viernes, diciembre 21, 2012

Catalanismo versus españolismo: el camuflaje emotivo de la reforma neoliberal

"La guerra de las Malvinas, en 1982, permitió a Margaret Thatcher superar la crisis de las huelgas de los mineros. Gracias a la excitación patriótica que recorrió el país como un relámpago, pudo aplastar la revuelta de los mineros y lanzar la primera marea privatizadora de una democracia occidental" (Naomi Klein, La doctrina del shock, 2007, Barcelona, Planeta, 2007, p. 32).


En el año 2007, cuando aún no había empezado la crisis económica, Naomi Klein publicó un libro donde podemos leer las siguientes "proféticas" afirmaciones:
Los traumáticos episodios que "prepararon el terreno" no siempre han sido de carácter abiertamente violento. En los años ochenta, en Latinoamérica y África, las crisis a causa de las deudas forzaban a los países a "privatizarse o morir", como dijo un funcionario del FMI. Devorados por la hiperinflación, y demasiado endeudados como para negarse a las exigencias que venían de la mano de los préstamos extranjeros, los gobiernos aceptaban los "tratamientos de choque" creyendo en la promesa de que les salvarían de mayores desastres (Klein, Naomi, op. cit., p. 32).
¿Les resulta familiar el escenario? ¿Observan algún parecido entre las situaciones que describe Klein y el actual discurso de Mariano Rajoy o Artur Mas? Sólo falta añadir un dato: que las supuestas crisis no cayeron del cielo, sino que fueron deliberadamente provocadas para "aplicar" cierta ideología en algún lugar, previamente seleccionado, del planeta Tierra. Chile y América del Sur fueron los primeros laboratorios experimentales, pero después siguieron Inglaterra (1982), China (1989), Rusia (1993), Asia (1997-1998),  Yugoslavia (1999), Estados Unidos (2001), Irak... Hasta ahora la Europa continental no había sido saqueada por la alta finanza. Pero ya se terminó la inmunidad. Y una de las piezas más preciadas de la nueva cacería usuraria es España, país con 47 millones de habitantes que puede generar muchos beneficios a los "inversores".

La crisis económica no existe. Es sólo la coartada, la "legitimación", en términos de "ciencia" económica y política económica "objetiva" ("no me gusta hacerlo, pero es necesario", sostiene el político sistémico) para la implementación de un programa neoliberal que concluye con el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Ese mismo artilugio keynesiano que, hasta hace bien poco, era el orgullo de Europa y ostentábase como modelo alternativo al "capitalismo salvaje" norteamericano, pero que en la actualidad, dicen los untados "expertos", se ha convertido en algo totalmente "obsoleto" a efectos de "competitividad" (=beneficios de los usureros). Algunos de los neoliberales camuflados que, como cargos electos, controlan las instituciones públicas, tienen incluso la desvergüenza de afirmar que los recortes sociales, las privatizaciones y las desregulaciones son sólo medidas paliativas para la conservación del invento: "le amputamos  a usted las piernas para que pueda andar, más aún, para que pueda correr los 100 metros lisos y ganar las olimpiadas". Obscena mentira y burla de un pueblo.

