viernes, septiembre 14, 2012

Milton Friedman y la ideología oligárquica (1)

 
El buen ciudadano es aquél que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a las leyes.
CICERÓN
 
 
 
Sobre la presunta procedencia hebrea de Milton Friedman:



Las relaciones entre la ideología "friedmanita" y la ascendencia familiar y religiosa judía de Friedman, caso de existir, se estudiarán en otra entrada de esta bitácora. Ahora sólo nos interesa la naturaleza y consecuencias de las producciones teóricas de Friedman, cuya influencia en la expansión de aquello que se denomina "neoliberalismo" a escala mundial está fuera de toda duda.
 
Friedman es una de las personas que más daño han hecho a los pueblos del mundo (!rechacemos ya de plano la palabra "humanidad"!), sin embargo, casi nadie pretendería que este profesor de la Universidad de Chicago sea un asesino. Al contrario, fue un respetable "ciudadano judeo-norteamericano" adornado con la totalidad de los gloriosos emblemas antifascistas que legitimaran -y siguen legitimando- las masacres de occidente: democracia, libertad, derechos humanos, progreso... No en vano se le concedió a este auténtico psicópata y canalla un Premio Nobel, como a Obama. Si hubiera perecido en el atentado islamista a las Torres Gemelas (11-S), Friedman habría sido considerado una "víctima"; Estados Unidos e Israel están repletos de este tipo de potenciales "víctimas", cuya "ejecución selectiva" deberíamos, al parecer, lamentar y condenar political correctness como un acto de terrorismo. En realidad, Friedman ha sido un destacado teórico -pero no el único- de los criminales que nos gobiernan, los mayores genocidas de la historia. Friedman diseñó desde 1953 los programas económicos con que la oligarquía transnacional lleva décadas destrozando la vida de la gente en diversos países. Las ideas criminógenas de Friedman son las que llenan la cabeza nuestros políticos "democráticos", de ahí que éstos sean, necesariamente, enemigos objetivos de la comunidad nacional, auténticos testaferros que -consciente o inconscientemente- trabajan para una potencia extranjera y una secta bíblico-talmúdica de tarados apocalípticos con las manos manchadas de sangre. La doctrina de Friedman representa, bien es cierto, sólo la dimensión económica de un imaginario ideológico mucho más vasto que, articulado entorno al antifascismo, constituye la superestructura discursiva del sistema oligárquico occidental. Antes de continuar adelante, recomendamos que se visione el siguiente youtube, basado en una conferencia de Naomi Klein donde la propia autora resume el contenido de su obra capital La doctrina del shock (2007):
 
 
Para situarnos un poco en el tema -los que no nos tenemos por expertos en economía- quizá convenga, a la hora de entender qué es "realmente" el neoliberalismo friedmanita, trazar en gruesos perfiles aquello que ha sido considerado habitualmente como su negación, a saber, el Estado proteccionista y las políticas económicas keynesianas. Las sorpresas pueden resultar aquí mayúsculas, siendo así que, al parecer, la primera experiencia histórica de un Estado que ampara a su pueblo de los peores abusos del sistema capitalista es la Alemania imperial de Bismarck:

El estado del bienestar nació en la Alemania del conde Otto von Bismarck (1815-1898). / Durante el decenio de 1880 el desenvolvimiento de la sociedad alemana no se vio perturbado por las restricciones ricardianas y clásicas del papel del Estado. Los economistas alemanes se ocupaban de la historia, y de sus obras no solían desprenderse graves advertencias con respecto a las intromisiones del gobierno, Conforme a la tradición prusiana y alemana, el Estado era competente, benéfico y sumamente prestigioso. Lo que se consideraba como principal peligro de la época era la activa militancia de la clase obrera industrial en rápido crecimiento, con su ostensible proclividad a las ideas revolucionarias, y en particular, a las que provenían de su compatriota recientemente fallecido, Karl Marx. Proporcionando el más claro ejemplo de temor a la revolución como incentivo para la reforma, Bismarck urgió a que se mitigaran las más flagrantes crueldades del capitalismo. En 1884 y en 1887, después de apasionadas polémicas, el Reichtag adoptó un conjunto de leyes que otorgaban una protección elemental bajo la forma de seguros en previsión de accidentes, enfermedades, ancianidad e invalidez. Aunque fragmentariamente, se adoptaron  luego disposiciones similares en Austria (Galbraith, J. K., Historia de la economía, Barcelona, Ariel, 1993, pp. 229-230).

