica justicia, con la misma vara de medir habría que tasar todas las penas aplicadas desde el momento en que la Constitución Española y la correspondiente legislación penal y penitenciaria comenzaron a ejecutarse.
Decenas de miles de personas que pasaron por la cárcel antes que Miguel Ricart han evitado así que se les castigue "de verdad" según su merecimiento equitativo y moral. Y otras han sido castigadas con una asombrosa desproporción y exceso. Una rara justicia que ciertas víctimas reivindican sólo para ellas, es decir, para el caso de su interés, pero no para los millones de exterminados impunes en decenas de genocidios sin juzgar, cuya existencia parece importarles un rábano a los habituales postulantes y biempensantes del populismo penal.   
Los condenados por el caso Treball eludieron la prisión después de sustraer 388.000 euros al erario público, pero yo he conocido presos que se han "comido" dos años y medio de prisión preventiva por robar un bolso o 3 años de cárcel por arrojar un oso de peluche a su esposa. ¿Es eso justicia? ¿Y le han importado a alguien los miles de personas que, a consecuencia de auténticas nimiedades, sufrieron condena, mientras los dirigentes del Partido Popular se ríen de la gente en la misma Valencia que conoció las fechorías de Ricart? ¿Qué pasa con las 43 víctimas del accidente del metro de esa ciudad? ¿Es que la sociedad valenciana no ve en Ricart su propia faz, y en el aparato judicial que exoneró a Camps o encubrió a los responsables de dicho accidente el reflejo de una decadencia moral absolutamente bochornosa? ¿No somos gobernados, en España, por un delincuente que responde al nombre de M.Rajoy? Podríamos continuar elevando interrogantes hasta llegar a la Casa Real...

Asesinos legales, impunes y honoríficos.
La extraña justicia
La "injusticia" de que las vidas de tres menores se "cambien" por unos años, muchos o pocos, de privación de libertad, sólo podría resolverse de una manera: aplicando la pena capital a quienes hayan cometido delitos de sangre con resultado de fallecimiento doloso de la víctima. Pero ni siquiera así pagaría Ricart su culpa, porque necesitaría de dos reencarnaciones más y sendas penas de muerte para saldar la deuda pendiente, lo que es absurdo. Así que, en buena lógica, Ricart no podría pagar con su vida, tendría que ser torturado unos cuantos años, es decir, sufrir dolor en la cuantía que el juez determinara (¿sería suficiente el monto cuanto quiera que fuera, en opinión de esas víctimas?), a efectos de reembolsar el dolor no ya de las niñas, sino de sus familiares. Además, dichas víctimas reales no pueden hablar, no van a resucitar aunque Ricart fuese torturado una década y luego ejecutado. Por muy espantoso y reprobable que resulte el crimen del que ha sido acusado (y cuya autoría niega pese a que, como resulta fácil inferir, le hubiera beneficiado mucho declararse culpable y arrepentirse), la ley también le ampara él, pues Ricart continúa siendo un ciudadano español. Esto parecen no entenderlo quienes ahora gritan que, una vez puesto en libertad, se emprenda una suerte de linchamiento moral, una condena civil alegal adicional consistente en acosar al ex recluso dondequiera que vaya hasta provocar su suicidio. Si semejante infamia es la secreta meta de quienes dicen enarbolar la bandera de la justicia, entonces el rostro de ésta comienza a parecerse demasiado al del propio y "diabólico" asesino.
En este punto, el papel de los medios de comunicación sólo puede calificarse de vomitivo, pues nunca se les había visto rasgarse las vestiduras con tanto celo por la impunidad de los políticos corruptos y por hechos que ni siquiera han sido llevados ante los tribunales, como el crimen contra la paz de la guerra de Iraq (2003). ¿Cuántas veces debería ser condenado a muerte José María Aznar por las víctimas civiles iraquíes, que se cuentan por centenares de miles? Parece evidente que los primeros beneficiarios de la "cacería" mediática y social que está sufriendo Ricart son los políticos que nos gobiernan, quienes han descubierto en buena hora que el odio de la ciudadanía por los efectos devastadores de la denominada "crisis económica" (=ajuste duro neoliberal) puede desviarse convenientemente hacia otros "objetos", mientras sus propias, corruptas y "sagradas" personas, responsables de delitos cuyo volumen de dolor social efectivo rebasa con mucho el provocado por Ricart, volverán a pasearse con tranquilidad por las arruinadas calles españolas.