Los primeros mentirosos del "Reyno", Mariano Rajoy y Artur Mas, juegan ambos en el mismo equipo. Pero, conviene subrayarlo ahora, mareando la perdiz con el sentimentalismo patriótico de las banderas. Catalanismo y españolismo, emociones nativas con que se pretende despistar a la inmensa mayoría de los trabajadores y ciudadanos, encubren un sólido consenso de fondo en las materias cruciales: obediencia lacayuna a la alta finanza, filosionismo racista despiadado y liquidación del "Estado social y democrático de derecho" instaurado en la posguerra como escaparate propagandístico frente al comunismo. El desastre al que la casta política está conduciendo fríamente a España será el escenario de shock que permita llevar hasta sus últimas consecuencias las supuestas "medidas de ajuste" (en realidad revolución derechista integral) con que va a rediseñarse el país de acuerdo con la dogmática doctrinaria neoconservadora del judío norteamericano Milton Friedman.
Manuel Parra, portavoz del nuevo chiringuito pepero.
Orígenes del Moviment Cívic d'Espanya i Catalans
El pasado 19 de septiembre, Jaume Farrerons se entrevistó con dos parlamentarios catalanes, uno del Partido Popular, de Ciutadans el otro. Antes había ya hablado por teléfono con varios dirigentes políticos y sociales. No daremos los nombres de dichos parlamentarios ni de nadie, pero si lo negaran las organizaciones mencionadas, ahí están "las fotos" (que colgaremos en internet cuando sea necesario) para probar que lo dicho no es una fábula. Les propuso Farrerons a sus celestes señorías articular la resistencia cívica al pseudo nacionalismo catalán (=neoliberalismo disfrazado) colaborando con una red alternativa en la que también prestarían su apoyo anónimo Plataforma per Catalunya, Manos Limpias y otros partidos, asociaciones, sindicatos, etc. Farrerons insistió en que debía rehuirse a todo trance el primer plano mediático de las organizaciones colaboradoras, Y, muy especialmente, se tenía que evitar contraponer en un mismo plano el nacionalismo español y el nacionalismo catalán, porque con ello sólo se favorecerían, precisamente, las pretensiones de Mas y de los independentistas, menesterosos de símbolos para ensordecer su corrupción y alevosas intenciones neoliberales. Se trataba de reivindicar la Catalunya silenciosa, la Catalunya víctima de los recortes y del saqueo del erario público, frente a la Catalunya oligárquica corrupta del falso patriotismo convergente. Se trataba, asimismo, de acudir con senyeres catalanas (no estelades) de la Comunidad Autónoma, y "omitir" discretamente las banderas monárquicas, para dar voz a los catalanes de a pie, a la gente que, hable catalán o castellano, nutre el grueso de la ciudadanía en este rincón de España. También se insistió en que la red ciudadana virtual, simétrica a la que promovió la manifestación del 11 de septiembre de 2012, había de mostrar como caras visibles y referentes públicos a personas anónimas que hubieran sido cruelmente perjudicadas por la mafia oligárquica local en cualquier área de la administración o de la actividad económica y social de Cataluña.
De nada sirvieron las advertencias. A los pocos días, y sin ponerse en contacto con Jaume Farrerons, es decir, evidenciando una absoluta falta de lealtad hacia los promotores de la idea (por no hablar de la buena educación), un tal Manuel Parra encabezaba ya el MOVIMENT CÍVIC D'ESPANYA I CATALANS y convertía la propuesta en aquello que, justamente, le había dicho el conseller Puig a un parlamentario del PP que convenía a convergentes y populares por igual, cada uno en su papel (mientras que no convenía a nadie, añadió Puig en el sms que Farrerons pudo leer in situ, ventilar escándalos de corrupción). Empezó así la "operación" como una reacción "españolerista" que le hacia el juego al PP y a Ciutadans (y, de rebote, a CiU) en plena campaña electoral. Evidentemente, todos los catalanes que podían haberse sumado a una posible red anti-oligárquica autóctona, según la propuesta de Farrerons, ya nada quisieron saber de una organización claramente partidista y españoloide que poco tiene que decir contra Rajoy, contra la casta política como tal, contra la Casa Real, contra unas políticas antisociales en las que el presidente del gobierno del Reyno y el presidente de la Generalitat comparten intereses y complicidades. Las cuestiones verdaderamente importantes quedaron de esta suerte sumergidas bajo un mar de banderas y símbolos "patrióticos" (¿?) ayunos de verdadero contenido nacional. Por un lado, "catalaneros", por otro, "españoloides", pero todos en el papel que justamente habíaseles reservado como claca del saqueo social masivo cocinado en Wall Street y Bruselas. 