Existía, por tanto, una vía "alemana" frente al liberalismo occidental anglosajón de los economistas clásicos. Hitler, en su política económica, se limitó a tirar del hilo de esta tradición, a fin de constituir, desde pilares económico-sociales, un nacional-socialismo que -bajo el punto de vista estrictamente económico y sólo ése, por supuesto- es el antecedente más remoto del keynesianismo y, por ende, del "modelo europeo" erigido frente al salvajismo neoliberal de procedencia norteamericana. El denominado "keynesianismo", opuesto simétrico del neoliberalismo (veremos que las cosas son más complicadas) tiene, en efecto, su antecedente en Adolf Hitler:

(...) hubo keynesianos antes de Keynes. Uno de ellos fue Adolf Hitler, quien, libre de las cadenas de una teoría económica, emprendió un gran programa de obras públicas al tomar el poder en 1933, entre las cuales el ejemplo más visible fueron las Autobahnen. En verdad, empezó invirtiendo en obras de ingeniería civil, antes de emprender los gastos armamentistas. Los nazis tampoco hacían ningún caso de las limitaciones de los ingresos públicos, pues recurrían sin escrúpulos a la financiación a través del déficit. De esta forma la economía alemana pudo recuperarse de la caída devastadora sufrida anteriormente. Hacia 1936, el desempleo, que había ejercido una influencia tan considerable en el acceso de Hitler al poder, había sido eliminado en gran medida (Galbraith, J. K., op. cit., pp. 242-243).

En consecuencia, la actual política de Ángela Merkel, que se quiere vincular a la ética protestante del ahorro y del ascetismo, nada tiene que ver con esa supuesta tradición en tanto que "tradición económica alemana". La tradición económica alemana podrá ser ascética, luterana, productivista y lo que se quiera, pero no monetarista en el sentido friedmanita. Friedman és la versión oligárquica de las sociedades de consumo post-calvinistas. Ya aclararemos más abajo en qué consiste aquí la clave axiológica del asunto. Por el momento limitémonos a constatar que el paradigma europeo de economías mixtas se inspira en Alemania y en el fascismo. Hemos cruzado los datos con otra obra de reconocido prestigio a fin de que no se pueda pretender alegremente que ésta es sólo una opinión de Galbraith: se trata de un hecho admitido y consensuado entre los especialistas, aunque cuidadosamente ocultado a los ciudadanos, quienes no deben saber que cuando se habla de "Keynes el benefactor" en realidad debería hablarse de una política social "alemana", anticipada por los regímenes fascistas a fin de frenar el avance del genocidio comunista sin renunciar al dinamismo económico del mercado:
Un segundo problema se refiere al nombre que deberíamos dar a la economía política más allá de Keynes. Para quienes se encuentran en la tradición marxista, el capitalismo dejará paso al socialismo. Acontecimientos tales como la planificación, los controles de salarios y precios y otros pueden interpretarse como extensiones del socialismo, en especial si se refuerzan con una mayor propiedad pública y el incremento de la democracia industrial tal como preconiza Stuart Holland (véase cap. 9). Por el contrario, Winkler razona que se comprenden mejor como "el corporativismo venidero", un sistema de control estatal sobre una economía privatizada: un modelo evidentemente derivado del fascismo (Skidelsky, Robert, El fin de la era keynesiana, Barcelona, Laia, 1982, p. 12).
En consecuencia, el régimen chino, cuyo vertiginoso crecimiento económico todos conocemos, sería, por lo que a la economía respecta, un ejemplo de "economofascismo"; pero también lo habrían sido las benefactoras administraciones socialdemócratas de los países nórdicos europeos durante los años sesenta del siglo pasado.

El dogma neoliberal

La economía friedmanita o "neoliberal" puede definirse como la negación, punto por punto, de todo aquello que ha venido caracterizándose de forma harto simplificada como "keynesianismo", aunque en realidad esta última etiqueta encubra un transfondo mucho más profundo y "perturbador" que la doctrina económica de Keynes. Así lo hemos sugerido mediante unos pocos ejemplos escogidos de "información chocante" que apuntan, todos ellos sin excepción, al "misterio del fascismo". Para los no expertos en economía, la síntesis del neoliberalismo friedmanita puede resumirse en una sola frase: aquello que universalmente se ha aplicado en el mundo occidental cuando se apelaba a Friedman es la política monetarista. En teoría, se trataría de evitar la inflación inherente al "keynesianismo" restringiendo la emisión de moneda, de suerte que fueran la competencia y el mercado los factores que regularan los precios sin la "artificial" intervención del Estado. No obstante, a pesar de que las medidas neoliberales apenas afectaron a la inflación, sí perjudicaron, en cambio, a la economía productiva, pero aquellas se siguiéronse aplicando como máxima expresión de una "ortodoxia" de procedencia poco menos que religiosa. ¿Cuáles fueron las consecuencias reales del neoliberalismo más allá de las declaraciones retóricas entorno a la libertad, la competencia y el mercado? O en otros términos: cui prodest el monetarismo. Galbraith responde.

Para algunos, la política monetarista tenía (y sigue teniendo) otro atractivo, aún mayor, que en forma curiosa y hasta imperdonable ha pasado inadvertido para los economistas: el de no ser socialmente neutral. Obra contra la inflación elevando los tipos de interés, con lo cual, sucesivamente, inhibe las operaciones de crédito de los bancos y la resultante creación de depósitos, es decir, de dinero. Los altos tipos de interés son sumamente gratos e instituciones que disponen de dinero para prestar, las cuales poseen normalmente más recursos que quienes carecen de fondos con ese objeto, o bien, salvo muchas excepciones, que quienes toman el dinero prestado. Se trata de una verdad tan evidente como impropia. Al favorecer de este modo a los individuos e instituciones opulentos, una política monetaria restrictiva viene a ser todo lo contrario de una política fiscal restrictiva, la cual, al fundarse efectivamente en un incremento de las contribuciones de los particulares y de las empresas, afecta negativamente a los ricos (Galbraith, J. K., op. cit., p. 2999).
 