Capo local de la mafia aznarista.
Alcàsser: un crimen castuzo
Finalmente, conviene recordar también que el crimen de Alcàsser dista de haberse aclarado. El principal inculpado, Antonio Anglés, permanece en "paradero desconocido", y quizá fue ayudado en su fuga -para que no pudiera declarar- por poderes que se mantienen en la sombra. Ricart tiene todo el derecho de cuestionar un proceso judicial perpetrado bajo un sistema político putrefacto que ha favorecido y sigue favoreciendo, desde la fiscalía hasta el último juez (con muy pocas excepciones), a los poderosos de siempre: banqueros, grandes empresarios e inversores, políticos, torturadores policiales y carcelarios, etcétera. La afirmación de que Ricart fue sólo un chivo expiatorio de una red pederasta de sexo violento y criminal donde estaban implicados personajes oligárquicos de la corrupta sociedad valenciana, adquiere credibilidad no sólo por las características del proceso, por la desaparición de Anglés y por otros cabos sueltos procesales similares al caso Dutroux, sino porque en Castellón podríamos tener ahora mismo una repetición de los hechos de Alcàsser y, una vez más, las élites, las canallescas élites que han destrozado este país, estarían implicadas en delitos, y no ya sólo en corruptelas, del mismo calibre penal que las imputadas a Ricart.
Desde aquí quisiera, por mi parte, proclamar el derecho de Ricart a dejar de ser acosado como una alimaña. No se castiga a las bestias dañinas, se las "sacrifica" porque no existe responsabilidad moral en el animal. El castigo se aplica sólo a los seres libres; consecuentemente, los seres libres, en tanto que susceptibles de castigo, son depositarios de un resquicio irreductible de dignidad inherente a su propia condición de imputables. Castigado Ricart de acuerdo con la ley penal vigente, debe permitírsele reconstruir su vida en libertad o pronto tendremos un nuevo delito, pues quien es tratado como una alimaña, terminará convirtiéndose, y con toda la razón del mundo, en lo que se espera de quien ha sido expulsado de la humanidad.
Jaume Farrerons
Ex funcionario de prisiones
La Marca Hispànica
10 de diciembre de 2013

DOCUMENTACIÓN ANEXA

http://elpalleter.orgfree.com/cartas.htm

http://webs.demasiado.com/elpalleter/qpalcacer.htm

http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article56631

https://teatrevesadespertar.wordpress.com/2013/11/23/la-mafia-pederasta-por-encima-de-la-ley-organizada-en-castellon/

http://www.vocesdepradillo.org/content/estan-ocultando-la-existencia-de-una-red-mafiosa-y-de-pederastia-encabezada-por-el

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-02-03-2004/abc/Internacional/dutroux-afirma-que-solo-fue-el-peon-de-una-red-mafiosa-de-explotacion-sexual_248267.html

http://www.burbuja.info/inmobiliaria/conspiraciones/467568-aznar-recompensado-gladio-frances-alcasser-fabra-11-m-dutroux-etc.html

http://www.sott.net/article/244380-Beyond-the-Dutroux-Affair-The-reality-of-protected-child-abuse-and-snuff-networks-in-a-world-ruled-by-psychopaths

http://www.burbuja.info/inmobiliaria/conspiraciones/440872-casta-hachuel-mercenarios-israelies-crimen-organizado-alcaser-tercera-parte.html

http://lavapeur.over-blog.fr/article-dominique-strauss-kahn-zandvoort-dutroux-outreau-fmi-onu-otan-israel-franc-macon-marcel-ver-75788497.html

http://dondevamos.canalblog.com/archives/2013/08/30/27910518.html

4 comentarios:

Unknown dijo...

http://bucannegro.blogspot.com.es/2009/08/pena-de-muerte-eutanasia-procesal.html

ENSPO dijo...

Ya explicó este blog que está a favor de la pena de muerte para los genocidas, o sea que no nos la cogemos con papel de fumar. Pero entonces hay que modificar la Carta Magna, la ley penal y aplicarla a todos por igual. Cuando se ejecute a Aznar por Iraq, entonces habrá que empezar a pedirles cuentas a otros. Pero comenzar por Ricart me parece cosa de cobardes. Hay otros que van muy por delante de él en la lista.

Unknown dijo...

¿Que pensais de esta entrevista a mario bunge?
http://pijamasurf.com/2013/12/el-ultimo-aristotelico-entrevista-a-mario-bunge/

ENSPO dijo...

Todavía no hemos podido verla. Te diré algo en breve. Pero, en general, Bunge es un petardo filosófico hinchado de soberbia, sólo hay que leer lo que dice sobre Heidegger. Tenemos entre los materiales una entrevista en la que califica a Heidegger de esquizofrénico. Pobre y desgraciado Bunge, cree que con simples insultos y descalificaciones puede refutar al mayor pensador del siglo XX.