La reforma neoliberal continuó adelante en una campaña electoral donde decidíase (supuestamente) la independencia de Catalunya versus la unidad de España. Ciega empero, en todo caso, ante la verdadera deconstrucción interna del Estado que PP, PSC-PSOE y CIU están perpetrando al unísono con la elegante música de fondo de los "mercados financieros".

El drama de las clases laboriosas del Principado, el pueblo en sentido estricto, es que no existe en esta Comunidad Autónoma ni un solo partido político con representación parlamentaria que articule sus intereses materiales y morales allende la dicotomía simbólica catalanismo/españolismo. Ejemplo sangrante: casi todos los indignados han terminado apoyando a las CUP (independentistas catalanes comunistas declarados y pro Bildu) o a ICV-EUiA (nacionalistas catalanes ex comunistas maquillados). Fuera del nacionalismo catalán únicamente queda el patético "españolismo" de la derecha neoliberal a cara más o menos descubierta, mientras que los 3 millones de castellanohablantes que nutren el estrato obrero y trabajador de Cataluña son votantes de izquierda huérfanos de amparo político. Si no se sienten "independentistas", tienen estos ciudadanos que votar, pues, a la hedionda derecha patriotera. Una derecha que comerció con  los inmigrantes como mano de obra barata que arrojaba al paro (dumping) al empleado autóctono, una  derecha tan corrupta como CiU, una derecha que nada tiene que decir sobre la identidad nacional y sin otro ideal que "la tijera". Pero embadurnada a toda prisa con los restos oxidados de aquél rancio pseudo nacionalismo español meapilas y antimoderno que el trabajador catalán, como tal, sólo podría apoyar -en estado de desesperación- con una pinza en la nariz. Ahora bien, esa derecha que manipula el "patriotismo español" ni siquiera se declara abiertamente nacionalista, aunque utilice la bandera borbónica como antídoto mágico contra la estelada. Tal derecha es -a sus propias declaraciones me remito- "no nacionalista" y, a la postre, subrepticia (Ciutadans) o descaradamente (PP) (neo)liberal, según los casos. El español es un criptonacionalismo acomplejado, hipócrita, que se avergüenza de su propio sentir, pues la autoconciencia "liberal" ha usado una y otra vez de la palabra "nacionalismo" (=nazionalismo) como una acusación y motivo de escarnio. Síndrome de deslegitimación que no se detecta en el otro bando derechista, es decir, en CiU. A diferencia de los nacionalistas catalanes de extrema izquierda (que sí creen sinceramente en la nación catalana), los pseudo cripto-nacionalistas españoloides esgrimen en efecto una Ex-paña que es un cadáver simbólico, eso sí, decentemente "constitucional". Esa delgada capa sígnica heredada de la causa "patriótica española" (=monárquica, católica, conservadora), esa herrumbre postfranquista cogida por los pelos, apenas disimula, como sí lo hace en el caso de Mas, la realidad de un programa neoliberal y rabiosamente capitalista. Tales "españolistas" encarnan una variante del masoquismo social de clases medias -electores del PP desplumados por Rajoy- muy semejante al catalanismo del "arruinados pero independientes" característico del votante "sincero" (=sodomizado a gusto) de CDC.

La senyera catalana, un símbolo que la estelada
separatista ha convertido, de forma automática,
en significante hispánico.
Españolerismo "no nacionalista", neoliberal, monárquico, "constitucional" y antifascista

A esta sintomatología del pálido, anémico, falso y alevoso pseudo nacionalismo español hay que añadir el uso desvergonzado del lenguaje estalinista por parte de la derecha atlantista, cuyos orígenes franquistas (=fascistas) la convierten, no obstante, en diana harto vulnerable a una réplica demoledora del lado "catalanista". "Nacionalistas" y "españolistas constitucionaleros" se acusan mutuamente de fachas y nazis en un ejercicio de demagogia que aseméjase a un sonrojante concurso de impostura propagandística sionista con un único beneficiario: el Estado de Israel y la oligarquía transnacional, verdaderos dueños del código simbólico antifascista.