Y añade:
Los nutridos aplausos que los conservadores ricos tributan al profesor Friedman están muy lejos de ser inmerecidos (op. cit., ibidem).  

En suma, el monetarismo convierte el dinero en un bien escaso, que aumenta así su precio, y tiende a favorecer al capitalismo financiero en perjuicio de la economía productiva, los consumidores, los trabajadores y el conjunto de la sociedad. Galbraith escribió el fragmento citado en 1989 y, desde luego, no pretendemos explicar la actual crisis económica a partir de dicho planteamiento. Sin embargo, una característica innegable de la situación a la altura del año 2012 si la comparamos con las fechas en que se publicó la obra de Galbraith es el incremento desmesurado del poder del capitalismo financiero, el cual controla ya directamente los gobiernos sin necesidad de unos tipos de interés altos. El asalto al Estado por parte de la alta finanza tiene su punto de apoyo en la denominada deuda soberana y en los intereses de la misma, cada vez más elevados. Este proceso comenzó en los años 70 y 80 del siglo pasado:

A principios del decenio de 1980, los tipos de interés se elevaron a niveles sin precedentes en Estados Unidos, hasta el punto que a la inflación de dos dígitos se opusieron tipos de interés de esta misma magnitud. Estos últimos redujeron la demanda de nuevos edificios, de automóviles y de otras adquisiciones financiadas con créditos. Y durante 1982 y 1983 acarrearon también una brusca restricción de los gastos de inversión de las empresas. Esto, a su vez, produjo un gran incremento del paro, que ascendió al 10,7 por ciento de la fuerza de trabajo a fines de 1982. Se llegó también a la más elevada cantidad de quiebras de pequeñas empresas desde el decenio de 1930, y a un serio deterioro de los precios agrícolas. Además, los elevados tipos de interés produjeron un gran flujo de divisas, las cuales reforzaron el valor del dólar, redujeron las exportaciones estadounidenses y favorecieron sobremanera las importaciones, especialmente del Japón. El resultado de todo esto fue el advenimiento de la peor crisis económica desde la Gran Depresión (op. cit., pp. 300-301).
 
Estos fueron los resultados de la política monetarista en Estados Unidos según Galbraith. Hasta el punto que el propio Friedman, ante la evidencia del desastre, se desmarcó de su propia criatura con la siguiente frase: "Si la política que aplica la Reserva Federal es monetarista, entonces yo no lo soy" (op. cit., p. 300, n. 5). Sin embargo, como sabemos, la crisis actual, que empieza en 2007, no proviene de la restricción del crédito y de los tipos de interés altos en Estados Unidos, sino todo lo contrario, a saber, del exceso de crédito y de la total ausencia de control o regulación de los flujos financieros en ese mismo país (la madre del cordero, por decirlo así). Se supone que dicha política le resultaba provechosa a la alta finanza, la cual, a pesar de desencadenar el crack, ha salido beneficiada del mismo con enormes ganancias a título personal (directivos), ha tapado los agujeros de los bancos privados con dinero público y ahora se apresura a conceder créditos al propio Estado acreedor pero con elevadísimos tipos de interés, que fijan las agencias de rating en función de "criterios de riesgo" (!como si el riesgo por excelencia no lo encarnaran, precisamente, los propios usureros!). En suma, no parece que el concepto de monetarismo permita explicar el poder del capitalismo financiero, pues éste domina la política tanto a través de estrategias restrictivas de la emisión de moneda, cuanto a través de los tipos de interés bajos y la generación perversa de una deuda soberana que en realidad entraña la liquidación del poder ciudadano y la sumisión del Estado. No otra era la previsión de Hitler y, nos guste o no escuchar esto, dicha previsión se ha cumplido hasta extremos estupefacientes. Quizá la clave del asunto se encuentre en la dirección de una discreta observación de Galbraith:

Empero, la receta de Friedman presentaba una dificultad más grave todavía, a la cual ya nos hemos referido, o sea, que en la economía moderna nadie sabe con certeza lo que es el dinero. Lo son, sin duda, el dinero en efectivo y los depósitos a la vista. Pero, ¿qué diremos de los depósitos de ahorro permanentemente disponibles para retirar fondos, y de los que pueden convertirse fácilmente en cuentas corrientes? ¿Cómo puede definirse la capacidad adquisitiva que proporcionan las targetas de crédito, o las líneas de crédito que todavía no han sido utilizadas? Y además, estos agregados monetarios, por más arbitraria que sea su designación como dinero, ¿pueden en verdad ser objeto de regulación? (op. cit., 298).