Circunstancia singularmente bochornosa en el caso de una derecha que erige los liberalísimos "derechos del individuo" (tan respetados, como se sabe, por las multinacionales y los bancos) como arma contra los "nazi-onalistas" independentistas, pero no duda en otorgar plena carta de legitimación al racismo, supremacismo, colonialismo e imperialismo de la extrema derecha judía en detrimento del pueblo palestino (bastante más oprimido por el nacionalismo hebreo que los castellanohablantes de Cataluña por el nacionalismo catalán de CiU).

El Moviment Cívic d'Espanya i Catalans tampoco ha escapado a una trampa innoble y, por si fuera poco, cretinesca, en la que tiene todas las de perder, siendo así que con sus acusaciones de "nazis" a los catalanistas refuerza el tipo de jerga que estigmatizara a España como aliada del Eje italo-alemán en la Segunda Guerra Mundial, como país que persiguió y deportó a los judíos en las postrimerías de la Edad Media  y como dictadura falangista (pseudo) fascista opresora de esos otros "judíos de España", los catalanes, así calificados por los propagandistas católicos del régimen anterior.

¿Cómo no va a haber escisión o fractura cívica en Cataluña si, por otra parte, el emblema mismo del MCd'EiC representa ya un roto mal recosido que define la situación ideal y el perfecto terreno de juego de los nacionalistas secesionistas?

Una montaña de irreflexiones, improvisación oportunista, intereses peperos y torpezas intelectuales (todo mezclado) impiden a los actuales promotores del Moviment Cívic d'Espanya i Catalans entender que la única forma de derrotar a los sediciosos de CiU pasa necesariamente por salirse del eje simbólico Catalunya/España y situarse en el eje Oligarquía/Pueblo, revindicando como "ciudadanía catalana", cuya hispanidad se da por implícita en una simbología fácticamente unitaria, el estricto cumplimiento de la ley y la lucha contra la corrupción o los delitos en que el separatismo tendrá que incurrir para consumar su proyecto de autodeterminación. No se puede ser unionista desde la dualidad nacionalista colocada en el mismo rango simbólico; el emblema del unionismo debería representar la encarnación sígnica de la unión afirmada como un hecho. En este contexto, el único "logo" que cabe utilizar en una plataforma cívica de catalanes no separatistas es un significante capaz de neutralizar en una posición 0 el susodicho eje Catalunya/España como tal.

A poco que se analice el funcionamiento de los códigos simbólicos nacionalistas catalanes, léase: del lenguaje secesionista, se concluirá que dicho símbolo sólo puede ser la senyera. Pues, desde el momento en que el nacionalismo de CiU se ha transmutado en soberanismo, la bandera catalana queda vacía de contenido nacionalista catalán y conviértese en símbolo que escapa por sí mismo, y de ahí su valor "nacional hispánico", al universo separatista del lenguaje. Ese plexo de sentido donde el "españolerismo", que no es un verdadero nacionalismo y no encarna ningún proyecto sugestivo de futuro, está condenado a la derrota. Ahora bien, en lugar de hacer suya la senyera, el MCd'EiC ha yuxtapuesto, como puede observarse en todos sus logos, la bandera borbónica y la bandera autonómica. Con ello se ha enajenado a la mayoría de los catalanes no separatistas, quienes a su vez rechazan el "españolerismo" por las razones que ya hemos señalado. En su lugar, toda esa rancia semántica ha atraído como un imán y nucleado a los españolistas anticatalanistas de Cataluña, una minoría resentida cuyas dimensiones reales se pudieron observar en las manifestaciones del 12 de octubre y del 6 de diciembre en Barcelona. Todo un éxito para el nacionalismo catalán.

La consecuencia lógica de lo expuesto parece evidente, pero queremos formularla de forma explícita a efectos de evitar malentendidos entre las duras cabezas del secular cerrilismo mesetario.

Todavía estamos a tiempo de convertir la "iniciativa no separatista" en una verdadera plataforma cívica de ciudadanos y trabajadores catalanes. Para ello habrá que dejar de colocar la bandera borbónica y la senyera una al lado de otra como emblemas equivalentes o de nivel equiparable. Y ello simplemente porque la senyera es ya -y en estos momentos, gracias al predominio de la estelada entre los independentistas, de forma clamorosa-, un significante hispánico en sí mismo que la bandera "constitucional" sólo puede debilitar asociándolo al PP, la monarquía, el catolicismo y, en definitiva, a posiciones de derecha capitalista incompatibles con toda actuación eficaz en el eje simbólico Oligarquía/Pueblo. En segundo lugar, y por idénticas razones, no podemos seguir hablando de "lengua española" y "lengua catalana", sino de lengua castellana y lengua catalana. La catalana es ya una lengua hispánica por derecho propio. Los anticatalanes de profesión no pueden, claro, comprender esto y de ahí el descrédito del unionismo españolero. Para reivindicar la hispanidad del catalán, basta con utilizar este idioma de forma natural, sin que salten las chispas, como lengua hispánica. El bilingüismo también se da por supuesto en el mismo momento en que el problema de las lenguas se expulsa a su vez del eje Catalunya/España y redefínese en el eje Oligarquía/Pueblo, allí donde la gran mayoría de los trabajadores catalanes son esencial y "naturalmente" bilingües frente al monolingüismo artificial, forzado y politizado de los individuos, grupos, "sectores" e instituciones oligárquico-separatistas. Se trata de arrancarles a éstos la usurpación monopolística de la lengua y la cultura catalanas, en lugar de continuar con la politización de un fenómeno idiomático-cultural cuya polarización en el código secesionista (variante del antifascismo) empieza siempre por priorizar el eje simbólico Catalunya (=judíos)/España (=nazis) y desemboca en las típicas situaciones dicotómicas de elección "o... o...", contestadas con el reactivo e impotente "y" de los "unionistas". Se sostiene "soy catalán 'y' español" como si la misma definición de la catalanidad fuera un añadido, un elemento agregado externo a lo hispánico, a modo de un cóctel con distintas proporciones de "lo español" y "lo catalán" ("más español que catalán", "más catalán y español", "sólo catalán", "sólo español", etc).  ¿A nadie se le ha ocurrido la frase, mejor aún, la idea, "soy español porque soy catalán"? ¿Precisamos los catalanes de algo más que de nuestra simple catalanidad para ser miembros de pleno derecho de una comunidad nacional hispánica fundada en valores ético-políticos (y no en la lengua)? ¿O analizar la jerga separatista (=antifascista) y sus trampas, que son siempre determinados supuestos e implícitos innombrados, en los que caen los "españoleristas" con pasmosa ingenuidad, es demasiado esforzado para ciertas "patrióticas" gentes de villa y corte? ¿No necesitamos, precisamente, los que en Cataluña no nos sentimos independentistas pero nos avergüenza el "Reyno", otro lenguaje y, por ende, otros "postulados" innombrados aunque omipresentes, que rijan la distribución jerárquica de los signos (=su significado, sin más) en el peligrosísimo debate político catalán actual? ¿Puede Cataluña refundar España?