Observemos que en el año 1989 está señalando Galbraith el meollo de la crisis del 2007, a saber, la escandalosa ausencia de regulación de los flujos financieros. La economía neoliberal no se define únicamente a partir del texto escrito, de la letra de Friedman, sino por las contradicciones e insuficiencias del enfoque monetarista, que debería incluir en su mismo concepto el papel hegemónico del capitalismo financiero en los Estados Unidos (y, desde ahí, en el resto del hemisferio oeste y el planeta Tierra en su totalidad). La noción ampliada de monetarismo nos conduce a un escenario en el que los poseedores del dinero controlan el conjunto de la economía productiva y la someten a sus intereses elitistas, de signo religioso y racial. Dicho control representa, empero, sólo el trampolín de la conquista del poder político, a la que estamos asistiendo en tiempo real en Europa con los nombramientos a dedo de técnócratas oligárquicos para cargos de gobierno. Estos caballeros aparecen entre las sombras y de repente se ponen a "gestionar" un país. La secta los envía. Se trata de golpes de Estado silenciosos, perpetrados por esa misma oligarquía al objeto de asfixiar cualquier forma efectiva y real de procemiento democrático o fiscalización ciudadana de los poderes públicos. Cataluña, la finca privada de la mafia catalanista, es un ejemplo harto cognoscible, por su inmediatez, del tipo de sociedad ensordecida, narcotizada y amordazada que el futuro nos depara.

Pero, ¿cuáles y quiénes son los grupos que en estos momentos están empuñando a la descarada, ya sin rubor, las palancas gubernamentales de los maltrechos estados nacionales para erigir una articulación nueva, autoritaria, del mismo estamento oligárquico que ya existía, pero oculto tras la fachada pseudo democrática, tras el oscuro "poder de posguerra" (1946-2007)? Nuestra respuesta: los ideólogos y gestores sionistas, de Wall Street a Tel Aviv. Para acreditar esta afirmación nos remitiremos a los análisis de James Petras, un autor de izquierda radical poco sospechoso de "hitlerismo".

Sigue aquí:

http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/10/milton-friedman-y-la-ideologia.html

Foro de debate del blog:

http://adecafcom.puntoforo.com/




 

29 comentarios:

Miguel dijo...

Ya que se habla en este artículo del Neoliberalismo, y tan solo como dato, me gustaría selañar la poco conocida figura del tarraconense Lucas Beltrán, a quien los actuales neoliberales españoles consideran como su padre ideológico

http://www.segundarepublica.com/index.php?id=9&opcion=2

ENSPO dijo...

En efecto, Lucas Beltrán, autor de una famosa "Historia de las doctrinas económicas", Barcelona, Teide, 1960, reeditada en 1976, cuyo último capítulo cronológico es precisamente "El neoliberalismo". La aplicación de la doctrina neoliberal es un ingrediente fundamental para LA DESTRUCCIÓN DE LOS PUEBLOS y, por lo tanto, para la realización de la agenda bíblico-mesiánica.

arnold dijo...

Aunque no tenga relación con este post, les sugiero miren este enlace de www.yahel.wordpress.com cuyo dueño (Agustin) aunque muy projudio y "antinazi", últimamente combate la inmigración salvaje tanto en Europa como en USA. En concreto, es muy interesante el post que se refiere al ORIGEN DE LO POLITICAMENTE CORRECTO, dictadura y manipulación del pensamiente que según los conservadores USA procede de la ESCUELA DE FRANKFUT/MAIN... es decir Adorno, Marcuse, Wilhem Reich, etc, es decir el "marxismo cultural" (Marx+Freud):
http://yahel.wordpress.com/2012/09/16/quien-se-robo-nuestra-cultura/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+NuevaEuropa+%28NUEVA+EUROPA%29

Anónimo dijo...

Ya estoy deseando leer más.

Milton Friedman y sus acólitos son la prueba de que el liberalismo es incluso una ideología más genocida que el propio marxismo. Es más, lo afirmo: el liberalismo es la ideología más genocida que existe, la que más vidas se ha cobrado, y la más cínica, pues se disfraza de libertad.

ENSPO dijo...

El comunismo no hizo más que responder con violencia a la lógica criminal del sistema capitalista. El fascismo replica a su vez al comunismo con una contra-violencia de análogas características. Siempre hemos sostenido en este blog que, mientras se ha convertido al fascismo en el "mal absoluto", el fascismo era sólo el último eslabón de una cadena causal que sólo el capitalismo liberal inicia. La quintaesencia del fenómeno genocida en el siglo XX debe buscarse en sus raíces político-económicas. Caidos ya comunismo y fascismo, el liberalismo capitalista sigue matando, exteminando y saqueando, y se ha buscado un nuevo chivo expiatorio, el islam, un enemigo constructo. ¿Nos dejaremos engañar otra vez por esos canallas asesinos? El enemigo no está en Irán, sino en EEUU-Israel y sus lacayos oligárquicos regionales.

Jackobs dijo...