Sacrificar la monarquía
para salvar Hispania.
En definitiva, a nuestro entender, la consigna para promover una manifestación cuya abrumadora patencia masiva supere en 2013 a la manifestación del 11 de septiembre de 2012, es forzar el paso  del eje simbólico Catalunya/España al eje simbólico Oligarquía/Pueblo. La manifestación alternativa LA CATALUNYA SILENCIOSA PREN LA PARAULA se expresará así en catalán, un idioma hispánico, reclamará la regeneración democrática del "país" y mostrará senyeres autonómicas -que son emblemas del Estado- de manera mayoritaria, sin excluir las españolas (bicolores o republicanas) ni incurrir en la actual crispación "nacional" que introduce "desde fuera" una ortopédica equivalencia al 50% con banderas borbónicas. No denunciará dicha mani el catalanismo en sí, como sentimiento perfectamente compatible con una identidad hispánica rectamente entendida, sino el neoliberalismo y el falso patriotismo catalán de la oligarquía catalana de las 200 familias, expresión de la corrupción y la nefasta política social de las formaciones políticas e instituciones oligárquicas todas. Dicho brevemente: de la Casa Real al Palau de la Música, es un estamento -la oligarquía, llámese Rajoy o Mas- y no una cultura o lengua o siquiera un presunto "nacionalismo" inexistente o testimonial, el enemigo a batir. ¿Pueden entender algo tan sencillo partidos españolistas (pseudo nacionalistas españoles traumatizados) y liberal-oligárquicos (PP, Ciutadans) ligados al mismo tipo de duplicidad y engaño capitalista-sionista que el pseudo nacionalismo catalán de CiU, ERC, PSC...? Seguramente, no. Pero deber insoslayable de esta bitácora era intentar explicárselo a nuestros conciudadanos catalanes.
 La Marca Hispánica, 21 de diciembre de 2012


DOCUMENTACIÓN ANEXA

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=4186

ESPAÑA DEBE DEFENDER (AÚN MÁS) LA LENGUA Y LA CULTURA CATALANAS

Damián Ruiz

La pejiguera nacionalista es inacabable y pesada, sobre todo para los ciudadanos de Cataluña que no somos separatistas. Algún día trataré de explicar el porqué algunos no comulgamos con esa ideología/religión, lo cual no se debe a una deriva españolista, ni mucho menos a que no amemos nuestra tierra. Es por una cuestión, creo yo, de estilos cognitivos, de simbología y de espíritu, ni mejor ni peor, sencillamente diferentes. Incluso diría que hasta tiene que ver con el ritmo y el pulso que imprimes a la existencia. Pero ahí lo dejo de momento.

La cuestión es que hay algo en lo que los nacionalistas tienen razón, y es en la necesidad de proteger y defender la lengua y la cultura catalanas.

Les pondré un ejemplo clarificador. Saben que en la llamada área metropolitana de Barcelona viven, de forma muy mayoritaria, inmigrantes de otras partes de España y sus descendientes. Por lo tanto es un territorio abrumadoramente castellano hablante. Pues bien, se trató de hacer un experimento en diversas salas multicines que pueblan estos municipios, el cual consistía en lo siguiente: se proyectaría la misma película, una de Hollywood, doblada al castellano en una sala, y en otra al catalán, para ver qué porcentaje de público acudiría a una y a otra. Resultado: el 92 % acudieron a la versión española y tan solo un 8 % a la catalana. Normal, pensarán, ¿no? Les añado un dato bastante significativo: el pase a la película en catalán era gratis, mientras en español había que pagar la entrada.

Reflexionen por un momento en qué ocurriría si de lo que estuviéramos hablando fuera de su lengua materna. ¿No les produciría pavor que en su área geográfica la lengua propia tuviera estos resultados?

Pero es que además en las zonas castellano-parlantes de Cataluña en el único momento en que muchos niños hablan catalán es cuando se comunican con su profesor, en ninguna ocasión más. Ni con sus compañeros de colegio, ni con las familias, ni con nadie. En amplios sectores de la población catalana la presencia de cualquier medio de comunicación en la lengua autóctona ni existe, hagan lo que hagan por televisión (aunque proyectaran la última de James Bond en paralelo al estreno internacional, si fuera en catalán no la verían).

En Barcelona el castellano y el catalán cohabitan perfectamente, de hecho es muy común que en un grupo de amigos (a mí me pasa) estemos hablando indistintamente en una lengua o en otra. Por ejemplo, cuando nos reunimos con mi familia paterna, originaria de Extremadura, hablamos en español, pero los niños ya hablan los dos idiomas indistintamente, y cuando lo hacemos con la materna, catalana de Barcelona, hablamos en catalán y los niños hablan las dos lenguas, igualmente, con absoluta normalidad.

No comparto, pero puedo llegar a entender, la tirria que se tiene desde el resto de España al nacionalismo victimista catalán. Les aseguro que es insoportablemente cansino, y además no dan tregua, es como tener un vecino que siempre tiene el piso en obras, y es cierto que hay una tendencia a tergiversar y manipular la Historia a su antojo. Por ejemplo, por más que se haya cuestionado la figura de Rafael de Casanovas, da igual, lo lean donde lo lean seguirá siendo el líder independentista por excelencia, y por mucho que la guerra de 1714 fuera una guerra entre dos dinastías, para ellos era una guerra de España contra Cataluña. De verdad, un aburrimiento torticero.

Pero en cambio sobre la defensa del catalán tienen, insisto, razón. Si se permite a los padres que elijan libremente entre catalán y castellano, el gobierno sabe, porque tiene datos que, probablemente, lo corroboran, que el catalán desaparecerá en pocas décadas. ¿Por qué? Pues porque el español tiene un peso en el mundo y en los medios de comunicación apabullante, porque la mitad de la población catalana apenas lo aprendería y eso significaría la expansión y aniquilación de la lengua autóctona. Con este sistema actual se garantiza el bilingüismo de todos los niños catalanes, y creo que, en todos los sentidos, es más justo y ético.

Además si el gobierno central se hiciera cargo de la defensa de la lengua y la cultura catalanas, pero con determinación, una gran parte de los catalanistas moderados se sentirían tranquilos y abandonarían postulados radicales y separatistas.

Otra cosa es que el gobierno español quiera meter baza en cómo se explica la historia en Cataluña: eso es otra cosa, porque creo que ahí sí que se explican cuentos de hadas para que encajen con la fantasía patria de esta Comunidad. Pero eso ya sería otro tema.


Catalanismo sionista: el nacionalismo que C's y PP no denuncian

http://pensamientoslibres.blog.com.es/2011/06/26/los-judios-en-catalunya-de-principios-del-siglo-xxi-11379153/

http://www.camaracatalanoisraeli.com/?p=599

http://www.camaracatalanoisraeli.com/?p=632

http://www.lavanguardia.com/sucesos/20121215/54356377715/emperador-blanqueo.html
http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/nuevo-eje-catalunya-israel-massachusetts-1952467

http://www.haaretz.com/news/world/catalan-leader-predicts-independence-in-about-two-years-and-close-friendship-with-israel-1.468285?block=true

http://www.alertadigital.com/2012/10/01/los-judios-contra-espana-israel-apuesta-por-una-cataluna-independiente-y-lopez-tena-habla-ya-de-relaciones-amigables-entre-los-dos-estados/

Albert Boadella sobre el nacionalismo catalán

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=4149

La "paranoia" israelí como modelo a imitar

http://www.alertadigital.com/2012/10/26/la-mayoria-de-los-israelies-apoyan-el-establecimiento-de-un-regimen-de-apartheid-discriminatorio-hacia-la-minoria-arabe/

http://www.alertadigital.com/2012/10/07/la-fascinacion-del-nacionalismo-catalan-por-israel-jordi-pujol-envio-a-cuatro-de-sus-hijos-a-un-kibutz/


En 1957, ya sexagenario, Josep Pla arribó a Tel-Aviv en un barco repleto de judíos europeos que acudían a la llamada de construir Israel. El Estado hebreo impactó tanto a Pla que el escritor acabaría publicando ‘Israel,1957’, un panegírico de la epopeya del pueblo judío en su regreso a la tierra prometida. Pla no sospechaba que su libro se convertiría en una obra de referencia entre gran parte de la clase política catalana y que contribuiría a la contradictoria relación de la derecha y la izquierda catalana, española y europea con Israel.

Todo el mundo sabe que en el siglo XX la extrema derecha –fascismo, nazismo, franquismo,…– era antisemita. Lo que no es tan conocido es que unos 8.000 judíos fueron brigadistas internacionales durante la guerra civil española, en la que defendieron la Segunda República en nombre del socialismo y el comunismo y en contra del fascismo. Para la izquierda, judaísmo y sionismo –convertidos en sinónimos– significaban antifascismo. A ello se le unió el movimiento colectivista de los kibutz, que parecía la plasmación en la tierra prometida de la utopía socialista.