Magnifico documental realizado por amagifilms que nos muestra la vision liberal de la mayor crisis economica del mundo y la propuesta de un cambio en los sectores intervenidos haciendo que propiamente sean mercados libres, es decir, la vuelta al capitalismo donde nunca debio de intervenir el estado. Colaboran Instituto Juan de Mariana e Instituto von Mises.

http://www.youtube.com/watch?v=vE2ym1vXiF8

ENSPO dijo...

O sea que Jackobs, después de reconocer la existencia de la oligarquía, se pone a defender el neoliberalismo. Sólo nos falta escuchar que el neoliberalismo es antisistema. ¿Quiénes mandan entonces, Jackobs, los keynesianos?

ENSPO dijo...

¿Y como cuadra todo esto tu defensa de la lucha armada, Jackobs? ¿Lucha armada contra qué, si defiendes la política neoliberal?

Tu postura es IN-CON-GRU-EN-TE.

Anónimo dijo...

Intentemos ponerle algo de coherencia: vale, más libertad, menos intervención y menos omnipresente. Vale. PERO para que sea liberalismo de verdad, hace falta que se liberalice el dinero, es decir: que la emisión de dinero no esté intervenida, ¡liberalización! pero también donde tanto le duele a la oligarquía financiera. Seamos coherentes, también si somos liberales, Sr. Friedman.

De acuerdo con La Ley Islámica, ninguna mercancía puede ser impuesta como el "único dinero". Imam Málik definió el dinero como "cualquier mercancía comúnmente aceptada como medio de intercambio". Esto significa que la gente es libre de elegir su medio de intercambio. El dinero artificial es una moneda o un trozo de papel sin valor como mercancía, y cuyo valor, puramente "legal", es establecido por el gobierno. Esto no está permitido. Pero aún si el papel moneda fuera una deuda de riquezas reales -oro, plata u otro artículo, lo cual no es- tampoco estaría permitido, porque las deudas, dentro de La Ley Islámica no pueden usarse como medio de intercambio. Su uso está restringido a su propia naturaleza como contratos privados.

En el pasado, cuando la gente era libre de elegir, elegía el oro y la plata. Si se nos permitiera otra vez elegir, lo más probable es que eligiéramos el oro y la plata. Lo importante es que el papel moneda no nos puede ser impuesto.
La libertad nos da una larga lista de mercancías como posibilidades. Esa libertad de elegir (oro, plata, platino, etc.) lleva a una cultura monetaria distinta. Echemos una mirada al problema de la inflación artificial: un pollo en tiempo del Profeta, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, costaba un Dirham. Hoy, en Europa, un pollo cuesta aproximadamente el equivalente de un Dirham. En 1400 años, el "efecto inflacionario" en la plata es prácticamente cero. Por otra parte, en los últimos veinticinco años en Europa Occidental los precios se han multiplicado al menos por diez. En los próximos veinticinco años serán también multiplicados por diez.
Esto para no mencionar lugares como México, Brasil, Turquía, etc.
Los Dinares y Dirhams en el Islam fueron hechos de oro y plata. A causa de su pequeño tamaño sirvieron perfectamente para el comercio grande y pequeño en la ciudad y las grandes ferias comerciales. Sus pesos eran particularmente aptos para ser usados como medio de intercambio.

Anónimo dijo...

Y nada de intervenir bancos, que quiebren como nos ha pasado a todo hijo de vecino del sector que sea. Ni los bienes, ni nuestra mano de obra, ni el agua ni los medios de producción van a desaparecer porque quiebren los bancos judíos o no. Liberalizando la emisión de moneda (hasta un garbanzo puede considerarse dinero en la Sharia)se acaban los problemas de liquidez y la sociedad sigue funcionando tan ricamente. Recuerdo que la usura está prohibida en el Islam.

ENSPO dijo...

O sea que para usted la solución a nuestros problemas económicos es la Sharia. La Sharia para Europa. ¿Lo dice realmente en serio?

Anónimo dijo...

Si, el sistema financiero de la Sharia es economía real, no el truco trilero de la oligarquía. Estoy seguro que a los destructores de los pueblos, la sharia islámica no les gusta un pelo, pero a los ciudadanos de a pie como yo sí. No veo palabras necias en este aspecto de la sharia, creo que merecen un comentario a su altura. El resto de la sharia no lo conozco apenas y no lo he propuesto como solución económica, supongo que no serviría.

Como le digo, no conozco mucho la Sharia, pero algunas cosas me parecen lógicas y aplicables en cualquier punto geográfico de la Tierra.

Anónimo dijo...

Si, completamente en serio. El sistema financiero de la Sharia es economía real, no el truco trilero de la oligarquía. Estoy seguro de que a los destructores de los pueblos como Milton Friedman, la sharia islámica no les gustráa un pelo, pero a los ciudadanos de a pie como yo sí. No veo palabras necias en este aspecto de la sharia, creo que merecen un comentario a su altura. El resto de la sharia no lo conozco apenas y no lo he propuesto como solución económica, supongo que no serviría. No he planteado su aplicación integra, solo en materia financiera.