Durante décadas cualquier político de izquierdas europeo que se preciara debía cumplir con el ritual de visitar un kibutz en Israel. Josep Borrell, por ejemplo, suele presumir del verano que pasó en 1969 en Israel, donde conoció a su primera esposa. Pero el ahora presidente del Parlamento Europeo no estaba solo. La derecha nacionalista catalana se sentía atraída por otro Israel: el país que una ideología nacionalista –el sionismo– había luchado por recuperar. Israel era y sigue siendo El Dorado nacionalista: el pueblo que recupera su tierra, que crea un Estado floreciente superando todo tipo de obstáculos y que resucita su lengua muerta. Pla y su ‘Israel,1957’en estado puro.

Esto explica la fascinación que el nacionalismo catalán siente por Israel, y que muchos de sus dirigentes peregrinasen al Estado hebreo como sus colegas socialistas y comunistas. Por citar a alguno, el apego de Jordi Pujol es tan grande que cuatro de sus hijos han pasado por un kibutz –Oriol conoció de primera mano las tensiones con los palestinos en la frontera con Gaza– y se embarcó en el proyecto del Museu d’ Història de Catalunya tras visitar el Museo de la Diáspora en Tel-Aviv. En la polémica visita de la corona de espinas, el republicano Josep-Lluís Carod Rovira estaba más interesado por el eficaz sistema de enseñanza del hebreo que por los campos de refugiados de la franja de Gaza.

Al llegar al poder, Felipe González se dio cuenta de que para devolver a España a la comunidad internacional había que reconocer a Israel. Pero la política en Oriente Próximo es alambicada, y se escapa de análisis en términos de izquierda y derecha. Cayó el muro, estallaron la primera y la segunda Intifada, EEUU se convirtió en neocon, surgió la amenaza islamista y Osama bin Laden destruyó las Torres Gemelas. En estos tiempos oscuros y de confusión, probablemente lo único que tengan en común hoy en día José María Aznar y nacionalistas catalanes, Federico Jiménez Losantos y Joan B. Culla, Jon Juaristi y Pilar Rahola es su apoyo incondicional a Israel.

Fèlix Millet o el rostro del horror que nos espera:

gobernar es repartir dolor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen texto, el autor ha reflejado la realidad de la gran farsa organizada por la casta corrrupta para polarizar a la población en el falso independentismo y a otra parte en un falso unionismo, todo con la intención de distraer a la población de la corrupción, recortes y demás atropeyos contra el populacho.
Pro ciñéndome al texto de la entrada y a su tema primordial en cuestión, la farsa del 12-O se demostró al ser un acto que no representó en momento alguno la unidad de los pueblos de España, en ningún momento se reivindicó unidad nacional alguna. El lema tan simplón de catalanes contra la independencia lo dice todo, como si hiciera falta que una región de España se se segregara para desguazar este país, una gran falsedad, si ya lo está con el nefasto estado autonómico, la cuestión es que unos y otros se ponen de acuerdo para defender intereses mutuos y obviamente hay que incluir los electoralistas.

Frel dijo...

Tanto unos como otros defienden los mismos intereses, tanto los que organizaron la farsa independentista del 11-S como los que organizaron el 12-O bajo un unionismo "políticamente correcto"(si alguna organización supuestamente identitaria quiso sumarse oficialmente al acto fue rechazada), pero que casualidad tal como indica el texto de la entrada que los principales partidos que organizaron ambos actos luego pactan entre ellos si hace falta y llevan a cabo recortes sociales de toda índole, suben impuestos y privatizan lo que haga falta en pro de inetereses mutuos. Unos hipócritas que bajo algunas banderas sólo tratan de despistar al populacho de las tropelías que están cometiendo contra su mismo pueblo.

¡Feliz nochebuena y felices fiestas a todos.!