Como le digo, no conozco mucho la Sharia, pero algunas cosas me parecen lógicas y aplicables en cualquier punto geográfico de la Tierra.

Anónimo dijo...

Qué Sharia ni que cojones, aquí no queremos el Islam, que le quede a usted muy claro, se puede llevar usted la Sharia donde quiera, pero no en nuestra Tierra.

arnold dijo...

Sugiero a ENSPO que opine sobre
el análisis que ha expuesto Joaquim Bochaca y otros autores, como Jean M. Mahieu, sobre la naturaleza del dinero tender, dinero fiduciario, etc en el sistema actual desde 1945.
No soy economista ni estudioso de las finanzas, pero me pregunto si, del mismo modo que una empresa privada, por ejemplo una fábrica de queso, en teoría podría subsistir sin recurrir al crédito bancario, ...¿por qué no el Estado Español no podría financiarse sin necesidad de depender de la financiación exterior, de la banca internacional, etc?. Tengo entendido que el profesor Oliveira Salazar y los mal llamados regímenes "fascistas" (Alemania, Italia, Portugal, España) eran partidarios de cierta autarquia. ¿Lo que Feder llamó "liberación de la esclavitud de la usura".

ENSPO dijo...

Es evidente, para mí, que un Estado no tiene por qué depender del crédito, y además no sólo no tiene, sino que NO DEBE.

Los actuales estados dependen del crédito porque han decidido hacerlo en beneficio de la oligarquía, porque los políticos son testaferros de un poder económico-financiero y también se benefician de ese poder a título individual y como casta.

Aquí los perjudicados son los ciudadanos, los trabajadores de la nación, la mayoría del pueblo.

Pero también creo que, en las circunstancias históricas actuales, para enfrentarse a la oligarquía transnacional sería necesario algo más que un Estado: su poder es tan inmenso, que sólo países como China podrían hacerle frente. España sería incapaz. La revolución democrático-nacional debería concebirse a escala europea y buscando alianzas con Rusia, China, Irán e Iberoamérica para poder subsistir.

ENSPO dijo...

En cuanto al islam, en este blog se puede debatir todo. Sin embargo, para nosotros, y me remito al post "El enemigo constructo", el islam no es alternativa de nada, sino una variante de la religión abrahamánica, y en el caso concreto del islamismo radical de Al Qaeda, un peón del imperialismo promovido por Arabia Saudí, aliado de Estados Unidos. En estos momentos los islamistas de Al Qaeda luchan en Siria contra Assad y en Túnez intentan abortar la "primavera democrática" instalando un régimen autoritario satélite de La Meca.

ENSPO dijo...

No existe, por otro lado, una economía islámica, que yo sepa. La eficacia de la economía musulmana debe valorarse en el contexto global de la cultura musulmana precolonial, y ésta fue arrasada por el capitalismo. En Arabia Saudí, país integrista, ¿qué caracteriza el islamismo en lo económico? Creo que para plantear un tema hay que centrarlo, dígame qué es lo que está preguntando en concreto para que yo pueda responderle. Si no concreta más, es difícil ir más allá de lo que acabo de decir.

Anónimo dijo...

La sharia del comercio es algo muy perfecto. Establece la naturaleza del dinero, la ilegalidad del dinero como deuda, la ilegalidad de los monopolios sobre ciertos bienes, la propiedad social de ciertos bienes básicos, las ilegalidad del acaparamiento de ciertos bienes, las leyes del mercado, y expulsa del mercado a quien no se ajusta a un marco de igualdad de oportunidades. SE pueden reir, pero el Código Napoleónico que tanta influencia ha tenido sobre nuestro derecho copia literalmente muchos de sus capítulos de la sharia, lo mismo que la Convención de Ginebra.
Wahabismo e "integrismo" islámico es puro sionismo anti-islámico, no merece ni comentarlo. Además, la progresía lo vería con muy buenos ojos, pues nunca aceptarían que Marx les guió (ex-profeso) por el camino erróneo y menos que un Bochaca les de lecciones de nada.

fer braz dijo...

he estudiado derecho comercial y el siguiente extracto me parece adecuado en cuanto al tema de la "sharia comercial": nótese el anacronismo de sus formas societarias. por otra parte es improbable que "la progresía vea con buenos ojos" cualesquiera relación económica que diste de la economía liberal con intervención estatal (que conforma el Estado de subsidariedad).

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En "La larga divergencia. Cómo la ley islámica ha mantenido retrasado al Medio Oriente" Timur Kuran, profesor en la University Duke y uno de los mayores estudiosos mundiales de la sociología de la economía cita los estudios del historiador de la economía Angus Maddison (1926-2010), según el cual, en el año 1000, el Medio Oriente islámico contribuía al Producto Interior Bruto (PIB) mundial con el 10 %, semejante al 9 % de la Europa cristiana. Pero, según el mismo estudioso, en 1700 la cuota de PIB mundial del Medio Oriente había caído al 2 %, menos de una décima parte de Europa, que había alcanzado el 22 %.

¿Qué es lo que ha sucedido en ese intervalo de tiempo? a primera postula –precisamente – que la decadencia del Islam deriva de su alejamiento de la sharia. Pero la “divergencia” desfavorable, la brecha con Europa se manifiesta primeramente en que algunos Países islámicos – en primer lugar el Imperio Otomano – comienzan a adoptar soluciones jurídicas diversas de la sharia, no después. La segunda, por el contrario, considera el Islam como especialmente contrario al comercio y a las finanzas, y cita como ejemplo la prohibición de la usura. Por el contrario, argumenta Kuran, el mismo Mahoma (570 ó 571-632) era un mercader, el Corán alaba el comercio y la prohibición de la usura estaba presente en la Europa cristiana del Medievo. Ni convence a Kuran la tercera explicación, tercermundista o marxista, según la cual son los estados colonialistas europeos la causa del subdesarrollo del Medio Oriente.

El problema principal que Kuran identifica es el del derecho comercial. La sharia se ocupa también de los contratos de la sociedad, y las formas societarias que conoce para empresas comerciales son variantes y analogías de aquella que en Europa es la sociedad en asociación, en la cual se unen socios comanditarios – que aportan capital, pero no intervienen en la administración de la sociedad – y socios generales, que gestionan de hecho la sociedad. Cuando los socios generales – esto es, los mercaderes – aportan también aunque menos su capital, y no solamente su trabajo, al mismo tiempo que los comanditarios – esto es, los meros financiadores -, la sharia habla de musharaka o de mudaraba.

No se deben infravalorar, insiste Kuran, los valores de estas asociaciones musulmanas, que han funcionado de forma razonable durante varios siglos. Sin embargo, en la sharia estaban inherentes desde el origen también sus problemas, irrelevantes en sistemas comerciales relativamente sencillos, pero dramáticos cuando el comercio deviene internacional y complejo. La asociación islámica puede ser disuelta a petición de uno cualquiera de los socios.

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[continúa en: http://catolicos-on-line.org/index.php?option=com_content&view=article&id=639%253Aislam&catid=37&Itemid=28]

Frel dijo...

El liberalisno o neoliberalismo es una ideología nefasta que destruye a los pueblos en todos los sentidos, no sólo económicamente, esto ya lo sabemos, practica un totalitarismo encubierto que se cubre de una falsa democracia. Se puede decir que es de las mas falsas y criminales ideologías.

Frel dijo...

Que el estado emita y distribuya la moneda es algo fundamental para elimiar el dinero deuda que la banca privada(especialmente la internacional) genera no sólo entre los ciudadanos sino a los mismos estados. Si el estado se financiera a sí mismo y controlara el crédito bancario, el negocio de la usura del dinero se acabaría, una economía sin deudas es una economía próspera. No hace falta ser economista para discurrir sobre el tema. El problema tal como se comenta en otro mensaje es que la oligarquía financiera tiene tanto poder que si algún estado (sobre todo en occidente) abogara por esta medida, le harían la vida imposible, el boicot y muy probablemente la guerra estarían a la vuelta de la esquina(ya hay precedentes históricos que datan del siglo pasado). Quizás la solución más efectiva sería hacer alianzas internacionales con otros países que estuvieran dispuestos a llevar a cabo tal transformación del sistema financiero.

Anónimo dijo...

Milton Friedman, economista ultraliberal, fue muy dañino para el bienestar de las sociedades occidentales.

Marcos dijo...

¿Y qué hay del new deal roosveltiano? ¿Y de Mussolini? Cronologicamente fueron anteriores a Hitler (no ya a la economía social alemana de Bismarck). Sería interesante tener en cuenta todos estos casos en una historia económica heterodoxa. Las principales potencias, por ejemplo EEUU, basaron su emergencia económica como potencia, en tanto estado-nación industrial desarrollado, con políticas keynesianas (new deal), o con políticas fuertemente proteccionistas siglos atras (inglaterra, francia) destinadas a convertirse en productores de manufacturas y salir del feudalismo y de la economía agraria de subsistencia. Claro que, al igual que lo hizo inglaterra tiempo antes, fueron proteccionistas hacia adentro, pero liberales hacia afuera...abriéndose nuevos mercados a punta de pistola cuando fue necesario... y prohibiéndole, de alguna manera, a los países periféricos, desarrollar sus industrias, para utilizarlos de factoría donde colocar sus productos industriales y extraer materias primas. Esta forma de neocolonialismo se hizo llamar por la teoría económica modelo de "ventajas comparativas". Una falacia tremenda, considerando que a EEUU le hubiera sido más fácil producir materias primas agrícolas como hacían los esclavistas del sur, y hoy es una nación industrial, desarrollada, y una potencia; porque en su guerra civil triunfó el industrialismo.

http://es.wikipedia.org/wiki/Ventaja_comparativa

Saludos.

ENSPO dijo...

Tiene usted toda la razón del mundo. Respecto del fascismo, que incluye a Mussolini, por supuesto, ya hemos citado un fragmento que lo abarca. En cuanto al new deal roosveltiano, lo damos por supuesto. En este blog, que se dedica al análisis del lenguaje antifascista, siempre reservamos una dedicación especial a las cuestiones relacionadas con el fascismo por razones puramente temáticas. Aquí nos ha interesado resaltar la continuidad entre el estado bismarkiano y el fascismo, entendiendo que el bloque Alemania-fascismo precede a todos, incluido el new deal.

Anónimo dijo...

Acá en Ecuador, Sudamerica, tenemos una suerte de gobierno keynesiano.

Después de dos décadas de neoliberalismo, que acarreó la quiebra de los bancos en 1999, en octubre de 2006 los ecuatorianos nos decidimos por un modelo intervencionista y regulador de la banca.

Durante los 80s y 90s la infraestructura del país se deterioró y los servicios públicos en educación, salud, carreteras, vivienda popular, energía, correos, registro civil se fueron al diablo. Los gobiernos neoliberales debilitaron lo público para favorecer lo privado y las concesiones. A eso se sumaba un sindicalismo cómplice silencioso con los neoliberales, que no oponía resistencia mientras su espacio fuera respetado o les pagaran suculentas liquidaciones por los despidos.

Pero en 1999 se acabó la fiesta, con la quiebra del país ( pero no de su oligarquía ). Aún así, las mafias lograron mantener vivo al moribundo neoliberalismo unos siete años más, hasta que apareció el político dispuesto a levantar el país, llamado Rafael Correa, acompañado con un grupo de socialistas jóvenes, provenientes de la clase media.

Si no hubiera sido porque los ecuatorianos estábamos hasta el cuello de la situación, Correa y su gente no habría logrado la presidencia.

Después del triunfo electoral se llamó a una constituyente, para una nueva constitución que desmantelara la lógica neoliberal de la anterior constitución de 1998.

La oligarquía y sus agentes ( cámaras empresariales, medios e Iglesia ) decían que se venía un soviet, el "destape" gay y el aborto.

La nueva Constitución fue aprobada en las urnas, y en 2009 reelegimos a Correa.

Desde entonces el gobierno ha reestablecido el control sobre los bancos, ha triplicado la inversión en educación, salud, vialidad y vivienda popular, ha expandido los préstamos públicos al agro y favorece a los productores nacionales en las compras que hace el sector público.

En lo educativo, se ha reestablecido la gratuidad de la educación publica y universitaria, aunque para esta ultima se han puesto requisitos académicos que antes no existían.

Se ha duplicado sueldos a maestros y doctores del sector público, pero también ahora se les exige más entrega a su trabajo.

En el manejo de la deuda externa, el gobierno anunció moratoria, con lo cual los bonos de la deuda ecuatoriana cayeron, y fueron recomprados a un tercio de su precio, por lo que ahora el país gasta menos en pagar deuda externa. Ya no nos sometemos al FMI ni al Banco Mundial, organismos cuyos representantes fueron expulsados del país.

Paradójicamente, en estos seis años de gobierno socialista los bancos han aumentado sus utilidades y los industriales nacionales han fabricado más bienes de consumo duradero.

Por eso ahora el gobierno ha eliminado anteriores excenciones tributarias a los bancos, para aumentar la financiación de la inversión social.

También el gobierno ha tenido la oposición de cierta dirigencia sindical, acostumbrada a melar de su puesto y a arrancarles jugosas liquidaciones por retiro a los gobiernos neoliberales, que cedían a sus chantajes para que no le hagan huelgas masivas.

En el plano internacional, el gobierno socialista de Correa ha mirado hacia la región y otras partes del mundo con las que antes no nos relacionábamos, simplemente porque a los gringos y sus esbirros nacionales les parecía "inconveniente".

En Sudamerica existe un nuevo sistema de intercambio comercial, de semi-trueque o compensación, por el cual los exportadores de cada país pueden recibir de los otros países mercadería en canje, y la diferencia, de ser el caso, en dinero. De esa manera cada país conserva la mayor cantidad posible de dólares dentro de su territorio, manteniendo su liquidez para los negocios fuera del continente.

Bueno, las cosas están así por acá.

Hay mucho por hacer, pero estamos en la ruta. Al menos una ruta propia.

ENSPO dijo...

Valiosísima aportacíón la suya. Tan valiosa, que le pido permiso para incluirla en el cuerpo central de un post que continuará la serie sobre "Milton Friedman y la ideología oligárquica" cuando concluyan las elecciones locales y dejemos de centrarnos en la crítica al partido oligárquico que aquí gobierna.

Anónimo dijo...

Muy interesante lo que pasa en Ecuador, ya vemos como siendo vecinos (yo soy colombiano) acá nos llega todo tergiversado y mutado en el modelo destructivo de siempre. Mientras sucede eso en Ecuador, en Colombia con el gobierno de Uribe Velez se vivió todo lo contrario, privatización de las empresas del estado, recorte en los recursos de educación y salud y un largo etcétera que es hasta doloroso decirlo.

Saludos, como siempre un excelente texto.

Unknown dijo...

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